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CONFIDENCIAS DE JESÚS A UN SACERDOTE, MONSEÑOR OTTAVIO MICHELINI

Las grandes verdades



De los labios de la sabiduría ha salido el dicho:  "Meditare novissima tua et in aetenum non peccabis". El Espíritu Santo ha querido poner ante vuestras almas cuatro grandes realidades: MUERTE - JUICIO - INFIERNO- PARAÍSO. Por tanto se muere.

La muerte es una realidad concreta, una realidad de la que, indirectamente, hacéis experiencia todos los días: un día haréis también la experiencia personal.

Sin embargo hijo, podrá parecer no cierto pero en realidad nadie se ocupa de ella; se vive más o menos alegremente, como si no se debiera morir.

¿Quién es el que conduce a los hombres, a los cristianos, a los sacerdotes, a olvidar lo dicho por el Espíritu Santo, aquello de reflexionar sobre la muerte, la mordaza de la que ninguno podrá escapar? ¡Es Satanás! Siempre él, que cera al alma humana con sus astucias y seducciones, con sus mentiras: Sicut leo rugiens quarens quem devoret.

Se os ha puesto en guardia. Se os ha dicho que ruge, pero no os puede morder si no en el caso de que vosotros os expongáis voluntariamente a sus pasadas. Sobre este tema disponéis de mucha luz. Las Sagradas Escrituras, las vidas de los Santos y de los Mártires, y toda una historia de luchas tremendas entre el hombre y el Príncipe de las tinieblas. Recordad al Ángel de Tobías que libera a Sara, y otros miles de episodios.



El Ángel custodio


En una lucha, al lado del hombre, al que Yo no he querido solo, porque de otro modo la lucha habría sido desigual, he puesto un Ángel mío, un Ángel siempre preparado para intervenir en cualquier momento que es requerido.

Por desgracia la incredulidad hace, sí, que pocos recurran a él.  ¡Cuántas veces mis Ángeles, vuestros custodios están obligados a la pasividad casi absoluta por la incredulidad de los hombres! ¡Cuántas veces se ven obligados a retirarse para no asistir a la destrucción que el hombre hace de si mismo!

¡Pobre hombre que vas andando a tientas en las tinieblas, cuando Yo te he trazado un camino de luz!...

¿Medios de defensa? ¡Pero si son tantos!  Están los Sacramentos, los Sacramentales, la oración. Pero ningún medio es útil cuando el alma está en la oscuridad, y hoy muchísimas almas están en la más profunda oscuridad. La falta de fe lleva tinieblas a las almas.



Si no hacéis penitencia


La crisis de fe más grande, desde la creación del hombre hasta hoy, es la actual.

Una formalista costumbre de vida cristiana hace ilusionar a muchos de estar en el camino justo. Algunos sacerdotes creen estar en el camino justo como lo creían los sacerdotes, los escribas y los fariseos en los tiempos en los que Yo estuve en la tierra en mi visible Humanidad. En todos los tiempos y en todos los lugares la lucha entre el bien y el mal lleva el mismo sello inmutable.

Si la humanidad atea de hoy no se pone en pie y no procura sacudirse el polvo y el humo que le nubla el alma perecerá en gran parte. No serán los sarcasmos ni las ironías de los pseudo-teólogos y de los sacerdotes insensatos y soberbios, no serán las artes de los manipuladores de corrupción en todos los sectores de la vida privada y pública, lo que evite la ruina que el hombre neciamente esta provocando.

Di fuerte que el tiempo está contado, grítalo fuerte como Jonás: "si no hacéis penitencia pereceréis". Dilo fuerte que de Dios no se puede reír impunemente. Grítalo fuerte que la hora de las tinieblas no es querida por Dios sino por los hombres mismos. Grítalo fuerte que mi Madre ha hecho mucho para alejar del mundo la catástrofe.

Recuérdales a todos: Lourdes, Fátima y miles de intervenciones muchas veces sofocadas precisamente por obra de aquellos cuya tarea era la de juzgar con mayor objetividad y menor respeto humano. Han tenido miedo del juicio del mundo...

Aquí está su culpa: no la verdad, sino a sí mismos han puesto delante. Y ahora hablan sólo de la Misericordia de Dios y no de sus responsabilidades.

¿También al pronunciarse sobre estos mensajes otra vez más será rechazada la luz?... Yo los quiero a todos salvos, pero ellos oponen resistencia. Aman la oscuridad. En las tinieblas perecerán.

Tú no temas; continúa siéndome fiel. Estás en Mi Corazón y aquí nadie te podrá tocar, ni siquiera rozar.

Te bendigo, hijo Mío; ámame y camina derecho ante Mí. Soy el Camino que muchos se niegan a transitar.



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