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OREMOS POR BENEDICTO XVI Y POR LOS SACERDOTES.

Para el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, lo mejor que puede hacer los católicos del mundo es orar por el papa Benedicto XVI, para que la fuerza de la oración lo fortalezca. (1)




ORACIÓN POR BENEDICTO XVI

Oh Dios, verdadero pastor de todos los fieles, 
mira con misericordia a tu siervo el papa Benedicto XVI,
a quien estableciste como cabeza y pastor de tu Iglesia.
Te agradecemos por tu gracia que obra en él,
pues nos ha conducido por la palabra y el ejemplo:
en su enseñanza, en su oración y en su gran amor.
Concédele tu fortaleza en la debilidad,
consuelo en la tristeza,
y serenidad en medio de las tribulaciones de este mundo;
y guía a tu Iglesia, edificada sobre la roca de Pedro,
con el poder de tu Espíritu
mientras continuamos en el camino que conduce a ti.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén



ACCIÓN DE GRACIAS POR BENEDICTO XVI

Señor Jesucristo, Buen Pastor
te damos gracias por el Papa Benedicto XVI,
y el generoso cuidado con el que nos ha guiado
en el ejercicio del ministerio petrino.

Gracias por este humilde trabajador de tu viña
que nos ha ayudado a redescubrir quién es Dios,
y cuál es el lugar que le corresponde
en la vida de la iglesia y de cada uno de nosotros.

Gracias porque nos ha recordado que se es cristiano
no por una decisión ética sino por el encuentro contigo,
que cambia radicalmente nuestra vida.

Gracias porque nos ha ayudado a descubrir 
el diálogo indispensable entre la fe y la razón,
que lejos de oponerse, se necesitan mutuamente.

Gracias porque sin regatear sinsabores y disgustos,
ha limpiado a la Iglesia de la terrible lara de la pederastia.

Gracias porque al convocar el Año de la fe,
nos ha ayudado a redescubrir
la alegría e ser discípulos tuyos
y nos ha invitado a comunicar
la gran noticia de tu misericordia y tu amor a los demás.

Gracias por su contribución a la lectura adecuada
de los documentos del Concilio Vaticano II,
la hermenéutica de la continuidad,
de la acogida de la novedad
en la continuidad y en la fidelidad.

Gracias por su esfuerzo constante,
por hacer presente a Dios, que es Amor,
en un mundo que vive como si Dios no existiera
y por mostrar cómo ni Dios ni su Iglesia
son los enemigos de la humanidad, sino todo lo contrario.

Gracias, por su defensa de las raíces cristianas de Europa,
y por haber relanzado la Nueva Evangelización,
señalando a la iglesia la ruta que debe continuar.

Gracias por la importancia que le ha dado a la Eucaristía y la Palabra,
insistiendo que en ellas se alimenta y nutre de la vida cristiana.

Gracias porque ha llevado muchos motivos de esperanza
a tantas personas no creyentes, buscadores de la Verdad.

Gracias, por su sencillez, humildad, valentía y libertad,
al renunciar por amor al ministerio petrino,
y, oculto para el mundo, seguir sirviendo desde la plegaria constante
a la Iglesia que tanto ha amado.

Ámen.



ORACIÓN DEL SACERDOTE

Señor, Tu me has llamado al ministerio sacerdotal 
en un momento concreto de la historia en el que, 
como en los primeros tiempos apostólicos, 
quieres que todos los cristianos, 
y en modo especial los sacerdotes, 
seamos testigos de las maravillas de Dios 
y de la fuerza de tu Espíritu.
Haz que también yo sea testigo de la dignidad de la vida humana, 
de la grandeza del amor 
y del poder del ministerio recibido: 
Todo ello con mi peculiar estilo de vida entregada a Ti 
por amor, sólo por amor y por un amor más grande. 
Haz que mi vida celibataria 
sea la afirmación de un sí, gozoso y alegre, 
que nace de la entrega a Ti 
y de la dedicación total a los demás 
al servicio de tu Iglesia. 
Dame fuerza en mis flaquezas 
y también agradecer mis victorias. 
Madre, que dijiste el sí más grande y maravilloso 
de todos los tiempos, 
que yo sepa convertir mi vida de cada día 
en fuente de generosidad y entrega, 
y junto a Ti, 
a los pies de las grandes cruces del mundo, 
me asocie al dolor redentor de la muerte de tu Hijo 
para gozar con El del triunfo de la resurrección 
para la vida eterna. Amen 



ORACIÓN POR LOS SACERDOTES

Señor Jesús, presente en el Santísimo Sacramento, 
que quisiste perpetuarte entre nosotros 
por medio de tus Sacerdotes, 
haz que sus palabras sean sólo las tuyas, 
que sus gestos sean los tuyos, 
que su vida sea fiel reflejo de la tuya. 
Que ellos sean los hombres que hablen a Dios de los hombres 
y hablen a los hombres de Dios. 
Que non tengan miedo al servicio, 
sirviendo a la Iglesia como Ella quiere ser servida. 
Que sean hombres, testigos del eterno en nuestro tiempo, 
caminando por las sendas de la historia con tu mismo paso 
y haciendo el bien a todos. 
Que sean fieles a sus compromisos, 
celosos de su vocación y de su entrega, 
claros espejos de la propia identidad 
y que vivan con la alegría del don recibido. 
Te lo pido por tu Madre Santa María: 
Ella que estuvo presente en tu vida 
estará siempre presente en la vida de tus sacerdotes. Amen


FUENTE: es.paperblog.com
                  parroquiadesanantoniocadiz.blogspot.com

(1). (Prensa.com)

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