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LA ESCALA ESPIRITUAL SAN CLÍMACO - PARTE 16


"LA ESCALERA DEL DIVINO ASCENSO"
DE SAN JUAN CLÍMACO



"Escala al Paraíso"
(Scala Paradisi, o Escala Espiritual)
Juan Clímaco.

Basada en la edición del Obispo Alejandro (Mileant)
Corrección e introducción: Rolando Castillo



Decimonoveno Escalón: de las Vigilias


1. Entre los que se hallan cerca de los reyes de la tierra, están aquellos que no tienen más cargo que el de asistirles como principales; otros en cambio tienen un oficio, como el de portar insignias, escudo o espada.

Grande es la diferencia que hay entre unos y otros, ya que los primeros suelen ser parientes del rey, en tanto los segundos son siervos y ministros de su casa. Esto ocurre en casa de los reyes terrenales.
Ahora veamos la manera de comportarnos, ante nuestro Dios y nuestro Rey, en las oraciones y ejercicios espirituales que se celebran en la tarde y en la media noche.

Algunos se desembarazan de todo lo mundano y elevan las manos a Dios en perfecta oración, otros cantan salmos, otros se aplican a la lectura; otros, a causa de su debilidad se aplican a algún trabajo manual para luchar contra el sueño, otros hay que meditan sobre la muerte procurando así alcanzar el arrepentimiento.

De todos estos, los primeros y los últimos velan perseverantemente la noche entera como amigos de Dios; los segundos hacen lo que conviene a la vida monástica; los terceros son los que están en el grado más bajo, ya que Dios estima los servicios de acuerdo a la intención y fervor con que se le ofrecen.

2. El ojo que vela purifica el alma, la abundancia de sueño la embota.

3. El monje que vela es enemigo de la lujuria, mas el dormilón es su compañero.

4. Las vigilias apagan el llamado de la carne y libran de los sueños. El monje que vela, con los ojos llenos de lágrimas, con el corazón atento y en guardia, que examina los pensamientos y mantiene la palabra divina al calor de la meditación, mortifica y doma las pasiones, frena la lengua y aleja de sí las imágenes inútiles y vanas.

5. El monje que vela es un pescador de pensamientos; en la tranquilidad de la noche puede fácilmente examinarlos y juzgarlos.

6. El monje que ama a Dios, cuando suena la campana que llama a la oración dice: "¡Alegría, alegría!"; mas el negligente dice: "¡Ay de mí! ¡Ay de mí!"

7. Los preparativos de la mesa muestra quiénes son los golosos; el ejercicio de la oración muestra quiénes son los amadores de Dios. Los primeros se regocijan a la vista de los manjares, los segundos se ensombrecen.

8. El mucho dormir causa el olvido, la vigilia purifica la memoria.

9. Los labradores recogen sus riquezas de las eras; los monjes recogen las suyas de las oraciones de la tarde y de la noche, y de los ejercicios espirituales.

10. El sueño prolongado es un pesado compañero que nos roba la mitad de la vida, y a veces más.

11. El mal monje está siempre desvelado por las conversaciones; pero cuando llega la hora de la oración sus ojos se cierran.

12. El monje inconstante se distingue en el hablar; más cuando llega la hora de la lectura no puede mantener abiertos los ojos.

13. Al son de la trompeta final resucitarán los muertos; cuando suenan las palabras ociosas despiertan los que dormían.

14. El tirano del sueño es amigo traicionero, porque cuando ya hartos de él, se retira, somos presas del hambre y la sed.

15. El nos sugiere llevar trabajo manual a la oración, es su forma de impedir orar a los que velan.

16. Es el primer enemigo de los principiantes: o para volverlos negligentes o para abrir paso al espíritu de la fornicación.

17. Mientras no estemos libres de este enemigo, no dejemos de cantar en compañía, ya que nos avergonzaría dormir ante otros. El perro es enemigo de la liebre, y el orgullo lo es del sueño.

18. Cuando la jornada finaliza el comerciante se sienta y cuenta sus beneficios; lo mismo hace el buen monje al terminar el oficio de los salmos.

19. Después de la oración vigila, y verás cuadrillas de demonios, que por haber sido combatidos en la oración, nos asaltan luego con pensamientos e imágenes. Vela, pues, a fin de reconocer a los que en un instante nos pueden robar lo ganado en mucho tiempo. Así es como hacen andar a los monjes cual cangrejos, ya hacia adelante, ya hacia atrás.

20. Puede suceder que aún en sueños repitamos por costumbre los versos de los salmos; pero también es posible que los mismos demonios los provoquen, para que nos enorgullezcamos. Hay un tercer tipo de sueño, que yo no mencionaría si no me viera compelido a ello: el alma que medita continuamente la palabra del Señor, también en sueños la ejercita. Es una recompensa ya que evita imágenes y malos sueños.


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