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SANTO TOMÁS DE AQUINO Y EL CONCILIO VATICANO II: DOS MIRADAS CONTRAPUESTAS SOBRE LOS MUSULMANES.




Santo Tomás de Aquino, Summa contra Gentiles, L. I c. VI:

Siguieron, en cambio, un camino contrario los fundadores de sectas falsas, como Mahoma, que sedujo a los pueblos con la promesa de deleites carnales, a cuyo deseo los incita la concupiscencia de la carne.

No presentó más testimonios de verdad que los que fácilmente y por cualquier mediocre pueden ser conocidos con sola la capacidad natural. Introdujo entre lo verdadero muchas fábulas y falsísimas doctrinas. No adujo prodigios sobrenaturales, único testimonio adecuado de inspiración divina, ya que las obras sensibles que no pueden ser más que divinas manifiestan que el maestro de la verdad está invisiblemente inspirado.

En cambio, afirmó que era enviado por las armas, señales que no faltan a los ladrones y tiranos.

Más aún, ya desde el principio no le creyeron algunos hombres sabios, conocedores de las cosas divinas y humanas, sino gente incivilizada que moraba en el desierto, ignorantes totalmente de lo divino, con cuyas huestes obligó a otros, por la violencia de las armas, a admitir su ley. Ningún oráculo divino de los profetas que le precedieron da testimonio de él; antes bien, desfigura totalmente la enseñanza del Antiguo y del Nuevo Testamento, haciendo un relato fabuloso, como se ve en sus escritos.

Por esto, prohibió astutamente a sus secuaces la lectura de los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, para que no fueran convencidos por ellos de su falsedad. Y así, es evidente que quienes se adhieren a su palabra creen a la ligera”



Vaticano II, Declaración Nostra Aetate sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, número 3:

“La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres, a cuyos ocultos designios procuran someterse con toda el alma como se sometió a Dios Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia. Veneran a Jesús como profeta, aunque no lo reconocen como Dios; honran a María, su Madre virginal, y a veces también la invocan devotamente. Esperan, además, el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados.

Por ello, aprecian además el día del juicio, cuando Dios remunerará a todos los hombres resucitados. Por tanto, aprecian la vida moral, y honran a Dios sobre todo con la oración, las limosnas y el ayuno.

Si en el transcurso de los siglos surgieron no pocas desavenencias y enemistades entre cristianos y musulmanes, el Sagrado Concilio exhorta a todos a que, olvidando lo pasado, procuren y promuevan unidos la justicia social, los bienes morales, la paz y la libertad para todos los hombres.”


FUENTE: veritasliberavitvos.wordpress.com

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