Unos minutos después llegan hasta donde están ellas dos muchachos del pueblo: Ivan Dragicevic e Ivan Ivankovic. Al estar estos seis muchachos ante la mujer, ésta les hace señas con una mano para que se acerquen a ella, y entonces, los seis salen corriendo, asustados por lo que ven.
Segundo día. 25 de junio.
Al mediodía, un pequeño grupo de familiares propone a algunos de los jóvenes acompañarles esa misma tarde al mismo lugar y a la misma hora.
De los seis chicos que vieron a la mujer el día anterior, dos de ellos no estarán esa segunda tarde: ni Milka ni Ivan Ivankovic. Sin embargo, la hermana mayor de Milka, de nombre Marija, y un niño de diez años llamado Jakov Colo, sí que van en esta expedición del segundo día.
Cuando la comitiva ha comenzado a subir el monte los seis chavales del grupo salen corriendo a toda velocidad hacia arriba. Según ellos mismos, han visto una especie de rayos o flashes de luz sobre el monte, tres seguidos, tras los cuales han sentido un impulso muy fuerte de subir a lo alto. Según los demás testigos, los seis chicos iban tan deprisa que “parecían volar sobre las piedras, como si tuvieran alas en los pies”, a una velocidad imposible de seguir.
Unos minutos más tarde, los familiares y demás personas que les acompañaban llegan a un lugar en el que los seis chicos están de rodillas. Curiosamente, no responden a sus llamadas, no se inmutan ante sus gritos, no se mueven ante sus empujones. Los intentan mover, pero sus cuerpos están rígidos y parecen haber cobrado un peso desproporcionado para unos adolescentes. Lo único que hacen algunos de ellos es mover los labios, como si hablasen, aunque sin emitir sonido alguno, y mover la cabeza, como asintiendo o negando. Según los testigos de ese día, los rostros de los chicos eran “radiantes”, y sus sonrisas abiertas se mezclaban con lágrimas de alegría.
Unos treinta minutos después, los chicos recobraron la percepción del espacio y el tiempo. No eran capaces de hablar, se abrazaban y gemían entre llantos y risas.
Según contaron estos seis chicos, ese día vieron de nuevo a la Virgen María, esta vez sin el niño. Era indescriptiblemente bella, sonriente y alegre, y cuando estuvieron ante ella, como a una distancia de uno o dos metros, comenzaron a rezar simultáneamente. Primero, un padrenuestro, luego un avemaría y después un gloria. La primera vez que oyeron la voz de la mujer fue al acompañarles en el rezo de las oraciones del padrenuestro y del gloria, pero guardó silencio cuando los niños rezaron el avemaría.
Según dirían después los niños, su voz es “indescriptible, como una melodía” de un instrumento que no han oído jamás.
Después de rezar, algunos de los chicos se atrevieron a hablar con ella, siendo la primera Ivanka, quien le preguntó si podría ver a su madre, fallecida dos meses atrás. La señora le contestó que sí la vería, pero no en ese momento, sino más adelante, y que no se preocupase, pues su madre estaba con ella. Mirjana pidió entonces alguna señal para que sus familiares y amigos les creyesen, ante lo que la señora se limitó a sonreír.
A los pocos minutos para ellos, aunque media hora para los testigos, la señora se despidió diciendo: “Dios esté con vosotros, mis ángeles”. Los niños le preguntaron si la verían el día siguiente, y ella contestó que sí asintiendo con la cabeza.
Curiosamente, a ninguno se le ocurrió esa tarde preguntarle a la señora quien era, pues daban por hecho que era la Virgen María. Esto sorprendió mucho a sus familiares.
Esa tarde, los niños estaban de nuevo radiantes, y tanto sus relatos como los de los testigos corrieron como la pólvora por todo el valle de Medjugorje. Muchos se acostaron ese día deseando subir, a la media tarde siguiente, a la que ya se empezó a conocer como la Colina de las Apariciones.
Tercer día. 26 de junio.
La mañana del tercer día se levantó nublada y amenazando tormenta, no solo de lluvia contra la tierra, sino de intranquilidad que amenazaba con destruir la calma tensa en la que vivían los habitantes de Medjugorje, bajo la mirada de las autoridades locales, desde el final de la última guerra.
Los familiares de los niños estaban asustados, pero al mismo tiempo les veían convencidos de que contaban la verdad.
La abuela de Vicka, mujer anciana y de la tierra, piadosa y artera, que creía a su nieta en cuanto a que algo había visto la chiquilla, le aconsejó llevar esa tarde al monte un frasco con agua bendita, para ahuyentar a la visión en caso de no ser quien creían que era, y se marchase al infierno o al lugar de donde hubiera salido.
Pasadas las cinco de la tarde, los seis chicos del día anterior, más los dos del primer día, se encaminaron hacia el mismo lugar, pero ya en esta ocasión, quienes les acompañaban superaban los tres centenares de personas, es decir, casi todo aquel que vivía en el valle.
Al ver aquella multitud, los que se asustaron fueron los niños, asomando las primeras dudas a sus cabezas. No de lo que habían visto, que estaban convencidos, sino de lo que ocurriese si no lo volviesen a ver, por miedo a las represalias o a las burlas de toda esa gente que les seguía, esperando cada uno vete tú a saber qué cosa.
La aparición no se hizo esperar. De nuevo tres fuertes flashes de luz fue la señal premonitoria, y de nuevo, los seis chicos del día anterior salieron a la carrera, no así los dos del primero que no volvieron la víspera. Quedaba de esta manera conformado el grupo de videntes en los seis del segundo día, y que hasta el día de hoy, son los auténticos protagonistas del fenómeno de Medjugorje: Vicka, Mirjana, Ivanka, Marija, Ivan y Jakov.
Cuando los testigos llegaron tras ellos, de nuevo se encontraban como ausentes de la realidad, fuera de toda experiencia de tiempo o sensación. Sus caras estaban alegres y sonrientes, de una forma llamativa, y solo se oían sus voces cuando, de forma simultánea y sin avisar, comenzaban a rezar.
En un momento dado, antes de que los testigos llegaran, Vicka cogió el agua bendita y se la tiró a la imagen, mientras le gritaba: “Si tú eres nuestra Madre bendita, quédate con nosotros. Si no, vete y déjanos en paz”. La reacción de la mujer fue sonreír, ante lo que Mirjana decidió preguntarle quien era. “Soy la Bienaventurada Virgen María”, contestó.
Cuando los chicos volvieron a reaccionar, ya rodeados por multitud de personas que amenazaban con aplastarles, decidieron descender el monte rumbo a su casa, y cual fue su sorpresa cuando vieron a Marija llorando desconsolada en un pequeño claro entre los matorrales. Al parecer, Marija sintió de nuevo aquella “llamada” cuando aún estaban en lo alto, y descendió el monte sin que nadie hubiese notado su ausencia, a toda velocidad.
Según contó más tarde Marija, la Virgen María se le había aparecido de nuevo, en esta ocasión a ella sola y de una manera muy diferente a la que lo había hecho minutos antes junto a los demás.
Al parecer, la Virgen María ya no vestía esa túnica azul grisácea con su velo blanco, sino que iba de negro y lloraba muy apenada. Cuando Marija, presa de la congoja, le preguntó por qué lloraba, la Virgen María dio uno de los mensajes más importantes: “Paz, paz y solo paz”. En ese momento, apareció detrás de la Virgen María una cruz de madera, y la Virgen María volvió a hablar: “La paz debe reinar entre el hombre y Dios, y entre todos los hombres”. Tras estas palabras, la Virgen María añadió algunas más, indicando la necesidad de los hombres de volver a Dios y de convertir sus vidas en vidas de oración.
Esto sucedió en un lugar que hoy está señalado con una cruz de madera, en la subida al Podbrdo, entre las esculturas que representan el primer y el segundo misterio gozoso del rosario.
El párroco, fray Jozo Zovko, regresó al pueblo este día. Había pasado la semana en Zagreb atendiendo distintas funciones y cuando volvió, Medjugorje no tenía nada que ver con la aldea tranquila y serena que había dejado seis días antes.
Los niños fueron llevados ante él e interrogados. El padre Jozo Zovko no les creyó y les indicó ser cautos y prudentes, pero siempre siendo respetuoso con ellos. Al fin y al cabo, pensaba que sería cosa de niños, pero esa misma tarde, cuando vio los coches de la policía que llegaban a Medjugorje, se asustó y llegó a pensar que los comunistas estaban tramando algo.
Los pormenores de este interrogatorio y de cómo vivió fray Jozo estos días y todo lo demás, lo relata él mismo en este libro más adelante, en una extensa entrevista.
Este día quedaron consignadas tres de las características de las apariciones de Medjugorje que las siguen acompañando hasta nuestros días: el grupo de seis videntes, las apariciones en grupo o individuales, y los mensajes de la Virgen dirigidos no solo a los videntes o a un ente local, sino a toda la humanidad.
Milka y el otro Ivan, quienes vieron la aparición el primer día pero no regresaron el segundo, nunca volvieron a ver la señora.
Esa noche Medjugorje había dejado de ser un anónimo y tranquilo pueblo de Herzegovina, y su nombre ya corría de boca en boca por las regiones cercanas de la zona.
Cuarto día. 27 de junio.
La mañana del sábado comenzaron las hostilidades contra los chicos y sus familias. Las autoridades de Citluk (2) se los llevaron para hacerles un interrogatorio. En realidad no sabían muy bien de qué se trataba lo que andaban contando los niños, pero sí se sabía que estaban organizando un revuelo muy extraño en la zona.
Les sometieron a un interrogatorio “largo y meticuloso” sobre quienes eran, quienes eran sus familias, en qué trabajaban, donde vivían, como se conocieron entre ellos, y qué era lo que estaban contando esos días que tanto alboroto había levantado entre los lugareños del valle. Los chicos respondieron en todo momento “con simplicidad y sin contradicciones”.
Al terminar el interrogatorio por parte de las autoridades políticas y policiales, fueron conducidos al consultorio médico. Este fue el primero de un número incontable de exámenes y análisis a los que los seis chicos han sido sometidos desde 1981.
Efectuado por los médicos locales, sin ningún tipo de elemento extraordinario más allá de los que hubiera en un consultorio de pueblo, los niños fueron declarados “perfectamente sanos y equilibrados”.
A la hora de la comida los devolvieron a sus casas, para tranquilidad de sus familiares. Algunos de ellos quisieron prohibirles a los niños subir esa tarde al monte, pero era imposible detenerles. Además, ya en ese día el número de personas que habían acudido a Medjugorje superaba el millar, y nadie sabe como se hubiesen tomado aquello si los padres no hubiesen permitido a sus hijos subir al monte con ellos.
Por la tarde, la multitud les esperaba en el monte rezando el rosario. A los chicos, todas estas manifestaciones les extrañaban, pero en el fondo les daba igual todo lo que ocurriese a su alrededor, pues según ellos, ver a la Virgen era “estar en el paraíso”.
En torno a la misma hora de los días anteriores, de nuevo vieron los tres rayos de luz, esta vez ya sin carrera, pues el gentío no les hubiese dejado correr, y cayeron en esa especie de ausencia del tiempo y del espacio.
Según relataron los chicos, después de rezar con ella diferentes oraciones, la Virgen María les habló durante mucho tiempo, ya que los niños no pararon de hacerle preguntas. Ese día, hablando de los sacerdotes, la Virgen María les diría: “Han de creer firmemente, y han de cuidar la fe del pueblo”.
Ese día ocurrió otra novedad, y es que tuvieron otra aparición más, todos juntos, al pie del Podbrdo, cuando volvían a sus casas. En esa ocasión la Virgen María les dijo: “No tengáis miedo de nada”, y se despidió de ellos diciendo: “Que Dios esté con vosotros, mis ángeles”.
Quinto día. 28 de junio.
Este fue el primer día en que las autoridades se asustaron de verdad. Al ser domingo, y no teniendo que trabajar, unas quince mil personas inundaron Medjugorje. Algo estaba pasando que no era normal y que se escapaba a la capacidad de control de las autoridades locales.
Al mismo tiempo, el párroco del pueblo se mantenía como ausente y nadie que no viviese en Bijakovici, la aldea de los chicos, sabía muy bien ni qué pasaba ni a quién acudir. Una sensación de miedo mezclada con esperanza confundía a todo el mundo que, sin decir nada, se encaminaba al monte sencillamente siguiendo a la multitud.
Según las notas que fray Ljudevit Rupcic ha dejado, aquella tarde de domingo la masa no dejaba ni si quiera avanzar a los chicos en dirección al monte.
En un momento dado, a la hora de siempre, los niños se arrodillaron de golpe, todos a la vez, y de nuevo se mostraron ausentes.
Como la multitud se agolpaba contra ellos para verles, se había organizado un grupo de voluntarios que les rodeaba y protegía del tumulto.
Lo que contaron después los chicos es que, de nuevo, la Virgen María rezó con ellos un padrenuestro, guardó silencio en el avemaría, y acabó acompañándoles en el gloria. Después estuvieron hablando, y en un momento dado, la Virgen María puso un rostro triste, porque al parecer, había gente entre la multitud presente que estaba blasfemando.
Alguno de los niños le pidió que se apareciese en la parroquia y ante todo el mundo, pues así podrían creerles: “Bienaventurados aquellos que sin haber visto, han creído”, contestó la Virgen María. Luego les pidió que rezaran, y que pidiesen oraciones a todos los demás.
Al terminar aquella aparición, había un estado general de alegría entre los miles de peregrinos presentes, a pesar de haber sido uno de los días de más calor del año y de haber pasado horas al sol, siguiendo a los muchachos.
Sexto día. 29 de junio.
El lunes por la mañana, de nuevo los niños fueron detenidos por las autoridades. En esta ocasión les llevaron a Mostar, donde un equipo psiquiátrico tenía que examinarles para declarar que eran unos farsantes o unos enfermos.
Las noticias sobre Medjugorje ya habían salido en la prensa local, lo cual era un desafío para un régimen gubernamental oficialmente ateo, en el que se declara que Dios no existe y en el que, por lo tanto, la Virgen María no tiene cabida en los medios de comunicación ni como figura del belén.
Sin embargo, los médicos, entre los que estaba una mujer musulmana, la doctora Dzudza, los declaran normales y sanos de mente, y en su informe médico dejan escrito que “los niños no están locos, sino quien les trajo aquí”.
Al mediodía comen con sus familiares y ya a esas horas, una muchedumbre incontable puebla el monte y reza sin remisión, sin que ni el sol implacable ni la persuasoria presencia de militares, les importe lo más mínimo.
La Virgen María les dio a los videntes un mensaje: “Hay un solo Dios, una sola fe. Creed fuertemente y confiad”.
Ese día ocurrieron curaciones físicas entre los muchos enfermos que acudieron allí, de las que en la parroquia se tiene constancia y documentación, pero que no dejan publicar ni dar a conocer con detalles, pues según dicen, es secreto de los afectados, y sus datos y testimonios están en poder de la Iglesia.
Séptimo día. 30 de junio.
Este fue el primer día en que desde las autoridades civiles locales, se planea una trampa contra los niños para engañarles.
No sabiendo como detener la afluencia masiva de gente a Medjugorje, deciden utilizar a dos señoras de la aldea que, con la excusa de aliviarles el agobio de la muchedumbre, proponen a los niños un paseo en coche.
Parten de Bijakovici en la mañana. Sus casas y el monte ya están rodeadas de gente, por lo que los chicos sienten el alivio de quitarse aquello de encima, aunque fuese por un par de horas. En la furgoneta no va Ivan, que se ha quedado encerrado en casa.
Sin embargo, el paseo en furgoneta se hace más largo de lo previsto, y llega un momento en que los chicos se dan cuenta de que no estarán a tiempo en el monte, a la hora de la aparición, y se las apañan para que las dos mujeres detengan el coche unos momentos antes de la hora habitual. Están al otro lado del monte, y cuando llega la hora, los cinco niños caen en éxtasis allí mismo, en la cuneta.
Los únicos testigos de esta aparición son las dos mujeres que se les habían llevado engañados, quienes, a parte de las mismas características de las otras veces, atestiguaron que oyeron a los niños cantar y como rezaban siete veces el padrenuestro, el avemaría y el gloria.
Y así es como son contados los primeros siete días de apariciones. Los acontecimientos se sucedieron así, a la misma hora y en el mismo lugar del Podbrdo, hasta el día 12 de agosto, momento en que quedó prohibido oficialmente acceder al monte.
Ese día, el ejército se desplegó en Medjugorje como si se tratase de una guerra. Desplazaron helicópteros, camiones llenos de soldados con perros que patrullaban el monte y sus alrededores y montaron controles de carretera en todos los accesos al pueblo. Pero esto no mitigó el testimonio y el empeño de los chicos, quienes siguieron teniendo las apariciones allí donde se encontraran, ya fuese en los campos, en el otro monte, en sus propias casas y habitaciones, o donde fuera.
Ellos solo sabían, cada día, que cuando faltasen unos veinte minutos para las siete de la tarde, la imagen iba a aparecer. Estuviesen solos, en grupos de dos o de tres, o los seis a la vez, todos los días a la misma hora, tenían esa experiencia mística del éxtasis, en que se quedaban ausentes del contexto temporal y sensorial que les rodeaba. A veces veían y oían exactamente lo mismo, y a veces escuchaban cosas diferentes, dirigidas personalmente para cada uno de ellos sin que los otros supiesen que decía la Virgen a los demás.
Según el testimonio de los chicos, que ya no son niños ni adolescentes, sino adultos, siguen teniendo estas apariciones. Con diferente frecuencia unos de otros, pero siendo la misma joven de unos dieciocho años, de una indescriptible belleza y voz maravillosa, la que, como si no hubiese pasado el tiempo para ella, los visita estén donde estén.
(1) Gospa, palabra croata que significa señora, es la voz con la que se refieren los croatas a la Virgen María, igual que los italianos, por ejemplo, se refieren a ella como La Madonna. El término Gospa aparecerá a lo largo de la narración en numerosas ocasiones.
(2) Pueblo principal situado a 5 kilómetros de Medjugorje.
DOCTRINA DE MEDJUGORJE
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ESPACIOS DE ORACIÓN EN TORNO
A LA IGLESIA DE MEDJUGORJE. |
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IGLESIA DE SANTIAGO APÓSTOL: centro y núcleo
de la vida sacramental y de oración no sólo de
los parroquianos sino también de los peregrinos. |
Medjugorje es, en el seno de la Iglesia Católica, un evento de posibles apariciones marianas que la Iglesia estudia en nuestros días, apariciones que se habrían iniciado en 1981 en la localidad de Bosnia y Herzegovina que da nombre al fenómeno y que, a día de hoy, seguirían sucediendo según el relato de los videntes.
El Fenómeno de Medjugorje nace del testimonio de seis videntes, cuatro mujeres y dos varones que tenían, allá por 1981, entre 10 y 16 años.
De este fenómeno, y mientras la Iglesia sigue con apertura al mismo tiempo que prudencia el devenir de los acontecimientos, se ha derivado una serie de hechos constatables en los miles de testimonios, vocaciones de conversión y de curación, relacionados con el evento.
Medjugorje se ha convertido desde 1981 en un fenómeno espiritual que ha llevado hasta este pueblo a millones de peregrinos venidos desde países de los cinco continentes y que a su vez se han llevado a sus países de origen la espiritualidad allí aprendida, derivada de los supuestos mensajes de la Virgen María.
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Estatua de la Reina de la Paz
cerca a la Iglesia de Medjugorje. |
La duración del evento, la periodicidad de las apariciones, la apertura de los supuestos videntes y los tiempos en que está sucediendo, convierten Medjugorje en el primer posible caso de apariciones marianas susceptible de investigar, con todos los medios y conocimientos disponibles a día de hoy, tanto científicos como teológicos, mientras está sucediendo, y no una vez sucedidos.
El Fenómeno de Medjugorje consistiría en una escuela de vida cristiana para el hombre de hoy, en el que la Virgen María presenta de un modo cercano y maternal un programa de trato con Dios, en el seno de la Iglesia, a través de la oración, los sacramentos, la lectura de la Palabra y el sacrificio.
Este programa se desarrolla a través de los mensajes que la Virgen María daría a estos seis videntes, a cada uno de ellos con una periodicidad diferente, y encargándoles también misiones diferentes por las que rezar y ámbitos en los que desarrollar su misión de testigos.
VIDENTES DE MEDJUGORJE
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El 24 de junio, de 1981 comenzaron los reportes
de las apariciones de la Santísima Virgen María
a estas seis personas en la aldea de Medjugorje. |
Los seis videntes de Medjugorje son los siguientes:
Ivanka Ivankovic
Nació en Bijakovici (zona donde está la colina de las Apariciones o Podbrdo) el 21 de junio de 1966. Está casada con Raiko Elez y tiene tres hijos, dos varones y una niña. Fue la primera en casarse y la primera en asegurar que vio a la Virgen el miércoles 24 de junio de 1981. Tuvo apariciones diarias terminaron el 7 de mayo de 1985, a partir de entonces tiene una aparición anual el día 25 de junio de cada año. Vive muy discretamente, llevando una vida muy privada, y habita al pie del Krizevac o monte de la Cruz, junto a Medjugorje. Asegura que la Virgen le ha encargado rezar por la familia.
Mirjana dragicevic
Nació en Sarajevo, el 18 de marzo de 1965. El 24 de junio de 1981 estaba de vacaciones en casa de sus abuelos en Bijakovici. Está casada con Marko Soldo y tiene dos niñas. Sus apariciones diarias terminaron el 25 de diciembre de 1982 según sus palabras. Desde hace unos años afirma que tiene o recibe una aparición de la Virgen los días 2 de cada mes. El motivo es para rezar por los que no conocen el amor de Dios. Además, la Virgen se le aparece el 18 de marzo de cada año. Asegura que la Virgen le ha encargado rezar por los no creyentes o como diría La Gospa, “por los que aún no conocen el amor de mi Hijo”.
Jakov Colo
Nació en Bijakovici el 6 de marzo de 1971. Tenía sólo 10 años en el 81. Siendo hijo único, quedó huérfano a la edad de 13 años. Se casó más tarde en la parroquia del Apóstol Santiago en Medjugorje. En la actualidad vive en Medjugorje con sus tres hijos, dos niñas y un niño y asegura que sus apariciones diarias terminaron el 12 de septiembre de 1998. Su testimonio indica que recibe una aparición anual de la Virgen con el Niño durante el día de Navidad. Su misión es orar por los enfermos.
Marija Pavlovic
A través de ella, la Virgen transmite los días 25 de cada mes el mensaje mensual a la parroquia y al mundo. Nació en Bijakovici el 1 de abril de 1965. Casada en Milán el 8 de septiembre de 1993. Vive en Italia con sus cuatro hijos, todos varones. Pasa bastante tiempo del año en Medjugorje. Su hermana Milka estuvo el primer día, el segundo día no pudo regresar y Marija fue en su lugar. Según cuenta, ve a la Virgen todos los días. Su misión es orar por las almas del Purgatorio.
Vicka Ivankovic
Nacida en Bijakovici, el 3 de septiembre de 1964. Es la mayor de todos. Ha sido la última en casarse, lo hizo en enero de 2002 con Mario Mijatovic. Tiene dos niños: María Sofía y Antonio. Viven en Krehin Gradac, a cinco minutos de Medjugorje. Asegura que todavía tiene apariciones diarias. Según cuenta, la Virgen María le ha relatado su vida y Vicka la ha escrito en tres manuscritos; cuando la Virgen se lo diga, publicará su contenido. Su misión es orar por los enfermos.
Ivan Dragicevic
Nació en Bijakovici el 25 de mayo de 1965. Casado con Laureen Murphy el 23 de octubre de 1994 en Boston, EEUU. Tienen cuatro hijos. La familia vive mitad del año en Medjugorje y la otra mitad en Boston. Afirma que la Virgen se le aparece todos los días. Su misión es orar por los sacerdotes y los jóvenes.