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ADVERTENCIAS DEL MAS ALLÁ A LA IGLESIA CONTEMPORANEA

Parte 17

Por el Padre Arnold Renz


El Altar cara al pueblo


J.  Los altares cara al pueblo tampoco son buenos, sobre todo para las mujeres. Es lo mismo que acabo de decir sobre las mujeres en el coro. Las mujeres piensan: ¿Qué pelo tiene, está bien peinado, ha ido ya al peluquero?  Ahora tiene el pelo rizado, antes no lo tenía.  También tiene unos dientes hermosos (ríe irónicamente).

E:  ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de la Santa Virgen y únicamente la verdad...!

J:   La sotana le sienta bien. Todavía es joven, lástima que sea sacerdote (ríe alegremente)... etc. Pero si celebrase la misa cara al altar, las mujeres no tendrían tales ideas. Cuando se volviese después de que hubiesen rezado, ya no tendría ninguna importancia. Por eso Dios sabe bien porque debe leerse la misa con la espalda vuelta al pueblo, es decir hacia adelante.

E:  ¡Di la verdad, por orden de la Santísima Virgen solamente la verdad, continúa hablando!:



El Tabernáculo debe ser digno del que en él reside


J:  El tabernáculo debería estar en el centro, ¿Qué es eso de que cuando se entra en una Iglesia moderna, se esté obligado primero a buscar donde está el Tabernáculo? No se sabe si está delante, detrás o a un lado. En muchos lugares se construyen ahora tabernáculos, en los que no se sabe de qué se trata, si se trata de la cueva de un zorro (fuerte risa mal intencionada)...

E: ¡Di la verdad y solamente la verdad por orden de la Santísima Virgen, Judas Iscariote!

J: ...o de una caja fuerte (apenas si puede contener la risa)

E: ¡Di la verdad, Judas Iscariote, solamente la verdad, en nombre de la Santa Virgen!

J:  Hay ahora mucha gente, que hace los tabernáculos con cualquier clase de hierro; podrían ser también vías de ferrocarril (ríe horriblemente) sobre las que la gente anda o está en pie.

E:  ¡Di la verdad y solamente la verdad en nombre de...!

J:  ¡Un tabernáculo-¿me oís?- debe ser dorado. Quiero decir, que ni siquiera el oro ni las piedras más preciosas podrían contener lo que él contiene. Y ni siquiera sería digno de lo que alberga.  Es una verguenza ver la clase de Iglesias y de tabernáculos que el pueblo construye.

E: ¡Di la verdad, cesa de reír, di la verdad en nombre de la Santa Virgen!

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