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EL DIABLO HOY ¡APÁRTATE SATANÁS! - PARTE 12-


Capítulo XII.- Somos más fuertes

Algunas semanas después del clamoroso discurso del Papa Pablo VI sobre la acción del demonio en el mundo contemporáneo y en la Iglesia, L´Osservatore Romano publicó una selección de artículos sobre demonología (17 de diciembre de 1972). Uno de los colaboradores, el profesor Seattle, resumía así su pensamiento: "Sí, por su astucia y por su poder, el demonio supera los límites de la naturaleza humana, no puede vencer a Cristo, nuestro hermano y nuestro Señor. Y tampoco nos puede vencer, en la medida en que estemos unidos a Cristo".

Los maestros espirituales insisten en ese punto: inferiores al diablo si contamos sólo con nuestras fuerzas naturales, somos decididamente superiores si estamos unidos a Cristo. "El alma que está unido a Dios -afirma San Juan de la Cruz- el demonio la teme como teme a Dios mismo".

Santa Teresa de Jesús confiesa, por su parte, que unida a Dios, no temía al demonio más que a una mosca o a una hormiga.

Así, San Pedro nos presenta al demonio como un león rugiente (1 P 5, 8) y Santa Teresa de Jesús como una mosca inofensiva. ¿Contradicción? ¿Evolución del pensamiento cristiano que, con el progreso de las ciencias, desmitificaría al diablo y se despediría de él según el título de un folleto (Abschied vom Teufel)? El autor fue objeto de una advertencia del Santo Oficio que le recordó los documentos del Magisterio sobre la existencia de los demonios.

No, no hay contradicción. Se trata de dos aspectos complementarios. Con el diablo sucede lo mismo que con el gigante Goliat. Según los mirasen los ojos de los Israelitas aterrados por su prestancia, o los ojos del joven David, que confiaba en el Dios de Israel, el gigante aparecía como un león sanguinario o como una mosca inofensiva.


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