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VISIONES DEL PODER SACERDOTAL. (Ana Catalina Emmerick).

VE LA POTESTAD DE BENDECIR EN LOS SACERDOTES.

Vi muchas cosas acerca de la imposición de las manos,del efecto de las bendiciones y de la acción de la mano a lo lejos; todo lo cual me fué explicado por el ejemplo de la vara de Eliseo. La razón por la cual los sacerdotes de hoy día sólo raras veces bendicen y sanan, me fué explicada en un ejemplo, que también deriva de la semejanza simbólica en que se fundan tales efectos. Vi tres escultores que imprimían figuras en la cera. Uno de ellos tenía buena cera blanca y era muy hábil, pero estaba muy pagado de sí mismo: no tenía en sí la imagen de Cristo, y su intento resultó vano. Otro tenía cera pálida; era indolente y terco, y nada consiguió. El tercero era inhábil, trabajaba muy torpemente en cera común, pero lo hacía con aplicación y sencillez: su trabajo fué bueno y la figura verdadera, si bien resultó con rasgos imperfectos. Así los sacerdotes elegantes, elocuentes y sabios, según el mundo, no hacen nada, mientras que otros, pobres, sencillos, continúan ejecitando la potestad de bendecir y sanar que hay en el sacerdocio.

LOS DEDOS CONSAGRADOS.

Los dedos de los sacerdotes serán conocidos en el Purgatorio y aún en el Infierno y arderán con un fuego especial. Todos los conocerán y vituperarán.

2 comentarios:

  1. "Pedimos y repetimos que nadie toque el Cuerpo de Mi Hijo con las manos no consagradas. Será profanado y descartado, a menos que sólo un sacerdote legalmente ordenado, un hombre de Dios con dedos purificados por el Espíritu Santo, dé el Cuerpo y la Sangre de Mi Hijo a cada uno bajo su cuidado." - Nuestra Señora de las Rosas, 6 de Septiembre, 1975

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  2. "Yo repito de nuevo que nadie llevará el Sagrado Cuerpo de Mi Hijo, su Cuerpo y Sangre, a otro, mas que un sacerdote ordenado legalmente, con manos consagradas. Yo digo, hijos Míos, ¡manos consagradas, manos benditas, limpias, lavadas por el Espíritu Santo! ¡Ningún hombre presentará excusas por la profanación del Cuerpo de Mi Hijo!" - Nuestra Señora de las Rosas, 14 de Mayo, 1977

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