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ROSARIO POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO




Rosario

Señal de la Cruz
V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio…

*Símbolo de los Apóstoles*

Por las intenciones del Santo Padre:

Padre Nuestro, Ave María… (x3), Gloria al Padre…
• Antes de cada decena rogamos por el asunto del Misterio particular (Señor Jesucristo…)
• En lugar de acabar las decenas con Gloria al Padre… rogamos “Dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz perpetua.”

Rezamos las decenas así: 

• Ave Maria… (x10)
• Dales, Señor, descanso eterno y brille para ellas la luz perpetua.
• (Oración de Fátima:) O Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del Infierno. Lleva al Cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de tu misericordia.

Los Misterios Dolorosos

a) La Agonía en Getsemaní
Señor Jesucristo, por el sudor de sangre que derramaste en el Huerto de los Olivos, te pedimos que tengas misericordia de las benditas Almas del Purgatorio. Líbralas del temor y del dolor y consuélalas con tu consuelo divino.

b) La Flagelación
Señor Jesucristo, por la flagelación dolorosa que soportaste con paciencia te pedimos que tengas misericordia de las benditas Almas del Purgatorio. Retira de ellas tu cólera y dales el descanso eterno.

c) La Corona de Espinas
Señor Jesucristo, por la coronación dolorosa que soportaste con paciencia por nuestros pecados, te pedimos que tengas misericordia de las Almas del Purgatorio y dales la corona de la felicidad eterna.

d) Jesús con la Cruz a cuestas
Señor Jesucristo, por el peso doloroso de la cruz que cargaste con tanta paciencia por nosotros pecadores, te pedimos que tengas misericordia de las Almas del Purgatorio. Líbralas del gran peso del sufrimiento y llévalas a la paz eterna.

e) La Crucifixión de Jesús
Señor Jesucristo, por la Crucifixión dolorosa que sufriste con tanta paciencia por nuestros pecados, te pedimos que tengas misericordia de las benditas Almas del Purgatorio. Vuelva hacia ellas tu divino rostro para que gocen contigo hoy día de las alegrías del paraíso.


Después del quinto Misterio rezamos:

Señor Jesucristo, por tus cinco Llagas Santas y por tu Sangre tan preciosa que derramaste, te pedimos por las benditas Almas del Purgatorio y en particular por nuestros padres, esposos, familiares, guías espirituales y bienhechores. Sana sus dolorosas heridas y haz que gocen y participen plenamente de la Salvación. Amén.
Maria, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen.


La Salve:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.


Oremos
Oh Dios, cuyo Unigénito Hijo con su vida, muerte y resurrección, nos consiguió los premios de la vida eterna, te rogamos nos concedas que, meditando estos misterios en el sacratísimo Rosario de la Bienaventurada Virgen María, imitemos lo que contienen y
alcancemos lo que prometen. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Acuérdate, ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu auxilio haya sido abandonado de Ti. Animado con esta confianza, a Ti también yo acudo, y me atrevo a implorarte a pesar del peso de mis pecados. ¡Oh Madre del Verbo!, no desatiendas mis súplicas, antes bien acógelas benignamente.
Amén.

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.


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