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"A MIS SACERDOTES" De Concepción Cabrera de Armida. CAPITULO XVIII: Relación con los seglares.

MENSAJES DE NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO PARA SUS PREDILECTOS.
 
(“A mis Sacerdotes” de Concepción Cabrera de Armida)
 
XVIII


RELACIONES CON LOS SEGLARES.


Muy contadas deben ser sus relaciones con personas extrañas y nunca la familiaridad con ellas debe llegar a sus puertas. ¡Cuántas penas tiene mi Corazón en este punto que parece sencillo y no lo es, en esas visitas innecesarias en las que pierden el tiempo, y cuántas veces también pierden a Dios!
Como un cristal es de delicado el corazón del sacerdote; y porque también es humano., ¡con qué cautela debe protegerlo en sus relaciones exteriores e internas con las almas! El sacerdote, siempre y en toda ocasión, debe ser digno sacerdote para atraer las almas a Dios; pero al mismo tiempo, vigilante para consigo mismo, debe velar sobre sus sentimientos, inclinaciones, y conducta; sobre sus relaciones con el mundo y con las almas. ¡Con qué esmero debe pedirle cuenta a su conciencia!
Que cuidado debe tener, en sus relaciones exteriores, de impartir a Dios, de hablar de cosas piadosas, de hacerse respetar por sus virtudes, por su humildad y sencillez. Deben mis sacerdotes no solo parecer Jesús, sino ser Jesús, solos o acompañados, en la calle o en el templo, en su ministerio o fuera de él.
¡Cuánto deben los obispos darse cuenta y vigilar las relaciones exteriores de los sacerdotes, de donde vienen tantos males que sólo Yo veo, tantas y tantas caídas que más que a nadie, me duelen a Mí!”
Que el Espíritu Santo y la Virgen María los transforme en otros Jesús,


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“A los Sacerdotes, hijos predilectos de la Virgen Santísima.”
“… Sed solo sacerdotes míos; sed solo sacerdotes de oración…”

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