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LAMENTOS DIVINOS. PALABRAS DE JESÚS A UN SACERDOTE. (Cuarta parte).




LA VIRGEN MADRE 

"Bienaventurados los puros de corazón", dije un día en la tierra. Pero el mundo, mi enemigo, no quiere saber nada: se revuelca en el fango y se lanza contra todo lo que se refiere a la pureza. 

Mentes malsanas, hoy más que en otros tiempos, han tomado como blanco la pureza virginal de mi Madre, poniéndola al nivel de otras mujeres. 

¡Qué insulto para la Reina del Cielo y ¡qué dolor me causa! 

También mi Padre Adoptivo, el castísimo José, es tocado por esta diabólica honda de fango. 

Mi Madre fue purísima antes del parto. El Profeta Isaías profetizó, siglos atrás, que Yo nacería de una Virgen. Fue purísima después del parto y lo testimonia la Tradición auténtica de la Iglesia, confirmada por la sana Cristiandad, por los Concilios y por el Magisterio de los Papas. Lo testimonia también y especialmente la respuesta dada a Gabriel que le anunció su maternidad: "¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?". Lo que significa que no pensaba conocerlo, porque si hubiera querido vivir la vida común de otras mujeres no le habría dado al Ángel aquella respuesta, sino que habría dicho sin duda: "Acepto ser madre". Mi Madre fue purísima, Terreno elegido y preparado para hacer que Yo nazca, Lirio de los valles. Me daba la leche, Hombre-Dios; estaba ininterrumpidamente en intimidad con el Rey de la Gloria y sus pensamientos siempre estaban dirigidos al Cielo y no a la tierra. 

Los Ángeles aleteaban sobre la casa de Nazaret, adorándome y bendiciendo a la Madre de un Dios hecho Hombre, decisión de la Santísima Trinidad para ser la Reina de las vírgenes y la Virgen por excelencia. 

Si en el mundo tengo una armada de almas vírgenes, que se han unido a Mí, con voto, almas que aún con las consecuencias del pecado original son Ángeles de carne, ¿por qué dudar de la perenne virginidad de mi Madre que fue dispensada de la culpa original, obra de arte de la Omnipotencia de Dios, enriquecida por un océano de Gracia, Criatura excelentísima que eclipsa las virtudes de las almas elegidas. Faro luminoso de la humanidad, esplendorosa más que el sol en el firmamento. 



SAN JOSÉ HABLA DE SU ESPOSA 

"Desato mi lengua para defender la pureza virginal de María, la Esposa que Dios me ha dado". 

"Fui escogido para ser un apoyo para Jesús y María; pero yo, hasta que ocupé dicho puesto que Dios me dio, sentía una humillación continua e íntima al estar junto a Jesús, Hijo de Dios hecho Hombre, y a María, espejo de pureza y de candor, tanto que cuando la miraba estaba como obligado a bajar la mirada, sintiéndome indigno de estar junto a ellos. La custodiaba celosamente, como se puede custodiar una perla preciosa y delicada, de gran valor". 

"Fui escogido por Dios y en vista de dicha decisión fui inspirado desde joven para mantener mi pureza virginal castísima, hasta mi último aliento. Este fue un misterio que revelé solo a mi Esposa elegida, María". 

"No sentí ningún temor, por mi virginidad, al ver que yo había sido escogido como su Esposo, porque sólo con acercarme a ella, el perfume interior que emanaba de su pureza me inundaba el alma de una alegría casta". 

"Nos comprendimos plenamente sin intercambiar ninguna palabra, porque el misterio sublime que nos unía de manera celestial no nos hacía sentir la necesidad de exteriorizarlo, sino de callarlo". 

"Son mentirosas e infernales aquellas lenguas de aquellos que quieren obscurecer a mi dulce y casta Esposa María, la Madre de un Dios, Tabernáculo vivo del Divino Nazareno". 

"A una planta delicada se la cuida de todo lo que le puede hacer daño y se la cultiva con una atención particular. Imaginad por lo tanto con cuales cuidados la llenaba a la castísima María para que nadie la molestara". 

"Su vida en la casa de Nazaret fue obra del Amor divino; a los ojos de los hombres fue un secreto tan profundo que nadie ha podido imaginar nunca. ¡Eh aquí la casa de Nazaret, rodeada por el escondimiento, por la más profunda humildad, por la más completa pobreza! ¡Pero aún estando alejada de todo, aquella casa poseía todo... poseía a Dios!". 

"¡Mundo que te agitas, en vez de lanzar tus flechas contra la Virgen, mi Esposa, imita las virtudes y el candor! ¡Aprende a amarla, venerarla y no a destruirla más! ¡Agradece al Eterno Dios que te ha dado una Madre tan santa para salvarte!". 


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