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POESÍAS DE SANTA TERESA DE ÁVILA.

NADA TE TURBE

Nada te turbe, 
nada te espante, 
todo se pasa, 
Dios no se muda;
la paciencia 
todo lo alcanza; 
quien a Dios tiene 
nada le falta:
Sólo Dios basta. 

Eleva tu pensamiento, 
al cielo sube, 
por nada te acongojes, 
nada te turbe. 

A Jesucristo sigue 
con pecho grande, 
y, venga lo que venga, 
nada te espante. 

¿Ves la gloria del mundo? 
Es gloria vana; 
nada tiene de estable, 
todo se pasa. Aspira a lo celeste,
que siempre dura;


fiel y rico en promesas, 
Dios no se muda. 

Ámala cual merece 
bondad inmensa; 
pero no hay amor fino 
sin la paciencia. 

Confianza y fe viva 
mantenga el alma, 
que quien cree y espera 
todo lo alcanza. 

Del infierno acosado 
aunque se viere, 
burlará sus furores 
quien a Dios tiene. 

Vénganle desamparos, 
cruces, desgracias; 
siendo Dios tu tesoro 
nada te falta. Id, pues, bienes del mundo; 
id dichas vanas; 
aunque todo lo pierda, 
sólo Dios basta.




VUESTRA SOY

Vuestra soy, para Vos nací,
¿Qué mandáis hacer de mí? 

Soberana Majestad,
Eterna sabiduría,
Bondad buena al alma mía;
Dios, alteza, un ser, bondad,
La gran vileza mirad,
Que hoy os canta amor así.
¿Qué mandáis hacer de mí? 

Vuestra soy, pues me criastes,
Vuestra, pues me redimistes,
Vuestra, pues que me sufristes,
Vuestra, pues que me llamastes,
Vuestra, porque me esperastes,
Vuestra, pues no me perdí.
¿Qué mandáis hacer de mí? 

¿Qué mandáis, pues, buen Señor, 
Que haga tan vil criado? 
¿Cuál oficio le habéis dado 
A este esclavo pecador? 
Veisme aquí, mi dulce Amor, 
Amor dulce, veisme aquí, 
¿Qué mandáis hacer de mí? 

Veis aquí mi corazón,
Yo le pongo en vuestra palma,
Mi cuerpo, mi vida y alma,
Mis entrañas y afición;
Dulce Esposo y redención
Pues por vuestra me ofrecí.
¿Qué mandáis hacer de mí? 

Dadme muerte, dadme vida:
Dad salud o enfermedad,
Honra o deshonra me dad,
Dadme guerra o paz crecida,
Flaqueza o fuerza cumplida,
Que a todo digo que sí.
¿Qué queréis hacer de mí? 

Dadme riqueza o pobreza,
Dad consuelo o desconsuelo,
Dadme alegría o tristeza,
Dadme infierno, o dadme cielo,
Vida dulce, sol sin velo,
Pues del todo me rendí.
¿Qué mandáis hacer de mí? 

Si queréis, dadme oración,
Sí no, dadme sequedad,
Si abundancia y devoción,
Y si no esterilidad.
Soberana Majestad,
Sólo hallo paz aquí,
¿Qué mandáis hacer de mí? 

Dadme, pues, sabiduría,
O por amor, ignorancia,
Dadme años de abundancia,
O de hambre y carestía;
Dad tiniebla o claro día
Revolvedme aquí o allí
¿Qué mandáis hacer de mí? 

Si queréis que esté holgando,
Quiero por amor holgar.
Si me mandáis trabajar,
Morir quiero trabajando.
Decid, ¿dónde, cómo y cuándo?
Decid, dulce Amor, decid.
¿Qué mandáis hacer de mí? 

Dadme Calvario o Tabor,
Desierto o tierra abundosa,
Sea Job en el dolor,
O Juan que al pecho reposa;
Sea' viña frutuosa
O estéril, si cumple así.
¿Qué mandáis hacer de mí? 

Sea Josef puesto en cadenas,
O de Egito Adelantado,
O David sufriendo penas,
O ya David encumbrado,
Sea Jonás anegado,
O libertado de allí,
¿Qué mandáis hacer de mí? 

Esté callando o hablando,
Haga fruto o no le haga,
Muéstreme la Ley mi llaga,
Goce de Evangelio blando;
Esté penando o gozando,
Sólo Vos en mí viví,
¿Qué mandáis hacer de mí? 

Vuestra soy, para Vos nací 
¿Qué mandáis hacer de mí?



Santa Teresa de Jesús

Reformadora del Carmelo, Madre de las Carmelitas Descalzas y de los Carmelitas Descalzos; "mater spiritualium" (título debajo de su estatua en la basílica vaticana); patrona de los escritores católicos y Doctora de la Iglesia (1970): La primera mujer, que junto a Santa Catalina de Sena recibe este título. 

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