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ABORTO - (Negación del valor de los hijos) -




Sinopsis:

La Biblia enseña que Dios nos hace personas desde el vientre de la madre y que el aborto es un mal. La enseñanza católica siempre ha sostenido que abortar es un pecado contra Dios. Los abortistas nunca hablarán de lo salvaje que es un aborto ni de sus consecuencias. No es posible ser cristiano y al tiempo apoyar el aborto.

Rev. Enero 1 de 2009


Con razón Dios aborrece a los asesinos de niñitos (Sb 12, 1-5). Utiliza tu imaginación: primero visualiza un bebé, ¿ya lo hiciste? Mira su cara. Está vivo. Ahora dale la vuelta y mira la base de su cráneo, allí arriba del cuello. Sigamos. Imagina que alguien le hunde por ahí unas tijeras de esas que usan en cirugía y que luego, dentro del cráneo del niño, abre las tijeras. ¿Espantoso, verdad? ¿Crees que ahora sabes cómo es un aborto de nacimiento parcial? Pues no, es peor. Aquí te cuento solamente una parte. ¿Quieres seguir adelante? Mira el sitio de la National Right to life, porque podrás entender por qué los abortistas NUNCA dicen nada sobre cómo es un aborto (ni sobre otras cosas, como el Síndrome Post-aborto SPA. Sobre el mismo tema de los problemas luego del aborto lee "Secuelas físicas del aborto" o visita el sitio "AFTERABORTION.ORG" en inglés). Su Santidad Juan Pablo II comparó el holocausto, la matanza de millones de judíos en la Segunda Guerra Mundial, con la matanza moderna de niños por la vía del aborto; en solamente Estados Unidos "ocurre un aborto legal por cada cuatro nacimientos de niños vivos" (citado de MedlinePlus)

Es verdadero cinismo negar el valor de los hijos en la Biblia.
"Un regalo del Señor son los hijos, recompensa, el fruto de las entrañas." (Salmo 127, 3)

Y Dios lanza una terrible condena contra los abortistas:

"Así dice Yavé: "Mi sentencia en contra de Ammón por sus muchos crímenes será sin apelación. Porque ellos al extender sus dominios abrieron el vientre de las mujeres embarazadas de Galaad, por eso yo prenderé fuego a los muros de Rabbá, incendiándose sus palacios; habrá entonces alaridos de combate y soplará el vendaval de la tormenta. Y su rey, rodeado de su corte, partirá al destierro, dice Yavé."" (Am 1, 13-15)

Que no quede duda. El aborto es la más absoluta negación de Dios. Digamos con el salmista:


"Pues eres tú quien formó mis riñones, quien me tejió en el seno de mi madre. doy gracias por tantas maravillas, admirables son tus obras y mi alma bien lo sabe. huesos no te estaban ocultos cuando yo era formado en el secreto, o bordado en lo profundo de la tierra. ojos veían todos mis días, todos ya estaban escritos en tu libro y contados antes que existiera uno de ellos." (Salmo 139, 13 a 16)

El Señor bendice los niños en el vientre:


"¡Glorifica al Señor, Jerusalén, a tu Dios alaba, oh Sión! El refuerza las trancas de tus puertas y bendice a tus hijos en tu seno..." (Sal 147, 12-13)

Por si fuera poco, el propio Dios reivindica que todas las vidas le pertenecen, incluso la de los hijos:


"Mirad: todas las vidas son mías, la vida del padre lo mismo que la del hijo, mías son" (Ez 17, 4)

Cuánta repudio provocan en Dios quienes no respetan el fruto de las entrañas de las mujeres:
"Miren cómo yo empujo contra ellos a los medos, que no se interesan por la plata y que desprecian al oro. Sus arcos tiran al suelo a los jóvenes, ni siquiera se compadecen del fruto de las entrañas y miran sin lástima a los niños." (Is 13, 17-18)

Si tú eres proabortista, echa una mirada a las imágenes que puedes encontrar aquí a ver si puedes soportar la verdad física del aborto: que es la más espantosa carnicería. O a ver si soportas un video real de cómo se realiza esa espantosa forma de matar.



¿Esperas un hijo que sabes que tiene graves malformaciones o que incluso no sobrevivirá sino un breve tiempo? Clic aquí para leer un testimonio.

Hace un tiempo se dio un enorme alboroto en Estados Unidos por una valiente ley que prohibió el aborto tardío. Los asesinos de bebés que atacan esa ley se fundamentan especialmente en una sentencia de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, Roe v. Wade, pero ni siquiera se toman el trabajo de decir que Roe (la mujer que buscó y logró la autorización para abortar) finalmente NO abortó, y no solo eso, sino que con el tiempo se convirtió en conversa católica y activista antiaborto (ver el sitio de Norma McCorvey, el verdadero nombre de Roe, o la nota "Roe finds god, prays for life ..."). Lee también la vida de Dorothy Day, una mujer que -habiendo abortado- luego se convierte y es testimonio de la verdad sobre el horrible tema del aborto. Lee igualmente la historia de la conversión del "rey del aborto", el doctor Bernard Nathanson, quien lloró amargamente cuando cayó en la cuenta los miles de asesinatos que había cometido.

Dios no quiere que las mujeres aborten, como decía desde el principio al pueblo elegido:


"Ustedes sólo servirán a Yavé, y yo bendeciré tu pan y tu agua, y apartaré de ti todas las enfermedades. No habrá en tu país mujer que aborte o sea estéril; y prolongaré los días de tu vida." (Ex 23, 25-26)

Jesús, cuando se reúne por última vez con sus apóstoles antes de su martirio, utiliza como ejemplo de la mayor alegría posible el nacimiento de un niño:
"La mujer se siente afligida cuando está para dar a luz, porque le llega la hora del dolor. Pero después que ha nacido la criatura, se olvida de las angustias por su alegría tan grande; piensen: ¡un ser humano ha venido al mundo!" (Jn 16, 21)

Qué espantoso es ser abortado:


"Aarón le dijo entonces a Moisés: “Te lo suplico, Señor, no nos hagas pagar este pecado, esta locura de la que estábamos poseídos. Que no sea como el aborto cuyo cuerpo ya está medio destrozado cuando sale del vientre de su madre"" (Ex 12, 11-12)

Pablo, para ilustrar cuán alejado estaba de Dios, se ejemplifica a sí mismo -antes de conocer a Jesús- como un aborto:


"Y se me apareció también a mí, iba a decir al aborto, el último de todos." (1 Co 15, 8)

Dice la Iglesia:


"Un género especial de atentados contra la vida son los relativos a la vida naciente: presentan caracteres nuevos respecto al pasado y suscitan problemas de gravedad singular, por el hecho de que tienden a perder, en la conciencia colectiva, el carácter de "delito" y tienden a asumir paradójicamente el de "derecho", hasta el punto de pretender un verdadero y propio reconocimiento legal por parte del Estado y la sucesiva ejecución mediante la intervención gratuita de los mismos agentes sanitarios. Estos atentados golpean la vida humana en situaciones de máxima precariedad, cuando está más privada de toda capacidad de defensa. Aun más grave es el hecho de que tantos de estos delitos se produzcan precisamente dentro y por obra de la familia, que constitutivamente está llamada a ser el "santuario de la vida". Estamos frente a una verdadera y auténtica estructura de pecado, caracterizada en muchos casos como verdadera "cultura de muerte". Se puede hablar, en cierto sentido, de una guerra de los poderosos contra los débiles. " ("Los hijos, primavera de la familia y la sociedad", documento del Pontificio Consejo para la Familia, Roma, 14-15 de octubre del 2000)

Los niños en el vientre son seres queridos por Dios:


"Pero, ¿puede una mujer olvidarse del niño que cría, o dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues bien, aunque alguna lo olvidase, yo nunca me olvidaría de ti." (Is 49, 15)

Con esta cita no puede quedar duda de que los asesinos de bebés tendrán que enfrentarse a Dios para rendir cuentas de su crimen.

El aborto ha sido condenado siempre por la Iglesia:


"Desde el siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado. Permanece invariable. El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral" (Catecismo, N. 2271)

Debemos orar mucho por los niños que vienen en camino para que Nuestra Madre y Nuestro Señor los preserven del crimen más abominable: el aborto. Tal vez ustedes no sepan, pero quien aborta o colabora en un aborto malicioso queda excomulgado ipso facto, lo que supone que solamente puede regresar a la Iglesia por el procedimiento especial previsto para excomulgados (no olviden que Jesús entregó a la Iglesia el poder de atar y desatar, Mt 16, 19, y de retener los pecados, Jn 20, 23).

Si tú apruebas en cualquier forma el aborto directo entonces no te hagas llamar católico ni menos cristiano, como recientemente lo ha recordado el obispo Raymond Burke de La Crosse, Winsconsin, Estados Unidos, al prohibir a los legisladores católicos proaborto recibir la Santa Comunión (lee la nota de prensa), posición que coincide por supuesto con las directrices del Vaticano (ver “Dignidad para recibir la Sagrada Comunión. Principios Generales" del Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe).

Faltan a la verdad quienes dicen que se puede ser católico y apoyar el aborto al mismo tiempo (Jn 8, 44). Con ello están negando a Jesucristo, quien a su vez los negará ante el Padre (Mt 10, 33). Esos falsos católicos son como aquellos que condena Jeremías (Jr 7, 8-10).


"La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser a la vida" (Catecismo, N. 2270)

Un proabortista ve un niño pobre y piensa en que mejor hubiera sido matarlo en el vientre de su madre; un cristiano ve el mismo niño, y busca la manera de ayudarle.


"los cristianos, como todos los hombres de buena voluntad, están llamados, por un grave deber de conciencia, a no prestar su colaboración formal a aquellas prácticas que, aun permitidas por la legislación civil, se oponen a la ley de Dios. En efecto, desde el punto de vista moral, nunca es lícito cooperar formalmente en el mal" (Encíclica Evangelium Vitae, n. 74)

Es cierto que estamos en una época difícil, donde todo se conjuga en contra de la vida. Dijo el papa en la Encíclia Evangelium Vitae:


"13. Para facilitar la difusión del aborto, se han invertido y se siguen invirtiendo ingentes sumas destinadas a la obtención de productos farmacéuticos, que hacen posible la muerte del feto en el seno materno, sin necesidad de recurrir a la ayuda del médico. La misma investigación científica sobre este punto parece preocupada casi exclusivamente por obtener productos cada vez más simples y eficaces contra la vida y, al mismo tiempo, capaces de sustraer el aborto a toda forma de control y responsabilidad social. "

El movimiento de los proabortistas es enorme y está muy bien aceitado económicamente (ver Life Decisions International (LDI) , el listado de empresas que patrocinan la agenda de la muerte). Las propias Naciones Unidas esconden una gigantesca red a favor del aborto y contra la familia (ver "Mapa de la ONU" en Vida Humana Internacional).

Que la vida humana es sagrada desde la concepción, es ley bíblica.


"“Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía; antes de que tú nacieras, yo te consagré, y te destiné a ser profeta de las naciones.” " (Jr 1, 5)

dice entre otros textos (ver Is 49, 1; Sal 22, 10; Lucas 1, 15). ¿Olvidaremos a Jesús quien nos previno:


"Cuídense, no desprecien a ninguno de estos pequeños. Pues yo se lo digo: sus ángeles en el Cielo contemplan sin cesar la cara de mi Padre del Cielo. " (Mt 18, 10)?

Se nos habla de la libertad de la mujer y de su derecho a realizarse. Si eso es así, entonces que aprueben la pena de muerte para los esposos que no dejan realizarse a sus mujeres. Es asombroso la tranquilidad con que se habla de matar bebés en nombre de la autodeterminación femenina.


"La gravedad moral del aborto procurado se manifiesta en toda su verdad si se percibe que se trata de un homicidio y, en particular, si se consideran las circunstancias específicas que lo cualifican. Quien es eliminado es un ser humano que comienza a vivir, es decir, lo más inocente en absoluto que se pueda imaginar: ¡jamás podrá ser considerado un agresor, y menos aún un injusto agresor!" ("Los hijos, primavera de la familia y la sociedad", documento del Pontificio Consejo para la Familia, Roma, 14-15 de octubre del 2000)

"En muchas ocasiones la opción del aborto tiene para la madre un carácter dramático y doloroso, en cuanto que la decisión de deshacerse del fruto de la concepción no se toma por razones puramente egoístas o de conveniencia, pero ningún motivo aunque sea grave y dramático, puede justificar la eliminación deliberada de un ser humano inocente." ("Los hijos, primavera de la familia y la sociedad", documento del Pontificio Consejo para la Familia, Roma, 14-15 de octubre del 2000)

Hermano(a) católico(a), si apoyas el aborto intencional en cualquier forma están rompiendo con Jesucristo y no tienes derecho a llamarte "católico". Oye las palabras del Papa por si todavía tienes alguna duda:


"Por tanto, con la autoridad que Cristo confirió a Pedro y a sus Sucesores, en comunión con todos los Obispos —que en varias ocasiones han condenado el aborto y que en la consulta citada anteriormente, aunque dispersos por el mundo, han concordado unánimemente sobre esta doctrina—, declaro que el aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal. Ninguna circunstancia, ninguna finalidad, ninguna ley del mundo podrá jamás hacer lícito un acto que es intrínsecamente ilícito, por ser contrario a la Ley de Dios, escrita en el corazón de cada hombre, reconocible por la misma razón, y proclamada por la Iglesia." (Encíclica EVANGELIUM VITAE, "CAPITULO III NO MATARAS LA LEY SANTA DE DIOS")

Al respecto, también debe leerse "DECLARACIÓN SOBRE EL ABORTO" de la CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE.


FUENTE: buscadoresdelreino.com

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