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ADVERTENCIAS DEL MAS ALLA A LA IGLESIA CONTEMPORÁNEA. Padre Arnold Renz.

Advertencias del mas allá a la Iglesia Contemporánea.

Parte 7
Por el padre Arnold Renz


EXISTENCIA DEL INFIERNO

J;  ¡Si la hubiera escuchado! (señala hacia arriba).  Estaba a mi lado.  (Se queja con una voz terrible).

E:  ¿Quién estaba a tu lado?  ¡Habla en nombre de...!

J:  Ella, la de ahí arriba (señala hacia arriba), pero yo la he rechazado.

E: ¡Continua, Judas, di lo que tienes que decir en nombre de la Santísima virgen!  ¡Di la verdad y solamente la verdad!

J:  Soy el más desesperado de todos (gime).


Descenso al infierno.

E:  ¡Judas Iscariote, ahora tienes que marcharte!

J:  ¡No! (gime).

E:  ¡En nombre de esta Reina que tú has rechazado, en su nombre- de Nuestra Señora del Monte del Carmelo- es necesario que te vayas ahora al infierno.

J:  Es necesario que recéis el Rosario de los Dolores, y el Credo. (mientras decíamos:  "Y descendió a los infiernos", Judas habla):

J:  Descendió hasta nosotros.

E:  ¿Fue Cristo al limbo?  ¡Di la verdad en nombre de...!

J:  Vino al infierno, y no solamente al limbo, donde esperaban las almas.

E:  ¿Por qué fue al infierno?  ¡En nombre de...!

J:  Para mostrar que también había muerto por nosotros; fue terrible para nosotros.  Vino al Reino de los Muertos, pero también vino al infierno, realmente, verdaderamente al infierno.  Fue necesario que Miguel y los ángeles nos encadenasen, para evitar que nos pricipitásemos sobre El (señala hacia arriba y gruñe).  Porque yo- no me gusta decirlo, no me gusta en absoluto oirlo- porque yo soy el culpable de la traición a Cristo, debéis cantar:  "Te veo ¡oh Cristo! silencioso..." y "Quiero arrepentirme de mis pecados"; estas dos estrofas y después una estrofa del Stabat Mater.  "Estaba la Madre Dolorosa".

(Las personas presentes cantan los dos cánticos).

J:  (Durante el canto lanza unos horribles gritos de desesperación).  ¡Si me hubiese arrepentido!  ¡Si me hubiese arrepentido!

E:  ¡Judas Iscariote, nosotros, los sacerdotes, te mandamos en nombre de la Santa Trinidad...que te vayas al infierno!

J:  No...no me quiero marchar (gruñe).  Me encontraba bien dentro de esta mujer.  Me encontraba bien dentro de esta mujer.  Ella estaba obligada a compartir mi desesperación, en gran parte.

E:  ¡Judas en nombre de...es necesario que salgas fuera de ella y te vayas al infierno, a la perdición eterna, donde está tu puesto, en nombre de...!

J:  Pero yo no quiero. 

E:  ¡Sal de ahí, Judas Iscariote, en nombre de la Madre de Dios!

J:  Ella  (señala hacia arriba), ¡si pudiera, tendría piedad de mí, aún ahora!  Me ha amado, ¡Me ha amado, me ha amado!  ¿Sabéis lo que es eso?  (Suspira terriblemente).

E:  ¡Grita tu nombre, Judas Iscariote y vete, en nombre de ...!

J:  Yo sé que Ella me ha amado (gruñe lastimosamente).

E:  Tu no lo has querido; tú no le has obedecido.  Ella quería salvarte para la eternidad, para el cielo.  ¡Tenía tan buenas intenciones con respecto a ti!  ¡Vete ahora, en nombre de Nuestra Señora de Fátima!

J:  ¡No!  (grita desesperadamente)

E:  Judas Iscariote ¡Grita tu nombre y vete!  ¡Vete ahora al infierno en nombre del Salvador Crucificado, que has traicionado, en nombre de sus sufrimientos, en nombre de sus horas en el Huerto de los Olivos!
  

J:  ¡Es necesario que digáis tres veces:  "Santo, Santo, Santo..."!  (Las personas presentes lo recitan, y cantan "Bendice tú María". Durante este tiempo Judas grita con una voz terrible:  ¡No!  ¡No!).

E:  ¡Te ordenamos en nombre de la Santísima Trinidad...!  (Judas rasga las estolas de un sacerdote).  ¡En nombre de todos los coros de los Espíritus bienaventurados, en nombre del Angel de la Guarda de esta mujer, es necesario que ahora te vayas, nosotros te lo ordenamos!

J:  ¡No!  (con una voz terrible).

E:  ¡En nombre de la Santa Patrona de esta mujer, es necesario que te vayas ahora, Judas Iscariote!

J:  Es necesario que coloquéis todas las reliquias sobre la plancha; no se me puede obligar tan fácilmente a irme  Yo soy el...(grita terriblemente).

E:  ¡Nuestra Señora de la Victoria te lo ordena!

J:  Si la hubiera escuchado.

E:  ¡Te ordenamos en nombre de la Santa Virgen, de la Iglesia Católica...!

J:  Eso no tiene objeto (gruñe potentemente con una voz profunda).

E:  ¡En nombre de la Santísima Trinidad...!

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