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EL DÍA DE LOS DIFUNTOS


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¿Por qué se conmemora a los difuntos? Sacerdote explica 3 razones


El sacerdote mexicano P. Sergio Román publicó un artículo en el que explica 3 razones por las que los católicos celebran el Día de los Fieles Difuntos.


1.- Tradición permanente de la Iglesia

En el texto difundido por el SIAME, el sacerdote explica que la celebración de los fieles difuntos es una “tradición permanente en la Iglesia, lo mismo que celebrar la Santa Misa por ellos”.


“Considerando que la muerte de un cristiano es en realidad su nacimiento al cielo, los primeros cristianos acostumbraron reunirse ante la tumba de sus hermanos difuntos en el día del aniversario de su muerte y celebraban la Misa por ellos, sobre todo si habían dado testimonio de Cristo con su martirio. Gracias a esa tradición sabemos la fecha del martirio de muchos de nuestros santos”, explica el presbítero.

El P. Román explicó que la costumbre mexicana de dar una comida a los difuntos es similar a una costumbre pagana romana antigua, que con el tiempo se cristianizó y que ahora se ha asumido en México así.



2.- Los difuntos siguen siendo miembros de la Iglesia

El sacerdote explicó también que “al celebrar a los fieles difuntos al día siguiente de la celebración de Todos los Santos la Iglesia nos quiere enseñar que tanto los que ya están en el cielo, santos todos ellos aunque no estén canonizados, como los que están en el purgatorio, siguen siendo miembros de la Iglesia”.


El P. Román precisó que entre todos los fieles católicos “hay una comunicación de dones que se llama ‘Comunión de los santos’. Seguimos unidos a Cristo por el Espíritu Santo, seguimos siendo hermanos, hijos de un mismo Padre”.



3.- Se les ama ayudándolos a salir del purgatorio para ir al cielo

Recordar y conmemorar a los fieles difuntos es importante especialmente si es que están en el purgatorio, que puede considerarse como una antesala del cielo.


El sacerdote mexicano resaltó que “el purgatorio es ya el cielo… pero todavía no. A la presencia de Dios solo llega lo santo, lo limpio. Ante Él no debe haber ni la más mínima sombra del pecado. Por los méritos de Jesús se nos perdonan nuestros pecados”.


En el purgatorio, el alma del difunto se purifica para llegar al cielo.




Oraciones para pedir a Dios por tus difuntos 


“Una flor sobre su tumba se marchita, una lágrima sobre su recuerdo se evapora. Una oración por su alma, la recibe Dios”, decía San Agustín. Cada 2 de noviembre la Iglesia recuerda con mucho cariño a los fieles difuntos y por ello te recomendamos estas oraciones por las almas de tus familiares que ya partieron a la Casa del Padre.


Por un niño

Señor, tú que conoces nuestra profunda tristeza por la muerte del (de la) niño(a) N., concede a quienes acatamos con dolor tu voluntad de llevártelo(a), el consuelo de creer que vive eternamente contigo en la gloria. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.


Por un joven

Concede, Señor, la felicidad de la gloria eterna a tu siervo(a) N. a quien has llamado de este mundo cuando el vigor de la juventud embellecía su vida corporal; muestra para con él (ella) tu misericordia y acógelo(a) entre tus santos en el canto eterno de tu alabanza.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.


Por los padres y abuelos

¡Oh Dios! Nos mandaste honrar padre y madre. Por tu misericordia, ten piedad de mi padre (madre) y no recuerdes sus pecados. Que yo pueda verlo (la) de nuevo en el gozo de eterno fulgor. Te lo pido por Cristo nuestro Señor. Amén.
En caso de accidente o suicidio

Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo unidas a las lágrimas de dolor que sentimos por la muerte inesperada de nuestro(a) hermano(a) N., y haz que alcance tu misericordia y goce para siempre de la luz de aquella patria en que no hay más sufrimiento ni muerte. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Oración en el cementerio el día de los fieles difuntos

La costumbre de visitar los cementerios el día de difuntos es una buena oportunidad para orar por ellos y afirmar nuestra fe en la resurrección. Proponemos para esta ocasión la siguiente celebración.


A/. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. T/. Amén


A/. Bendigamos al Señor que, por la resurrección de su Hijo, nos ha hecho nacer a una esperanza viva. T/. Bendito seas por siempre, Señor.


A/. Hermanos: Todos tenemos familiares y amigos que han muerto. Hoy los recordamos a ellos y a todos los que han fallecido y los encomendamos a la misericordia de Dios. En este cementerio nos unimos para afirmar nuestra fe en Cristo que ha vencido la muerte y nuestra esperanza de que él vencerá también nuestra muerte y nos reunirá con nuestros seres queridos en su reino de gloria. Que esta celebración nos anime a ser fieles al Señor y a seguir los buenos ejemplos que nuestros familiares nos dejaron en su vida. Comencemos reconociendo nuestros pecados ante el Señor (momentos de silencio).


Tú que resucitaste a Lázaro del sepulcro, SEÑOR, TEN PIEDAD.

Tú que has vencido la muerte y has resucitado, CRISTO, TEN PIEDAD.

Tú que nos has prometido una vida eterna contigo, SEÑOR, TEN PIEDAD.

A/. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. T/: Amén.


L/. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (6, 3-4. 8-9).


“Hermanos: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo, fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva… Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él”. Palabra de Dios. T/. Te alabamos, Señor.


A/. Hermanos: Invoquemos con fe a Dios Padre todopoderoso que resucitó de entre los muertos a su Hijo Jesucristo para la salvación de todos.

Para que afiance al pueblo cristiano en la fe, la 28 esperanza y el amor, roguemos al Señor. Todos: TE LO PEDIMOS, SEÑOR. 

Para que libere al mundo entero de todas sus injusticias, violencias y signos de muerte, roguemos al Señor. 

Para que acoja e ilumine con la claridad de su rostro a todos los que han muerto en la esperanza de la resurrección, roguemos al Señor. 

Para que reciba en su reino a N. y N. (se pueden decir nombres) y a todos los difuntos de nuestras familias, roguemos al Señor. 

Para que nuestra visita y nuestras ofrendas de flores, velas y comida sean signos de nuestra fe en la vida más allá de la muerte, roguemos al Señor. 

Para que la fe en Cristo mueva nuestros corazones para dar frutos de solidaridad y de justicia, roguemos al Señor. 


A/. Oremos, hermanos, como Jesús mismo nos enseñó.

T/. Padre nuestro… Dios te salve María… Gloria al Padre…

A/. El Dios de todo consuelo, que con amor inefable creó al hombre y en la resurrección de su Hijo ha dado a los creyentes la esperanza de resucitar, derrame sobre nosotros su bendición. T/. Amén.

A/. Él nos conceda el perdón de nuestras culpas a los que vivimos en este mundo y otorgue a los que han muerto el lugar de la luz y de la paz. T/. Amén.

A/. Y a todos nos conceda vivir eternamente felices con Cristo, al que proclamamos resucitado de entre los muertos. T/. Amén.

A/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre. T/. Amén.

A/. Dales, Señor, el descanso eterno T/. Y brille para ellos la luz perpetua.

A/. Que las almas de todos los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. T/. Amén.



Oración del Papa Francisco por los difuntos



Que ninguno de tus hijos se pierda en el fuego eterno...


Dios de infinita misericordia, confiamos a tu inmensa bondad a cuantos han dejado este mundo para la eternidad, donde tú esperas a toda la humanidad, redimida por la sangre preciosa de Jesucristo, muerto en rescate por nuestros pecados.


No mires, Señor, tantas pobrezas, miserias y debilidades humanas con las que nos presentaremos ante el tribunal para ser juzgados para la felicidad o la condena.


Míranos con la mirada piadosa que nace de la ternura de tu corazón, y ayúdanos a caminar en el camino de una completa purificación.


Que ninguno de tus hijos se pierda en el fuego eterno, donde ya no puede haber arrepentimiento.


Te confiamos, Señor, las almas de nuestros seres queridos, y de las personas que han muerto sin el consuelo sacramental o no han tenido manera de arrepentirse ni siquiera al final de su vida.


Que nadie tenga el temor de encontrarte después de la peregrinación terrenal, en la esperanza de ser acogidos en los brazos de la infinita misericordia.


La hermana muerte corporal nos encuentre vigilantes en la oración y llenos de todo bien, recogido en nuestra breve o larga existencia.


Señor, que nada nos aleje de ti en esta tierra, sino que en todo nos sostengas en el ardiente deseo de reposar serena y eternamente.

Amen.


FUENTES: aciprensa.com, elpandelospobres.com

NOVENA DE LOS NUEVES DOMINGOS AL DIVINO NIÑO JESÚS


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Oración para todos los Domingos

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Señor Dios, Rey Omnipotente: en tus manos están puestas todas las cosas.

¿Si quieres salvar a tu pueblo nadie puede resistir a Tu Majestad?

Señor: Dios de nuestros padres: ten misericordia de tu pueblo porque los enemigos del alma quieren perdernos y las dificultades que se nos presentan son muy grandes.

Tú has dicho: “Pedid y se os dará. El que pide recibe. Todo lo que pida al Padre en mi nombre os lo concederá. Pero pedid con fe”.

Escucha pues nuestras oraciones. Perdona nuestras culpas.

Aleja de nosotros los castigos que merecemos y haz que nuestro llanto se convierta en alegría, para que viviendo alabemos tu Santo Nombre y continuemos alabándolo eternamente en el cielo. Amén.

Padre Nuestro, Avemaría, Gloria.


PRIMER DOMINGO

Consideración: Jesús cambia el agua en vino

Lectura del Santo Evangelio según San Juan: (Jn 2, 1-10)

Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús.
Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos.

Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.»

Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.»
Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga.» Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba.

«Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo llevaron.
Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.»

Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.

Palabra de Dios.


Habla Jesús:

No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme mucho. Basta que tengas fe y me ames con fervor: Si quieres agradarme confía en mí. Si quieres agradarme más confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente.

Háblame pues como hablarías al más Íntimo de tus amigos, como hablarías a tu Madre o a tu hermano. ¿Necesitas hacerme en favor de alguien una súplica cualquiera?

Dime su nombre, sea el de tus padres, el de tus hermanos o amigos o personas encomendadas a tus cuidados. Dime enseguida que quisieras que hiciera actualmente por ellos. Yo he prometido: "Pedid y recibiréis todo el que pide recibe".

Pide mucho, mucho. No vaciles en pedir, pero pide con fe, pues Yo he dado Mi Palabra: " Si tenéis fe aunque sea tan pequeña como un granito de mostaza le podréis decir a una montaña: Quítate de aquí y lánzate al mar" y os obedecerá. Cualquier cosa que pidáis en la oración, creéd que ya os ha sido concedida, y la obtendréis".

Práctica: Leeré una página de un buen libro.


SEGUNDO DOMINGO

Consideración: Jesús cura a un sordomudo

Lectura del Santo Evangelio según San Marcos – (Mc 7, 31)

Se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobre él.

Él, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: = «Effatá», que quiere decir: «¡Ábrete!»

Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente.

Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban.

Y se maravillaban sobremanera y decían «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»

Palabra de Dios.


Habla Jesús:

Dime por muchas personas una palabra si quiera, pero una palabra de amigo, palabra de corazón y
fervorosa. Recuérdame que he prometido: "Todo es posible para quien tiene fe. Mi Padre dará cosas buenas a quienes se las pidan. Todo lo que pidáis a mi Padre en mi nombre, os lo concederá".
Me gustan los corazones generosos que llegan en cierto modo a olvidarse de sí mismos, para atender a las necesidades de los demás.

Así lo hizo mi Madre en Caná en favor de unos esposos en cuya fiesta se había acabado el vino. Me pidió un milagro y lo obtuvo. Así lo hizo aquella mujer cananea del evangelio la cual con tantos ruegos me suplicó que sacara de su hija al demonio y consiguió esa gracia especialísima.

Háblame pues con sencillez de los pobres a quienes quieres consolar, de los enfermos a quienes ves
padecer, de los extraviados que anhelan volver al buen camino, de los amigos alejados que quisieras
ver otra vez a tu lado, de los hogares desunidos para los cuales deseas la paz.

Recuerda a Marta y a María cuando me suplicaron por su hermano Lázaro y obtuvieron su resurrección. Recuerda a Santa Mónica que después de rezarme durante treinta años por su hijo que
era tan pecador, obtuvo su conversión llegando a ser el gran San Agustín. No olvides a Tobías y su esposa que con sus oraciones obtuvieron que fuera enviado el Arcángel San Rafael a que defendiera a su hijo en el largo viaje, lo librara del demonio y de los demás peligros y lo devolviera sano, rico y muy feliz al lado de sus familiares.

Práctica:

Visitaré a un enfermo, o ayudaré a un pobre.



TERCER DOMINGO

Consideración: Jesús desea la conversión de los pecadores

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas

Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a Él para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este acoge a los pecadores y come con ellos.»

Entonces les dijo esta parábola.

«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las 99 en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra?

Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: "Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido."
Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el Cielo por un solo pecador que se convierta que
por 99 justos que no tengan necesidad de conversión.

«O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra?

Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice: "Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido."

Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador que se
convierta.»

Palabra de Dios.


Habla Jesús:

¿Para ti no necesitas alguna gracia?

Hazme, si quieres, como una lista de tus necesidades y ven y léela en mi presencia. Recuerda el caso de mi siervo Salomón que me pidió sabiduría y le fue concedida en gran manera. No olvides a Judith, que imploró gran valor y lo consiguió. Ten presente a Jacob que me pidió prosperidad (prometiéndome dar para obras buenas la décima parte de lo que ganara) y le concedí muy
generosamente todo lo que deseaba y mucho más. Sara me rogó y le alejé el demonio que la
atormentaba. Magdalena oró con fe y la libré de sus malas costumbres. Zaque por su oración dejó su apego dañoso al dinero y se transformó en hombre generoso. Y tú…que es lo que deseas que te
conceda?

Dime francamente que sientes orgullo, amor a la sensualidad y a la pereza. Que eres egoísta,
inconstante. Que descuidas tus deberes. Que juzgas muy severamente a tu prójimo olvidando Mi
prohibición. "No juzguéis y no seréis juzgados. No condenéis y no seréis condenados por Dios" Dime que hablas sin caridad de los demás. Que te preocupas más por el qué dirán los demás de ti, que por el "que opinará Dios". Que te dejas llevar por la tristeza y por el mal genio. Que reniegas de tu vida, de tu pobreza, de tus males, de tus oficios, del trato que recibes. Olvidando lo que dice el libro santo:
"Dios dispone todas las cosas para el bien de los que aman".

Dime que tienes la costumbre de decir mentiras, que no dominas tu vista ni tu imaginación, que rezas poco y sin fervor, que tus confesiones son hechas casi sin dolor y propósito y que no evitas después las ocasiones de pecado y por eso vuelves a caer siempre en las mismas faltas. Que tu Misa es tan mal atendida y que tus Comuniones son hechas casi sin preparación y con poca acción de gracias.

Que tienes pereza y miedo para hacer apostolado. Que a veces pasas hasta varios días sin leer una página de la Biblia…

Y Yo te recordaré mis enseñanzas, que pueden traer una transformación total para tu vida.
Te diré de nuevo "Dios humilla a los orgullosos, pero a los humildes los llena de sus gracias"…

Si eres descuidado en tus pequeños deberes, también lo serás en los grandes. De toda palabra dañosa que digáis tendréis que dar cuenta en el día del juicio. Dichosos los que escuchen la palabra de Dios y la practiquen.

Práctica:

Recordaré un favor de Dios y le daré gracias.



CUARTO DOMINGO

Consideración: Jesucristo es nuestro pastor

Lectura del Santo Evangelio según San Juan

Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.

Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas.

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y Yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y
escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor.

Palabra de Dios.


Habla Jesús:

Hoy por hoy ¿qué necesitas? ¿Qué puedo hacer por tu bien? Si supieras los deseos que tengo de favorecerte. Yo di de comer a cinco mil hombres con solo cinco panes, porque ví que lo necesitaban.
Yo calmé la tempestad cuando los apóstoles me despertaron. Yo resucité la hija de Jairo cuando su
padre me pidió que fuera a resucitarla. Tú también tendrás que repetir con el profeta: "¿Quién ha clamado a Dios y no ha sido escuchado?".

¡No te avergüences, pobre alma! Hay en el cielo tantos justos y tantos santos de primer orden, que tuvieron los mismo defectos que tú tienes. Pero rogaron con humildad y poco a poco se vieron libres de ellos.

Porque "Yo no vine a buscar a los justos sino a los pecadores". Y porque "un corazón humillado y arrepentido, Dios nunca lo rechaza". "El mejor regalo para Dios es un corazón arrepentido".

Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales. Salud, memoria, simpatía, éxito en el trabajo, los estudios, o negocios. Entenderte bien con todas las personas. Ideas nuevas para tus empresas, amistades que te sean provechosas, buen genio, paciencia, alegría, generosidad, amor de Dios, odio al pecado, etc. Todo eso puedo darte y lo doy, y deseo que me lo pidas, en cuanto no se oponga, antes bien, favorezca y ayude a tu santificación. Pero en todo debes siempre repetir mi oración del huerto:

"Padre no se haga mi voluntad sino la tuya. No se haga como yo quiero sino como quieres Tu".
Porque muchas veces lo que una persona pide no le conviene para su salvación, y entonces nuestro Padre Dios le concede en cambio otros regalos que le harían mayor bien.
Práctica: Por amor a Dios: callaré cuando esté de mal genio.



QUINTO DOMINGO

Consideración: Jesús cura a un ciego

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas.

Tomando consigo a los Doce, les dijo: «Mirad que subimos a Jerusalén, y se cumplirá todo lo que los
profetas escribieron para el Hijo del hombre; pues será entregado a los gentiles, y será objeto de burlas, insultado y escupido; y después de azotarle le matarán, y al tercer día resucitará.»
Ellos nada de esto comprendieron; estas palabras les quedaban ocultas y no entendían lo que decía.
Sucedió que, al acercarse Él a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna; al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello.

Le informaron que pasaba Jesús el Nazareno y empezó a gritar, diciendo:

«¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!»
Los que iban delante le increpaban para que se callara, pero él gritaba mucho más:
«¡Hijo de David, ten compasión de mí!»

Jesús se detuvo, y mandó que se lo trajeran y, cuando se hubo acercado, le preguntó: «¿Qué quieres
que te haga?» -El dijo: «¡Señor, que vea!» Jesús le dijo: «Ve. Tu fe te ha salvado.»
Y al instante recobró la vista, y le seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios.
Palabra de Dios.


Habla Jesús:

¿Tienes ahora mismo entre manos algún proyecto? Cuéntamelo minuciosamente. ¿Qué te preocupa?
¿Qué piensas? ¿Qué deseas? ¿En qué puedo ayudarte?

Ojalá recordaras siempre la frase del Salmista: "Lo que nos trae éxitos no son nuestros afanes. Lo que nos trae éxitos es la bendición de Dios. Encomienda a Dios tus preocupaciones y se te cumplirán tus buenos deseos".

Los israelitas deseaban ocupar la Tierra Prometida. Me lo suplicaron y se lo concedí. David deseaba vencer a Goliat. Me rogó y lo obtuvo. Mis apóstoles deseaban que se les aumentara su fe. Me imploraron ese favor y les fue otorgado con enorme generosidad. Y tú… ¿qué deseas que te conceda?
¿Qué puedo hacer por tus amigos? Por tus superiores, por las personas que viven en tu casa, en tu barrio, en tu vereda, por aquellos por los cuales tendrás que dar cuenta el día del juicio?

Jeremías oró por su ciudad, Jerusalén, y Dios la llenó de bendiciones. Daniel oraba por sus paisanos y obtuvo que se les disminuyeran muchas penas.

Y tú ¿qué me pides para tus vecinos, para tu barrio? ¿Para tu región, para tu patria?…

¿Y por tus padres? Si están muertos recuerda que "es una obra santa y buena rogar a Dios por los muertos para que descansen de sus penas".

Y si están vivos, ¿qué deseas para ellos? ¿más paciencia en sus penas, salud? ¿un genio agradable?
¿entendimiento y comprensión en toda la familia?

Los ruegos de un hijo no pueden ser desechados por quien estuvo treinta años dando ejemplos de amor filial en Nazaret.

Práctica: Daré una ayuda al Templo o a una obra religiosa.



SEXTO DOMINGO

Consideración: Jesús se transfigura glorioso

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (17, 1-9)

Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.

En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él.

Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle.» Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo.
Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: «Levantaos, no tengáis miedo.»

Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo.

Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos.»

Palabra de Dios.


Habla Jesús:

Si tienes algún familiar que necesita un favor, dirígeme por él o ella tus oraciones, que yo haré de tu familia un templo de amor y consuelo, y derramaré a manos llenas sobre tus familiares las gracias y auxilios que necesitan para ser felices en el tiempo y en la eternidad.

¿Y por mí? ¿No te sientes con deseos de mi gracia y amistad? ¿No quisieras hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas tal vez mucho, pero que viven alejados de la religión o no la practican como debieran?

Soy dueño de los corazones y los llevo dulcemente, sin prejuicio de su libertad, hacia la santidad y el amor de Dios. Pero necesito personas que oren por ellos.

En el evangelio dejé esta promesa: "El Padre Celestial dará el buen espíritu a los que se lo pidan". Pídeme para tus familiares ese buen espíritu, ese acordarse de la eternidad que les espera, ese prepararse un buen tesoro en el cielo haciendo en esta vida muchísimas obras buenas y orando sin cesar.

Al trabajar por la salvación de los de tu familia y de otros, no olvides nunca la estupenda promesa del Profeta "Los que enseñen a otros a ser buenos, brillarán como estrellas por toda la eternidad".

Práctica: Entraré a un Templo y haré una breve oración.



SÉPTIMO DOMINGO

Consideración: Jesús multiplica los panes

Lectura del Santo Evangelio según San Juan: (Jn 6, 1-15)

Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, y mucha gente le
seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos.

Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: «¿Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?» Se lo decía para probarle, porque Él sabía lo que iba a hacer.

Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco.» Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?» Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente.» Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos 5.000.
Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
«Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda.»

Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo.»

Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.

Palabra de Dios.


Habla Jesús:

¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame. Cuéntame alma desolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió? ¿Quién lastimó tu amor propio? ¿Quién te ha menospreciado?

Dime si te sale mal tu empresa y yo te diré las causas del mal éxito. ¿No quisieras interesarme algo en tu favor?

Acércate a mi corazón que tiene bálsamo eficaz para todas esas heridas del tuyo. Dame cuenta de todo y acabarás en breve por decirme que a semejanza de Mí, todo lo perdonas, todo lo olvidas, porque "las personas de esta vida no son comparables con la inmensa gloria que nos espera como premio en la eternidad".

¿Sientes desvío de parte de algunas personas que antes te quisieron bien, y ahora olvidadas se alejan
de ti sin que les hayas dado motivo? Ruega por ellas. Mi amigo Job rezó por los que le correspondían
muy ingratamente, y la bondad divina los perdonó y los volvió a su amistad.

Práctica: Hablaré de algo que agrade y haga bien al alma.



OCTAVO DOMINGO

Consideración: Jesús en la última cena nos da ejemplo de humildad y caridad

Lectura del santo Evangelio según San Juan ( Jn 13, 1-15)

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.

Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñe.

Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.

Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?» Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde.» Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás.» Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo.» Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza.» Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos.» Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos.»

Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho.

Palabra de Dios.


Habla Jesús:

¿Y no tienes tal vez alguna alegría que contarme? ¿Por qué no me haces participe de ellas como buen amigo? Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, ha consolado y ha hecho sonreír tu corazón. Quizás has tenido agradables sorpresas. ¿Quizás han desaparecido ciertas angustias o temores por el futuro? ¿Has vencido alguna dificultad o salido de algún lance apurado?
Obra mía es todo esto y yo te lo he proporcionado.

Cómo me alegran los corazones agradecidos que como el leproso curado vuelven a darme las gracias, pero cómo me entristecen esos desagradecidos que como los 9 leprosos del Evangelio no vuelven a agradecer los beneficios recibidos. Recuerda que "quien agradece un beneficio obtiene que se le concedan muchos más". Dime un “gracias” siempre con todo tu corazón.

¿Tampoco tienes alguna promesa que hacerme? Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón. A las personas humanas se les engaña fácilmente. A Dios no. Háblame pues con toda sinceridad. ¿Tienes
firme resolución de no exponerte más a aquella ocasión de pecado? ¿De privarte de aquella revista, periódico, película, programa de habladuría que hace daño a tu alma? ¿De no leer más ese libro que
excitó tu imaginación? ¿De no tratar más aquella persona que turbó la paz de tu alma? ¿De guardar
silencio cuando te venga la cólera, porque " las personas imprudentes dicen todo lo que sienten cuando están con mal genio, pero las personas prudentes se callan siempre cuando están de mal humor y saben disimular las ofensas que reciben”.


Práctica: Apartaré ropas o alimentos para dar a los pobres.



NOVENO DOMINGO

Consideración: Jesús resucitado felicita a quienes tienen fe.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan – Jn 20, 19-31

Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo:
«La paz con vosotros.»

Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.» Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.»

Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros.» Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.» Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.» Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.»

Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en Su Nombre.

Palabra de Dios.


Habla Jesús:

Recuerda mis palabras: “Si saludáis sólo a los que os aman, ¿qué premio tendréis? También los malos hacen eso. Perdonad y seréis perdonados. Un rostro amable alegra los corazones de los demás”.

¿Quieres hacer el propósito de no hablar mal de nadie, aunque creas que lo que dices es verdad? ¿De no quejarte de lo dura que es la vida? ¿De ofrecerme tus sufrimientos en silencio, en vez de andar renegando de tus penas? ¿De apartar cada día un ratito para leer algo provechoso, especialmente la Biblia?

Así se dirá también de ti: “Quien escucha la palabra de Dios y la practica, será como casa edificada sobre la roca, no fracasará”.

¿Volverás a ser amable con las personas que te han tratado mal? ¿Tendrás de hoy en adelante un rostro alegre y una sonrisa amable? ¿Aún con aquéllos que no sienten mucha simpatía por ti?

Y ahora vuelve a tus ocupaciones. Pero no olvides los minutos bíblicos de grata conversación que hemos tenido aquí en la soledad del Santuario. Guarda en lo que puedas silencio, modestia y caridad con el prójimo. Ama a mi Madre que lo es también tuya. Recuerda que ser buen devoto de la Virgen María es señal de segura salvación.

Y vuelve a visitarme otra vez pronto, con el corazón más amoroso todavía. En el mío encontrarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos.

No olvides jamás mi estupenda promesa: “Según sea tu fe, así serán las cosas que te sucederán”. Amén. Aleluya.

Práctica: Pediré perdón a Dios por mis pecados.


Gozos

Oh Divino Niño
Mi Dios y Señor
Tú serás el Dueño
De mí corazón.

Niño amable de mi vida
Consuelo de los cristianos.
La gracia que necesito
Pongo en tus benditas manos.

Oh Divino Niño
Mi Dios y Señor:
Tú serás el Dueño
de mí corazón.

Tú sabes mis pesares
Pues todos te los confío
Da la paz a los turbados
Y alivio al corazón mío.

Oh Divino Niño
Mi Dios y Señor
Tú serás el Dueño
de mí corazón.

Y aunque tu amor no merezco
No recurriré a Ti en vano
Pues eres Hijo de Dios
Y consuelo del cristiano.

Oh Divino Niño
Mi Dios y Señor
Tú serás el Dueño
de mí corazón.

Acuérdate oh Niño Santo
Que jamás se oyó decir
Que alguno te haya implorado
Sin tu auxilio recibir.

Oh Divino Niño
Mi Dios y Señor
Tú serás el Dueño
de mí corazón.

Por eso con fe y confianza
Humilde y arrepentido
Lleno de amor y confianza
Este favor yo te pido.

Oh Divino Niño
Mi Dios y Señor
Tú serás el Dueño
de mí corazón.


Oración final

Oh Jesús: “Tú has dicho: todo lo que quieras pedir pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Por eso vengo a pedirte con toda fe:

(Mencionar favor a pedir)

Jesús mío, mi amor, mi hermoso Niño: Te amo tanto, Tú lo sabes, pero quiero amarte más, amarte hasta morir.

Ven a mí, Niño Jesús, ven a mi corazón, deja que yo te adore, humildemente arrepentido de mis pecados.

Pastorcito de mi alma: contigo nada me falta, me conduces a fuentes tranquilas y reparas mis fuerzas, Tú me guiarás por el buen camino, por el honor de tu Nombre.

Aunque camine por sendas oscuras nada temo porque Tú vas conmigo, Tú Cetro poderoso me defiende, Tú Bondad y Tú Misericordia me acompañarán todos los días de mi vida.

Dulce Jesús mío, Divino Niño de mi alma: Soy todo tuyo.

Tuyo es mí ser pues lo creaste; tuya es mi alma pues la redimiste en la cruz con el precio de tu Sangre.

Te proclamo como mi Salvador y mi Amigo: Como mi Rey, mi Creador y Redentor. Te adoro como a mi Dios y Soberano Señor.

Demuéstrame una vez más que me amas, oh Niño Jesús y dame tu amor eterno y tu santa bendición, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Jesús, José y María, bendecid nuestros hogares.

Jesús, José y María, libradnos de todo mal.

Jesús, José y María; salvad nuestras almas. Amén

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.




FUENTES: forosdelavirgen.org

TESTIGO VIVIENTE DEL AMOR SACERDOTAL


Madre Adela Galindo, SCTJM Fundadora

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Les daré pastores según mi corazón, que los apacentarán con ciencia y prudencia. (Jeremías 3, 15) “Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí, y doy mi vida por las ovejas. Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo”. (Juan 10, 14-15, 18)


SAN JUAN PABLO II: HIZO DE SU SACERDOCIO, UN DON DE AMOR Y RESPONSABILIDAD

Mi pequeña y sencilla mirada hacia su corazón sacerdotal San Juan Pablo II optó con gran amor y determinación vivir siempre, en todo momento y en toda circunstancia, la dignidad de su identidad sacerdotal. Desde su ordenación, y a través de los distintos servicios que prestó a la Iglesia, ancló su vida en el misterio profundo que toca la existencia de todo sacerdote: ser imagen viviente del Corazón Eucarístico, Sacerdotal y Traspasado de Cristo.

Su más elevada opción: entregarse por completo al don recibido… todo su “yo” humano y masculino, todas sus cualidades, toda su riqueza humana y espiritual, al servicio no de sí mismo, sino del don del sacerdocio… don que consideró siempre un precioso misterio que había sido depositado en su corazón... Y su vida, injertada en el misterio, recibiéndolo y cuidándolo, germinándolo…dio mucho fruto.

San Juan Pablo II fundamentó su vida sacerdotal en el amor oblativo a Cristo y al amor fiel a la Iglesia. En ese amor que transforma al sacerdote en canal potentísimo del amor 

Esta página es obra de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María misericordioso y generoso de Cristo para la humanidad. Darse sin reservas, sin condiciones, sin medida… sin límites, y servir hasta dar la vida, gastarla por el Reino, fue su trayectoria de vida. Esta formación para la abnegación sacerdotal la recibe primero en su propio hogar. Podríamos afirmar con humildad, que el corazón sacerdotal de San Juan Pablo II fue formado en la Escuela del Corazón Materno de la Virgen, en la Escuela de la Cruz y en la Escuela de la Iglesia Sufriente, la de Polonia. Cuantos sacerdotes mártires iluminaron el camino de Karol Wojtyla… cuantos muriendo con la cruz en sus manos… cuantos besando sus estolas… Juan Pablo II, aprendió a ser sacerdote según el Corazón de Cristo, en la Escuela de la Virgen y de la Cruz, y en la Escuela de la Iglesia sufriente y mártir. San Juan Pablo II, vivió su sacerdocio haciendo suyas en primera persona las palabras de la Consagración: “Este es mi cuerpo… esta es mi sangre”.

En la última carta que dirigió a los sacerdotes para el Jueves Santo de 2005, pocos días antes de morir, decía:

“La auto-donación de Cristo, que tiene sus orígenes en la vida trinitaria del Dios-Amor, alcanza su expresión más alta en el sacrificio de la Cruz, anticipado sacramentalmente en la Última Cena. No se pueden repetir las palabras de la consagración sin sentirse implicados en este movimiento espiritual. En cierto sentido, el sacerdote debe aprender a decir también de sí mismo, con verdad y generosidad, «tomad y comed». En efecto, su vida tiene sentido si sabe hacerse don, poniéndose a disposición de la comunidad y al servicio de todos los necesitados”.

San Juan Pablo II, amó su sacerdocio y a los sacerdotes. A los santos sacerdotes, a los sacerdotes dedicados y responsables y también a quienes vivían en medio de la tentación, entre quienes lloraban sus debilidades y pecados, incluso amó a los sacerdotes que habían dejado el ejercicio sacerdotal, a quienes trataba de recordarles el carácter indeleble de su ordenación. Que hermosa expresión de amor al sacerdocio en la homilía dirigida durante la misa del Jubileo de los sacerdotes (18 de mayo de 2000, día de su cumpleaños):

“¡Os abrazo con gran cariño, queridos sacerdotes del mundo entero! Es un abrazo que no tiene fronteras y que se extiende a los presbíteros de cada Iglesia particular, hasta llegar de manera especial a vosotros, queridos sacerdotes enfermos, solos, probados por las dificultades y la persecución.”

San Juan Pablo II, sacerdote con la cruz sobre sus hombros, caminó con la cruz a cuesta la larga senda de la historia del siglo XX. Conoció de forma personal, familiar, sacerdotal, pastoral, eclesial y mundial, la hora de la cruz, del dolor, de la agonía.

Cuando la palabra no podía pasar del corazón a los labios en su último domingo de Pascua aquí en la tierra, cuando se despidió con una lágrima, bendiciendo al mundo con un silente pero elocuente gesto paterno. Cuando supo hacer de su lecho un altar y de su agonía una ofrenda… Cuando viendo a la ventana que por 27 años escuchó un constante eco: “JUAN PABLO II, TE QUIERE TODO EL MUNDO” y otra lágrima se deslizó en su mejilla... Cuando Dios le concedió la gracia de terminar su peregrinación aquí en la tierra pronunciando su último “Amén” y así muriendo tal como había vivido…. Cuando nos daba su último testimonio sacerdotal, proclamaba ardientemente lo que asumió con amor y responsabilidad el día de su ordenación: ser otro Cristo, amando y haciendo en todo la voluntad del Padre y entregando generosamente su vida por la Iglesia y la humanidad.

Esta página es obra de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María
Así, San Juan Pablo II murió como vivió siempre su sacerdocio: amando hasta el extremo.



DE SU LIBRO "DON Y MISTERIO"
PRESERVADO PARA GENEROSAMENTE DONARSE

“Fui preservado mucho del inmenso y terrible drama de la segunda guerra mundial. A veces me preguntaba: si tantos coetáneos pierden la vida, ¿por qué yo no? Hoy sé que no fue una casualidad. En el contexto del gran mal de la guerra, en mi vida personal todo tendía hacia el bien que era la vocación”.


SACERDOCIO MARCADO POR EL SACRIFICIO DE MUCHOS EN EL ALTAR DE LA HISTORIA

“mi sacerdocio, ya desde su nacimiento, ha estado inscrito en el gran sacrificio de tantos hombres y mujeres de mi generación. La Providencia me ha ahorrado las experiencias más penosas; por eso es aún más grande mi sentimiento de deuda hacia las personas conocidas, así como también hacia aquellas más numerosas que desconozco, sin diferencia de nación o de lengua, que con su sacrificio sobre el gran altar de la historia han contribuido a la realización de mi vocación sacerdotal. De algún modo me han introducido en este camino, mostrándome en la dimensión del sacrificio la verdad más profunda y esencial del sacerdocio de Cristo”.

"Gracias, gracias, pequeña Jacinta, porque por todos tus sufrimientos ofrecidos por ese Papa que tendría la sotana manchada de sangre, me has salvado la vida".

(13 de mayo, 2000, Homilía de Beatificación de Jacinta y Francisco Marto)

Esta página es obra de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María


SACERDOTE PARA SIEMPRE

“Mi ordenación tuvo lugar en un día insólito para este tipo de celebraciones: fue el 1 de noviembre, solemnidad de Todos los Santos. Extendido en forma de Cruz en el suelo, esperaba el momento de la imposición de las manos. ¡Un momento emocionante. Hay algo de impresionante en la postración de los ordenandos: es el símbolo de su total sumisión ante la majestad de Dios y a la vez de su total disponibilidad a la acción del Espíritu Santo, que desciende sobre ellos como artífice de su consagración”. (pg. 43)


SOBRE EL SUELO

“Quien se dispone a recibir la sagrada Ordenación se postra totalmente y apoya la frente sobre el suelo del templo, manifestando así su completa disponibilidad para asumir el ministerio que le es confiado. Este rito ha marcado profundamente mi existencia sacerdotal. Años más tarde, en la Basílica de San Pedro -estábamos al principio del Concilio- recordando el momento de la Ordenación sacerdotal, escribí una poesía de la cual quiero citar aquí un fragmento:

"Eres tú, Pedro. Quieres ser aquí el Suelo sobre el que caminan los otros... para llegar allá donde guías sus pasos...Quieres ser Aquél que sostiene los pasos, como la roca sostiene el caminar ruidoso de un rebaño: Roca es también el suelo de un templo gigantesco. Y el pasto es la Cruz'' (pg. 45)


FUENTE: corazones.org


EXORCISMO DE LEON XIII



EXORCISMO CONTRA SATANÁS Y LOS ÁNGELES REBELDES


Publicado por orden de Su Santidad León XIII


Primero debe rezarse, como todos los días el Rosario de la Virgen y después el Exorcismo del Papa León XIII. ¡Todos los días! (Al final se puede bajar versión imprimible)


Jesús nos dice lo siguiente:

Hijos míos: haced el Exorcismo de mi amado Arcángel Miguel, dictado a mi siervo el Papa León XIII, todas las veces que podáis y propagad su devoción. Si supierais hijos míos las gracias y la protección que os brindo a través de esta poderosa armadura, ¡si lo supierais!, ¡entonces la utilizaríais más frecuentemente y propagaríais su devoción! Yo, vuestro Padre, a través de mi amado Arcángel Miguel., expulso y protejo de toda fuerza del mal a todos aquellos que hagan y propaguen su devoción. De los lugares donde se practique esta devoción el demonio huirá y ninguna fuerza del mal os podrá tocar.

Todo aquel que ore con fe y en gracia de Dios el exorcismo de mi Amado Arcángel, se convierte en soldado de mi ejército aquí en la tierra; es poderosa armadura contra el ejército de Satanás y sus demonios; hacedlo después del rezo del Santo Rosario, para que veáis cuán grande poder os doy. Pregonad su devoción y os concederé indulgencias especiales. Os lo prometo.

Todo aquel que practique esta devoción tendrá la protección de mi Arcángel Miguel, y él, mi amado Príncipe, lo acompañará en todos sus caminos. Ni los demonios, ni las pestes, ni las tragedias, ni las catástrofes, ni las tempestades, ni el hambre, tocarán a las puertas de aquellos que oren con el exorcismo. Mi Arcángel será intercesor en esta vida y en la eternidad de todos aquellos que sean sus devotos. Hacedlo extensivo a vuestros familiares, parientes, vecinos, amigos y en general al mundo entero, para que las fuerzas del mal

sean desterradas de la faz de la tierra. Uníos en oración al Corazón Inmaculado de María y a mis Ejércitos Celestiales; rezad el Santo Rosario y luego haced el Exorcismo, para que permanezcáis en victoria. Acordaos que el tiempo está cerca, sed verdaderos guerreros combatiendo junto a vuestra Madre María y a mis Ejércitos Celestiales. Sed devotos de mi Arcángel y Él, os asistirá en todas vuestras batallas espirituales. Estad pues hijos míos en gracia de Dios al orar con esta armadura y os brindaré grandes victorias sobre toda fuerza del mal.

San Miguel nos dice lo siguiente:

Hermanos: Cada vez que oréis con mi exorcismo, llamadme primero tres veces, con mi grito de combate:

"¡Quién es como Dios!

Nadie es como Dios”

Y yo vendré con la velocidad del pensamiento a asistiros en vuestra lucha espiritual. No temáis hermanos, haced mi exorcismo; soy Yo vuestro hermano Miguel y los Arcángeles y Ángeles del Reino de mi Padre los que combatimos por vosotros; por lo tanto, no temáis, estamos para serviros, protegeros y amparos de todo mal y peligro.

Yo, Miguel, Príncipe de los ejércitos de mi Padre, os prometo que seré amigo e intercesor en esta vida y en la llegada a la eternidad de

todos aquellos que oren y propaguen la devoción de mi exorcismo. No dejaré que ninguno de mis devotos se pierda y lo mismo haré con sus familias. Cuando llegue su hora, los llevaré a la Gloria de Dios y los presentaré ante mi Padre, sin que tengan que pasar por el Juicio de Dios.

Hermanos, os pido que al hacer mi exorcismo incluyáis las almas de los pecadores que en más peligro estén de condenarse, y las almas de los moribundos que estén en pecado mortal. Si oráis por ellas, yo intercederé ante mi Padre para que no se pierdan. Esas almas rescatadas del fuego del infierno os lo agradecerán y serán intercesoras vuestras cuando alcancen la Gloria de Dios. Orad también con mi exorcismo por la conversión de los pecadores, por la Iglesia y los Sacerdotes, para que nosotros, a través de vuestras oraciones y súplicas y por la Gracia de mi Padre, expulsemos a Jezabel (personaje bíblico) y Asmodeo (demonio que aparece en La Biblia), que están apartando a los Pastores de la Iglesia del camino del evangelio. Orad también por la paz del mundo, tan amenazada en vuestro tiempo y muy especialmente, orad por el triunfo del Inmaculado Corazón de Nuestra Señora y Reina María. Si nos llamáis, vendremos en vuestro auxilio; entended hermanos que mi Padre respeta vuestro libre albedrío, es por eso, por lo que debéis de orar y orar y más especialmente en estos tiempos de tanta oscuridad.

No olvidéis hermanos, orar con mi armadura en Gracia de Dios (confesados y comulgando), uniéndoos al Corazón Inmaculado de Nuestra Señora y Reina María, a Mí, y a los ejércitos celestiales, para que juntos desterremos de la faz de la tierra toda fuerza del mal.

“Gloria a Dios en el cielo” Aleluya, Aleluya, Aleluya.



El Exorcismo de León XIII

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo


Salmo 67.

Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le odian. Como se disipa el humo se disipen ellos, como, se derrite la cera ante el fuego, así perecerán los impíos ante Dios.


Salmo 34.

Señor, pelea contra los que me atacan; combate a los que luchan contra mí. Sufran una derrota y queden avergonzados los que me persiguen a muerte. Vuelvan la espalda llenos de oprobio los que maquinan mi perdición. Sean como polvo frente al viento cuando el Ángel del Señor los desbarate. Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el Ángel del Señor los persiga.

Porque sin motivo me tendieron redes de muerte, sin razón me abrieron trampas mortales.

Que les sorprenda un desastre imprevisto, que los enrede la red que para mí escondieron; que caigan en la misma trampa que me abrieron. Mi alma se alegra con el Señor y gozará de su salvación. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.


Súplica a San Miguel Arcángel.

Gloriosísimo príncipe de la milicia celestial, Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha que mantenemos combatiendo “contra los principados y potestades, contra los caudillos de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos esparcidos por los aires” (Ef. 6, 12). Ven en auxilio de los hombres que Dios creó incorruptibles a su imagen y semejanza (Sap. 2, 23), y a tan “alto precio rescatados” (I Cor. 6, 20) de la tiranía del demonio. Con las huestes de los ángeles buenos pelea hoy los combates del Señor, como antaño luchaste contra Lucifer, corifeo de la soberbia y contra sus ángeles apóstalas. Ellos no pudieron vencer, y perdieron su lugar en el Cielo. “Fue precipitado el gran dragón, la antigua serpiente el denominado diablo y Satanás, el seductor del universo: fue precipitado a la tierra y con él fueron arrojados sus ángeles” (Apoc. 12,.8-9).

He aquí que el antiguo enemigo y homicida se ha erguido con vehemencia. Disfrazado de “ángel de luz” (II Cor. 11, 14) con la escolta de todos los espíritus malignos rodea e invade la tierra entera, y se instala en todo lugar, con el designio de borrar allí el nombre de Dios y de su Cristo, de arrebatar las almas destinadas a la

corona de la gloria eterna, de destruirlas y perderlas para siempre. Como el más inmundo torrente, el maligno dragón derramó sobre los hombres de mente depravada y corrompido corazón, el veneno de su maldad: el espíritu de la mentira, de la impiedad y de la blasfemia; el letal soplo de la lujuria, de todos los vicios e iniquidades.

Los más taimados enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, esposa del Cordero Inmaculado, le han dado a beber ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo que para Ella es más querido. Donde fueron establecidas la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad como luz para las naciones, ellos han erigido el trono de la abominación de la impiedad, de suerte que, golpeado el Pastor, pueda dispersarse la grey. Oh invencible adalid, ayuda al pueblo de Dios contra la perversidad de los espíritus que le atacan y dale la victoria.

La Iglesia te venera como su guardián y patrono, se gloría que eres su defensor contra los poderes nocivos terrenales e infernales; Dios te confió las almas de los redimidos para colocarlos en el estado de la suprema felicidad. Ruega al Dios de la paz que aplaste al demonio bajo nuestros pies, para que ya no pueda retener cautivos a los hombres y dañar a tu Iglesia. Ofrece nuestras oraciones al Altísimo, para que cuanto antes desciendan sobre nosotros las misericordias del Señor (Salmo 78, 8), y sujeta al dragón, la antigua serpiente, que es el diablo y Satanás, y, una vez encadenado, precipítalo en el abismo, para que nunca jamás pueda seducir a las naciones (Apoc. 20).

Después de esto, confiados en tu protección y patrocinio, con la sagrada autoridad de la Santa Madre Iglesia, nos disponemos a rechazar la peste de los fraudes diabólicos, confiados y seguros en el Nombre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor.

He aquí la Cruz del Señor, huid poderes enemigos.

R. Ha vencido el León de la tribu de Judá, la raíz de David.

Señor, que tu misericordia venga sobre nosotros.

R. Como lo esperamos de Ti.

Señor, escucha nuestra oración.

R. Y llegue a Ti nuestro clamor.

(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)

R. Y con tu espíritu).


Oremos.

Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu santo Nombre y suplicantes imploramos tu clemencia, para que, por la intercesión de la Inmaculada siempre Virgen María Madre de Dios, del Arcángel San Miguel, de San José Esposo de la Santísima Virgen, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, te dignes prestarnos tu auxilio contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos que vagan por el mundo para dañar al género humano y para la perdición de las almas. Amén.

Exorcismo: Te exorcizamos todo espíritu maligno, poder satánico, ataque del infernal adversario, legión, concentración y secta diabólica, en el nombre y virtud de Nuestro Señor Jesucristo, para que salgas y huyas de la Iglesia de Dios, de las almas creadas a imagen de Dios y redimidas por la preciosa Sangre del Divino Cordero. En adelante no oses, perfidísima serpiente, engañar al género humano, perseguir a la Iglesia de Dios, zarandear a los elegidos y cribarlos como el trigo. Te lo manda Dios Altísimo, a quien en tu insolente soberbia aún pretendes asemejarte, “el cual quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (II Tim. 2). Te lo manda Dios Padre te lo manda Dios Hijo; te lo manda Dios Espíritu Santo. Te lo manda la majestad de Cristo, el Verbo eterno de Dios hecho hombre, quien para salvar a la estirpe perdida por tu envidia, “se humilló a sí mismo hecho obediente hasta la muerte” (Fil. 2); el cual edificó su Iglesia sobre roca firme, y reveló que los “poderes del infierno nunca prevalecerían contra ella, Él mismo había de permanecer con ella todos los días hasta el fin de los tiempos” (Mat. 28, 20). Te lo manda el santo signo de la Cruz y la virtud de todos los Misterios de la fe cristiana. Te lo manda la excelsa Madre de Dios, la Virgen María, quien con su humildad desde el primer instante de su Inmaculada Concepción aplastó tu orgullosa cabeza.

Te lo manda la fe de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de los demás Apóstoles. Te lo manda la sangre de los mártires y la piadosa intercesión de todos los Santos y Santas. Por tanto, maldito dragón y toda legión diabólica, te conjuramos por Dios vivo, por Dios verdadero, por Dios santo, que “de tal modo amó al mundo que entregó a su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que viva la vida eterna” (Juan 3); cesa de engañar a las

criaturas humanas y deja de suministrarles el veneno de la eterna perdición; deja de dañar a la Iglesia y de poner trabas a su libertad. Huye Satanás, inventor y maestro de toda falacia, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede ante Cristo, en quien nada has hallado semejante a tus obras. Retrocede ante la Iglesia una, santa, católica y apostólica, la que el mismo Cristo adquirió con su Sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de Dios. Tiembla y huye, al ser invocado por nosotros el santo y terrible Nombre de Jesús, ante el que se estremecen los infiernos, a quien están sometidas las Virtudes de los cielos, las Potestades y las Dominaciones; a quien los Querubines y Serafines alaban con incesantes voces diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos.

Señor, escucha mi oración. R. Y llegue a Ti mi clamor.

(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)

R. Y con tu espíritu).

Oremos. Dios del Cielo y de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los Confesores, Dios de las Vírgenes, Dios que tienes el poder de dar la vida después de la muerte, el descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios fuera de Ti, ni puede haber otros sino Tú mismo, Creador de todo lo visible y lo invisible, cuyo reino no tendrá fin: humildemente te suplicamos que tu gloriosa Majestad se digne libramos eficazmente y guardamos sanos de todo poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

De las asechanzas del demonio.

R. Líbranos, Señor.

Haz que tu Iglesia te sirva con segura libertad.

R. Te rogamos, óyenos.

Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia.

R. Te rogamos, óyenos.

(Se rocía con agua bendita el lugar y a los presentes).

Señor, no recuerdes nuestros delitos ni los de nuestros padres, ni tomes venganza de nuestros pecados (Tobías 3, 3).

Padre nuestro….

Y ahora rezar la siguiente oración:


PODEROSA INVOCACIÓN PARA PEDIR PROTECCIÓN

¡Adoración! ¡Adoración! ¡Adoración! ¡A Ti oh arma poderosa!

¡Adoración! ¡Adoración! ¡Adoración! ¡A Tu Sangre Preciosa! Misericordioso Jesucristo Agonizante, derrama Tu Sangre Preciosa sobre las almas. Satisface nuestra sed, y vence al enemigo. Amén.

Poderosa Sangre de Salvación, combate al enemigo. (3 veces).

Y finalmente:


ORACIÓN DE COMBATE A SAN MIGUEL

Se llama primero a San Miguel, pidiéndole permiso al Padre celestial con el rezo de un Padrenuestro. Luego se dice la oración que se enseñó para estos tiempos:

San Miguel Arcángel: Defiéndenos en la pelea contra Satanás y sus demonios; sed nuestro amparo y protección; que el Altísimo os dé el poder y el permiso para que nos asistáis y que Dios haga oír su voz imperiosa para que expulse a Satanás y sus demonios que quieren hacer perder la humanidad. Que tu grito: "Quién como Dios, nadie es como Dios", someta a Satanás y sus demonios bajo nuestros pies. Amén.

SAN JUDAS TADEO, Apóstol





Fiesta: 28 de Octubre, junto al apóstol San Simón


Judas Tadeo aparece último en la lista de los doce Apóstoles de Jesucristo (Mateo 10:3, Marco 3:18). No sabemos cuando ni como entró a formar parte de los discípulos. Lucas le llama "Judas de Santiago" (Hechos 1:13). Juan aclara: "Judas, no el Iscariote" (Juan 14:22). Esta distinción es necesaria dado a que el Judas Iscariote fue quien traicionó a Jesús.

"Judas" es una palabra hebrea que significa: "alabanzas sean dadas a Dios". Tadeo quiere decir: "valiente para proclamar su fe"

El Apóstol Judas Tadeo, "el hermano de Santiago", era probablemente el hermano de Santiago el Menor, se lo menciona así por la notoriedad de Santiago en la Iglesia primitiva "¿No es éste -se preguntan maravillados los habitantes de Nazaret, ante la fama que acompaña a Jesús- el carpintero . . . el hermano de Santiago y de Judas?".

Después de la Ultima Cena, cuando Cristo prometió que se manifestaría a quienes le escuchasen, Judas le preguntó porqué no se manifestaba a todos. Cristo le contestó que El y su Padre visitarían a todos los que le amasen: "Vendremos a él y haremos en él nuestra morada" (Juan, 14, 22-23). No sabemos nada de la vida de San Judas Tadeo después de la Ascensión del Señor y la venida del Espíritu Santo.

Se atribuye a San Judas una de las epístolas canónicas, que tiene muchos rasgos comunes con la segunda epístola de San Pedro. No está dirigida a ninguna persona ni iglesia particular y exhorta a los cristianos a "luchar valientemente por la fe que ha sido dada a los santos. Porque algunos en el secreto de su corazón son . . . hombres impíos, que convierten la gracia de nuestro Señor Dios en ocasión de riña y niegan al único soberano regulador, nuestro Señor Jesucristo". Es una severa amonestación contra los falsos maestros y una invitación a conservar la pureza de la fe. Termina su carta con esta bella oración: "Sea gloria eterna a Nuestro Señor Jesucristo, que es capaz de conservarnos libres de pecados, y sin mancha en el alma y con gran alegría".

San Judas Tadeo es uno de los santos más populares a causa de los numerosos favores celestiales que consigue a sus devotos que le rezan con fe, especialmente en cuanto a conseguir empleo o casa. San Brígida cuenta en sus Revelaciones que Nuestro Señor le recomendó que cuando deseara conseguir ciertos favores los pidiera por medio de San Judas Tadeo.

Con frecuencia se ha confundido a San Judas Tadeo con el San Tadeo de la leyenda de Abgar y se ha dicho que murió apaciblemente en Beirut de Edessa. Según la tradición occidental, tal como aparece en la liturgia romana, se reunió en Mesopotamia con San Simón y que ambos predicaron varios años en Persia y ahí fueron martirizados. Existe un presunto relato del martirio de los dos Apóstoles; pero el texto latino no es ciertamente anterior a la segunda mitad del siglo VI. Dicho documento se ha atribuido a un tal Abdías, de quien se dice que fue discípulo de Simón y Judas y consagrado por ellos primer obispo de Babilonia. Según dice la antigua tradición, a San Simón lo mataron aserrándolo por medio, y a San Judas Tadeo le cortaron la cabeza con una hacha y por eso lo pintan con una hacha en la mano. Por ello, la Iglesia de occidente los celebra juntos, en tanto que la Iglesia de oriente separa sus respectivas fiestas.

Hay varias leyendas sobre San Judas Tadeo propagadas por Eusebio que son poco confiables. 

El devoto debe quidarse de no caer ciertos abusos, como la "novena milagrosa" a Judas Tadeo que ofrece al devoto grandes recompensas económicas con la condición de que se hagan copias de ella y sean enviadas a un número de personas. Esta novena raya en la superstición y está centrada mas en interés económico que en la búsqueda de la santidad. 


Oración

Concédenos Señor, por medio de tu santo apóstol San Judas Tadeo, la gracia de dedicar nuestra vida, nuestras cualidades y nuestros esfuerzos a hacerte conocer y amar y, al final de nuestras vidas, lograr, como él, un puesto junto a Ti en el cielo.


FUENTE: www.corazones.org

¿POR QUÉ LA MAYOR EXPRESIÓN DEL AMOR DE DIOS SON LAS LEYES QUE NOS DIO?


Desde el principio Dios ha establecido principios para ayudar a las personas a ser felices.

Dios quiere nuestra salvación, y por ello sabe que cosas pueden alejar al hombre del cielo.




Por eso, desde su primera revelación, nos ha dado leyes para que podamos hacer nuestro camino en la Tierra sin tropiezos hasta el cielo.


Dios ha venido repitiendo las mismas leyes desde el principio.

Hay una continuidad entre las primeras 7 leyes que le dio a Noé, los 10 mandamientos que le dio a Moisés y la adecuación que hace de ellos la Iglesia Católica.

Dios que es Supremo creador del mundo, es sabio y omnipotente. Y sabe que esas leyes son las necesarias para nosotros.

Sin embargo algunos piensan que las leyes de Dios son una especie de control de la moral conservadora.

Pero se olvidan que son el camino firme que nos guía a la salvación eterna.

Algunos protestantes se refieren a ellas diciendo que se trata de una moral y que es la fe la que nos salva, no la moral.

Pero la carta de Santiago dice algo central que muchos protestantes olvidan,

“Pruébame tu fe sin obras y yo te probaré por las obras mi fe” (St. 2:18)

Porque había dicho anteriormente que “la fe, si no tiene obras, está realmente muerta.”

Es el cumplimiento de la moral expresada en los actos diarios, en las obras, lo que define la fe.

Porque si hay inconsistencia entre obras y fe, se debe a que la fe no es la adecuada.



LA LEYES HAN SIDO DESDE EL PRINCIPIO

Noé cree en el Todopoderoso, por eso construye un arca.

No existe otro dios, por ello obedece.

Si esto no fuera así, hubiese clamado al otro.

Pues un dios puede pelear contra otro, pero una creatura contra Dios, no.

Tampoco lo maldijo, ni se enfadó con Él, por tenerlo en una barca durante tanto tiempo.

El Creador es el Omnipotente, conoce y sabe todo.
Noé escucha el mandato de Dios y obedece.

No le dice, Señor hare la guerra y destruiré a todo hombre que te maldiga.

O bien, yo mataré al que no te glorifique o no te alabe.

Haré con mi cuchillo cuadritos al individuo que te ofenda.

No, simplemente escuchó el mandato y obedeció.

No replicó, ni hizo alarde.

Dios le dejó a su esposa, y sus hijos; Él mismo reconoce la sacralidad de esta institución.

El relato del diluvio muestra como el construir el arca, y Noé guarda y almacena las cosas que le dice el Señor.

Dios mismo le ha concedido su Providencia.

Por eso el Todopoderoso ha permitido que toda creatura, animal y ser viviente, entre en el arca.

Ningún otro ser humano fuera de Noé y su familia, fuera de los animales y semillas de plantas fueron salvados.
El Omnipotente ha dejado una ley y Noé la obedece, pero también él manda a que su mujer y familia la obedezca.

Esta forma de proceder puede tener una enseñanza.

Algunos han llamado a esta forma de proceder de Noé, como las siete leyes.

Entre algunas creencias estas leyes son practicadas.

Se puede resumir así:

1. Sólo hay un Dios.

2. No maldigas a Dios, no tomar su nombre en vano.

3. No matar.

4. Respeta tu matrimonio, castidad según tu estado.

5. Respetar a toda creatura, no comer sangre o partes de un animal vivo.

6. No robar.

7. Respetar los mandatos de Dios, justicia.

Se parecen en parte a los diez mandamientos entregados por Dios a Moisés.

Han sido agregados a los entregados a Noé: honrar al padre y la madre y guardar las fiestas, en los que fueron entregados a Moisés como los 10 mandamientos.

Sin embargo, aunque esas dos no aparezcan en el relato de Noé están presentes.

Se puede observar que posteriormente Noé ha de ser honrado por uno de sus hijos y maldice a los otros (Gen 9: 21-27)

En cuanto a guardar las fiestas, se puede ver que él, construye un altar (Gen 8: 20-22).

Las leyes de Noé mantienen la idea de obedecer al Todopoderoso.
El cristianismo en sus inicios tiene por tradición conservar los preceptos judaicos.

Pero no todos serán necesarios.

Ya a Pedro se le ha revelado algunas cosas que no justifican mantener todos los preceptos.

Y es Pablo quien busca eliminar cualquier tipo de imposición de todas estas leyes pesadas.

Al final son eliminadas algunas, como la de comer sangre, pero se insiste en no cometer adulterio.

Muchos cristianos tienen la idea de que las leyes de Noé y los mandamientos han sido abolidos.

Pero en la práctica los apóstoles viven y los practican, y los cristianos posteriores también.



NUEVO TESTAMENTO Y LA PRÁCTICA DE LOS MANDAMIENTOS


“Amar a Dios sobre todas las cosas”

Esto significa negarse a sí mismo y orientarse sólo por Dios.

En Apocalipsis 12: 11 dice:

“Ellos lo vencieron gracias a la sangre del Cordero y a la palabra de testimonio que dieron, porque despreciaron su vida ante la muerte.”

El mejor testimonio de amor es dar la vida por otro.

Así Cristo la dio por nosotros y así la dieron los primeros cristianos.

San Ignacio de Antioquía, discípulo de San Juan apóstol y obispo de Antioquía, pide que lo dejen morir por Cristo: “triturado por las bestias como hostia viva”.

Este obispo ya en el 110, se hace llamar católico y recuerda que donde está el obispo de Roma, está la Iglesia Católica.


“No tomar el nombre de Dios en vano”

Justificar los actos realizados, para proclamar que hemos hecho lo mandado, o bien para decir que no lo hicimos, no es parte de lo que se ha recibido de Jesús.

Él mismo dice en el Evangelio cuando tengan que decir algo digan sí, sí es sí y no para cuando es no.

No juren ni por lo que está en el cielo ni por lo que está en la tierra.


“Guardar las fiestas”

Hechos de los Apóstoles 2: 42 recuerda como los primeros cristianos:

“Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones.”

También versículos posteriores hablan sobre ir al Templo y de la fracción del Pan.

Hay que notar que aún existe el Templo, y que después los cristianos fueron expulsados, por lo que ya solo se reunían en casas.

Luego irán a las catacumbas.

Y recién con el decreto de libertad religiosa de Constantino, pudieron empezar a construir sus propios centros de reunión para la Eucaristía, o fracción del pan como le llama San Lucas.


“Honrar a los padres”

Significa que tus actos pueden ser lo que a ellos les llene de alegría o de tristeza.

Para Jesús, que es el Señor, era estar sujeto a ellos. (Lc. 2: 51)


“No matar”

Los primeros cristianos han muerto por no pelear. Han preferido ser asesinados a matar.

El católico debe defender la vida.

Amad a vuestros enemigos, oren por quienes los persigan, pues si sólo aman a su amigos ¿Qué mérito tienen? (Mt 5: 44)


“No cometer actos impuros”

Se refiere al adulterio y a todo aquello que, consintiéndolo en el corazón, nos aleja de la fidelidad a Dios.

Es decir, quién no vive de acuerdo a su estado en castidad.

Y también quién por dar satisfacción a la carne, prefiere cometer actos impuros de pensamiento, de palabra y de obra.

Así en Hechos 15: 20, se les recuerda a los hermanos no cometer actos impuros, o fornicación.


“No robar”

El poner todo en común era propio de imitar a la familia para los primeros cristianos.

Por ello era inadmisible el robo.

San Pablo recuerda que quién no trabaja que no coma, pues si no lo hace, es como robarle a quién si lo hace.

Está aprovechándose del buen cristiano.


“No mentir”

“Pedro le dijo: «Ananías, ¿cómo es que satanás llenó tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y quedarte con parte del precio del campo?” (Hechos 5: 3)


“No consentir pensamientos y deseo impuros”

El noveno mandamiento también tiene por objeto respetar el matrimonio.

Pero también va para aquellos, los solteros.

De alguna manera si el sexto mandamiento se refiere a la impureza y fornicación del individuo, este mandato lo hace para el hombre que respete a la mujer y viceversa en términos generales.


“No codiciarás bienes ajenos”

“No busquen los bienes de la tierra donde la polilla los arruina, busquen más bien los del cielo”(Mt. 6:19)

Estas palabras hacen eco del décimo mandato mismo que recuerda esas palabras de Jesús.

Por ello la bestia se enfureció con la mujer y se fue hacer la guerra contras los que siguen los mandatos del Señor (Ap. 12: 17).
A Jesús le duele su Corazón, diez dardos le atraviesan cuando no le buscamos.

Pareciera que las llamadas leyes de Noé se repitieran en las actuales y a la vez en el eco de las de Moisés.



LOS MANDAMIENTOS SON LA EXPRESIÓN DEL AMOR DE DIOS

El Todopoderoso busca con toda razón la salvación del hombre.

Pues son creación suya.

Pero para que el hombre en su elección escoja a Dios, debe elegir libremente.

El individuo que ama no puede amar si es obligado, o bien si no tiene la libertad.

Por ello no se puede hablar de socialismo o comunismo porque la caridad, ha dejado de ser una elección libre, pues se convierte en obligatoria.

Por esta razón, Dios en su omnipotencia, ha tenido por bien dejar que cada uno sea libre.

En esa libertad tiene la esperanza de que el hombre lo escogerá a Él.

Sabe que los hombres son frágiles y que pecan.

Pero por ello extendió sus brazos en la cruz “y así adquirió para Él un pueblo santo”.

San Pablo dice que no hay que entristecer al Espíritu Santo.
El Señor sufre cuando lo abandonamos, cuando se escoge el pecado frente a la gracia.

Su dolor se asemeja al del padre misericordioso, el que nos recuerda la parábola del hijo pródigo.



LOS DERECHOS DE DIOS

Pero así como nos quiere, y espera nuestra felicidad y que seamos salvos; Dios también tiene derechos.
Tiene derecho a que sí no lo aman, le respeten.

A que no blasfemen contra su nombre.

Hay que respetar a todos incluido a Él, porque Él es santo.

Para algunos hombres Dios no existe, y para los que creen en Él, es una falta de respeto las irreverencias de algunos hombres.

Pero lo es más para el Todopoderoso, que amando es despreciado.

Por ello Cristo se glorificó en la cruz y el Padre lo resucitó de entre los muertos.

Y de ahí que ningún cristiano puede seguir un camino que no sea el de la cruz.

Porque la vida es derecho de Dios, Él la quita y la da.
Nadie debe por lo tanto usurpar el derecho divino.

Del mismo modo se debe respetar a los otros seres vivos, animales y plantas, porque también son creación de Él.

Es cierto que en algunos casos, se permite la muerte, como lo es en defensa propia.

O también en el caso de animales y plantas para la alimentación del ser humano.

Pero esto no es una rebelión propia del ser humano ni una extralimitación, sino parte del plan de Dios.

No mientan, no forniquen, no hieran el Corazón de Cristo con los dardos del desprecio y del olvido.

No olviden que antes de existir, Él ya existía.

Somos creaturas, no somos Dios.

Por tanto debemos ser cristianos que guarden los mandatos de Dios, imitando a la Mujer de Ap. 12.

Y entonces, se enfurecerá el dragón y los coros del cielo saldrán en defensa del Creador.
La bestia será echada y los que siguieron los mandatos del Señor entrarán a formar parte de su Reino.

Esta es la batalla que enfrentamos hoy día en nuestras vidas.


FUENTE: forosdelavirgen.org