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"A MIS SACERDOTES" De Concepción Cabrera de Armida. CAPITULO XX: Peligros en la dirección espiritual.


MENSAJES DE NUESTRO SEÑOR 
JESUCRISTO PARA SUS PREDILECTOS. 

(“A mis Sacerdotes” de Concepción Cabrera de Armida) 

XX

PELIGROS EN LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL 

“Un gancho de Satanás para los sacerdotes es que cuando encuentran almas perfectas se les pegan interiormente con el santo pretexto, aunque interior, de aprender de ellas, de que Yo les comunique algo por su conducto. 

Muy peligroso es este camino. Cierto es que hay almas más santas que las de algunos sacerdotes; cierto que tienen que aprender de ellas; pero de esto, a encariñarse con ellas, hay un paso y el sacerdote y la dirigida deben estar muy alertas en su corazón y tenerlo a raya y aumentar su oración y tocar el sacerdote muy sobrenaturalmente a aquella alma, porque ¡cuánta tierra se mezcla con lo divino! 

¡Cómo Satanás ofusca en este delicado punto y hace ver lo no recto con todos los visos de que lo es! 

Y así comienzan muchas direcciones y confesiones que al jugar con fuego llegan, cuantas veces, a quemarse! 

Mucha gloria que me quitan los sacerdotes en las almas cuando se quedan ellos como fin y no como medios que las conduzcan a Mí. Cuidado con robarme corazones, cuidado con entibiar el fervor en las almas por dejar mezclarse la tierra. 

Muchas espinas tiene mi Corazón en este punto de poner en las almas tierra, atoramientos con el confesor, cariños que si no manchan, empolvan y quitan el brillo humanizando. 

Claro está, que los confesores y directores deben tener cierto atractivo santo y espiritual para con las almas; pero en su deber, en su rectitud, y hasta en su talento debe estar muy clara la raya que separe lo humano de lo divino, lo divino de lo humano. 

En el sacerdote está el poner un ‘hasta aquí’ y no dejar pasar de ahí los corazones; le propio y los ajenos. Sólo Yo, sólo en Espíritu Santo tiene derecho absoluto, campo abierto para con las almas. ¡Cuidado, repito, con engañarse! 

Este campo, ordinario y extraordinario, como les digo, tiene innumerables peligros que dan acceso a que Satanás coseche frutos para él, y con pinzas se deben manejar a las almas y, sobre todo, con la coraza de mucha oración, de mucha pureza de alma, y de ayuda del Espíritu Santo. 

Tiene forzosamente los sacerdotes que recorrer esta senda de confesonario, y muchos, de direcciones espirituales; es su deber, pero espinoso deber, erizado camino en el que tienen que poner sus plantas sin lastimarse ni lastimarme. 

Con estudios serios del caso, con cierta experiencia y astucia, con santidad personal y vida de unión con Dios, se pueden manejar a las almas y llevarlas directamente a Mí sin temor. 

Estas cualidades deben tener los confesores y los directores sobre todo. Conocimiento práctico de la vida interior; conocimiento práctico del corazón humano, y mucho Espíritu Santo que sea el velo, el intermedio entre el confesor y la confesada, entre el director y la dirigida. 

¿Cómo dar a Dios, quien no tiene a Dios y en los grados que debiera tener a Dios? 

¿Cómo tocar las profundidades de un alma pura, el que no ve más que la superficie de la vida espiritual? 

¿Cómo internarse en regiones intrincadas, en las que el Espíritu Santo y Satanás se disputan el puesto, los directores que solo conocer la corteza de las almas? 

¿Cómo conocer los engaños del demonio y sus astutas redes y la sutileza de sus procederes, ¡Tantos!, los que no tienen la luz de lo alto, la del Espíritu Santo? 

¿Cómo dirigir acertadamente los que no tienen el don de consejo ni lo han pedido ni se han hecho capaces, no digo dignos de recibirlo? 

¿Cómo conducir un ciego, un miope en la vida espiritual, a las almas que se le confían? 

Mucho tengo que lamentar en este punto capital de las almas en el que mis sacerdotes, muchos, se dan de cabezazos y no aciertan ni a comprender ni ha llegar al fondo de los corazones ni a discernir en los espíritus el trabajo del demonio ni en el Espíritu Santo. 

Y por esto, ¡cuántos designios de Dios en las almas se quedan truncos, cuánta vida espiritual se pierde y muere por culpa de mis sacerdotes!, por su falta de estudios, por su falta de virtud, de oración, de vida interior y de trato íntimo Conmigo, de luz, de Espíritu Santo. Y al tocar este punto del Espíritu Santo, diré que lo contristan mis sacerdotes muy frecuentemente en muchas cosas: en adelantarse a su acción en las almas al abrogarse derechos que no tienen, en querer ser más que Él, en cierto sentido, por no esperar que obre en los corazones y atropellar su acción, quitar sus derechos, disponer de los corazones como si no tuvieran un Dueño superior que las gobierne y las rige. 

El papel del director es ir detrás del Espíritu Santo y no adelantarse a Él. Es pedirle sus dones y vivir subordinado a su acción en él y en las almas; es vivirlo y respirarlo, ser su nido, tener su luz, y vivir una vida toda sobrenatural y divina. 

No todos los sacerdotes pueden ser directores si no tienen las condiciones para ello, porque se hacen acreedores a muchos fracasos; pero si, todos los sacerdotes deben procurar serlo para mi servicio íntimo en las almas, pero con las condiciones dichas. 

Muy difícil es ser un buen director espiritual, prudente y santo, pero no cuando Yo ayudo, cuando se tiene gracia de estado, virtud y Espíritu Santo. 

La vida mística se detiene por falta de directores santos y esto es una merma para los fines de mi Iglesia, ¡pero se desarrollará bajo estas condiciones y dará grande gloria a la Trinidad!” 

Que el Espíritu Santo y la Virgen María los transforme en otros Jesús, 

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“A los Sacerdotes, hijos predilectos de la Virgen Santísima.” 

En estos tiempos la madre Celeste os pide obras de penitencia y de conversión. La oración vaya siempre acompañada de interior y fecunda mortificación. 

Mortificad vuestros sentidos para que podáis ejercitar el dominio sobre vosotros mismos y sobre vuestras pasiones desordenadas.

2 comentarios:

  1. buenas tardes, deseo comprar este libro, ¿dónde lo puedo conseguir?

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  2. Estimada Gloria: gracias por fijarse en este blog dedicado al sacerdocio.
    Le diré que este libro lo adquirí en una pequeña librería aqui en Panamá, pero que tristemente ya ellos no traen libros pues me dijeron que los dueños ya están muy ancianos y ya no hacen nada de esto.
    Pero si le puede decir que ellos traían estos santos e importantes libros de la libreria Espiritual en Ecuador (Box 6252 CCI Quito-Ecuador). Este libro A MIS SACERDOTES es de Editorial "La Cruz" Apartado 7 -1146 06700 Mexico, D,F.

    El Señor la bendiga.

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