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ADVERTENCIAS DEL MAS ALLÁ A LA IGLESIA CONTEMPORÁNEA

Parte 14

Por el Padre Arnold Renz


EL PROPIO DIOS DERRIBARÁ EL MODERNISMO


J: Tenemos al Papa, es decir, en el fondo no tenemos porque temerle tanto ahora, porque su Vaticano está dirigido por los cardenales. El Papa sufre durante todo el tiempo, pero en el fondo, puede de esta manera, y visto a la larga, salvar más almas y hacer más de lo que quisiéramos.

E: ¡Di la verdad en nombre de la Santísima Virgen, sólo toda la verdad, continúa hablando!

J:  Llegarán las cosas a un extremo, que el propio Dios estará en la necesidad de echar abajo todo, echar abajo el modernismo. Se volverá a comenzar donde ya se estaba, en lo antiguo, en lo tradicional, en lo que tiene que ser y lo que quieren Los de allí (señala hacia arriba) y no lo que la humanidad se crea por sí misma.

E:  ¡Continúa diciendo la verdad por orden de la Santa Virgen y solamente la verdad!

J:  Si el Papa no estuviese bajo secuestro, y espiado constantemente a derecha e izquierda y a su lado, podría todavía gobernar lo suficiente para que sus palabras llegasen al exterior. Pero en estos últimos meses la situación ha llegado a ser terrible.  Prácticamente, no llega nada al exterior, y lo que quisiera aún salir, es desmentido inmediatamente, sustituído, modificado y hasta falsificado. Se falsifica. Ningún medio es demasiado vulgar para hacer salir al exterior lo que ellos-los cardenales-tienen en sus cabezas. Nada les parece demasiado vulgar, porque están llegando los últimos tiempos. Si nosotros no dirigiésemos el timón de esta forma, y no tuviéramos de esta forma a los cardenales bajo nuestro poder, entonces se controlarían mejor. Pero como nos agitamos tanto, y tantos adeptos de la magia negra continúan todavía sus maniobras, de momento tenemos a los cardenales totalmente bajo nuestro dominio. Lo mejor es que recéis mucho al Espíritu Santo. Como ya se ha dicho una vez, por mí y por Akabor, sobre la obediencia -yo lo he dicho, yo Judas-, ya no hay que obedecer más.



LA OBEDIENCIA EN LA IGLESIA


E: ¡Di la verdad sobre la Iglesia, continua hablando en nombre de...! ¡No debes mentir, en nombre de...!

J:  Es divertido: por decirlo así jamás se concedió tanta importancia a la obediencia como en estos momentos. De repente se presenta la obediencia (ríe sarcásticamente).

E:  ¡Di solamente la verdad, solamente la verdad, por orden de la Santísima Virgen!

J:  De pronto todos se refieren a la obediencia, ahora que es fácil.

E:  ¡Di la verdad Judas Iscariote, y no lo que vosotros, los demonios, queréis en nombre de...!

J:  Esto viene de lo alto. Tenemos que decir la maldita verdad. Ahora en que es muy fácil obedecer, en cierto sentido-para los que tienen la mentalidad moderna y que quieren tener mucho dinero y todo- ahora vuelve a aparecer la obediencia de repente, como una granada de cañón. Antes, no tenía ya la menor actualidad, y ahora de repente, sí.

E:  ¡Di la verdad de parte de la Santa virgen, solamente la verdad!

J:  A nosotros esto nos gusta ¡Que continúen de esa forma! pero a Los de ahí arriba (señala hacia arriba) no les gusta. Tienen otros planes, y en el fondo podrían ser otros, pero es necesario que se cumpla el Evangelio, es necesario.  Todos sus planes deben realizarse, hasta durante grandes catástrofes, y durante los mayores desconciertos y conflictos de los pueblos.

E:  ¡Di la verdad! ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de la Santa Virgen!

J:  Cada uno se refiere al obispo, mientras que los obispos no pueden referirse al Papa, porque todo eso no proviene del Papa. Creo que pronto habré terminado de hablar.

E:  ¡Di la verdad, toda la verdad, de parte de la Santísima Virgen di lo que Ella quiere decir por tu intermedio, Judas Iscariote! ¡Continúa hablando, di todo lo que tienes que decir, y solamente la verdad, por orden de la Santísima Virgen!


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