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EL VATICANO ULTIMA DOS GRANDES HITOS: EL AÑO DE LA FE Y EL SÍNODO DE OBISPOS.



El Papa va a impulsar la vida de la Iglesia con el Año de la Fe.

Los próximos días están llenos de grandes acontecimientos para la Iglesia católica. El domingo, día 7 de octubre, el Papa inaugurará el sínodo sobre la Nueva Evangelización para la transmisión de la fe. (Un sínodo es una asamblea de prelados de diversas partes del mundo convocados por el Papa para reflexionar sobre las actividades de la Iglesia. El sínodo terminará el 28 de octubre de 2012). El domingo día 7 de octubre el Papa también nombrará doctores de la Iglesia a San Juan de Ávila y a Santa Hildegarda de Bingen. Finalmente, y sobre todo, el día 11 de octubre comenzará el Año de la Fe.

El Santo Padre ha elegido la fecha del 11 de octubre de 2012 para abrir elAño de la Fe porque en esa jornada confluyen dos hechos sobresalientes: el 50.º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y el 20.º aniversario de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica. ElAño de la Fe será clausurado el 24 de noviembre de 2013, en la solemnidad de Cristo Rey.

En la carta apostólica Porta Fidei, de 11.10.2011, con la que Benedicto XVI convocaba el Año de la Fe, el Sumo Pontífice invitaba a «redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada». Es el mismo objetivo de la Nueva Evangelización: una llamada a cada católico para que profundice en la propia fe, actúe en consecuencia y la transmita a los demás.
«Un desequilibrio imperdonable»

Benedicto XVI sostiene en la misma Porta Fidei: «Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas». Por eso, el Papa invita a una «auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo».

El Papa recuerda que hay creyentes que sobresalen en los diversos ámbitos de la ciencia, pero tienen «un débil e insuficiente conocimiento de los contenidos de la fe». Se trata de un «desequilibrio imperdonable que no permite crecer en la identidad personal y que impide saber dar razón de la elección realizada».

Sobre el Concilio Vaticano II, el Papa subraya que sus textos «no pierden su valor ni su esplendor. Es necesario leerlos de manera apropiada y que sean conocidos y asimilados como textos cualificados y normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia». Esto puede ser válido también para «muchas personas en nuestro contexto cultural» que «buscan con sinceridad el sentido último y la verdad definitiva de su existencia y del mundo». Esta búsqueda es un auténtico «preámbulo» de la fe, «porque lleva a las personas por el camino que conduce al misterio de Dios».

Para acceder a un conocimiento sistemático del contenido de la fe, «todos pueden encontrar en el Catecismo de la Iglesia Católica un subsidio precioso e indispensable. Es uno de los frutos más importantes del Concilio Vaticano II». 

FUENTE: Abc.es

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