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EL DEMONIO, SUS TERRENOS Y SUS COMBATES (Segunda parte)

FORMAS DE ACTUAR DEL DEMONIO



a. Maleficios y sortilegios

Dentro de la constricción, podemos distinguir diferentes maneras en que el demonio actúa. Entre ellas están los maleficios y los sortilegios. Éstos, aunque no son comunes pues la mayoría de las veces, se confunden con enfermedades de tipo psíquico o sobre todo con sugestiones, la Iglesia reconoce que existe una forma de obrar del demonio en la que por medio de objetos y pociones preparadas por aquellos que tiene pacto con él, son capaces de producir males morales e incluso físicos en las personas.

Es común escuchar personas que dicen: “le hicieron un trabajito”. Esto se refiere precisamente a esta forma de actuar del demonio sobre terceras personas, las cuales pueden verse afectadas gravemente por enfermedades y desgracias que no encuentran ninguna explicación científica ni normal.

Cuando una persona sospecha que ha sido víctima de uno de estos males es necesario recurrir a un sacerdote que conozca de esto para que ore sobre él y pueda así liberarlo del maléfico o “factura” que lo está perturbando o afectando físicamente (es por ello que esta oración se llama “oración de liberación"). Si la Factura ha sido hecha por una persona que tenga mucho poder con Satanás, no bastará la oración de liberación, sino que incluso será necesario recurrir al exorcismo. Normalmente, ni el mismo demonio, por ser tan soberbio, da mucho poder a los brujos, y generalmente quien ha sido víctima de un “trabajito” puede ser liberado dentro de la oración de liberación.

Debemos decir a continuación, que una de las grandes trampas del demonio es llevar junto con el afectado a otras personas a sus garras. Esto lo logra cuando en lugar de recurrir a un sacerdote, se remite a otro brujo, con lo cual no solo se empeora la situación del afectado sino que el demonio aprovechará de dañar incluso a los que lo acompañan o sugieren a visitar al mago o brujo.

En los casos en que esto está ligado a objetos, éstos deben ser tratados con mucho cuidado y por alguien que sabe de esto con el fin de evitar daños mayores. El demonio es un ser perverso y utiliza todo cuanto está a su alcance para destruir. Como ya decíamos, las víctimas no sólo son a los que se les hace el maleficio, sino también a quien lo procuró, pues ha entrado a tomar parte activa en el proyecto del mismo demonio.

Por ello el acudir con magos, hechiceros y curanderos lejos de resolver cualquier problema lo empeoran y dificultan, pues lo que podría haber sido algo relacionado con la Psicología puede transformarse en una verdadera enfermedad espiritual e inclusive en una perturbación o una posesión diabólica. Quien lo ha hecho por ignorancia para conocer el futuro, puede estar también él o alguno de los miembros de su familia dañados. Si se ha visitado a uno de estos hechiceros es necesario confesarse y pedir al sacerdote que junto con la absolución ore pidiendo la liberación y rompiendo cualquier caso de perturbación demoníaca que se pudiera haber establecido con la persona.

b. La posesión

La forma más grave de intervención del demonio es la posesión. En esta situación quien es dañado por el demonio, puede padecer una serie de enfermedades físicas y psicológicas que lo martirizan terriblemente todas ellas sin cura y sin razón aparente. El demonio actúa desde dentro (por lo que se llama posesión) dejando incluso muy dañada la libertad, por lo que se pueden llegar a cometer acciones perversas por cuenta del demonio.

Aunque no es común que el demonio llegue a poseer a una persona, como lo hemos visto directamente en la experiencia de Jesús, ésto puede ocurrir. Para la liberación de este mal en el hombre, es necesario recurrir a un exorcista, el cual no solo tiene que ser un sacerdote, sino que tiene que tener el mandato expreso del Obispo para poder realizar la expulsión de Satanás.

Cuando hablamos de posesión se habla de palabras mayores y el exorcismo es un combate espiritual que mantiene el sacerdote con Satanás. Quien no está preparado para enfrentar esta lucha puede recibir serios daños en su persona y en su salud como nos lo narra el pasaje de los hechos de los apóstoles Hech 19,15-16.

Si alguien supusiera que él o alguno de sus familiares o amigos se encontrara en esta terrible situación, es necesario acudir al sacerdote para que él, en su momento lo remita con el exorcista de la diócesis y de esta manera empezar el proceso de liberación y exorcismo. Acudir con cualquier otra persona, siempre resultará en una situación más grave que la que ya se tenía.

Para realizar el exorcismo, muchas veces el sacerdote se vale de la intercesión de personas de probada virtud y oración que durante la sesión de exorcismo oran e interceden para que el sacerdote pueda luchar contra el demonio.

Hollywood ha distorsionado grandemente lo que es en sí la posesión y el exorcismo. Estas acciones son realmente terribles y nada tienen que ver con lo que se presenta en televisión o en las películas.

Finalmente diremos, al respecto que el Demonio usa de la "constricción” (en cualquiera de las dos formas) sobre dos tipos de personas: a) Aquellas que se abandonan a él con el pecado o con el pacto; y b) Aquellas que constituyen un peligro para su reino. En los santos y en quien busca con radicalidad la santidad, el demonio produce en ellos lo que se conoce como "obsesión", a través de la cual busca desestabilizar su acción, hacerla ineficaz, y que finalmente desistan de este propósito. Para ello usa de todos los medios a su alcance incluyendo la perturbación física.

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