Páginas

DE LA AUTORA.

 Para los que buscamos la santidad, la perfección.


El Sacerdote es otro Cristo (en distintos niveles según su entrega).  Consagrado, o sea separado solo para El, pues ya no se pertenece. Como dice el padre Julio Scozzaro:  "Tiene un pie en la tierra y otro en el cielo".


Cuando el sacerdote no viste como lo pide la Iglesia, se viste con su voluntad y no con la de Cristo. O sea es una forma de decirle a Jesús: te entregue mi sangre pero ahora la retiro. Es un acto de adulterio espiritual. Es una forma de acercarse por propio gusto a ese perro rabioso encadenado que busca a quien devorar. Es una forma (como dice Marino Restrepo) de coquetear con el enemigo, de alegrar al demonio.


En nuestro país se ama y se respeta al sacerdote, por eso gracias a Dios no es el caso de otros países como el Medio Oriente o China que se persigue a la Iglesia de Cristo. Por consiguiente el sacerdote debería vestirse como se lo pide la Iglesia: color negro, sotana, habito, cleryman, cuello clerical todos los días aunque este en día libre.


Cuantas almas ahuyentadas y perdidas por esta falta de algunos sacerdotes.

LIBRO DE CIELO, Luisa Picarreta.

 La pequeña planta es la humildad, las ramas que produce esta planta es la confianza, así que no se puede dar verdadera humildad sin confianza. La humildad sin confianza es virtud falsa.


"Hija, las ofensas que mas traspasan mi corazón son las misas dichas sacrílegamente, y las hipocresías."

Todas las obras hechas con hipocresía, aun las mas santas, son obras todas envenenadas que amargan el corazón de Jesús.


"Debes estar atenta a esto, que las alabanzas y los desprecios de las criaturas no hay que tomarlas en cuenta".


Le hable de las almas desapegadas, que mientas no tienen nada, todo poseen.


"Quiero que tengas plena confianza en el confesor, aun en las mínimas cosas, tanto que entre Yo y el no debe haber diferencia alguna, porque en la medida de tu confianza y de la fe que des a sus palabras, así concurriré Yo".


"Hija Mía, la caridad solo es perfecta cuando es hecha con el solo fin de agradarme,y entonces es verdadera y reconocida por Mi cuando esta despojada del todo".


"Hija Mia, lo que miro en un alma es cuando se despoja de la propia voluntad, entonces mi Voluntad la inviste, la diviniza y la hace toda Mia".


"La humildad es la seguridad de los favores celestiales.  La humildad viste al alma de tal seguridad, que las astucias del enemigo no penetran dentro. La humildad pone a salvo todas las gracias celestiales, tanto que donde veo la humildad hago correr abundantemente cualquier clase de favores celestiales...Si estas envestida por la bella humildad de todo lo demás, no te preocupes".


Yo me comunico a los humildes y a los sencillos porque pronto creen en mis gracias y las tienen en gran estima, aunque sean ignorantes y pobres... Yo soy muy reacio, porque el primer paso que acerca el alma a Mi es el creer... Mientras mas humildes y simples, son también mas fáciles a hacer grandes sacrificios por Mi".


Me niegas también el pan cotidiano que tu concedes a todos generalmente, como es la Cruz...


"Si te haces desaparecer a ti misma, no cometerás pecado jamas".

Predilectas de la autora.

 La tibieza se da porque el hombre es cómodo. La tibieza ama la palabra misericordia porque la tiene confundida. Si entendiera la justicia no fuera tibio porque la tibieza es la ausencia del temor de Dios.

Que es la ausencia del temor de Dios? Es la ausencia del conocimiento de la justicia de Dios.
DE: Marino Restrepo.

 "A MIS SACERDOTES" DE CONCEPCION CABRERA DE ARMIDA. CAP.  CXV: EL ESPIRITU SANTO Y LOS SACERDOTES.


CXV

EL ESPIRITU SANTO Y LOS SACERDOTES

 

En el fin de los siglos, cuando acabe la Iglesia en la tierra la sublime y divina misión que le he confiado, pasará triunfante al cielo a glorificarme con sus miembros glorificados eternamente.

 

Donde el Espíritu Santo sopla ahí está la fecundidad eterna, porque en Dios todo es eterno.

 

¡Y que delicadeza de mi Padre, después de la Redención y de mi Ascensión a los cielos!; cierto es que suplique al Padre que enviara su Espíritu a mi Iglesia para regirla y para consolarla; pero El no solo envió al Espíritu Santo como  fruto de tu mi petición, sino que lo mando en mi nombre, como un obsequio mío a la Iglesia y a la humanidad, un obsequio conquistado con mi Sangre y con mi vida.

 

Y lo que pasa siempre en el seno amoroso de la Trinidad, la lucha del Amor con el Amor, de la Caridad con la Caridad. Yo enviaba al mundo al Espíritu Santo a nombre de mi Padre amado, y ese Padre Santísimo lo enviaba en mi nombre, como riquísimo precio de la Redención del Verbo hecho carne. Así pasa en todo lo relacionado al Amor entre el Padre y el Hijo, entre el Hijo y el Padre, se unifican esas luchas de amor, esos quereres en el querer unitivo de la Divinidad, en el Espíritu Santo.

 

Y de aquí otro punto: el de que los favores de Dios son eternos, participan del Ser de Dios que no tuvo principio ni tendrá fin.

 

Vino el Espíritu Santo, no por un día, no por un tiempo fijo, no por solo siglos y más siglos, sino para quedarse en la Iglesia eternamente. Pero ¿cómo, si el mundo tendrá fin? Es que la Iglesia no concluirá en la tierra. Terminará su misión salvadora con la última alma que salga de este mundo; pero continuará en el cielo eternamente, glorificándome en sus hijos salvados.


 Así es Dios en sus obras; no las desmiembra, no las destruye, sino que las eterniza.  Y es que todo lo que sale de E, lleva el sello sublime de la Trinidad, algo de su infinito y perdurable Ser; una extensión de su estabilidad eterna, imperturbable, inamovible e inmutable.

 

¡Oh, si el hombre comprendiera y pensara en eso, no en algo, sino en todo lo terreno que lleva en si mismo, en su cuerpo y en su alma!

 

El Padre dejó al Espíritu Santo toda la libertad de vaciar sus tesoros en el alma creada de su Verbo hecho carne, y se gozó además en su Hijo muy amado, UNO con El, por la misma Divinidad.

 

¡Con que complacencia me contemplaba en unión del Espíritu Santo, en mi estancia sobre la tierra!

 

La parte intima de mi Humanidad vivía enajenada en la contemplación de la visión beatifica que ensanchaba mi Espíritu en el Amor y lo fundía en el ardentísimo centro unitivo y atrayente de la Trinidad. Mi Humanidad, no solo tenía un ángel a mi lado, sino que legiones me rodeaban, adorando a la Divinidad, unida a mi naturaleza humana. Esos ángeles adoraban en el Dios-hombre los inescrutables designios de la Trinidad y admiraban y respetaban mis planes redentores.

 

La parte inferior de mi humanidad, aunque también estaba divinizada, sin embargo, por su ofrecimiento de inmolación voluntaria, estaba sujeta a las tristes necesidades del hombre.

 

Me ofrecí puro y sacrificado al Padre por el Espíritu Santo.  Ame como hombre también a ese Santo Espíritu, y con El mismo, a Él y a mi Padre amado.

 

Con que amor podía amar el Verbo hecho carne, sino con el Amor mismo, con el Centro unitivo y eterno entre el Padre y el Hijo?  Con cual amor podía amar a la humanidad caída que venía a redimir, sino con el divino Amor que estaba en Mí como Dios y como hombre, con el Espíritu Santo?  Ese divino Amor me impulso a ofrecerme al Padre como Victima y a ofrecerme al hombre en voluntaria inmolación.  Ese infinito amor en el cual estaba amasado, compenetrado, fundido, que era como mi Ser y mi vida, me impulso del cielo a la tierra, de la Cruz a los altares, de los altares al cielo, para poner el broche de oro a mi Iglesia enviándole al Espíritu Santo.

 

Si soy caridad, si soy Amor,  que otra cosa podía dar al hombre sino a mi mismo Amor, al Espíritu Santo, a Mí mismo, su Redentor dolorido y amoroso, en su favor?

 

Solo este amor infinito y eterno podía abrir el cielo, eterno e infinito.

 

Oh, si todos mis sacerdotes fueran amor!  Oh, si cifraran toda su dicha en la tierra en una sola inmolación de amor unidos a Mí, transformados en Mi!

 

Pero  quien hace estas maravillas de amor, sino únicamente el que es  Amor?  El mundo necesita imperiosamente al Espíritu Santo  para espiritualizarse; pero más mis sacerdotes que deben abrir sus almas a un nuevo Pentecostés, limpias y puras, transformadas en Mi para honrar al Padre y salvar al mundo.

 

El Espíritu Santo busca, divinamente ansioso, recipientes en donde derramar sus tesoros infinitos; quiere almas sacerdotales que se dilaten y lo llamen, lo invoquen, lo reciban, lo comuniquen, lo den; porque Él es el Don de Dios, el Don de dones, el único capaz de renovar almas y mundos, y limpiar, purificar y hacer que renazca en el Espíritu Santo.

 

Una nueva etapa, la que toca muy especialmente al Espíritu Santo, está llegando al mundo para renovarlo; pero quiere hacerse sentir especialmente en sus sacerdotes transformados en Mí, y elevarlos, angelizarlos y santificarlos para que con El, por El y en El, impulsen en la Iglesia su reinado que conmoverá almas y corazones.

 

Cuanto desea mi Padre el ver honrado, enaltecido, sublimado, en los corazones sacerdotales muy principalmente, a esa Persona divina de la Trinidad que es Amor y que rige por el Amor!  Porque no solo vino el Espíritu Santo en aquella época, sino para siempre, eternamente, a poseer a su Iglesia y a gobernar con suavidad infinita por medio de la gracia su campo favorito—las inteligencias y las almas.

 

En muchos corazones se tiene relegado al Espíritu Santo, a pesar de ser la Persona divina sin la cual la criatura no sería capaz de moverse en el orden sobrenatural de la gracia.   Y ay! aun para muchos de mis sacerdotes es como secundario su recuerdo, siendo que Él es la acción divina del sacerdote, y debe ser lo más íntimo que en el exista, su latido y su vida.  Debe circular por el alma del sacerdote como la sangre por sus venas; debe impregnar sus pensamientos, palabras y obras/ debe ser su mismo espíritu como lo fue mío.

 

No son acaso mis sacerdotes otros Yo? Entonces,  como no dejarse incondicionalmente poseer de ese Santo Espíritu a quien todo deben y con quien tiene filiación infinita su vocación sublime?

 

Quien los ungió para el sacerdocio?  Quien da virtud a sus palabras en la Consagración?  Quien los llevo al altar y los hizo dignos por la ordenación de transformarse en Mí, de hacerme bajar a sus manos, de operar la transustanciación?  Quien opera en ellos ese reflejo de la Encarnación y del Verbo que se renueva en cada misa con mi Pasión y muerte?  A quien le deben la vocación?  Quien los escogió para perfumar con el aroma de su pureza los altares?  Quien los ofrenda constantemente a mi Padre desde la tierra, en mi unión, y envuelve esté presente en amor para complacer al Padre, y transformarlos en Mi?

 

Oh si mis sacerdotes meditaran en los infinitos beneficios, unos que ven y que tocan y muchos más ocultos a sus ojos, pero que tienen como principio activo al Espíritu Santo!

 

Se puede decir con certeza, que en la vida espiritual—en la del sacerdote muy especialmente—no hay un solo acto en el que no lo asista, lo acompañe y lo penetre el Espíritu Santo.

Por esto mismo es más culpable el sacerdote que se olvida de sus santos deberes; porque más que nadie contrista y lastima a esa Blancura, a esa Luz increada, a ese Consolador que constantemente le hace compare el cielo.

 

No me cansare de insistir en el reinado pleno, absoluto y sin obstáculos del Espíritu Santo en el alma de sus sacerdotes. Transformarlos en Mi es su delicia para presentarlo al Padre, unos Conmigo, en la unidad de la Trinidad.

 

Que se den mis sacerdotes de lleno, sin estorbos, sin mengua, sin egoísmos, sin cortapisas, a esa Persona divina; que si esto hacen, muy pronto quedaran transformados, porque solo el Espíritu Santo hace un Jesús de cada alma y la simplifica en la unidad”.

 

EL COLOR NEGRO DE CLERIGMAN EN EL SACERDOTE: SIGNIFICADO GOZOSO

Por Padre Santiago González

En el Código de Derecho Canónico (canon 284) se expresa la obligatoriedad, para el sacerdote, de identificarse como tal en el vestido, ya sea con traje talar (sotana) o clerigman. Sobre este aspecto ya publiqué un artículo en este blog:


La cuestión que toco en este artículo, relacionado con la identidad sacerdotal, es el COLOR preferentemente NEGRO, por si tuviera algún significado y comentarlo no sólo por satisfacer la curiosidad sino para provecho espiritual. En efecto, cada conferencia episcopal manifiesta los colores que, además del negro, pueden llevarse en cada nación. En España, por ejemplo, se mencionan el negro y el gris (ya sea gris claro u oscuro). Hay países tropicales donde el calor es tan intenso que el color recomendado es el blanco (y ello está totalmente justificado).

No obstante es bueno reconocer y valorar el NEGRO como el que, en circunstancias normales, representa mejor la entrega del Sacerdote. En una ocasión un sacerdote mayor en edad, y muy espiritual, me explicó la causa y la verdad es que me encantó, y ahora la comparto en este blog. El color negro es color de LUTO: eso ya lo sabemos todos. Pero en el caso del sacerdote se trata de un LUTO GOZOSO. Cuando el candidato al sacerdocio, en la ceremonia de ordenación, está tumbado en el suelo mientras se recita la letanía de los santos, y ya está muy cercana la imposición de manos del Obispo (momento de gran alegría y expectación), es como si ese hombre MUERE a su vida pasada. Su vida se va a transformar por completo: seguirá siendo EL MISMO pero no LO MISMO. El sacramento del Orden imprime CARÁCTER ETERNO y va a ser sacerdote para toda la eternidad. Eso significa que su vida anterior va a la tumba (por eso está tumbado en el suelo) y desde entonces, una vez ordenado, se vestirá de color negro para recordar a todos, y a si mismo, que está de luto por su pasado y que es un luto gozoso ya que ha recibido, de forma inmerecida y por el amor infinito de Dios, el DON del sacerdocio ministerial para el bien de las almas.

Por eso el color negro (en la sotana o la camisa de clerigman) NO es algo triste ni serio, en absoluto. Es un signo ALEGRE de identidad, pero una alegría que, para asumirla y captarla, precisa de la catequesis sacramental y la apertura del corazón. El sacerdote, vestido de color negro, expresa (sin necesidad de hablar) que:

– Pertenece totalmente a Dios, y desde Dios está al servicio de las almas y de la Iglesia

– Está feliz de haber sido llamado a esa vocación, pero no está orgulloso (ya que no es por su mérito)

– Su vida pasada queda en la memoria y el entendimiento, pero NO en la voluntad presente y futura (al menos no en lo que esa vida anterior, sobre todo, hubiera tenido de lejanía de Dios)

– Se entrega a todas las almas, pero sin exclusividad ni dependencia. El sacerdote dice a su hermano/a que “Estoy a tu servicio, pero ni tú serás el centro de mi corazón ni yo lo seré del tuyo; en el centro de mi corazón está Cristo”

Por tanto, valoremos el color NEGRO en el vestido sacerdotal: muestra el sentido FELIZ del LUTO que es signo de Vida ETERNA.


FUENTE: adelantelafe.com

LAS INDULGENCIAS


Por: Ignacio Juez | Fuente: www.ideasrapidas.org

LAS INDULGENCIAS
• A. Las indulgencias en general
• B. Indulgencias plenarias.
• C. Indulgencias parciales

A. Las indulgencias en general

1. ¿Dónde situamos las indulgencias? Las indulgencias están relacionadas con la confesión, los pecados, la redención y la comunión de los santos.

2. ¿En qué estado queda un hombre al pecar? Una persona que comete un pecado adquiere obviamente la condición de pecador, se aleja del Señor y queda más inclinado al mal. Además, la justicia reclama una reparación, llamada también pena, expiación o penitencia.

3. ¿Cómo cambia la situación al confesarse? La confesión borra la culpa del pecado, -la condición actual de pecador-, y también perdona parte de la penitencia que debía realizarse, aunque queda en el alma una señal o cualidad de que ha sido pecador y debe repararlo. Esto que falta por expiar se purifica mediante los sufrimientos y buenas obras de esta vida, con las penas del purgatorio, y mediante las indulgencias.

4. ¿Qué son las indulgencias? Digamos dos definiciones:

o Brevemente: indulgencia es la supresión de la pena debida por los pecados que la Iglesia otorga a quien realice determinadas acciones.
o La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos. (cfr. Mt 16, 19).

5. ¿Las indulgencias pueden aplicarse a los difuntos? Las indulgencias siempre son aplicables o a sí mismos o a las almas de los difuntos, pero no son aplicables a otras personas vivas en la tierra. Algunas indulgencias sólo pueden aplicarse a los difuntos; por ejemplo, rezando por ellos en un cementerio se consigue una indulgencia parcial, que será plenaria si se hace los días 1 al 8 de noviembre (una cada día).

6. Tipos de indulgencias: Las indulgencias se agrupan en dos clases:

o Indulgencias plenarias: borran todo resto de pecado dejando el alma dispuesta para entrar inmediatamente en el cielo.
o Indulgencias parciales: borran parte de la pena que los pecados cometidos reclaman.

B. Indulgencias plenarias

1. Condiciones para conseguir una indulgencia plenaria: Esta indulgencia tiene un valor muy grande y requiere varias condiciones:

o Los mismos requisitos que en las indulgencias parciales:
. realizar la acción que la Iglesia premia con esta indulgencia.
. estar en gracia de Dios antes de acabar la obra premiada.
. tener intención al menos general de ganar la indulgencia.
o Sólo se puede ganar una indulgencia plenaria cada día.
o Tener la disposición interior de un desapego total del pecado, incluso venial.
o Confesarse, al menos veinte días antes o después de realizar la acción premiada (sin olvidar que hay que estar en gracia de Dios antes de acabar la acción). Una misma confesión puede servir para ganar varias indulgencias plenarias.
o Comulgar, en ese mismo periodo de tiempo.
o Rezar por las intenciones del Papa un Padrenuestro y un Avemaría, u otras oraciones. Debe hacerse también en esos días.

2. ¿Qué acciones están premiadas con indulgencia plenaria? Cualquier día se puede obtener una indulgencia plenaria en estos casos:

o Adoración a la Eucaristía durante media hora.
o Realización del Via Crucis recorriendo las catorce estaciones erigidas meditando la Pasión del Señor.
o Rezo del santo rosario (5 misterios seguidos) en una iglesia, o en familia, o acompañado de otros.
o Lectura o audición de la Sagrada escritura durante media hora.

3. Indulgencias plenarias en circunstancias especiales.- En determinadas ocasiones pueden ganarse indulgencias plenarias. Por ejemplo:

o En el momento de la muerte a quien hubiere rezado algo durante su vida (es muy consolador). En este caso no se precisa la confesión, ni la comunión, ni la oración por el Papa; pero es necesario estar bien dispuesto: en gracia de Dios, rechazando cualquier pecado, y habiendo deseado alguna vez ganar esta indulgencia.
o Rezar un padrenuestro y un credo en un santuario o basílica (se concede una vez al año por santuario; santuario es una iglesia con muchos peregrinos, aprobada como santuario por el Obispo correspondiente).
o Recibir la bendición papal Urbi et Orbi (o escucharla por radio o televisión, en directo).
o Realizar ejercicios espirituales de al menos tres días completos.
o Asistir a una primera Comunión.

4. Indulgencias plenarias en fechas especiales.- Hay varios días al año donde se pueden conseguir indulgencias plenarias, con algunas condiciones. Por ejemplo:

o 31 de diciembre: recitando solemnemente un "Te Deum" en una iglesia, dando gracias a Dios por los beneficios recibidos el último año.
o 1 de enero: recitando solemnemente el "Veni Creator" en una iglesia.
o Los viernes de Cuaresma: después de comulgar, rezando ante un crucifijo la oración "Miradme o mi amado y buen Jesús".
o En los oficios de Semana Santa:
. jueves santo: recitando el "Tantum ergo" durante la exposición que sigue a la Misa.
. viernes santo: asistiendo a los oficios.
. sábado santo: renovando las promesas bautismales en la Vigilia Pascual.
o Pentecostés: recitando solemnemente el "Veni Creator" en una iglesia.
o Corpus Christi: participando en la procesión eucarística (dentro o fuera de la iglesia).
o 2 Agosto: rezando un padrenuestro y un credo en la catedral o parroquia.

5. Indulgencias plenarias particulares.- Muchas instituciones gozan de indulgencias en determinados días del año, coincidiendo normalmente con fechas o santos propios. Hay un caso especialmente interesante, pues quienes llevan el escapulario del Carmen se unen a la familia carmelita y pueden ganar indulgencia plenaria el día en que le imponen el escapulario y los siguientes días:

o 16 de mayo (San Simón Stock).
o 16 de julio (Virgen del Carmen).
20 de julio (San Elías Profeta).
o 1 de octubre (Santa Teresa de Lisieux).
15 de octubre (Santa Teresa de Jesús).
o 14 de noviembre (Todos los Santos Carmelitas).
o 14 de diciembre (San Juan de la Cruz).

C. Indulgencias parciales

1. Condiciones para conseguir una indulgencia parcial: Cada día pueden ganarse muchas indulgencias parciales, con cumplir sólo tres condiciones: estar en gracia de Dios, realizar las obras que la Iglesia premia con esa indulgencia, y tener intención al menos general de ganar la indulgencia.

2. ¿Qué premios aportan las indulgencias parciales? Las indulgencias parciales proporcionan una remisión de la pena del mismo valor que el otorgado por esa misma acción. Dicho de otro modo: en las indulgencias parciales, la Iglesia duplica el mérito de esas acciones.

3. Oraciones premiadas con indulgencia parcial. Digamos unas cuantas (todas ellas deben rezarse piadosamente, como es lógico):

o El Angelus, el Magnificat, la Salve, el Acordaos, las Letanías u otras oraciones marianas aprobadas. Lo mismo a san José o al propio ángel custodio. También con el Credo.
o rezar con devoción filial por el Papa una oración aprobada.
o rezar agradecido la oración por los benefactores.
o rezar antes y después de comer una oración aprobada de súplica y de acción de gracias. Lo mismo al empezar y acabar el día o el trabajo.
o visitar al Santísimo adorándolo; rezar una comunión espiritual; recitar una de las oraciones aprobadas de acción de gracias tras la Comunión (ej.: Alma de Cristo; Miradme o mi amado y buen Jesús).
o hacer examen de conciencia con propósito de enmendarse; rezar el Yo Confieso u otro acto de contrición aprobado.
o hacer la señal de la cruz diciendo En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

3. Otros ejemplos de indulgencias parciales. Si falta algún requisito a una indulgencia plenaria, suele alcanzarse una indulgencia parcial. Además de esto, hay muchas acciones premiadas por la iglesia con indulgencia parcial. Digamos unas cuantas:

  • o decir mentalmente una oración breve al trabajar o al soportar los sufrimientos de la vida.
  • o dedicarse uno mismo o gastar bienes en servicio a los demás, por amor a Dios.
  • o privarse libremente de algo grato y correcto, con espíritu de penitencia.
  • o dar testimonio de la propia fe; trabajar en la enseñanza o trasmisión de la doctrina cristiana.
  • o usar piadosamente un objeto de piedad bendecido (crucifijo, rosario, escapulario o medalla).
  • o dedicar un tiempo a la oración.
  • o asistir devotamente a cualquier predicación de la palabra de Dios.
  • o asistir piadosamente a una novena pública (ej.: Inmaculada).

4.¿Es raro que no se haya mencionado la misa? Según la tradición, no se incluye la participación en la misa ni los sacramentos entre las indulgencias pues ya tienen en sí mismos una gran eficacia santificadora y de purificación.

5. ¿Dónde encontrar todas las indulgencias? Sobre las condiciones para ganar indulgencias hay un breve resumen en esta web del vaticano (en español). Las normas completas están en estos documentos, también del vaticano (un texto muy amplio en latín, con un resumen al final).


FUENTE: es.catholic.net

POCA REVERENCIA, POCA HUMILDAD - VIDEO

 

Crédito: VerdadenlaRed


Extracto del contenido presentado

Como la mayoría de los católicos ya no tienen ningún interés en la Iglesia y la mayoría no tiene ni idea de la intensa batalla que se libra en estos momentos dentro de ella es preciso apuntar que esta batalla es entre una ideología revolucionaria que se hizo cargo del poder de la estructura de la Iglesia con toda su fuerza a partir de la década de los 70 y se ha quedado aferrada al poder desde entonces. Y aquellos contrarrevolucionarios que hoy quieren deshacer los daños de la revolución y hacer retroceder todo este daño.

En la Iglesia se produjo un momento de autentico desastre cuando el santo padre Juan XXIII inauguró el Concilio Vaticano II y dijo que a partir de ese instante la Iglesia se abría al mundo, la Iglesia dejaba de ser enemiga del mundo, de la doctrina de la felicidad del mundo, la Iglesia dejaba de denunciar errores, la Iglesia se abría al mundo, a las filosofías y a la comprensión de la doctrina de los hombres. A partir de ese momento se produjo en la Iglesia tal terremoto y tal desastre.

La Iglesia no puede ser amiga del mundo, la doctrina de Jesucristo nunca puede ser conforme a la doctrina y criterios del mundo, no puede ser.  La Iglesia está en el mundo pero es distinta del mundo, la Iglesia debe estar siempre en tensión con respecto al mundo. El mundo nunca acabará de comprenderla. La Iglesia no puede ser amiga del mundo, el cristiano no puede ser amigo del mundo. El administrador de los misterios de Dios, el ministro de Cristo no puede conducir a las ovejas ni puede enseñarles los criterios y filosofías de los hombres y criterios conforme al mundo. 

Así vemos estos escaramuzas manifestarse en muchas partes, desde el forcejeo entre monjas feministas radicales y las fuerzas ortodoxas en el Vaticano. Luego esta estira y afloja entre cardenales liberales heterodoxos como Walter Kasper quien abiertamente declara que los que viven en adulterio y los que practican la sodomía se les puede permitir recibir la Santa Comunión y los otros cardenales que están llamando estas declaraciones heréticas, luego está la batalla interminable como son los abusos en la Misa … cualquier medio católico que sea dirigido a la información veraz los radicales la han tomado . 

Pero eso fue hasta que una monjita muy dulce fundo una estación de televisión llamada EWTN Eterna Palabra Red de Televisión. La operación creció de manera constante en la década de los 80 en gran parte por la extraordinaria luchadora de madre Angelica. Ella salio al aire para denunciar los males que ahora son tan comunes … 

VIDEO:LOS SACERDOTES SOMOS COMO LOS AVIONES PADRE CARLOS CANCELADO


Sigamos orando por los sacerdotes pero yo también diría que por los seminaristas porque los seminaristas son las semillas del sacerdote. Es la semilla que Jesús va regando en cada seminario. Si rezamos para que los seminaristas sean santos sacerdotes, habrán santos sacerdotes. Mientras hayan sacerdotes sobre la tierra habrá misericordia de Dios, habrá perdón, estará Jesús Eucaristía. Cuando se acabe esta plaga sacerdotal se acabó la misericordia de Dios sobre la humanidad. 


ORACION POR EL PAPA


Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu Vicario en la Tierra, el Papa.

En él Tú has querido mostrarnos el camino seguro y cierto que debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego.

Creo firmemente que por medio de él tú nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado formamos la verdadera Iglesia: una, santa, católica y apostólica.

Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar como hijo fiel sus enseñanzas.

Cuida su vida, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad.

Aplaca los vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instrumento de tu redención.

Amén.

BEATO CARLOS ACUTIS - UN SANTO DEL SIGLO XXI

  EVANGELIZACION CON LAS NUEVAS TECNOLOGIAS




Carlo Acutis no solo es ejemplo para la juventud sino para nosotros los adultos. El nos comunica claramente con su juventud, amor y sencillez que debemos vivir solo para Dios como si cada día fuera el ultimo que no tenemos tiempo. Como dice San Pablo: el día que se apellida de hoy. 

En muchas partes, en muchas iglesias, vemos a laicos y sacerdotes que llevan sobre la tierra veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta años y no le han entregado su sangre al Señor, no han muerto a si mismos. Toda esa vida no trasciende al espíritu.

En cambio Carlo Acutis con tan solo quince años nos da una lección eterna (Luc 10, 38-42 Jesús le dijo: Marta, Marta te preocupas y te agitas por muchas cosas y hay necesidad de pocas o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena que no le será quitada).




 


TODOS LOS PAPAS, SAN PEDRO, SAN FRANCISCO

 




Este video muestra cronológicamente a todos los papas de la Iglesia Católica con foto. Comienza con San Pedro y termina con el Papa Francisco. Importante: el número representa el pontificado, no el número de papas. Tal vez te hayas dado cuenta que a veces durante algunos años no hubo papa. Esto se debe a que los cardenales que votaron por el Papa no pudieron estar de acuerdo.

FUENTE: DIEU LE ROI 

EL PADRE JOVAN DA LA BENDICION A BIEN DE UN DEVOTO DE LA PARROQUIA -



Qué alegría y que gozo ver a los sacerdotes hacer las obras del Señor en este caso el padre Jovan Alfredo de nuestra capilla de Guadalupe en Burunga bendiciendo un auto después de celebrar el sacramento del bautismo en los primeros sábados del mes


ORACIONES POR LA SANTIFICACIÓN DE LOS SACERDOTES




Oración a Jesucristo

Jesús justísimo, tú que con singular benevolencia me has llamado, entre millares de hombres, a tu secuela y a la excelente dignidad sacerdotal, concédeme, te pido, tu fuerza divina para que pueda cumplir en el modo justo mi ministerio. Te suplico, Señor Jesús de hacer revivir en mí, hoy y siempre, tu gracia, que me ha sido dada por la imposición de las manos del obispo. Oh médico potentísimo de las almas, cúrame de manera tal que no caiga nuevamente en los vicios y escape de cada pecado y pueda complacerte hasta mi muerte. Amén.


Oración del sacerdote

Señor, Tú me has llamado al ministerio sacerdotal
en un momento concreto de la historia en el que,
como en los primeros tiempos apostólicos,
quieres que todos los cristianos,
y en modo especial los sacerdotes,
seamos testigos de las maravillas de Dios
y de la fuerza de tu Espíritu.
Haz que también yo sea testigo de la dignidad de la vida humana,
de la grandeza del amor
y del poder del ministerio recibido:
Todo ello con mi peculiar estilo de vida entregada a Ti
por amor, sólo por amor y por un amor más grande.
Haz que mi vida celibataria
sea la afirmación de un sí, gozoso y alegre,
que nace de la entrega a Ti 
y de la dedicación total a los demás
al servicio de tu Iglesia.
Dame fuerza en mis flaquezas 
y también agradecer mis victorias.
Madre, que dijiste el sí más grande y maravilloso
de todos los tiempos, 
que yo sepa convertir mi vida de cada día
en fuente de generosidad y entrega,
y junto a Ti,
a los pies de las grandes cruces del mundo,
me asocie al dolor redentor de la muerte de tu Hijo
para gozar con Él del triunfo de la resurrección
para la vida eterna. Amén


Oración para suplicar la Gracia de custodiar la Castidad

Señor Jesucristo, esposo de mi alma, delicia de mi corazón, más bien corazón mío y alma mía, frente a ti me postro de rodillas, rogándote y suplicándote con todo mi fervor de concederme preservar la fe que me has dado de manera solemne. Por ello, Jesús dulcísimo, que yo rechace cada impiedad, que sea siempre extraño a los deseos carnales y a las concupiscencias terrenas, que combaten contra el alma y que, con tu ayuda, conserve íntegra la castidad.

¡Oh santísima e inmaculada Virgen María!, Virgen de las vírgenes y Madre nuestra amantísima, purifica cada día mi corazón y mi alma, pide por mí el temor del Señor y una particular desconfianza en mis propias fuerzas.

San José, custodio de la virginidad de María, custodia mi alma de cada pecado.

Todas ustedes Vírgenes santas, que siguen por doquier al Cordero divino, sean siempre presurosas con respecto a mí pecador para que no peque en pensamientos, palabras u obras y nunca me aleje del castísimo corazón de Jesús. Amén


Oración por los sacerdotes

Señor Jesús, presente en el Santísimo Sacramento,
que quisiste perpetuarte entre nosotros
por medio de tus Sacerdotes,
haz que sus palabras sean sólo las tuyas,
que sus gestos sean los tuyos,
que su vida sea fiel reflejo de la tuya.
Que ellos sean los hombres que hablen a Dios de los hombres
y hablen a los hombres de Dios.
Que no tengan miedo al servicio,
sirviendo a la Iglesia como Ella quiere ser servida.
Que sean hombres, testigos del eterno en nuestro tiempo,
caminando por las sendas de la historia con tu mismo paso
y haciendo el bien a todos.
Que sean fieles a sus compromisos,
celosos de su vocación y de su entrega,
claros espejos de la propia identidad
y que vivan con la alegría del don recibido.
Te lo pido por tu Madre Santa María:
Ella que estuvo presente en tu vida
estará siempre presente en la vida de tus sacerdotes. Amen


Oración que los sacerdotes puedes rezar cada día

Dios omnipotente, que Tu gracia nos ayude para que nosotros, que hemos recibido el ministerio sacerdotal, podamos servirte de modo digno y devoto, con toda pureza y buena conciencia. Y si no logramos vivir la vida con mucha inocencia, concédenos en todo caso de llorar dignamente el mal que hemos cometido, y de servirte fervorosamente en todo con espíritu de humildad y con el propósito de buena voluntad. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.


FUENTE: aciprensa.com

LA INFILTRACIÓN EN LA IGLESIA FUE DENUNCIADA POR SAN PÍO X HACE MÁS DE UN SIGLO



Catholik-blog: Santo de hoy - Pío X (Giuseppe Melchiorre Sarto ...

«Pero es preciso reconocer que en estos últimos tiempos ha crecido, en modo extraño, el número de los enemigos de la cruz de Cristo, los cuales, con artes enteramente nuevas y llenas de perfidia, se esfuerzan por aniquilar las energías vitales de la Iglesia, y hasta por destruir totalmente, si les fuera posible, el reino de Jesucristo.

Hoy no es menester ya ir a buscar los fabricantes de errores entre los enemigos declarados: se ocultan, y ello es objeto de grandísimo dolor y angustia, en el seno y gremio mismo de la Iglesia, siendo enemigos tanto más perjudiciales cuanto lo son menos declarados.

Tales hombres se extrañan de verse colocados por Nos entre los enemigos de la Iglesia. Pero no se extrañará de ello nadie que, prescindiendo de las intenciones, reservadas al juicio de Dios, conozca sus doctrinas y su manera de hablar y obrar.

Son seguramente enemigos de la Iglesia, y no se apartará de lo verdadero quien dijere que ésta no los ha tenido peores. Porque, en efecto, como ya hemos dicho, ellos traman la ruina de la Iglesia, no desde fuera, sino desde dentro: en nuestros días, el peligro está casi en las entrañas mismas de la Iglesia y en sus mismas venas; y el daño producido por tales enemigos es tanto más inevitable cuanto más a fondo conocen a la Iglesia.

Añádase que han aplicado la segur no a las ramas, ni tampoco a débiles renuevos, sino a la raíz misma; esto es, a la fe y a sus fibras más profundas.

Mas una vez herida esa raíz de vida inmortal, se empeñan en que circule el virus por todo el árbol, y en tales proporciones que no hay parte alguna de la fe católica donde no pongan su mano, ninguna que no se esfuercen por corromper.

Y mientras persiguen por mil caminos su nefasto designio, su táctica es la más insidiosa y pérfida. Amalgamando en sus personas al racionalista y al católico, lo hacen con habilidad tan refinada, que fácilmente sorprenden a los incautos.

Por otra parte, por su gran temeridad, no hay linaje de consecuencias que les haga retroceder o, más bien, que no sostengan con obstinación y audacia.

Juntan a esto, y es lo más a propósito para engañar, una vida llena de actividad, constancia y ardor singulares hacia todo género de estudios, aspirando a granjearse la estimación pública por sus costumbres, con frecuencia intachables.

Por fin, y esto parece quitar toda esperanza de remedio, sus doctrinas les han pervertido el alma de tal suerte, que desprecian toda autoridad y no soportan corrección alguna; y atrincherándose en una conciencia mentirosa, nada omiten para que se atribuya a celo sincero de la verdad lo que sólo es obra de la tenacidad y del orgullo».

De la Carta Encíclica 'Pascendi dominici gregis' de Su Santidad San Pío X. 8 de septiembre de 1907.


FUENTE: catolicidad.com 

COMO DEBE SER EL SACERDOTE -

PAPA FRANCISCO

MISAS MATUTINAS EN LA CAPILLA
DE LA DOMUS SANCTAE MARTHAE

Cómo debe ser el sacerdote

Sábado 11 de enero de 2014


Es «la relación con Jesucristo» lo que salva al sacerdote de la tentación de la mundanidad, del riesgo de convertirse en «untuoso» en lugar de «ungido», por la idolatría «al dios Narciso». El sacerdote, en efecto, puede también «perder todo» pero no su vínculo con el Señor, de otro modo no tendría nada más que dar a la gente. Con palabras fuertes, y proponiendo un auténtico examen de conciencia, el Papa Francisco se dirigió directamente a los sacerdotes volviendo a lanzar el valor de su unción. Lo hizo en la homilía de la misa celebrada el sábado 11 de enero, por la mañana, en la capilla de la Casa de Santa Marta.

El Pontífice prosiguió la meditación sobre la primera carta de Juan que ya había iniciado los días pasados. El pasaje propuesto por la liturgia (5, 5-13) —explicó— «nos dice que tenemos la vida eterna porque creemos en el nombre de Jesús». He aquí las palabras del apóstol: «Os he escrito estas cosas a los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que os deis cuenta de que tenéis vida eterna».

Es «el desarrollo del versículo» proclamado en la liturgia del viernes y en el cual el Papa ya había centrado su meditación: «Ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe». En efecto, volvió a afirmar el Pontífice, «nuestra fe es la victoria contra el espíritu del mundo. Nuestra fe es esta victoria que nos hace seguir adelante en el nombre del Hijo de Dios, en el nombre de Jesús».

Una reflexión que llevó al Santo Padre a plantearse una pregunta decisiva: ¿cómo es nuestra relación con Jesús? Una cuestión verdaderamente fundamental, «porque en nuestra relación con Jesús se hace fuerte nuestra victoria». Una pregunta «fuerte», reconoció, sobre todo para «nosotros que somos sacerdotes: ¿cómo es mi relación con Jesucristo?».

«La fuerza de un sacerdote —recordó el Pontífice— está en esta relación». En efecto, cuando su «popularidad crecía, Jesús iba al Padre». Lucas, en el pasaje evangélico de la liturgia (5, 12-16), relata: «Él, por su parte, solía retirarse a despoblado y se entregaba a la oración». Así «cuando se hablaba cada vez más» de Jesús «y las multitudes, numerosas, venían a escucharle y a buscar la curación, Él después iba al encuentro del Padre». Una actitud, puntualizó el Papa, que constituye «el criterio para nosotros, sacerdotes: ¿vamos o no vamos a encontrar a Jesús».

De aquí brota una serie de preguntas que el Pontífice sugirió para un examen de conciencia: «¿Qué sitio ocupa Jesús en mi vida sacerdotal? ¿Es una relación viva, de discípulo a maestro, de hermano a hermano, de pobre hombre a Dios? ¿O es una relación un poco artificial que no nace del corazón?».

«Nosotros estamos ungidos por el espíritu —fue la reflexión propuesta por el Papa—, y cuando un sacerdote se aleja de Jesucristo en lugar de ser ungido, termina siendo untuoso». Y, destacó, «¡cuánto mal hacen a la Iglesia los sacerdotes untuosos! Quienes ponen la fuerza en las cosas artificiales, en las vanidades», los que tienen «una actitud, un lenguaje remilgado». Y cuántas veces, añadió, «se oye: pero éste es un sacerdote» que se parece a una «mariposa», precisamente «porque siempre está en la vanidad» y «no tiene la relación con Jesucristo: ha perdido la unción, es un untuoso».

Incluso con todos los límites, «somos buenos sacerdotes —continuó el Papa— si vamos a Jesucristo, si buscamos al Señor en la oración: la oración de intercesión, la oración de adoración». Si, en cambio, «nos alejamos de Jesucristo, debemos compensar esto con otras actitudes mundanas». Y así surgen «todas estas figuras» como «el sacerdote especulador, el sacerdote empresario». Pero el sacerdote, afirmó con fuerza, «adora a Jesucristo, el sacerdote habla con Jesucristo, el sacerdote busca a Jesucristo y se deja buscar por Jesucristo. Éste es el centro de nuestra vida. Si no existe esto perdemos todo. ¿Y qué daremos a la gente?».

Así, el Obispo de Roma repitió la oración proclamada en la oración colecta. «Hemos pedido —dijo— que el misterio que celebramos, el Verbo que se hizo carne en Jesucristo entre nosotros, crezca cada día más. Hemos pedido esta gracia: que nuestra relación con Jesucristo, relación de ungidos para su pueblo, crezca en nosotros».

«Es hermoso encontrar sacerdotes —destacó el Papa— que han dado la vida como sacerdotes». Sacerdotes de quienes la gente dice: «Sí, tiene un mal genio, tiene esto y aquello, pero es un sacerdote. Y la gente tiene olfato». Por el contrario, si se trata de «sacerdotes, en una palabra, “idólatras”, que en lugar de tener a Jesús tienen pequeños ídolos —algunos son devotos del dios Narciso—, la gente cuando ve esto dice: ¡pobrecitos!». Por lo tanto, es precisamente «la relación con Jesucristo», aseguró el Pontífice, lo que nos salva «de la mundanidad y de la idolatría que nos hace untuosos» y la que nos conserva «en la unción».

Dirigiéndose, por último, a los presentes —entre ellos un grupo de sacerdotes de Génova con el cardenal arzobispo Angelo Bagnasco— el Papa Francisco concluyó así la homilía: «Y hoy a vosotros, que habéis tenido la amabilidad de venir a concelebrar aquí conmigo, os deseo esto: perded todo en la vida, pero no perdáis esta relación con Jesucristo. Ésta es vuestra victoria. ¡Adelante con esto!».

http://www.vatican.va/
Fuente: L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 3, viernes 17 de enero de 2014


EL PELIGRO DEL TATUAJE - Padre Gabriel Amorth


Padre Gabriele Amorth - El Peligro del Tatuaje



En un exorcismo el demonio confesó al Padre Amorth la poderosa influencia que ejerce en las almas a través de los tatuajes, especialmente si estos llevan una simbología demoníaca. Incluso si las personas se tatúan una imagen religiosa esto es algo que no agrada a Dios y le ofende. Les animamos a ver éste vídeo para comprobar que no es ningún juego o una simple moda inocente, lo que hay detrás del tatuaje es una forma de vida y una puerta de entrada al mundo del mal.

FUENTE: hispanidadcatolica.com/ 


JESÚS TE HABLA - MENSAJES ACERCA DE LA REPARACIÓN -


Los mensajes en este capítulo se refieren a Hungría, aunque sean provechosos para todo el mundo. La esencia de estos mensajes es: “¡Hagan reparación! ¡Hagan penitencia!” Jesús y María no solamente desean que Hungría haga penitencia, sino también el mundo entero.

Lo que Jesús pide por medio de Sor Natalia se encuentra en la Biblia. No obstante, hay algo nuevo: Jesús pide un “movimiento de reparación mundial” empezando por Hungría. ¿Por qué Hungría? Porque la Virgen ve a Hungría como su heredad.

     Dice la Santísima Virgen (1940)

–El rey san Esteban recibió el país del Padre celestial, poco después de que murió su hijo san Emerico (heredero al trono), me entregó a mí el país en 1038. Yo acepté este legado. Me han sido dedicados otros países, pero sólo este país es mi herencia. A lo largo de su historia esta nación ha sufrido mucho pero nunca será aniquilada.

    Dice Jesús

–Deseo perdonar al país de mi Madre, si encuentro suficiente número de almas reparadoras. Tengo mis planes para esta nación. Hagan penitencia y reparación, de manera que Yo no me vea forzado a aniquilar este país. Deseo perdonarlo. Quiero que el dulce aroma de reparación surja de este país y se eleve hasta mi Corazón. Esto debe empezar en Hungría y extenderse a todo el mundo. Quiero purificar el país de mi Madre, quiero bendecirlo y abrazarlo con mi Corazón.

–Si el pueblo húngaro deja de ofenderme, deja de pecar sobre todo contra la pureza, deja de blasfemar; si pronuncian el nombre de mi Madre con reverencia, si se arrepiente y hace penitencia, entonces Yo vendré y derramaré mis gracias con abundancia. Así como en el pesebre de Belén empezó la obra de la redención, de la misma manera empezará en Hungría mi gran obra, mi victoria, la destrucción del pecado, la santificación de las almas y la derrota de Satanás. ¡Yo favorezco al pueblo húngaro porque ellos aman y aprecian a mi Madre Inmaculada!


¿Qué clase de reparación pide Jesús?

1. Ayuno y oración. Jesús dijo: “Estoy buscando a mis hijos y deseo pedirles que ayunen y oren. No deben decir solamente oraciones convencionales, sino estar Conmigo, hacer penitencia, rezar el rosario, y hacer todo esto unidos al Corazón Inmaculado de mi Madre. En los conventos debe haber adoración del Santísimo sacramento día y noche.

2. El clero no debe ostentar títulos y debe donar todas sus propiedades a los pobres (solamente el cardenal Mindszenty cumplió con este deseo de Nuestro Señor).

3. Muchos de mis hijos fervientes deberán formar grupos de oración con el objeto de consolarme junto con mi Madre Inmaculada.

4. Es un consuelo para Mí que la imagen de mi Madre esté acuñada en su moneda, pero más gusto me daría si cada persona la llevara grabada en su corazón.

5. La blasfemia debe cesar, es el pecado más abominable de la lengua.

6. Recen la Gran Novena Doble, para alcanzar muchas gracias y honrarme a Mí y a mi Madre Inmaculada.

7. Deseo la devoción a mi Madre como la Reina Victoriosa del Mundo.

8. Que la jerarquía construya un lugar para Mí, donde Yo derrame mis gracias y desde donde Yo deseo llamar a mis queridos hijos pecadores de todo el mundo para que se arrepientan (la capilla de la reparación).


¿Cómo fueron recibidas estas peticiones?

Muchas almas fervorosas empezaron a hacer reparación. Las autoridades tomaron bastante tiempo para examinar los mensajes, así que el llamado para la reparación se retrasó y la organización de la reparación realmente no comenzó nunca. El Señor pedía que la reparación empezara dentro de un período de tres años. “Sean valientes –apremiaba-. No rechacen mi voluntad, porque mi deseo es atraer de nuevo a mi Corazón a mi pueblo errante. ¡No pidan que les pruebe mi plan con un milagro! Si ustedes creen, se salvarán. Si no, sufrirán las consecuencias”. (Esto dijo al principio de la Segunda Guerra Mundial).

La jerarquía reaccionó diciendo: “No podemos repartir nuestras propiedades porque si lo hacemos no podremos ayudar a los pobres”. Además, dijeron que la reparación no podía empezar entonces, sino cuatro o cinco años más tarde.

Jesús contestó:

–Hija mía, diles que la reparación debe empezar inmediatamente, para que Yo pueda salvar de su relajamiento moral a mis sacerdotes y a mis hijos pecadores y llevarlos a una vida de santidad. De lo contrario, no dejaré sus pecados sin el castigo debido. ¿Están ustedes dispuestos a hacerse responsables de aquellas almas que se perderán a causa de sus pecados? ¡Piénsenlo tres veces antes de dar su respuesta!

– ¡Vengan y tráiganme almas! ¡No tengan miedo de trabajar! ¿Se maravillan ustedes que una madre quiera salvar a sus hijos de un peligro mortal? ¿Acaso no es mi Amor más grande que el de una madre? ¡Ámenme como Yo los amo! ¡Deseen lo que Yo deseo! ¡Arrepiéntanse y hagan penitencia! ¡Confíen en Mí y ámense los unos a los otros!

Le pregunté a Jesús cómo debería hacerse la reparación.

–Con fe y perseverancia –me respondió-. Si en algún momento se sienten cansados o están preocupados o sienten frialdad, dirijan su mirada a la cruz o al sagrario. Cada uno debe comprender que la gente vive únicamente por mi voluntad y por mi amor. Yo soy el Amor y el fruto de mi Amor es la paz y la alegría. Quiero regalar al mundo los frutos de mi Amor: la paz y la felicidad. Si no hacen penitencia, el mundo entero irá a la ruina por causa del pecado. La guerra no es solamente el castigo por el odio entre las naciones sino también el castigo por los pecados de la humanidad.

Entendí que el mundo entero debía ser lavado del pecado y le pregunté as Jesús por cuánto tiempo debíamos hacer penitencia. “Hasta el fin de su vida”, me contestó.

Esta petición para la reparación nunca fue aceptada oficialmente como Jesús la pedía. Se quedó decepcionado cuando vio que su petición era desatendida y me dijo:

–Hija mía, escribe con tu propia sangre a aquellos a quienes les interese: “lo que Yo deseo, lo llevaré a cabo; lo que quiero, lo realizaré; si no será por ellos, será por medio de otros. Las rosas que he sembrado en esta nación manchada de sangre florecerán, si no ahora, más tarde”. ¡Almas ingratas y tercas, consagradas a Mí! Ya que han desobedecido mi designio, caerán sobre ustedes los golpes de mi justicia. Pero no sólo sobre ustedes, sino también sobre todo el mundo, que sufrirá por la falta de reparación.

Vi que después de la Segunda Guerra Mundial habría un gran caos y odio entre las naciones. Más aún, llegaría inclusive hasta la Iglesia, por el pecado y la falta de fe. El Señor Jesús me dijo entonces:

–La mano derecha de mi Padre aniquilará a todos aquellos que, a pesar de la efusión de la gracia, no se arrepientan.

Vi la catástrofe que aguardaba al mundo y la ruina de muchas almas. La mayor parte del mundo se había convertido en una ruina. Cuando Jesús vio mi espanto, me consoló diciendo: “¡Esto no sucederá si el mundo se arrepiente! Yo conservo el mundo sólo por la reparación de los justos”.


La Santísima Virgen abandona a Hungría

Sucedió en 1944, mientras me encontraba rezando ante el sagrario. La Virgen se me apareció de repente como la Victoriosa Reina del Mundo. Ella miró a nuestro país con una tristeza indescriptible, alejándose de él sin decir palabra. Al ver esto le grité a toda voz:

– ¡Madre nuestra, Madre del cielo, ten piedad de nosotros y quédate con nosotros! ¿Qué será de nosotros si tú nos dejas? ¡Será el fin para nosotros!

La Santísima Virgen se detuvo un momento y mientras miraba hacia atrás vi en sus ojos un gran dolor. Con voz resignada me respondió:

–No, hija mía, no puedo quedarme. Debo irme ahora. Es la voluntad de mi divino Hijo. Pero no me alejo para siempre. Si ustedes me preparan un lugar en sus corazones, regresaré.

Durante la guerra, a causa de los tremendos sufrimientos, noté que la gente, con lágrimas en los ojos, repetía la misma pregunta que yo le había hecho a nuestra Madre: “¿Qué será de nosotros? ¡Todos seremos destruidos!” Entonces en la oración me volví a Jesús y le pedí:

–Jesús mío, ¡ten piedad del pueblo que sufre!

Él me consoló diciéndome:

– ¡Hijos míos, mis queridos hijos húngaros! ¡No teman, sino oren! Quisiera escribir en las puertas de cada hogar húngaro con letras de oro: Hungría no será destruida, sino sólo purificada. ¡Hungría seguirá de pie hasta el fin del mundo! Mi Madre Inmaculada está con ustedes y cuida de ustedes. ¡Por lo cual deben amarla y hacer reparación siempre unidos a ella!

“Deseo perdonar al país de mi Madre”


Dice Jesús:

–Yo acepto con amor también la sangre derramada en la guerra. Pero la muerte, ofrecida a Mí sin el sacrificio voluntario y sin oración, no es suficiente. Por esto deseo que en cada convento unas cuantas almas se dediquen a la reparación y al ayuno. Sus superiores deberán darles permiso para hacer esto.

Con frecuencia yo hacía una hora de reparación de acuerdo con el deseo de Jesús y me mortificaba. En una ocasión Satanás trató de presionarme para que dejara todo aquello, insinuándome que esta clase de penitencia no le agradaba a Dios. Reconocí al maligno y le dije:

– ¡Continuaré a pesar tuyo!

Entonces el demonio desapareció, y apareció Jesús quien me dijo:

–Lo que el enemigo trató de hacer contigo, tratará de hacerlo con otras almas también y muchas lo escucharán. Cuando las almas consagradas experimenten fatiga, frialdad o miedo, deberán contemplar la cruz o el sagrario. Entonces experimentarán el efecto salvador de la práctica de la penitencia. Yo les daré a sus almas fortaleza, perseverancia, valor, amor y alegría.


El mar del pecado

Jesús me pidió con urgencia que la obra de la reparación por los pecados empezara inmediatamente en los conventos y en el mundo. Vi la multitud de pecados que el salvador no podía tolerar más. Eran pecados de la lengua, la vanidad y la inmoralidad. Muchos religiosos lo eran sólo por sus hábitos pues en su espíritu no lo eran. Jesús tenía toda la razón para pedir conversión y reparación. Vi el mar de pecado en las ciudades y aldeas. Vi el número creciente de burdeles en el país. El Señor dijo que si estas casas de pecado no se cerraban Él no podría tener misericordia del país. El Señor quería que las autoridades de la Iglesia junto con las civiles se declararan en contra de esta inmoralidad. Si no había otro camino, entonces estos burdeles debían ser cerrados por la fuerza de la ley, para la salvación de todos los creyentes.


El azote del fuego

En esa época (durante la guerra) vi en visión al Padre celestial. Su rostro brillaba de ira y en su mano había un azote de fuego con el que estaba listo para purificar al mundo. Vi que este castigo causaría la muerte de inocentes y pecadores por igual. Pero al mismo tiempo vi que la Santísima Virgen, junto con los ángeles y los santos intercedían con lágrimas por el mundo. El salvador estaba entre el Padre y la multitud suplicante. Él miró a la tierra, luego se volvió hacia mí diciendo:

–Diles a mis sacerdotes que proclamen por doquier: “Si la humanidad no se convierte y se arrepiente, la ira de mi Padre ya no se podrá evitar; Él castigará también a su país; mi palabra debe ser tomada en cuenta sobre todo por los sacerdotes, porque sus pecados pesan más que los de los laicos, y provocan la ira del Padre”.

Algún tiempo después el Salvador me dijo:

–Quiero decir a la Iglesia que un castigo terrible será aplicado sobre tres cuartas partes del mundo, a causa de los pecados de las almas consagradas.

El Señor se refería aquí no al número de pecados sino a su importancia. Al mismo tiempo Él se quejó de la tardanza en comenzar la reparación a nivel mundial:

–Me duele que mis elegidos no luchen con todas sus fuerzas en contra de los pecados públicos. Los llamo de nuevo para que, en cooperación con las autoridades públicas trabajen en el cese de estos pecados. Yo dije muchas veces que deseo hacer grandes cosas por medio de mi Iglesia, pero si los hombres no cooperan Conmigo con sus sacrificios, entonces, aunque soy Omnipotente, no podré hacer mucho por ellos.

Si alguien hubiera visto, por lo menos una vez, el modo como Jesús pedía, casi mendigando, jamás rehusaría hacer algo para Él. El Señor no pide nada para sí mismo, sino para nosotros, y al mismo tiempo Él respeta nuestra libre voluntad.


Almas víctimas

Después de la sagrada Comunión el Salvador me comunicó su gozo, diciéndome:

–Regocíjate Conmigo, hija mía, encontré almas víctimas. Sus superiores no deberán atacarlas cuando estén ayunando, orando y haciendo vigilia nocturna. Yo redimí al mundo con el sufrimiento y orando durante la noche. La reparación es un cambio de vida, de actitudes. Aquellos que han maldecido deben bendecir, los que han robado deben restituir, los que odian deben amar, los que han servido a su cuerpo deben servir a su alma y los que han ignorado mis mandamientos de ahora en adelante deben guardarlos, si no no hay una verdadera conversión. Desearía ver escrito en las puertas de cada convento y de cada familia creyente: “¡Reparación y sacrificio!” Hija mía, di esto a todos: “Si el espíritu de reparación florece en las almas, tendré misericordia de Hungría y de todo el mundo”.


¡Saludo a Hungría!

En una ocasión el Salvador me dijo:

– ¡Yo saludo a Hungría! Sacerdotes míos, hermanos míos, regocíjense Conmigo. El fruto de su reparación ha madurado; si siguen perseverando así, cosecharán un fruto aún más abundante. Quiero felicitar al pueblo húngaro por guardar la imagen de mi Madre Inmaculada en su moneda. Esto es un gran consuelo para Mí, Me glorifica a Mí y a mi Madre Inmaculada en la tierra e igualmente en el cielo. Muchos vieron en estas monedas la imagen de mi Madre Inmaculada y esto despertó en ellos la fe que casi habían perdido, y esto los condujo de nuevo a la salvación. La gente debe saber que, a causa de esta imagen de la Virgen María en sus monedas, va a tener muchos enemigos. Satanás, mi adversario, luchó por largo tiempo contra el pueblo húngaro; él quiere aniquilarlo, ¡pero no triunfará! Vendrá gente que luchará por quitar la imagen de mi Madre Inmaculada, no solamente de las monedas, sino también de los corazones. Pero si la imagen de mi Madre Inmaculada desapareciera de los corazones de la gente, entonces la nación se irá por el camino de la perdición, Yo retiraré mis benditas manos de ella y el suelo se volverá rojo con la sangre. Si ustedes quieren que la imagen de mi Madre Inmaculada no desaparezca de sus corazones, deberán conservarla en sus monedas.

Este mensaje, como Jesús me dio a entender, iba dirigido al jefe de estado (Miktos Horthy, protestante). Pero como yo no sabía nada de política no entendí por qué Jesús me había confiado esta tarea.

¡No todos!

Jesús dijo:

–Sacerdotes míos, mis queridos apóstoles, anuncien con fervor la verdad al mundo y digan a todos que sin el arrepentimiento lo único que les espera es la destrucción. Pero con el arrepentimiento y la reparación podrán experimentar un milagro: Yo derramaré mis gracias sobre el mundo y concederé la paz prometida por medio de mi Madre Inmaculada.

Mientras Jesús hablaba, rayos de luz salían de su persona y un gozo indescriptible fluía de sus palabras. Esta luz y este gozo iluminaban a toda la Iglesia y a los sacerdotes, y a través de ellos, a todo el mundo. Esta visión me dio mucha alegría. Entonces el rostro de Jesús se oscureció cuando dijo: “¡No para todos!” Con esto entendí que esta luz no será gozo para todos ya que no todas aquellas almas que se habían consagrado al Señor, se arrepentirían ni lo seguirían por el camino de la reparación, especialmente en las ciudades y entre los de la clase alta.


La salvación de la Iglesia

El Salvador me pidió que rezara por aquellos que trabajaban incansablemente para Él. Cuando la gran obra de la reparación comenzó a florecer, Jesús me dijo con gran alegría:

– ¿Ves estas almas? Una sola alma, una sola fuerza, un solo corazón trabajan en ellos, y soy Yo. Mis sacerdotes le pusieron obstáculo al plan de la reparación, y sin embargo, sólo esta obra es la que ha impedido que Yo aniquile al mundo. En mi misericordia Yo no dejo fuera ni siquiera a los pecadores.

Y a las almas víctimas dijo:

–Amadas mías, no se escandalicen cuando vean la ingratitud del mundo y cuando Me ridiculicen y desprecien. No se desanimen. No hay resurrección sin crucifixión; pero mi victoria, mi reino y consuelo no demorarán.


Horas de reparación

El Señor pidió que los sacerdotes llevaran a cabo horas de reparación. Pero las autoridades no daban señales de entender. Entonces el Señor, firme, pero aún con su acostumbrado amor, dijo:

–Oh ciegos e ingratos sacerdotes míos, ¿por qué me causan tanta angustia? Yo esperaba gratitud y prontitud de ustedes, y ustedes me contestan ridiculizando y rechazando mi amor. ¿Por qué desean ustedes esconderle a la gente mi amor, mi misericordia y omnipotencia, cuando el enemigo está usando siempre nuevas armas contra Mí y contra aquellos que me aman? Ámenme como Yo los amo. Quieran lo que Yo quiero. Hagan reparación, hagan penitencia, alimenten la confianza y el amor a Mí en ustedes y en las almas confiadas a ustedes.

Luego dirigiéndose a mí, dijo:

–Hija mía, allí donde las almas abandonadas claman sin cesar, por misericordia recibirán mi paz a través de la reparación. Sin reparación no hay gracia, ni misericordia, ni unión. La salvación es diálogo y unión con Dios. Si aquellos que en sus almas mancharon mi belleza divina, reconocen su miseria y vuelven a Mí, serán perdonados; pero los que persistan en sus pecados, irán a la ruina.

El Salvador me enseñó cómo debía hacerse la hora de reparación, y cómo debían ser frecuentes dichas horas. “Mis sacerdotes deberán informar a la gente acerca de las horas de reparación. Deberán animar a las almas con cello, y permitir a estas almas hacer reparación de acuerdo a mi bendito llamado”.


Horas nocturnas de reparación

En vista de los tiempos críticos, Jesús pidió horas nocturnas de reparación. Me apremió para que rezáramos no tanto para que acortara el castigo, sino más bien para la perseverancia en la reparación. De este modo, nuestras plegarias serían oídas por el Padre celestial.

En una ocasión hice una hora de reparación por los sacrilegios cometidos con el robo en las iglesias. El Señor me mostró en una visión cómo ocurría un robo sacrílego, y dijo: “Ves, hija mía, por esto es que he pedido la hora de reparación durante la noche”.

Posteriormente el Salvador me mostró a aquellos consagrados que atacaban su proyecto de reparación. Cuando ellos iban a recibir la sagrada Comunión, vi al Señor en ellos cubierto de sangre y heridas, igual que lo veía en los sagrarios profanados en el robo de las iglesias. Me dijo: “Ves, hija mía, estos rosales dan espinas en lugar de rosas”.


La capilla de la reparación

Con frecuencia el Señor me hablaba de la capilla de la reparación que se iba a construir, urgiendo que se hiciera pronto. Le causaba profunda pena que algunos clérigos se opusieran obstinadamente. En 1942, después del primer bombardeo, el Señor me dijo:

–Ves, hija mía, Yo quería librar al país de esto. Pero ellos no quieren construir la capilla en honor de mi Madre Inmaculada y esta discordia destruye en ellos el templo de mi sagrado Corazón. Esta es una señal, la señal que ellos pidieron.


La visión de la Madre Dolorosa

Un día de 1944, mientras oraba ante el sagrario, vi a la Reina del mundo. Su rostro mostraba un dolor indescriptible al mirar a nuestro país, su vestido era blanco, llevaba un manto color grana, un velo negro transparente y sobre su cabeza, en lugar de la corona que ya había visto anteriormente, una corona de espinas. Sus pies descalzos estaban también cubiertos de espinas. Bajo sus pies vi la cabeza aplastada de la serpiente. Juntaba sus manos para orar mientras lloraba. A cada lado tenía a un ángel majestuoso, vestido de negro. Tenían sus ojos bajos y lloraban en silencio. Su belleza era tal que no se podía comparar con nada terrenal. La Santísima Virgen dijo: “La Iglesia deberá construir un lugar, desde donde yo pueda llamar al pueblo y decirle al mundo entero que hay que convertirse y hacer penitencia”.


El país de María, el país de la reparación

Un día al terminar la hora de reparación por nuestro país y por el mundo, Jesús me dijo:

–La paz está cerca. He acortado el tiempo del derramamiento de sangre en virtud de las plegarias y sacrificios. Pero el cese de las hostilidades no significará la victoria para el país. Un período de sufrimiento les espera, de manera que aprendan a amar mi verdad. El pueblo de Hungría tiene que levantar su vista hacia mi Madre inmaculada y proclamar todo el tiempo: “Tendremos la victoria sólo por medio de nuestra Madre, la Victoriosa Reina del Mundo”. Deseo honrar el país de mi Madre con un nuevo título, no solamente como el país de María, sino también el país de la reparación, y que lleve este nombre ante todas las naciones.

El Señor me mostró la capilla de la reparación que será construida en el futuro. En el exterior era modesta y sencilla pero en su interior era tan hermosa que no parecía haber sido hecha por manos humanas. Dentro de la capilla sobresalía la estatua de la Madre Dolorosa. Al pie estaba escrito: “¡Vengan a mí, queridos hijos! ¡Vengan a consolar a Dios que está profundamente ofendido!”

Muchos milagros se llevarán a cabo en la capilla, que se convertirá en monumento nacional por las muchas curaciones del cuerpo y del alma. Cerca de la capilla vi un monasterio para las religiosas de la reparación y una enorme catedral hecha de rocas blancas como la nieve en honor de la Victoriosa Reina del Mundo. Vi alrededor a otras órdenes religiosas cuya tarea era también la de la reparación.


El cardenal Mindszenty y Sor Natalia

Después que el cardenal Mindszenty fue nombrado Primado de Hungría en 1945, la Santísima Virgen me ordenó que orara incesantemente por él. Desde entonces lo he incluido regularmente en mis oraciones. En una de dichas ocasiones Jesús me dijo:

–Hija mía, dile a mi hijo Joseph que para poder salvar almas es indispensable fundar una institución de religiosas para hacer reparación. Es necesario que la reparación se lleve a cabo incesantemente en este convento junto con la adoración del Santísimo Sacramento. Él debe fundar dicha institución. Que mi deseo le llegue lo antes posible, porque se acerca el tiempo en que él no podrá hacerlo.

Recibí esta encomienda con humildad y le hablé de ella a mi director espiritual. Días después Jesús me repitió:

–Hija mía, mi vicario en Hungría ha sufrido mucho, pero los sufrimientos más severos de su vida le aguardan todavía, aunque no habrá una señal visible de lo que ha sufrido por Mí y mi Iglesia. Después de su muerte le daré un lugar en mi reino, desde donde él pueda ayudar a aquellos que trabajan por Mí en Hungría. Yo exaltaré así a los que fueron humillados en mi nombre. Este hijo mío alcanzará un alto grado de perfección por sus sufrimientos y pruebas, y su nombre será más importante que el de muchos de aquellos que han trabajado y sufrido por Mí anteriormente.

Nunca me encontré personalmente con el Cardenal, pero mis mensajes le llegaron y él los contestó con cartas. La carta en la cual me confiaba la tarea de sostener vivo el plan para fundar la nueva orden, después de su arresto, me la entregó el obispo auxiliar Janos Drahos. Monseñor Drahos me recibió en la iglesia de Krisztinavaros, me dio la carta del Cardenal y me dijo que después de leerla debía romperla. Y esto es lo que hice.

FUENTE: diosjesustehabla.com