Mensajes de Nuestro Señor
Jesucristo a sus hijos predilectos.
Jesucristo a sus hijos predilectos.
XCV
VÍCTIMAS EN FAVOR DE LOS SACERDOTES
“En estas confidencias mis sacerdotes encontrarán muchos
puntos para desarrollarlos; podrán aprovecharse de muchas ideas, de muchos
consejos extensivos a las almas; porque lo Mío no se concreta a las palabras,
sino que se amplía, y esas palabras tienen la virtud de acomodarse a las
necesidades generales a la vez que particulares de las almas. Mis palabras
obran, no son muertas sino vivas y llenas de savia divina, que activan la
circulación del alma y penetran hasta lo muy hondo, engendran las virtudes y
fecundan los Dones.
Y esto pretendo en estas confidencias; que si han sido y son
un desahogo para mi Corazón amargado, llevan también el fin de llegar al fondo
de las almas sacerdotales, a las fibras más íntimas y secretas de sus
corazones, para conmoverlos, no a lo humano solamente, sino a lo divino que es
lo que perdura, lo que no se evapora, lo que opera las íntimas
transformaciones, fruto que he pretendido obtener.
Muchas víctimas en la tierra tienen su origen en mi amor a
los sacerdotes, porque las hago Yo víctimas y me valgo de ellas para salvarlos.
A cuántas almas tratarán los sacerdotes sin saber el misterio que ahí se opera,
los efectos en su favor por los sufrimientos de las almas victimas que expían
los pecados sacerdotales y compran gracias.
¡Si Yo descubriera ante mis sacerdotes todo lo que pongo en juego para
perfeccionarlos y santificarlos!, todo lo que sacrifico en su favor!, ¡todo lo que permito en pueblos y naciones
enteras, cuando puedo lograr un solo grado más de gracia para su bien! ¡Si descorriera ente ellos los velos con los
que cubro las inmolaciones y heroísmos que ocultamente les aplico para
salvarlos! ¡La comunión de los santos la
hago muy extensiva a sus corazones!
¿No ven que tengo siempre fija mi vista y también mi Corazón
en mi Iglesia para sostenerla y honrarla en sus ministros? ¿No ven que es mi Esposa Inmaculada, que es
madre de la Cristiandad y en donde tengo mi asiento en la tierra? Pues el Espíritu Santo, que maneja el mundo
de la gracia en las almas, inspira los sacrificios, las abnegaciones, las
crucifixiones de amor, en favor de mis sacerdotes, que es lo mismo que en favor
de mi Iglesia amada.
Esas víctimas, unidas a mis infinitos méritos, compran
gracias a mis sacerdotes, con dolor y con amor; y así ayudan a mi Iglesia e
imploran de día y de noche gracias de todas clases para sus sacerdotes, en lo
que mi Padre se complace.
Que ofrezcan las almas cuanto son y tienen, su vida, su
muerte, su eternidad y a Mí, sobre todo, y que por este solo fin se inmolen
hasta su último aliento, sólo por los sacerdotes a quienes de una manera
especial les pertenecen. Pero felices si se inmolan por tan noble causa, por
tan hermoso fin, para honrar y glorificar a mi Padre en ellos, a la Trinidad en
mi Iglesia que es lo que más ama en la tierra.
Pidan y que no cesen de pedir los fieles, repito, esa perfecta consumación transformante de los sacerdotes en Mí, que nadie alcanzará a medir la importancia que esto tiene”.
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