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MIL MÁXIMAS DE DON BOSCO - ENTREGA 10 -


MIL MÁXIMAS DE DON BOSCO




MISA

574 Desde por la mañana al oír la Misa, ofreced a Dios las ocupaciones del día y en particular las confesiones, las clases, los catecismos y los sermones. (Recuerdos a los primeros cristianos).

575 Póngase en práctica el consejo del Concilio de Trento: Cada vez que asistimos a la Santa Misa, procuremos estar en tal estado, que nos permita acercarnos a la santa Comunión, para que de esta manera participemos más del fruto de este augusto Sacrificio. (VI, 1071).

576 Tened gran empeño en asistir bien a la Santa Misa, y cada uno propóngase promover la devota participación a ella. La Santa Misa es el mejor medio para aplacar la ira de Dios y alejar de nosotros sus castigos. (VI, 
1071).

577 Incúlquese con constancia a los jóvenes, que aprendan bien las palabras rituales de la Santa Misa y las pronuncien devotamente para no caer en el defecto de decirlas rutinariamente y con precipitación. (VII, 87).

578 El tiempo más propicio para implorar gracias del Señor es la elevación de la Hostia y del Cáliz en la Santa Misa.

579 La comunión frecuente y la Misa cotidiana son las columnas que deben sostener un edificio educativo. (III, 355).

580 De ser posible asístase todos los días a la Santa Misa, recordando aquellas palabras de San Agustín: Que no morirá de mala muerte, quien asista devotamente y con asiduidad a la Santa Misa. (IV, 454).

581 La manera más fructuosa de participar en la Santa Misa consiste en dividirla en tres letras "P"; Una "P" roja, otra "P" negra y la tercera "P" blanca: La "P" roja significa la Pasión de Nuestro Señor, que se medita hasta la elevación; la "P" negra significa nuestros pecados que fueron causantes de la Pasión del Salvador, y que se ofrece hasta el momento de la Comunión; la "P" blanca simboliza nuestros propósitos de enmienda. ("Buenas noches" de Don Bosco).

582 La Santa Misa impide cualquier triunfo del demonio. (X, 47).


MISIONEROS

583 Buscad almas, no dinero, ni dignidades. (Recuerdos a los primeros misioneros).

584 Amad, venerad y respetad a las demás ordenes Religiosas y hablad siempre bien de ellas. Este es el medio de ganaros la estima de todos y promover el bien de la Congregación. (Recuerdos a los primeros misioneros).

585 Para triunfar en las misiones se requieren: muchas oraciones, mucho sacrificio y mucho tiempo; el tiempo depende de Dios, el trabajo del misionero, pero las plegarias las debemos suministrar nosotros. (XVI, 195).

586 Al escoger entre los que deben ir a las misiones, hay que preferir siempre a los que son más seguros en la bella
virtud. (XIII, 499).

587 Si buscáis únicamente a Jesús y su cruz, si deseas verdaderamente sufrir por Él, ve a las misiones. (XVIII, 259).

588 Los misioneros abandonan la patria, los parientes y los amigos y sacrifican sus comodidades y su reposo, para hacerse apóstoles del Señor, benefactores y salvadores de aquellas gentes que todavía viven en la ignorancia y en la
barbarie. (XVIII, 786).

589 Los que desean verdaderamente gracias especiales de María Auxiliadora, que ayuden a las Misiones y tengan la seguridad de que las obtendrán. (XVIII, 477).

590 Una de las obras más dignas de encomio y de apoyo es la obra de las misiones entre la gente pagana. (XVIII, 785).


MUERTE

591 Trabajemos como si nunca tuviéramos que morir, y vivamos como si tuviésemos que desaparecer a cada instante. (VII, 484).

592 Nunca he oído que alguno haya estado contento a la hora de la muerte, del mal que hubiera cometido. (VII, 674).

593 A la hora de la muerte te arrepentirás de haber perdido tanto tiempo, sin ningún provecho para tu alma. (XI, 442).

594 Estad preparados y no confiéis en vuestra salud. (XVIII, 19).

595 Los asuntos del alma se arreglan con tiempo. ¿Quién sabe si te llegue a faltar?. (P.M. 17).

596 La muerte no espera a ninguno. (IX, 567).

597 Como es la vida, tal es la muerte. (IX, 567).

598 En el momento de la muerte se debe haber obrado y no pretender obrar entonces. (XI, 256).

599 En el momento de la muerte recogeremos cuanto hayamos sembrado durante la vida. (IX, 807).

600 El que quiera pasar bien su último instante en este mundo, viva cristianamente bien. (XI, 322).

601 Solamente aquellos que se comportan mal y no se acercan nunca o raramente a los Sacramentos, tienen que temer a la muerte. (XII, 247).

602 Hay que hacer todas las cosas de tal manera que en cualquier momento que nos llegue la muerte nos encuentre preparados. (XII, 608).

603 Quien bien obra en la vida, se encontrará tranquilo a la hora de la muerte. Como es la vida, así es la muerte. (XVIII, 864).

604 Si tuvieses que morir en este momento, ¿a dónde irías?. (BAC. 693).

605 Los que piensan poco en la muerte, cuando se acerca, tiemblan y sienten miedo. (II, 360).

606 Pensad al acostaros, si la muerte os sorprendiere durante esa noche, ¿qué sería de vuestra alma?. (II, 360).

607 A la hora de la muerte las cosas se juzgan de muy diverso punto de vista. (IV, 163).

608 En presencia de la muerte cesan las risas. (XVII, 178).

609 En el momento de la muerte, lo que más consuela es el bien que hubiéramos hecho y las demás cosas sólo nos causarán angustias. (XII, 426).

610 ¿Excusas?. ¿Habrá argumentos para tranquilizarte a la hora de la muerte?. (P.M. 46).

611 La muerte viene como ladrón. Inesperadamente. Luego, ¿estás preparado para la gran sorpresa?. (P.M.47).

612 Para decidir sobre la vocación es aconsejable imaginarse el momento de la muerte; ahí se ve lo que es realidad y lo que es vanidad. (XI, 509).

613 Las mejores decisiones se toman poniéndose en el momento de la muerte. (XI, 247).

614 La muerte para los buenos cristianos no es separación, sino ausencia temporal, para volverse a encontrar luego; así que, paciencia, si alguien nos precede. (XVII, 874).

615 No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, porque quien sabe si mañana ya no tengas tiempo. (IV, 439).

616 El ejercicio de la buena muerte consiste principalmente en hacer la confesión y comunión como si fueses la última de nuestra vida. (XI, 464).

617 Si el Oratorio va bien, debo atribuirlo especialmente al ejercicio de la buena muerte. (IV, 684).

618 El ejercicio de la buena muerte y la frecuente comunión, son la clave de todo. (XV, 28).

619 Observad las Reglas. No dejéis jamás de hacer el Ejercicio mensual de la Buena Muerte (Recuerdos a los primeros misioneros).

620 Además de las Reglas, obsérvese especialmente las prácticas de piedad e entre éstas, como recuerdo especial, deseo se haga bien el Ejercicio de la Buena Muerte. Os aseguro que siguiendo bien este ejercicio mensual, se puede estar tranquilo de la salvación del alma y tener la certeza de que está en el verdadero camino de salvación. (XII, 471).

621 Bienaventurado quien a la hora de la muerte tiene el consuelo de haber hecho buenas obras en la vida. (III, 18).

622 Hay dos posibilidades para el hombre después de su muerte: el infierno, donde se sufren toda 33 clase de males, y el Paraíso, donde se gozan todos los bienes. (BAC. 669).

623 Los tres enemigos del hombre son: la muerte (que lo sorprende); el tiempo (que huye); y el demonio que lo tienta con sus lazos. (V, 926).

624 Amigo mío, todo se paga y se consigue con el dinero, menos alejar la muerte que no se puede sobornar. (VIII, 36).

625 Ruega al ángel de la guarda, que te venga a consolar y a asistir en la hora de tu muerte. (II, 264).


OBEDIENCIA

626 No digáis nunca: "esto le corresponde a otro y no a mí". (BAC. 608).

627 En vez de hacer obras de penitencia, hacedlas de obediencia. (XIII, 89).

628 Es más grato a Dios tomar una bebida deliciosa por obediencia, que ayunar contra la obediencia. (XVII, 394).

629 En la práctica se encuentran casos en que al parecer sería mejor obrar diversamente de cuanto está establecido y mandado. Sin embargo no es así. Lo mejor es cumplir con la obediencia. (XVI, 895).

630 El medio más fácil y rápido para hacernos santos, es reconocer la voluntad de Dios, en lo que nos mandan los superiores y en verla también en todos los acontecimientos de la vida. (VII, 249).

631 Proponte seguir la voluntad de Dios, suceda lo que sucediere, aunque los mundanos desaprueben tal determinación. (BAC. 680).

632 Lo que hacen las abejas por instinto, hacedlo vosotros por obediencia. (BAC. 602).

633 El niño obediente puede llegar a ser santo. (BAC. 671).

634 Si tenéis la suerte de pertenecer a alguna Congregación o Compañía, procurad cumplir con su Reglamento. (BAC. 678).

635 Estad dispuestos siempre a hacer la voluntad de Dios. (VI, 114).

636 La clave del buen ejemplo es la obediencia. (X, 272).

637 Cuando veáis que un autor escribe mal del Papa, sabed que su libro no debe leerse. (VII, 220)

638 La obediencia bien observada es el alma de las congregaciones religiosas. (XII, 459).

639 Con la obediencia y el cumplimiento de vuestros deberes, especialmente de los que enseña la religión, os reportáis grandes beneficios. (La Casa de la Fortuna, Acto II, escena III).

640 No mandes cosas superiores a las fuerzas de los subalternos, o si prevees que no vas a ser obedecido. Evita la obediencia repugnante: secunda las inclinaciones de cada uno encomendándole de preferencia aquellos cargos que sean de s u competencia. (M. del Director. 188).

641 Todos cargamos con nuestra cruz, tanto el que manda como el que obedece. (BAC. 603).

642 ¿Queréis estar seguros de que lo que hacéis redunda a la mayor gloria de Dios?. Cumplid con todo lo que a lo largo del día se os ha señalado. (BAC. 608).

643 Dios que es el fin supremo de nuestro amor, disponga lo que quiera, pues, lo que Él hace es siempre mejor que todo lo que nosotros pudiéramos desear. (V, 518).

644 Haced lo que podáis; Dios suplirá lo que no alcancemos hacer nosotros. (V, 418).

645 Es profanar el voto de obediencia, comportarse como hacen algunos, que obedecen única-




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