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A LOS SACERDOTES, HIJOS PREDILECTOS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN.

(Los sacerdotes que están enfermos porque han caído bajo el dominio de Satanás) ayudadles, sin juzgarlos jamás. Amadlos siempre. No los condenéis, no toca a vosotros hacer esto. Amadlos con vuestro sufrimiento, con vuestro testimonio, con vuestro buen ejemplo.

SED SÓLO SACERDOTES MÍOS; SED SOLO SACERDOTES DE ORACIÓN.

Ante el Padre-Omnipotente es solo el momento presente el que cuenta: no el pasado, ni el futuro, porque este no es aún el tiempo para vosotros.

Vuestro sufrimiento, hijos, sirve ya para la purificación de la Tierra. Mas nada sirve tanto para el triunfo de mi Corazón Inmaculado como un Corazón Sacerdotal que sufre. En vosotros, hijos, es Jesús quien continúa su misión purificadora.

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