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A MIS SACERDOTES. (Concepción Cabrera de Armida).


Todo lo hago bien; y si castigo, es para perdonar; y si martirizo, es para coronar.


Como he dicho, mis castigos y mis pruebas son misericordia.
Solo obligado por el pecador, castigo en la otra vida; aqui hasta mis castigos aparentes son bondades y mis pruebas, caridad ardentísima.


Les dí ejemplo (a los sacerdotes), sobre todo de mi inmenso amor al Padre, de mi reverencia al Padre, de mi sumisión al Padre, y les hice ver al Padre en Mí, y nada hice delante de ellos que no lo refiriera a mi Padre Amado.


Los Sacerdotes deben ser y parecer lo que son. Por más que predique con los labios y que aconseje un Sacerdote indigno, si no concuerdan con todo eso sus obras, es letra muerta en las almas, no tendrán  virtud ni eficacia sus palabras, porque no estaré Yo en ellas.

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