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EL INFIERNO REAL VISTO POR OLIVA CON JESUS. (PARTE 6).

Narraciones por el Padre Carlos Cancelado

El Padre Carlos Cancelado nos muestra esta sorprendente e inaudita Revelación de Nuestro Señor a Matilde Oliva Arias, la Vidente de Jesús de la Misericordia, a quien nuestro Señor llevó para mostrarle EL INFIERNO, y para que cuente lo que viera.

Video 6 de 10.


Vi hombres, jóvenes, mujeres y niños con edad de razón, en gran cantidad, caminaban a tientas, pisaban cualquier luz que los podía iluminar, los demonios gritaban ¡no crean en la Luz, no crean! Y pregunte ¿Quiénes son? Y me dijo: “Son todos aquellos, que han cometido cualquier pecado y no lo han confesado, por pena, o porque no creen. O si lo confesaron, no lo hicieron con verdadero arrepentimiento. DIOS conoce el corazón de cada hombre. Ore, ore para que se conviertan. Nadie que no confiese su pecado puede entrar en el Reino de los Cielos”. 

Entonces exclame, Señor JESUS, DIOS mío quien puede salvarse!!!!! 

Me contesto: “Tu ven y sígueme. Para DIOS nada es imposible.” Callé y seguimos caminando. Encontramos miles y miles que iban al camino del infierno. No pegunté quienes eran ellos, solo iba pensando, Misericordia DIOS mío, Misericordia Señor.... 

El no me dijo quienes eran, ni cuál fue su pecado, eran de todas las edades, y de toda clase, y por algo que yo no entiendo, se me dio a saber, que era de toda religión, fe y creencia. Porque DIOS hace juicio sobre toda persona que vengan a esta tierra, nazca donde nazca y crea en lo que crea. Después de caminar y caminar JESUS me dijo: “Aquí termina el camino al infierno” y se sentó sobre una piedra. Sus llagas sangraban, sus ropas eran rojas y estaba llorando. Le dije ¿Qué tienes Señor y DIOS mío? ¿Porque sus vestidos están rojos, si llegaste de blanco y porque sangran y porque está llorando? 

Y me dijo: “Lloro al saber, que para ellos mi Sacrificio fue inútil, y mi Sangre se derramó en vano. Pues ellos no quisieron salvarse, me despreciaron. Mis ropas están rojas empapadas por Mi Sangre que he vertido en el dolor de sus pecados, y que ellos no quisieron recibir. Ya que mi Perdón está dado por parte de mi Padre, pero ellos no me recibieron. Y yo les he escrito: "el que me reciba lo hare hijo de DIOS" (Juan 1,12). Oh hija mía! Ore, ore, ayúdame a la salvación de los hombres y de las almas. Nos abrazamos y lloramos juntos, de pronto yo estaba en mi cuarto, abrazada fuertemente en él, el miedo era espantoso, todo mi cuerpo temblaba. Le dije Señor tengo miedo. 

Me coloco la mano sobre la cabeza y me dijo: “esto que has visto no lo contarás hasta dentro de 6 meses que te hayas repuesto completamente. Luego te llevare al Cielo, y te mostraré el camino de quienes van por él”. 

Oramos juntos, se despidió dejándome en paz, lo vi partir, me volvió a mirar. Aun iba llorando, sus ropas iban rojas, sus llagas, sangraban, me dijo adiós con la mano, y desapareció de mi vista.

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