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DE LA AUTORA


PARA LOS QUE BUSCAMOS LA SANTIDAD, LA PERFECCIÓN


Alma sabras que adquirimos con el Bautismo una marca o luz indeleble pero el sacerdote tiene además, la de su consagración sacerdotal y jamás podrá deshacerse de ella por más que trate. Irá con ella a donde vaya: al cielo, purgatorio, infierno.

Ana Catalina Emmerich dice que los sacerdotes aun en el infierno sus manos brillarán con un brillo especial, pues recuerda Alma que estas manos son benditas. Estas manos consagran el pan y el vino en Cuerpo y Sangre de nuestro Señor; para mí así como para Santo Tomás de Aquino solo ellas pueden tocarlo.

Alma, el sacerdote es un hombre divinizado que hay que amar y respetar mucho. Qué triste es ver a las de nuestro mismo sexo tratándolos como a simples hombres, compitiendo con Dios al tratar de conquistar su atención, su afecto y desgraciadamente hasta algunas veces su amor. Si supieran que más les valdría no haber nacido.

Los consagrados Alma son el ejército de Dios en primera fila, están en la línea de fuego contra satanás, ellos tienen las armas más poderosas contra él. Ellos no son almas comunes, cuando los veas pasar (aunque algunos de ellos no lo reconozcan) ves pasar una esposa de Jesús. ¿ Sabes lo grande que es eso Alma?

Alma quería recordarte que durante la santa misa en el momento que el sacerdote comulga debes rezar por él, pedir por él, es muy importante. Nuestro Señor se lo reveló a Catalina Rivas cuando le explicó qué sucede durante la Santa Misa.

Ora siempre por los seminaristas y sacerdotes por favor.


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