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CINCO ESTEREOTIPOS TOTALMENTE EQUIVOCADOS SOBRE LA VIDA RELIGIOSA


Dios no se ajusta a nuestros estereotipos religiosos, al dejarlos ir soy más abierta a cual sea el plan al que Dios me está llamando.



Quizá en algún momento de tu vida te sucedió que una ancianita te miró y te dijo que podrías ser una gran monja o un sacerdote. Tu cara probablemente fue de asombro y te sonreíste nerviosamente.

Y si eres como yo, es posible que tengas un millón de razones por las cuales esa no sería una buena idea para ti. No fue sino hasta que me relacione más con los sacerdotes y las monjas, leí un poco más sobre los santos, y oré más, que me di cuenta que todas las razones que creía tener en contra no eran validas. Noté que solo podía escuchar con el corazón la llamada de Dios abandonando estas ideas erróneas.

Estas son algunas de esas reservas y estereotipos falsos que todos tenemos a la hora de escuchar la llamada de Dios a una vocación religiosa en nuestras vidas.


1. “Pero me gustan mucho los chicos/las chicas”:

¡Qué bueno! esa es una buena señal. Todos fuimos creados por Dios para una unión completa, todos deseamos entregarnos a alguien, y ser amados verdaderamente y con exclusividad. Sin embargo, eso puede ser algo diferente dependiendo de cuál sea tu vocación, Dios es el único con quien tienes una completa unión. Él es quien te amará de verdad, de forma perfecta y exclusiva.

Te reto a que encuentres a una monja o a un sacerdote que no tuvieran a alguien especial en mente cuando estaban tomando la decisión de seguir a Dios. Cada monja o sacerdote han tenido que hacer un sacrificio con respecto a dejar atrás a alguien especial, pero si Dios te está llamando a esa vocación, el sacrificio valdrá la pena.


2. “Pero soy demasiado extrovertido” o “mi personalidad no encaja con una vida religiosa”

Si yo me convirtiera en monja, sé que constantemente estaría tropezando con mi hábito, sintiendo la necesidad de cantar y bailar por todo mi convento, y enviándoles fotos por Snapchat a mis hermanas.

En definitiva no encajaría en el estereotipo de lo que una monja debería ser, pero mi personalidad no decide si soy llamada a una vida religiosa o no. Dios quiere usar todo lo que somos, nuestras peculiaridades, nuestro sentido del humor, y nuestra torpeza. Algunas de las personas más animadas que conozco son sacerdotes o monjas.

La iglesia necesita nuestros dones y personalidades para traer la verdad del amor de Dios a la vida, incluso el Papa Francisco, les dijo a los sacerdotes que dejaran de dar sermones aburridos. Tienes una personalidad única y Dios va a usar eso de la forma en que Él lo considere. Él no necesita que tengas una personalidad distinta para llamarte a su servicio, Él sabrá usarla


3. “Pero puedo conseguir un esposo/esposa. Soy atractivo”

Tenemos una imagen estereotipada sobre como deberían lucir las monjas y los padres, basados en nuestras experiencias limitadas. En las películas lucen con hombre o mujeres, viejos, amargados, maliciosos, con el cabello blanco.

Pareciera que alguien que no encaje con esa descripción física no se puede relacionar con nada de eso, a pesar de que el llamado de Dios no tiene nada que ver con como lucimos en el exterior.

Solo piensa en Olalla Oliveros, una modelo y actriz española muy famosa (Protagonizó anuncios para marcas como Ford, Rover, ING Direct, Evax, Ausonia, Trinaranjus y Kellog´s) que dejó todo para convertirse en monja, o en Santa Inés, quien a pesar de tener tantos hombres detrás de ella dijo “Dios es mi único esposo”.

Cuando decimos que alguien es muy atractivo, o como mis amigas llaman a los sacerdotes guapos “un desperdicio”, lo que realmente estamos diciendo es que la mejor parte de esas personas está en su exterior. Incluso al preguntarles a parejas casadas, estarán de acuerdo en que eso no es verdad ni siquiera en el matrimonio.

La manera en la que Dios te mira es mucho más importante. Su llamado es para tu corazón y tu alma, no para el exterior, que al final es solo temporal.


4. “Pero soy demasiado inteligente para convertirme en una monja o un sacerdote”

Una vez cuando le dije a alguien que estaba escuchando el llamado de Dios a la vida religiosa, esa persona me dijo que yo estaría echando a un lado toda mi educación y desperdiciando mi inteligencia, pero si echamos un vistazo a la importancia del rol que juegan los sacerdotes y las monjas en nuestra Iglesia, notaremos cuán importante es su intelecto.

Ellos hacen uso constante del don de la inteligencia ya sea que esten en el santuario, el salón de clases, o en una conversación de tú a tú. Dios nos da nuestros dones para que seamos capaces de usarlos y glorificarlo (Romanos 12, 4-8). Algunas veces Dios utiliza nuestra inteligencia para algo específico, y eso sería algo como “una llamada dentro de una llamada”, quizá Él nos esté llamando para usar nuestros talentos siendo una monja o un sacerdote doctor, abogado, maestro etc. Además, se requiere ser inteligente para estudiar la Biblia y documentos del Magisterio de la Iglesia en su contexto y con ellos poder ayudar a otros a vivir de mejor manera siguiendo las enseñanzas de Cristo.

La iglesia necesita gente culta para defender nuestra fe, responder las preguntas difíciles, enseñarnos, y administrarnos.


5. “Pero no podré ser una mamá/papá”

Quizá has vivido toda tu vida soñando el día en que tengas a tus propios hijos, pero como monja o sacerdotes no tienes que renunciar a este sueño, tendrás la oportunidad de tener docenas de hijos espirituales (y adultos).

Tendrás la oportunidad de mirarlos de la misma forma como Jesús los mira, tendrás la oportunidad de enseñarles la sabiduría que viene con una vida religiosa, podrás estar con ellos durante las mejores y peores partes de sus vidas.

Les mostrarás cuan inmensamente Dios los ama, tendrás una gran plataforma para guiar a muchas almas hacia el Reino.



El plan perfecto de Dios.

El llamado de Dios a tu vida no está basado en si encajas o no con los prototipos de cómo deberían ser los sacerdotes o las monjas, el llamado que Dios te hace es algo personal. Él te llama por tu nombre, y si te llama a una vida religiosa es porque tú, con tus fortalezas y debilidades, eres perfecto para esa vocación. Dios tiene el plan más perfecto para ti, uno que solo tú puedes realizar.

Al dejar ir estos estereotipos religiosos, soy más abierta a cual sea el plan al que Dios me está llamando. Espero lo mismo para ti, que Él pueda darte una vida más allá de tus más grandes sueños.


FUENTE: pildorasdefe.net

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