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ADVERTENCIAS DEL MAS ALLÁ A LA IGLESIA CONTEMPORÁNEA

Parte 8

Por el Padre Arnold Renz

VIRTUD Y VICIO



E.  ¡Di la verdad, Allida, en nombre de la Santísima Trinidad¡

Al:  Les estamos reconocidos a los de ahí arriba, de que hasta ahora no se haya llegado al castigo.  Con ello ganamos aún algún tiempo para movernos.   Los de ahí arriba( señala a lo alto) tienen todo en la mano, todo está en sus manos. Nosotros, los de ahí abajo (quiere decir el infierno) tememos que la gran Advertencia venga pronto.

E:  ¡Di la verdad en nombre de...!

Al:  En breve habremos terminado de deliberar.

E:  ¡En nombre de la Santísima Virgen y en nombre de... di la verdad!

Al:  Porque todos los signos que aparecen ahora en el mundo entero en el clero, -en la naturaleza- parecen indicarlo directamente, tememos que... ¿Qué creéis?  También nosotros sabemos lo que dice en el Apocalipsis.  "Si se comparan las cosas, cualquier "asno"tiene que admitir que ha llegado el momento... aunque con pequeños retrasos, debido a que los de ahí arriba tienen piedad durante todo este tiempo.

E:  ¡Di la verdad, Allida, habla en nombre de...!

Al:  Tenemos que decir, porque los de ahí arriba así lo quieren, que no perdáis la cabeza, que seáis firmes como el granito y duros como el hierro y el diamante, defended en todo momento lo bueno, lo tradicional.  Ya se ve a que  conduce lo nuevo.  Por ejemplo muchos niños están ya adelantados, que saben todo sobre las cuestiones del sexo, ya antes de haber abandonad el orinal.  Pudiera decirse que se les plantan esas ideas en el cráneo, de forma que con cuatro o cinco años no tienen otra cosa en la cabeza. Existen instituciones, como guarderías infantiles, colegios, etc. que no conocen nada mejor, ni más inteligente, que meterles el sexo en el cráneo a golpes de mazo.  ¿Y que pasa entonces con los jóvenes que se encuentran en la pubertad?  Los padres no saben que hacer.  Apenas si se atreven a hablar con el sacerdote y protestar en contra. Se dice:  "El sacerdote, por lo tanto sabe lo que se hace" (gruñe).

Se pervierte a la juventud, hasta antes de que se sepa tenerse sobre sus piernas.  Por eso, la última y la penúltima generación no producirá jamás verdaderos soldados de Cristo, a menos que tenga lugar un cambio completo.  Estarían mejor en campos de concentración que en esos centros de educación, en los que se les inocula el sexo como un veneno.  Y para colmo, esto se hace resaltar como un recurso de cristianismo moderno.

En Sodoma y Gomorra esto era más visible.  En aquellos tiempos no se inoculaba el veneno gota a gota (gruñe).  En Sodoma y Gomorra era desde luego grave, pero  por lo menos sabían que pecaban.  Lo sentían.  Los niños de hoy en día no saben frecuentemente, ni siquiera que están pecando.  Se dan cuenta demasiado tarde que se les ha precipitado en  el pecado.  Los sacerdotes, maestros, educadores, que serían los responsables, no saben frecuentemente más que de una manera confusa, que su manera de obrar es culpable. Unas veces perciben todavía la voz de su conciencia, y otras veces se figuran que es el Espíritu Santo.

E:  ¡En nombre de la Santísima Trinidad, de la Inmaculada Concepción, de Nuestra Señora del Monte Carmenlo, del santo párroco de Ars y de Catalina Emmerich, continúa diciendo lo que tienes que decir!

Al:  Jamás ha existido un desconcierto como el actual.  Desde luego, en tiempo de la Reforma hubo una gran crisis, pero entonces se trataba más bien de una escisión.  Los buenos permanecieron del buen lado y los otros pasaron simplemente al protestantismo.  Pero los luteranos aún eran mejor que los malos católicos.  Entonces esto fue para la iglesia una gran pérdida, pero ahora todo se encuentra en una situación mucho más funesta.  Entonces, la masa de la gente sabía, hasta entre los protestantes que habían obrado mal.

Cuando estuvieron divididos en tres grupos -Lutero, Calvino y Zwinglio- comprendieron rápidamente que esa no era la verdadera Iglesia, tanto más, cuando que los tres hombres estaban en conflicto entre sí.  Entonces vieron que el catolicismo estaba en crisis. Pero al mismo tiempo veían que los buenos, por lo menos, tenían una unidad.  Hubieran querido entonces volverse atrás, en todo caso Lutero, pero era demasiado tarde.  Nosotros, los de abajo (señala hacia abajo) lo habíamos enlazado  ya demasiado fuertemente.

E:  ¡Habla en nombre de...! lo que tienes aún que decir.  ¡Allida!

Al:  Lomos nosotros los que hemos inspirado a Lutero,y el viejo (Lucifer) ha inspirado a Zwinglio.  A este, fufe necesario que lo toase por su cuenta el viejo, hasta que se irguió como una planta en un invernadero,que crece como si fuese mala hierba.  Ni siquiera tienen necesidad de mucha lluvia. Como es sabido el mal crece mucho más rápidamente que el bien.  Crece y se expande, y apenas se puede recortar.  El bien es siempre más duro y más difícil. El bien no se levanta, y hasta cuando ha crecido mucho y el interesado se cree que está muy alto, puede caerse de repente y rodar por media montaña y tiene que comenzar de nuevo.  Por el contrario, el mal crece y pulula como las malas hierbas, sin caerse jamás.  Crece, sube, y nadie puede detenerlo.  La perversión es como una montaña siniestra, que oscurece todo, que lo apesta todo y lo infecta todo.  cuando el mal aparece,es como si fuera una epidemia existente en el aire, que arrastra consigo multitudes enteras.  En cambio,la virtud tiene muchas más dificultades para crecer.  No es tan fácil, ni tan atrayente y no está tan extendida.  ¡Pero nosotros no queremos decirlo!  ¡Que tengamos que decir esto! (gruñe furiosamente).



¡María, Reina de todos los Ángeles,
acepta bondadosamente nuestra súplica a tus servidores,
poderosa intercesora, Mediadora de todas las Gracias,
para que podamos conseguir gracias, salvación y ayuda!
¡Oh grandes y santos Ángeles!  ¡Dios nos los ha dado para
nuestra protección y ayuda!
¡Os conjuramos en nombre de la Santísima Trinidad,
acudid rápidamente en nuestra ayuda!
¡Os conjuramos en nombre de la Preciosa Sangre
de Nuestro Señor Jesucristo, acudid rápidamente en nuestra ayuda!  Amén.



30 de marzo de 1976

E:  exorcistas
J:  Judas Iscariote,demonio humano
B:  Belcebú, demoio angélico, del Coro de los Arcángeles



E:  ¡En nombre de Jesús... decidnos quién tiene que hablar!

J:  Judas Iscariote es el que tiene que hablar

E:  Demonio Judas Iscariote, nosotros, los sacerdotes, te ordenamos como representantes de Jesucristo, en nombre de la Santísima Trinidad.... decirnos:  ¿cuándo tienes que irte?  ¡Judas Iscariote, en nombre de todas estas invocaciones y en nombre de la Iglesia, tienes que hablar!

J:  Para comenzar, esta es una pregunta supérflua.  Primeramente vuestra cuestión tiene que estar en orden (gruñe).

E:  ¡En nombre de Jesús...!  ¡Qué cosa tiene que estar en orden?

J:  Esa maldita cosa de la publicación de ese librito (gruñe nuevamente).  Y eso no es todavía todo, todavía no es todo.

E:  ¿Qué quiere decir?  ¿y eso aún no es todo?  ¡Di la verdad, tienes que hablar!  ¡Di la verdad en nombre de...!

J:  No queremos hablar, no queremos hablar.

E:  ¡En nombre del Santísimo Sacramento del altar, que has traicionado después de la última cena, ahora tienes que hablar!

J:  Si lo hubiera sabido, no lo hubiera traicionado nunca.

E:  ¡En aquella santa tarde, has traicionado a Jesús, y ahora tienes que hablar, en su nombre, y en el de todos los Apóstoles y Papas, que no han traicionado a Cristo!  ¡Di ahora la verdad y nada más que la verdad!  ¡Tienes que hablar, Judas Iscariote!

J:  Lo que ha sido impreso, está en orden, pero eso no es todavía todo.

E:  ¿Qué es lo que falta aún?  ¡Di la verdad en nombre de...!

J:  Precisamente eso es lo queremos decir.  Iros a casa, marchaos...

E:  No ahora no nos vamos a casa.  ¡Ahora tenéis que hablar, Judas Iscariote y Belcebú!  ¡Os ordenamos que no digáis más que la verdad!  ¡En nombre de... tenéis que decir lo que la Santísima Virgen María quiere decir por vuestra mediación!  ¡Tenéis que hablar por orden suya!  ¿Qué hay que añadir aún?

J:  Como La odiamos (señala hacia arriba).  ¡Oh!  Como La odiamos.

E:  ¡Si, pero en su nombre, en nombre de Nuestra Señora del Monte Carmelo, tenéis que decirlo!

J:  (suspira) ¡No podéis pedirnos eso!

E:  Sí.  Ella es vuestra Reina y Señora.  todo el infierno tiene que obedecerla.

J:  Precisamente Ella (señala hacia arriba) precisamente Ella tiene...(gime lamentablemente).  Ella está aquí con su corona y su cetro.  Está aquí con su corona y su cetro, sobre la corona tiene la cruz, la cruz insensata, la cruz maldita (grita de una forma estremecedora).  ¡Oh cómo la tememos!

E:  ¡Dinos en nombre de la Santa Virgen, y en nombre de la Santísima Trinidad lo que tienes que decirnos y solamente la verdad!

J:  No queremos que una mujer nos domine, no queremos eso.

E:  ¡En nombre de la Santísima Trinidad del Padre... di la verdad entera!

J:  En parte tengo que repetir cosas sobre las que ya se ha hablado anteriormente, y en parte tengo que decir cosas nuevas.

E:  ¡Judas Iscariote, di ahora lo que la Santísima Virgen te ha encargado decir, en nombre de la Santísima Trinidad...!

J:  En términos generales, Veroba ha dicho que es paradójico en sí, el que rezéis, porque sino la Advertencia ya hubiera venido.  Pero el motivo consiste, en que se salven algunos hombres.

E:  ¡Continúa diciendo lo que la Santísima Virgen te ha encargado decir, y solamente la verdad!  ¡Es Ella la que te manda, Judas!

J:  La Santa Virgen desea que esa maldita porquería de librito, se reparta ampliamente.  Pero eso es precisamente lo que nos faltaba, que todo el mundo sepa lo que está pasando.  Podrían cambiar de vida,y ciertamente comenzarían a dudar de lo que nosotros propagamos por Roma.  Volverían a la antigua tradición.  Eso es lo que nos falta, eso es precisamente lo que nos faltaba.

E:  ¡Continúa, por orden d la Santísima Virgen, di lo que ella te ha encargado decir, y nada más!  ¡Habla ahora!  ¿Eso es todo?

J:  Naturalmente que Ella (señala hacia arriba), quiere aún más.

E:  ¡Tienes que decir la verdad en nombre de...!Habla ahora, Judas Iscariote, tienes que hablar para la Iglesia!

J:  Demasiado para la Iglesia, para esa caja de basuras.

E:  ¡Habla ahora para la Iglesia, para la Santa Iglesia, que no desaparecerá,en nombre de...!

J:  No voy a tener más remedio que hablar.

E:  Si las puertas del infierno no podrán dominarla.  To tenéis ningún poder para destruir la Iglesia.

J:  Lo que concierne a la Iglesia vendrá todavía, pero primeramente tengo mantener mi tema.  Ya vendrá, vendrá aún.

E:  ¡Entonces, Judas, habla!  ¡Di lo que quiere decir la Santa Virgen, en nombre de...!

J:  Ahora quiere simplemente que se añada la cuestión del sexo y la cuestión de la juventud.  Quiere hacer recalcar que es necesario que se proclame desde lo alto de los púlpitos; que hay que predicar sobre las virtudes (respira dificultosamente), hay que proclamar que la culpa es muy pesada... ¿Me entendéis?... lo pesada que es y a dónde conduce.

E:  ¡Qué falta, habla en nombre de...!



LA CULPA DE LOS PECADOS DEL HOMBRE.


J:  Toda la culpa de los pecados, de cada pecado en particular.  Se pueden mencionar estos pecados separadamente, en distintos sermones, o algunos juntos en un mismo sermón, como cada cual piense que es más útil, pero antes hay que invocar al espíritu Santo.

E:  ¡Judas Iscariote, habla en nombre de la Santísima Trinidad, del Padre...!  ¡Judas, habla!

J:  Es necesario poner mucho más a la vista de la juventud, a la vista de los fieles, lo grave que es la culpa, lo terriblemente grave y funesta que es, y de donde proviene, a donde nos lleva, como viene, como se podría preservar, lo que habría que hacer para poder atenuarla o hasta poder extirparla por completo (gime).

E:  ¡Judas Iscariote, continúa diciendo la verdad por orden de la Santísima Virgen, de la Rosa Mística...!

J:  Ante todo hay que decir, que la oración es una de las anclas más sólidas en la vida religiosa.  Hay que decirlo desde lo alto de los púlpitos y no al micrófono.  Mil micrófonos no reemplazan el púlpito.  Cuando el sacerdote habla desde el púlpito, los fieles están pendientes directamente de la palabra de Dios  Entonces no miran ni hacia adelante ni hacia atrás, ni a sus lados, que son motivos de distracciones posibles.  Ven directamente lo que viene de arriba y se pueden concentrar mejor.

E:  Pero todo eso ya se encuentra en el librito que quiere la Santa Virgen.

J:  Sí, eso ya figura, pero es necesario que lo diga una vez más, y es necesario que se escriba una vez más. 

E:  ¿Cuándo lo has dicho, Judas Iscariote, te acuerdas todavía?  ¡Habla, en nombre de...!

J:  Sí, el 31 de octubre.

E: ¡Sigue hablando, sigue hablando en nombre de...!

J:  La culpa, es mucho mayor de lo que podéis describir.  La cosa es así:  Nosotros, los demonios, somos terribles, y hasta nos tememos mutuamente.  Tenemos un aspecto terrible.  Ni siquiera podemos olernos mutuamente.  Si por lo menos no tuviéramos que mirarnos, pero tenemos que hacerlo, tenemos que hacerlo.  Durante toda la eternidad tenemos que vivir en ese diabólico cenegal y tendremos que mirarnos los unos a los otros.  Pero el pecado, la culpa, si estamos obligados a verla en los hombres, nos vuelve a hundir siempre en un terror horrible.  Ahora podéis considerar lo pesada que es la culpa, si es capaz de hundirnos a nosotros los demonios, que estamos habituados a tantas cosas, que nos encontramos día y noche en un horrible tormento, que tenemos que contemplar hora por hora y minuto por minuto este espectáculo terrible entre los más terribles, vuelvo a repetirlo, a hundirnos en el terror.  Si consideráis esto, os podéis imaginar lo que es, lo que representa la gravedad de la culpa, sobre todo ante El, ahí arriba (señala hacia lo alto), cuya majestad sobrepasa todo.  Eso aún tenía que decirlo (gime lamentablemente).

E:  ¡Continúa diciendo la verdad, Judas Iscariote, y solamente la verdad, en nombre de... en nombre de la Inmaculada Concepción...!

B:  ¡Si supiéseis la majestad que El (señala hacia arriba) tiene!  No es Judas el que dice esto, sino Belcebú, soy yo.  Soy yo, Belcebú.

E:  ¡Bien, tu has reconocido mejor que Judas, la majestad que tiene Dios.  Habla, en nombre de...!







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