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LOS MÁRTIRES DE BARBASTRO (PARTE 2) - CONTEXTO HISTÓRICO



Contexto histórico


La ciudad de Barbastro

Ciudad antiquísima. Durante la dominación romana fue tomada primero por el cónsul Porcio Catón; posteriormente fue asaltada por los partidarios de Sexto Pompeyo.

En tiempo de la dominación árabe Barbastro fue una ciudad importantísima, según se desprende de lo escrito en el siglo XI por el historiador musulmán Ibn Hayyan, que se dolía de la toma de la ciudad por las tropas de los cristianos. El día 18 de octubre de 1100 fue conquistada definitivamente por el rey Pedro I. A partir de entonces se convirtió en una de las ciudades más importantes del naciente reino de Aragón. En distintas ocasiones Barbastro celebró Cortes por ser ciudad Infanzona, Cortes convocadas por Pedro II el año 1126 y durante el reinado de Felipe IV el año 1626.

En el siglo XIX sufrió las consecuencias de la guerra de la Independencia al ser invadida por las tropas napoleónicas.

En la actualidad Barbastro es capital de la Comarca del Somontano Oriental de la provincia de Huesca, de cuya ciudad dista 50 Km. Es cabeza de Partido Judicial, Sede Episcopal desde el siglo XII, y Centro Asociado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Por el número de habitantes, Barbastro es la segunda ciudad de la provincia de Huesca, con cerca de 20.000 personas. Posee una altitud de 341 metros sobre el nivel del mar. Por estar anclada en la zona subpirenaica su clima es mediterráneo continental con una temperatura media de 13’8 grados y una pluviometría de alrededor de 500 mm.

La ciudad está atravesada por el río Vero, que desciende desde el valle de Benasque. De él derivan varias acequias de regadío. Fuera del término municipal discurre el río Cinca, que tiene su nacimiento en las faldas del macizo del Monte Perdido. Desde la ciudad de Barbastro se pueden seguir varias rutas turísticas de gran belleza paisajística y de reconocido valor ecológico: la ruta del Noroeste o del río Vero, con Alquézar como ciudad principal. La ruta Sur hacia Sijena, Monzón y Castejón del Puente. La ruta del río Cinca hacia las grandes cumbres pirenaicas. La ruta de Isábena y Ribagorza, lindantes con Cataluña. La ruta del río Ésera, que conduce hasta la frontera francesa pasando por Graus y Benasque. La ruta del río Ara, que pasa por Boltaña, Broto, Torla y Parque Nacional de Ordesa.

MONUMENTOS E IGLESIAS:

CATEDRAL La catedral es el monumento más excelente de Barbastro. Fue levantado sobre la mezquita mayor de la Ciudad. Primero fue colegiata. Su construcción actual dio comienzo el año 1517. Se abrió al culto en 1533. Por su estilo sintetiza las dos tendencias que dominan el pensamiento arquitectónico de los siglos XV y XVI, en el intento de aunar la sublime elevación del gótico, con el retorno al pragmatismo de las fórmulas clásicas grecorromanas. Del mobiliario interior merece mención particular el gran retablo mayor, cuyo basamento en alabastro fue trabajado en el taller de Damián Forment (1560).

La torre exagonal está separada del conjunto catedralicio. Existen varias versiones sobre su origen: una antigua torre romana o un minarete de la antigua mezquita.
El palacio episcopal fue construido a finales del siglo XVI y comienzos del XVII, según el estilo propio de Aragón: con alero y logia superior. En su interior ha sido instalado el Museo diocesano. Contiene pinturas de los siglos XII al XVI, vírgenes románicas y góticas, así como pintura mural.

CASA MUNICIPAL DE LA CULTURA

La Casa Municipal de la Cultura se halla edificada sobre el solar que antes ocupara el Palacio de los Argensola, donde según la tradición nacieron los hermanos Lupercio y Bartolomé Argensola. Es un ejemplar magnífico de casa solariega aragonesa del Renacimiento.

MONASTERIO DEL PUEYO

A 5 Km. de la Ciudad se yergue majestuoso el monasterio de Nuestra Señora del Pueyo, patrona de Barbastro y de los pueblos de la zona del Somontano. Está construido sobre un cerro de 602 metros de altura. Los orígenes del santuario se remontan al año 1104. Anteriormente fue fortaleza y castillo, empleado primero por los musulmanes, y después por los cristianos.

El monasterio fue rescatado para Barbastro en la subasta desamortizadora del año 1834. A finales de ese siglo se instalaron en el santuario los monjes Benedictinos para atender el culto y cuidar los edificios y el patrimonio del monasterio. Permanecieron hasta el año1962, en que se hicieron cargo del mismo los religiosos Claretianos. Estos han permanecido en el monasterio hasta septiembre del año 2009. El Pueyo es un magnífico balcón del Somontano y un mirador desde donde se divisan algunas de las más importantes cimas del Pirineo. Este santuario es un lugar de peregrinación de las gentes de Barbastro y de los pueblos limítrofes. Para los seminaristas claretianos de Barbastro el Pueyo fue siempre un lugar muy familiar, por la frecuencia con que lo visitaban.

PERSONAJES HISTÓRICOS:

SAN RAMÓN, OBISPO DE BARBASTRO

Es originario de Durban, diócesis de Toulouse. Fue nombrado obispo de Roda de Isábena (1104), y posteriormente de Barbastro, al quedar absorbida la diócesis de Roda en la de Barbastro. El obispo Ramón acompañó al rey Alfonso I el Batallador en la batalla de Cutanda (Teruel). Derrotaron al ejército musulmán que acudía en socorro de la sitiada ciudad de Zaragoza. En otra ocasión le acompañó en la expedición a Andalucía. Falleció el 21 de junio de 1126 en la ciudad de Huesca.

La diócesis de Barbastro fue anexionada a la de Huesca el año 1151. Esta situación duró hasta el año 1571, en que el Papa Pío V, cediendo a la petición de Felipe II, la restituyó a Barbastro.

A raíz del Concordato de 1851, Barbastro perdió la sede episcopal. En 1897 se comenzó a nombrar obispos con el título de Administradores Apostólicos. Por último, el año 1950 fue convertida de nuevo en obispado residencial.

El día 17 de septiembre de 1995 se creó la nueva diócesis de Barbastro – Monzón, quedando integradas en la misma las parroquias de la Franja oriental de Huesca que habían estado hasta entonces bajo la jurisdicción del Obispo de Lérida. Ambas ciudades, Barbastro y Monzón, comparten la sede episcopal y están dotadas de Iglesia catedral.

LOS HERMANOS LUPERCIO Y BARTOLOMÉ LEONARDO ARGENSOLA

Ambos nacieron en Barbastro: Lupercio el año 1559 y Bartolomé el año 1562. Sus padres se trasladaron a vivir a Zaragoza el año 1580. Los dos hermanos asistieron a las clases de la recién fundada Universidad de Zaragoza.

Junto con Marcial y Prudencio constituyen lo mejor de la poesía aragonesa. Los Argensola pertenecen por edad a la generación poética de 11560, en la que están incluidos Góngora y Lope de Vega. Sin embargo, los dos poetas barbastrenses permanecieron fieles a los cánones estéticos renacentistas. Los dos hermanos fueron educados en la tradición poética clásica: Horacio y Juvenal, de los que adquirieron el gusto por la sobriedad, la medida y la proporción al didactismo filosófico, moral y religioso. Los dos hermanos han dejado para la posteridad composiciones poéticas cargadas de sentido moral. Lupercio alaba la aurea mediocritas horaciana en la Epístola a don Juan de Albión, y Bartolomé alcanza la perfección poética en este soneto lleno de de honda sensibilidad religiosa y moral, fiel reflejo al mismo tiempo de su raíz senequista:

«Dime, Padre común, pues eres justo,
¿por qué ha de permitir tu providencia,
que, arrastrando prisiones la inocencia,
suba la fraude a tribunal augusto?

¿Quién da fuerza al brazo,
que robusto hace a las leyes firme resistencia,
y que el cielo, que más la reverencia
gima a los pies del vencedor injusto?

Vemos que vibran victoriosas palmas
manos inicuas, la virtud gimiendo
del triunfo en el injusto regocijo.
Eso decía yo, cuando, riendo,
celestial ninfa apareció, y me dijo:
¡Ciego!, ¿es la tierra el centro de las almas?»

En su conocido soneto «Yo os quiero confesar, don Juan, primero» algunos han visto relación con la nueva ciencia de Galileo:

«Mas, ¿qué mucho que yo perdido ande
por un engaño tal, pues que sabemos
que nos engaña así la naturaleza?

Porque ese cielo azul que todos vemos
ni es cielo ni azul. ¡Lástima grande
que no fuera verdad tanta belleza!»

SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER Y ALBÁS (1902-1975)

Fundador del Instituto Secular Opus Dei, cuya acción religiosa y cultural está presente en todo el mundo. Es uno de los aragoneses más universales de este siglo, si no por sus escritos, sí por la cantidad de Universidades, Colegios, Institutos, Residencias, Templos, Editoriales, Revistas dependientes del Opus Dei.

La construcción del gran santuario de Torreciudad, junto al pantano de El Grado, fue promovida por el propio Escrivá de Balaguer, de cuya imagen de la Virgen era ferviente devoto. En este espacioso y pintoresco lugar se dan cita los simpatizantes de la Obra para celebrar eventos religiosos y culturales.


Información

Los Misioneros claretianos en Barbastro

Las primeras comunidades de Misioneros del Corazón de María que se formaron en Aragón estuvieron ubicadas en las ciudades de Jaca y Huesca. Debido a los avatares de de la Revolución septembrina de 1868, ambas comunidades fueron disueltas. La buena impresión que causaron aquellos primeros Misioneros entre los sacerdotes y seminaristas de la región fue el origen de que varios de ellos pidieran ingresar en el nuevo Instituto misionero. Dos de estos misioneros aragoneses evangelizaron en Chile: el padre Pablo Vallier y el Venerable padre Mariano Avellana, natural de Almudévar, diócesis de Huesca. Coincidiendo con la Restauración de la Monarquía alfonsina, se fundó una nueva comunidad en la ciudad de Barbastro (1876), esta vez con más éxito. Los Misioneros se instalaron en un antiguo palacio condal, que fueron remodelando y ampliando a lo largo de los años. De ahí viene el nombre de “calle Conde”, con el que todavía hoy es conocida la calle de los Misioneros. Está encajonada en el Barrio de San Hipólito, uno de los más antiguos de la ciudad.

En la esquina de la calle Conde con la de Joaquín Costa, los propios Misioneros construyeron una pequeña iglesia dedicada al Corazón de María (1888). Está adosada al antiguo palacio condal, convertido en residencia de los Misioneros y colegio de postulantes. Se denominaba así a los adolescentes que estudiaban ahí las Humanidades clásicas durante dos años, antes de ingresar en el noviciado de Vic (Barcelona). La predicación y la formación de los futuros misioneros eran las dos actividades principales de los Misioneros de Barbastro hasta 1934, año en que se produjo un cambio de orientación: los postulantes fueron traslados al colegio de Cervera (Lérida) y los estudiantes de teología, que hasta entonces residían en Cervera, ocuparon su lugar en el colegio de Barbastro.

Este cambio vino obligado por las circunstancias políticas: los seminaristas estaban obligados a realizar el servicio militar, como los demás jóvenes de su edad. Los superiores pensaron que Barbastro reunía las condiciones necesarias para que los seminaristas claretianos pudieran aprender lo esencial del servicio militar antes de incorporarse a filas. Contaban para ello con la orientación y la ayuda de algunos oficiales del cuartel “General Ricardos” de la ciudad. Sobre la arena del coso taurino de la ciudad, los seminaristas aprendían a desfilar y a portar las armas. Por otra parte, Barbastro era considerada una ciudad segura desde el punto de vista social y militar. El día 18 de julio de 1936, la comunidad estaba constituida por 60 individuos: 9 sacerdotes, 39 estudiantes de teología (dos de ellos argentinos) y 12 hermanos coadjutores. Todos, menos los dos argentinos y 7 hermanos coadjutores, excluidos por ancianos, fueron martirizados.

Mes de julio de 1936

AMBIENTE REVOLUCIONARIO EN LA CIUDAD

Ni la Monarquía, ni la Dictadura de Primo de Rivera ni la República resolvieron el agudo problema social que padecía la clase trabajadora en España. El estamento mayoritario de la población lo componían los obreros de las fábricas y los jornaleros del campo, que vivían a expensas del patrón que quisiera contratarlos cada día.

La implantación de la República suscitó grandes esperanzas entre la gente más desesperanzada. Los dirigentes republicanos, por su parte, se perdieron en guerras ideológicas innecesarias, y olvidaron emprender las reformas sociales, que era lo que urgía y la gente esperaba. No es de extrañar, por tanto, que la mayoría de estas personas que se sintieron defraudadas por la República, volvieran sus ojos hacia el movimiento anarquista.

Escribe Campo Villegas que: «La república del 31, después de una exaltación de reivindicaciones atropelladas, ya no les decía nada, porque ellos, los ácratas nada esperaban de las reformas “azañistas”, ni de los socialistas y republicanos de corbata, y se preparaban, broncos, para su “revolución”, para el utópico “comunismo libertario” para la “autogestión”. El anarquismo barbastrense extendía sus ramificaciones por todos los pueblos de la comarca, y se había infiltrado en sectores estratégico, como el Ejército.
Para los anarquistas, la religión pertenecía a una de esas antiguayas que, junto con la Monarquía y el Estado burgués, debían ser segadas de raíz. El anticlericalismo español estaba profundamente enraizado entre la gente de los partidos de izquierda, quienes se encargaban de alimentarlo a través de la prensa y en sus locales de reunión.

Aún estaba presente el recuerdo de la Semana Trágica de Barcelona (última semana del mes de julio de 1909), que constituyó un salto cualitativo en el crecimiento y configuración del anticlericalismo español. Se aprovechó la guerra de Marruecos para dirigir las iras revolucionarias con las iglesias y los frailes.

La Segunda República se inició con la “quema de conventos” (11 de mayo de 1931). Progresivamente se fueron aprobando en el Parlamento decretos que iban directamente contra los valores defendidos por los católicos. La culminación de este proceso fue la aprobación de la Ley de Confesiones y Congregaciones religiosas (2 de junio de 1933), en la que aparecen éstas como unas instituciones peligrosas para la seguridad del Estado.

Durante los dos años que estuvieron en el poder los partidos de derecha, no consiguieron rectificar el rumbo revolucionario que había tomado la República. Por su parte, los dirigentes de la izquierda, creyendo que peligraba la implantación del ideario revolucionario, intensificaron el anticlericalismo, presentando a la Iglesia como aliada del fascismo.

La revolución de Asturias (6 de octubre de 1934) alcanzó un elevado grado de violencia anticlerical, tanto en el Principado como en Cataluña. Fueron 33 los religiosos y sacerdotes ejecutados durante las jornadas revolucionarias de Asturias. Definitivamente, la idea revolucionaria estaba ligada a la desaparición de la Iglesia. Esto obligó a los católicos a organizarse para defender sus vidas y sus valores religiosos y patrióticos.

El día 7 de enero de 1936 quedaron disueltas las Cortes y se convocaron nuevas elecciones, las cuales tuvieron lugar el día 16 de febrero de ese año. Obtuvo la mayoría el Frente Popular, formado por una coalición de partidos de izquierda. La euforia que les causó la victoria se tradujo en huelgas, alteraciones del orden público, incendios y provocaciones de todo tipo. Se creó un clima de terror en el que la Iglesia fue el objetivo principal.

Así se llegó al 18 de julio de 1936. Bastó que un grupo de militares se sublevasen contra el Gobierno de la República, para que todo el odio contra la Iglesia, alimentado por los partidos de izquierda, explosionase de la manera más inhumana que recuerda la historia, provocando un verdadero “clericidio”.

LA POSIBILIDAD DE SER MÁRTIRES

En los escritos de varios seminaristas claretianos, anteriores a 1936, aparece con frecuencia la palabra “martirio”, como una posibilidad real de sus vidas. Eran conscientes de que la Iglesia estaba siendo perseguida ferozmente en México y en Rusia. En España, la sombra de la persecución se iba ensanchando y aproximando peligrosamente. Todos ellos eran conscientes de que su vida de sacerdote estaba expuesta a estos peligros. A pesar de ello, prefirieron continuar en el seminario. Ofrecemos un pequeño muestrario: Luis MASFERRER, escribe a su primo claretiano, Josep Vila, destinado a Méjico, desde el colegio de Solsona (1931): «Usted se va a Méjico, patria de muchos mártires, en donde no ha acabado aún la persecución religiosa, y su servidor me quedo en España; España que no es ya España sino Rusia. ¿Qué será de nosotros? … nos podrán matar, fusilar, descuartizar si quieren, pero su innoble fin no lo han de alcanzar. … Ahora, a Dios gracias, estamos todos muy animados y resueltos a ser fieles; pero si viene la dispersión, ¿quién sabe lo que sucederá?»

Ramón ILLA escribe desde Cervera a su tío Marcelino Salvia comentándole los sucesos antirreligiosos de Asturias (1934): - «Pero yo, ¿quiere que lo diga con franqueza?, no sé qué decir al ver frustrada tan bella ocasión de dar la vida por el Señor y de adquirir la palma del martirio. Yo me hubiera sentido mucho más feliz al pie de la palma del martirio que ahora al pie de la Universidad. ¡Oh, si algún día pudiéramos amar a Jesús y a su Iglesia, hasta la muerte por Él! Desde que vino la República lo voy pidiendo al señor. Bendito sea Él que no me quiere hacer caso»

Juan BAIXERAS escribe a su familia tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936: - «El domingo, día 23 de febrero parece que las izquierdas de Cervera preparaban una gran manifestación…. No pasó nada. Esto no significa que otro días las cosas no se presenten de otra forma, y entonces… … Mas en estos tiempos no sólo corremos peligro de muerte los religiosos, sino también los amenazados y, en general, la gente de orden; por lo tanto, por lo que pudiera suceder, convendría que estemos preparados tanto los unos como los otros. La conciencia bien limpia y tranquila».

Tomás Luis PUJADAS, profesor y superviviente: - «En general, ya desde la quema de conventos todos sabíamos que era muy arriesgado ser religioso, como una especia de pasaporte para el martirio…

FUENTE:            www.vocaciones.org.ar/

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