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ORACIÓN DE SACERDOTE ETERNO


ABBÁ



¡Abbá!  Amo Tu Amor sin límites por los hombres.
Adoro Tu Realeza, Tu humildad y Tu infinita misericordia. Es insondable Tu Amor y perdón a los hombres.

¡Oh Abbá!  Millones de gracias por Tu divino Hijo Jesús. Gracias por la Virgen María y San José.
Gracias por las santas mujeres, por los apóstoles y por todos los santos, los mártires, y nuestros ángeles de la guarda.

¡Abbá!  Infinitas gracias por los Sacramentos, por instituir la Santa Eucaristía y el Sacerdocio.

Solo Tú eres perfecto y tres veces Santo!




ADVERTENCIAS DEL MAS ALLÁ A LA IGLESIA CONTEMPORÁNEA


Parte 16

Por el Padre Arnold Renz


GRACIAS PARA SACERDOTES


J:  ¡Si no tuviera que decirlo! ¡No quisiera decirlo!

E:  ¡Continúa hablando en nombre de...toda la verdad!

J:  No quisiera en absoluto seguir hablando.

E:  ¡Continúa hablando en nombre de la Santísima Virgen, solamente la verdad, en nombre de...!

J:  Es muy verdad el proverbio (alemán) que dice: "solamente el que nada siempre contra la corriente puede tener agua fresca". Muchos sacerdotes se encontrarán en breve en un caldo infecto, maloliente, desagradable, y ni siquiera lo notarán. Dejan que ese caldo bañe su cuerpo, y lo que es peor, su espíritu, hasta que terminan por perecer. Es difícil, desde luego, nadar contra la corriente, pero se tiene agua fresca. Hasta cierto punto, estas son las gracias, y eso es lo que quieren Los de ahí arriba (señala hacía arriba), que se reciban. En este caso son  sobre todo las almas a las que se refiere. Se consiguen más almas en la misa tridentina o misa latina, que las que obtiene los sacerdotes que ya no dicen la misa como es necesario, porque esto no obtiene tantas bendiciones. No hay la plenitud de bendiciones en estas Iglesias, porque nosotros estamos dentro, danzamos alrededor, y pronto más que la gente.

E:  ¡Di la verdad, por orden de la Santa Virgen y en nombre de...!

J:  Pronto seremos nosotros más numerosos danzando alrededor, que la gente que hoy contiene las Iglesias (risa sarcástica e insidiosa).

E: ¡Di la verdad, y solamente la verdad!


Las mujeres en el coro y en el púlpito


J:  ¡Y esa, "lectura frente al pueblo"! ¡Es una ventaja loca para nosotros, pero todavía es más loco cuando las mujeres están delante en el coro! (ríe insidiosamente).

E:  ¡Di la verdad, en nombre de Jesús, Judas Iscariote!

J: Porque cuando las mujeres están delante, las gentes que aún son piadosas -mujeres y hombres- y quisieran rezar bien, piensan más bien: ¿Que vestido lleva? ¿Cómo le está el sombreo? ¿Se ha hecho hacer un nuevo peinado...? (una fuerte carcajada de alegría insidiosa).

E:  ¡Di la verdad en nombre de la Santísima Trinidad...!

J:   "¿Tiene zapatos según la última moda? ¿Está obligada a estar tres o cinco centímetros más alta en los antiguos? (ríe a carcajadas). ¿Lleva medias negras o claras?

E:  ¡Judas Iscariote, di la verdad y solamente la verdad, por orden de la Santa Virgen!

J:  ¿No hay un pico de su enagua que sobresale? (ríe sarcásticamente).

E:  ¡Di ahora solamente lo que la Santísima Virgen quiere decir, di eso y nada más! Ahora has hab lado hasta cierto punto de vosotros.

J:  De cierta forma estoy obligado a decir eso. Tengo que decir eso como complemento. Es efectivamente así.  Es lo que piensan, y sobre todo miran la cara. Eso está bien claro. Antes, las mujeres llevaban un velo, pero ya hace tiempo que no lo llevan. Pero ya no están veladas, su sitio no está en el coro de la Iglesia. El Papa, y Los de ahí arriba (señala hacia arriba), no lo quieren.

E:  ¡Di la verdad, en nombre de la Santísima Virgen, solamente la verdad!

J:  ¡Lo peor es cuando se encarga a las mujeres de distribuir la comunión. Entonces ya no hay muchas bendiciones, no hay muchas gracias porque no se trata de manos consagradas, sino de manos de mujer. Quiero decir que esto, en sí, no importaría, el que fuesen manos de mujer, pero no están consagradas. Cristo ha designado sola y únicamente a los hombres para el sacerdocio, y no a las mujeres. Pero es solamente el orgullo, el orgullo, el pecado original de los Ángeles.

E: ¡Continúa diciendo la verdad por orden y en nombre de la Santa Virgen!

J:  La cosa es así. Estas mujeres están orgullosas de poder estar delante y actuar. Creedme, los sacerdotes, hasta  los modernos, que van a ver pronto como todo se hunde, ven ya ahora, que con todas sus teorías y sus innovaciones pulidas, no llegan a nada. Sin embargo, no quieren apartarse del  camino que han escogido. Además pronto no sabrán como dirigir los asuntos, para complacer a la gente, Y por eso muchos sacerdotes colocan a una mujer en el coro. Entonces todavía tienen una posibilidad (rica de satisfacción) de que la gente venga de nuevo, puesto que sus iglesias están ocupadas en una tercera parte.

E:  ¡Judas Iscariote, continúa hablando por orden de la Santa Virgen y solamente toda la verdad!

J:  Efectivamente están próximamente más cerca del protestantismo; es decir, que el protestantismo es hasta cierto punto mejor que la Iglesia católica moderna.

E:   ¡Di la verdad en nombre de la Santa Virgen!

J:  ¡El protestantismo! ¡No saben otra cosa, no saben otra cosa, pero desde que las cosas han llegado a este punto... pero los católicos!

E:  ¡Continúa hablando, Judas Iscariote, por orden de la Santísima Virgen!

J:  Precisamente. Los protestantes están casi mas cerca de Dios que el catolicismo moderno. Como acabo de decir, no saben otra cosa, pero hasta cierto punto lo saben en cierta forma. Los tipos inteligentes reconocen que la Iglesia católica -la buena, podría decirse- sería la verdadera Iglesia. Por eso muchos se convierten. Pero en el punto en que se encuentra la Iglesia católica hoy en día, diría -o mejor dicho, nosotros diríamos en el infierno- que el protestantísmo se encontrará en breve en mejor posición.

E:  ¡Continúa diciendo la verdad, por orden de la Santísima Virgen, y solamente la verdad!

J:  ¡Y además, el sermón! Hay sitios en que los sermones los dicen las mujeres. El de arriba (señala hacia arriba) no lo  quiere.

E:  ¡Continúa diciendo la verdad y únicamente la verdad, por orden de la Santa Virgen!

J:  Dios quiere que el sermón lo diga un hombre consagrado, porque así tiene más efecto sobre los fieles. Una mujer no consagrada, no puede tener, ni con mucho, la misma eficacia, sin tener en cuenta con que la gente no se concentra en absoluto sobre el sermón. Una mujer que predica, ya no es buena, no puede predicar seriamente, porque si fuera buena y si tuviera todavía un espíritu serio, no predicaría. La imitación de Cristo, las virtudes, la cruz y los santos: estas cuestiones apenas si se citan hoy en la misa o en los sermones. En la mayor parte de los sitios, ni siquiera los sacerdotes consagrados las tratan.

E:  ¡Continúa diciendo la verdad por orden de la Santísima Virgen, no digas más que la verdad!

J:  Si esta mujer no llega a la profundidad del asunto en su predicación, ¿cómo puede sacar un fruto el pueblo? Lo más que puede suceder, es que tengan ideas extrañas, aunque no siempre; pero en todo caso, semejante sermón no sirve para nada.

E:  ¡Di la verdad por orden de la Santa Virgen y solamente la verdad! ¡Di lo que la Santa Virgen quiere decir por ti!




DEL SANTO CURA DE ARS



¡Oh alma mía, qué felicidad la tuya!  ¡Qué grandeza la tuya!  Alimentada por un Dios, saciada por la sangre de un Dios!


"¡Le veremos!,  ¡Le veremos!  ¡Oh hermanos míos!  ¿Os habéis parado a pensarlo?  ¡Veremos a Dios!  ¡Veremos su inmensa bondad!,  ¡Le veremos tal cual es..., cara a cara...!  ¡Le veremos!  ¡Le veremos!"


"La Cruz es la llave que abre la puerta del Cielo".


"La asistencia a Misa es la acción más grande que podemos llevar a cabo".


"La oración no es otra cosa que la unión con Dios".


"El Domingo es el regalo del buen Dios.  ¿Con qué derecho os apropiáis de lo que no os pertenece?  Sabéis perfectamente que un bien robado no aprovecha nunca.  El día que le robáis al Señor tampoco os aprovechará".


"Nosotros nos quejamos de nuestros sufrimientos, sería mas razonable que nos quejáramos de no tenerlos, ya que nada nos hace más semejante a Nuestro Señor".



SAN ANTONIO MARÍA CLARET -




Martirologio Romano:

San Antonio María Claret, obispo, que, ordenado presbítero, durante varios años se dedicó a predicar al pueblo por las comarcas de Cataluña, en España. Fundó la Sociedad de Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de la Virgen María y, ordenado obispo de Santiago de Cuba, trabajó de modo admirable por bien de las almas. Habiendo regresado a España, tuvo que soportar muchas pruebas por la Iglesia, muriendo desterrado en el monasterio de monjes cistercienses de Fontfroide, cerca de Narbona, en el mediodía de Francia († 1870) 


Fecha de canonización: 7 de mayo de 1950 por el Papa Pío XII.


Etimológicamente significa “florido, inestimable”. Viene de la lengua griega.Antonio Claret y Clará nacía en Sallent, Barcelona, el 23 de diciembre de 1807. Era el quinto de once hijos de Juan Claret y Josefa Clará. Le bautizaron el día de Navidad. La escasa salud de su madre hizo que se le pusiera al cuidado de una nodriza en Santa María de Oló. Una noche en que Antonio se quedó en la casa paterna se hundió la casa de la nodriza muriendo todos en el accidente. Para Claret aquello supuso siempre una señal de la providencia.La cuna de Claret fue sacudida constantemente por el traqueteo de los telares de madera que su padre tenía en los bajos de la casa. Ya desde sus primeros años Antonio dio muestras de una inteligencia despejada y de buen corazón. A los cinco años, Toñín pensaba en la eternidad: por la noche, sentado en la cama, quedaba impresionado por aquel "siempre, siempre, siempre". Él mismo recordaría más tarde siendo Arzobispo: "Esta idea de la eternidad de penas quedó en mí tan grabada, que, ya sea por lo tierno que empezó en mí o ya sea por las muchas veces que pensaba en ella, lo cierto es que es lo que más tengo presente. Esta misma idea es la que más me ha hecho y me hace trabajar aún, y me hará trabajar mientras viva, en la conversión de los pecadores". (Aut. nº9).

La guerra popular contra Napoleón embargaba vivamente el ambiente de la época. Sus soldados pasaban frecuentemente por la villa entre los años 1808 y 1814. Hasta los sacerdotes del pueblo se habían sumado a la lucha. En 1812 se promulgaba la nueva Constitución.

Mientras, Antonio jugaba, estudiaba, crecía... Dos amores destacaban ya en el pequeño Claret: la Eucaristía y la Virgen. Asistía con atención a la misa; hacía asiduas visitas al Santísimo; iba con frecuencia, acompañado de su hermana Rosa, a la ermita de Fusimaña y rezaba diariamente el rosario.

Una debilidad de Antonio eran los libros. Pocas cosas contribuyeron tanto a la santidad de Antonio como sus lecturas, las primeras lecturas de su infancia. Porque sus lecturas eran escogidas. Pero ya entonces Antonio tenía una ilusión: llegar a ser sacerdote y apóstol. Sin embargo, su vocación debería recorrer todavía otro itinerario.


Entre los telares.

Toda su adolescencia la pasó Antonio en el taller de su padre. Pronto consiguió llegar a ser maestro en el arte textil. Para perfeccionarse en la fabricación pidió a su padre que le permitiera ir a Barcelona, donde la industria estaba atrayendo a numerosos jóvenes. Allí se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios de la Lonja. Trabajaba de día, y de noche estudiaba. Aunque seguía siendo un buen cristiano, su corazón estaba centrado en su trabajo. Gracias a su tesón e ingenio llegó pronto a superar en calidad y belleza las muestras que llegaban del extranjero. Un grupo de empresarios, admirados de su competencia, le propusieron un plan halagüeño: fundar una compañía textil corriendo a cuenta de ellos la financiación y el montaje de la fábrica. Pero Antonio, inexplicablemente, se negó. Dios andaba por medio. Unos cuantos hechos -el haber tropezado con un compañero que acabó en la cárcel, el lazo tentador de la mujer de un amigo, el salir ileso milagrosamente del mar donde había sido arrastrado por una gigantesca ola, etc.- le hicieron más sensible el oído a la voz de Dios. Por fin, las palabras del Evangelio: "¿De qué le vale al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?" (Mt 16,26), le impresionaron profundamente. Los telares se pararon en seco, y Antonio se fue a consultar a los oratorianos de San Felipe Neri. Por fin tomó la decisión de hacerse cartujo y así se lo comunicó a su padre. Su decisión de ser sacerdote llegó a oídos del obispo de Vic, D. Pablo de Jesús Corcuera, que quiso conocerle. Antonio salía de Barcelona a principios de septiembre de 1829 camino de Sallent y Vic. Tenía 21 años y estaba decidido a ser sacerdote.



SACERDOTE, MISIONERO APOSTÓLICO Y FUNDADOR

(1829-1850)

En el Seminario

En el seminario de Vic, forja de apóstoles, Claret se formó como seminarista externo viviendo como fámulo de Don Fortià Bres, mayordomo del palacio episcopal. Pronto iba a destacar por su piedad y por su aplicación. Eligió como su confesor y director al oratoriano P. Pere Bac. Después de un año llegó el momento de llevar a cabo su decisión de entrar en la cartuja de Montealegre, y hacia allí salió, pero una tormenta de verano que lo sorprendió en el camino dio al traste con sus planes. Tal vez Dios no le quería de cartujo. Dio media vuelta y retornó a Vic. Fue al año siguiente cuando pasó la prueba de fuego de la castidad en una tentación que le sobrevino un día en que Antonio yacía enfermo en la cama. Vio que la Virgen se le aparecía y, mostrándole una corona, le decía: "Antonio, esta corona será tuya si vences". De repente, todas las imágenes obsesivas desaparecieron.Bajo la acertada guía del obispo Corcuera el ambiente del Seminario era óptimo. En él trabó amistad con Jaime Balmes, que se ordenaría de Diácono en la misma ceremonia en que Claret se ordenó de Subdiácono. Fue en esta época cuando Claret entró en un profundo contacto con la Biblia, que le impulsaría a un insaciable espíritu apostólico y misionero.


Sacerdote

A los 27 años, el 13 de junio de 1835, el obispo de Solsona, Fray Juan José de Tejada, ex-general de los Mercedarios, le confería, por fin, el sagrado orden del Presbiterado. Su primera misa la celebró en la parroquia de Sallent el día 21 de junio, con gran satisfacción y alegría de su familia. Su primer destino fue precisamente Sallent, su ciudad natal.A la muerte de Fernando VII la situación política española se había agravado. Los constitucionales, imitadores de la Revolución francesa, se habían adueñado del poder. En las Cortes de 1835 se aprobaba la supresión de todos los Institutos religiosos. Se incautaron y subastaron los bienes de la Iglesia y se azuzó al pueblo para la quema de conventos y matanza de frailes. Contra este desorden pronto se levantaron las provincias de Navarra, Cataluña y el País Vasco, estallando la guerra civil entre carlistas e isabelinos.

Pero Claret no era político. Era un apóstol. Y se entregó en cuerpo y alma a los quehaceres sacerdotales a pesar de las enormes dificultades que le suponía el ambiente hostil de su ciudad natal. Su caridad no tenía límites. Por eso, los horizontes de una parroquia no satisfacían el ansia apostólica de Claret. Consultó y decidió ir a Roma a inscribirse en Propaganda Fide, con objeto de ir a predicar el Evangelio a tierras de infieles. Corría el mes de septiembre de 1839. Tenía 31 años.


En Roma busca su identidad misionera

Con un hatillo y sin dinero, a pie, un joven cura atravesó los Pirineos camino de la ciudad eterna. Llegado a Marsella tomó un vapor a Roma. Ya en la Ciudad Eterna, Claret hizo los ejercicios espirituales con un padre de la Compañía de Jesús. Y se sintió llamado a ingresar como novicio jesuita. Había ido a Roma para ofrecerse como misionero del mundo, pero Dios parecía no quererle ni misionero ad gentes ni tampoco jesuita. Una enfermedad -un fuerte dolor en la pierna derecha- le hizo comprender que su misión estaba en España. Después de tres meses abandonó el noviciado por consejo del P. Roothaan.Regresado a España, fue destinado provisionalmente a Viladrau, pueblecito entonces de leñadores, en la provincia de Gerona. En calidad de Regente (el párroco era un anciano impedido) emprendió su ministerio con gran celo. Tuvo que hacer también de médico, porque no lo había ni en el pueblo ni en sus contornos.


Misionero Apostólico en Cataluña

Como Claret no había nacido para permanecer en una sola parroquia, su espíritu le empujó hacia horizontes más vastos. En julio de 1841, cuando contaba 33 años, recibió de Roma el título de Misionero Apostólico. Por fin era alguien destinado al servicio de la Palabra, al estilo de los apóstoles. Esta clase de misioneros había desaparecido desde san Juan de Avila. A partir de entonces su trabajo fue misionar. Vic iba a ser su residencia. Claret, siempre a pie, con un mapa de hule, su hatillo y su breviario, caminaba por la nieve o en medio de las tormentas, hundido entre barrancos y lodazales. Se juntaba con arrieros y comerciantes y les hablaba del Reino de Dios. Y los convertía. Sus huellas quedaron grabadas en todos los caminos. Las catedrales de Solsona, Gerona, Tarragona, Lérida, Barcelona y las iglesias de otras ciudades se abarrotaban de gente cuando hablaba el Padre Claret.Caminando hacia Golmes le invitaron a detenerse porque sudaba; él respondía con humor: "Yo soy como los perros, que sacan la lengua pero nunca se cansan".

"Padre, confiese a mi borrico" -le dijo un arriero con tono burlón. "Quien se ha de confesar eres tú -respondió Claret- que llevas 7 años sin hacerlo y te hace buena falta". Y aquel hombre se confesó.

En otra ocasión sacó de apuros a un pobre hombre, contrabandista, convirtiendo en alubias un fardo de tabaco ante unos carabineros que les echaron el alto. La mayor sorpresa se la llevó el buen hombre cuando, al llegar a su casa, observó que el fardo de alubias se había convertido de nuevo en tabaco. Son algunas de las "florecillas claretianas" de aquella época.

Otros hechos prodigiosos se cuentan, pero sobre todo se destacaba su virtud de penetrar las conciencias. Tenía enemigos que le calumniaban y que procuraban impedir su labor misionera teniendo que salir en su defensa el arzobispo de Tarragona. Pero su temple era de acero. Todo lo resistía y salía airoso de todas las emboscadas que le tendían.

Además de la predicación el P. Claret se dedicaba a dar Ejercicios Espirituales al clero y a las religiosas, especialmente en verano. En 1844 , por ejemplo, los daba a las Carmelitas de la Caridad de Vic, asistiendo a ellos santa Joaquina Vedruna.

Durante este tiempo también publicó numerosos folletos y libros. De entre ellos cabe destacar el "Camino Recto", publicado en 1843 por primera vez y que sería el libro de piedad más leído del siglo XIX. Tenía 35 años.

En 1847 fundaba junto con su amigo José Caixal, futuro obispo de Seu D´Urgel, y Antonio Palau la Librería Religiosa. Ese mismo año fundaba la Archicofradía del Corazón de María y escribía los estatutos de La Hermandad del Santísimo e Inmaculado Corazón de María y Amantes de la Humanidad, compuesta por sacerdotes y seglares, hombres y mujeres.

Es larga y digna de mención la lista de discípulos y compañeros que tuvo en aquella época, hombres que quedarían inscritos en la historia eclesiástica catalana: Esteban Sala, Manuel Subirana, beato Francisco Coll, Manuel Vilaró, Domingo Fábregas...


Apóstol de Canarias

El 6 de marzo de 1848 salía hacia Madrid y Cádiz camino de Canarias con el recién nombrado obispo D. Buenaventura Codina. Tenía 40 años. Y es que tras la nueva rebelión armada de 1847 ya no era posible dar misiones en Cataluña. Desde el Puerto de la Luz de Gran Canaria hasta los ásperos arenales de Lanzarote resonó la convincente voz de Claret. Misionó Telde, Agüimes, Arucas, Gáldar, Guía, Firgas, Teror... El milagro de Cataluña se repitió de nuevo. Claret tuvo que predicar en las plazas, sobre los tablaos, al campo libre, entre multitudes que lo acosaban. A pesar de una pulmonía no cejó en su intenso trabajo. En Lanzarote dio misiones en Teguise y Arrecife.Gastó 15 meses de su vida en las Canarias, y dejó atrás conversiones y prodigios, profecías y leyendas. Los canarios vieron partir con lágrimas en los ojos un día a su padrito y lo despidieron con añoranza. Era en los últimos días de mayo de 1849. Aún perdura su recuerdo.

Fundador de la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María.

Poco después de su vuelta a Cataluña, el 16 de julio de 1849, a las tres de la tarde en una celda del seminario de Vic fundaba la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, idea que venía madurando desde hacía tiempo. Tenía 41 años. Eran los Confundadores los PP. Esteban Sala, José Xifré, Manuel Vilaró, Domingo Fábregas y Jaime Clotet."Hoy comienza una grande obra" -dijo el P. Claret.

No era Claret un seudocarismático que hablara en nombre propio, sino que se sentía impulsado por Dios; y Dios le reveló tres cosas: primera, que la Congregación se extendería por todo el mundo; segunda, que duraría hasta el fin de los tiempos; tercera, que todos los que murieran en la Congregación se salvarían.


ARZOBISPO DE SANTIAGO DE CUBA
(1850-1857)


Nombramiento

Un hecho de capital importancia puso pronto en peligro su recién fundado Instituto. El P. Claret era nombrado Arzobispo de Santiago de Cuba. Aceptó el cargo, después de todos los intentos de renuncia, el 4 de octubre de 1849 y el día 6 de octubre de 1850 era consagrado obispo en la catedral de Vic. Tenía 42 años. El lema que eligió para su escudo arzobispal fue todo un proyecto de vida: "Charitas Christi urget nos" (el amor de Cristo nos apremia). Antes de embarcarse para Cuba y después de ir a Madrid a recibir el palio y la gran cruz de Isabel la Católica efectuó tres visitas: a la Virgen del Pilar, en Zaragoza, a la Virgen de Montserrat y a la Virgen de Fusimaña, en Sallent, su patria chica. Y aún le dio tiempo, antes de partir, para concebir una nueva fundación, las Religiosas en sus Casas o las Hijas del Inmaculado Corazón de María, actual Filiación Cordimariana. En el puerto de Barcelona un inmenso gentío despidió al Arzobispo Claret con una apoteósica manifestación.


En Cuba

En el viaje hacia La Habana aprovechó para dar una misión a bordo para todo el pasaje, oficialidad y tripulación. Y al fin... Cuba. Seis años gastaría Claret en la diócesis de Santiago de Cuba, trabajando incansablemente, misionando, sembrando el amor y la justicia en aquella isla en la que la discriminación racial y la injusticia social reinaban por doquier.Se enfrentó a los capataces, les arrancó el látigo de las manos. Un día reprendió a un rico propietario que maltrataba a unos nativos de color que trabajaban en su hacienda. Viendo que aquel hombre no estaba dispuesto a cambiar de conducta, el Arzobispo intentó darle una lección. Tomó dos trozos de papel, uno blanco y otro negro, les prendió fuego y pulverizó las cenizas en la palma de su mano. "Señor, -le dijo- ¿podría decir qué diferencia hay entre las cenizas de estos dos papeles? Pues así de iguales somos los hombres ante Dios".

El P. Claret tenía una capacidad inventiva que denotaba un ingenio poco común. En Holguín se organizaron fiestas populares. El número fuerte del programa era el lanzamiento de un globo tripulado por un hombre. El artefacto aerostático era de los primeros que se ensayaban en aquellos tiempos. No tuvo éxito; comenzó a elevarse, pero el piloto perdió el control y cayó en un pequeño barranco. El Arzobispo estudió el problema y un día sorprendió a todos: "Hoy he dado con el sistema de la dirección de los globos". Y les mostró un diseño, que todavía hoy se conserva.


Era un hombre práctico

Fundó en todas las parroquias instituciones religiosas y sociales para niños y para mayores; creó escuelas técnicas y agrícolas, estableció y propagó por toda Cuba las Cajas de Ahorros, fundó asilos, visitó cuatro veces todas las ciudades, pueblos y rancherías de su inmensa diócesis. Siempre a pie o a caballo. También supo rodearse de un equipo envidiable de grandes misioneros como los PP. Adoaín, Lobo, Sanmartí y Subirana.

Una de las obras más importantes que llevó a cabo el P. Claret en Cuba fue la fundación, junto con la Madre Antonia París, de las Religiosas de María Inmaculada, Misioneras Claretianas, que tenía lugar después de muchas dificultades el 27 de agosto de 1855 con la profesión de la Fundadora.

Pero ni siquiera en Cuba le dejaron en paz sus enemigos. La tormenta de atentados llegó al culmen en Holguín, donde fue herido gravemente cuando salía de la iglesia por un sicario a sueldo de sus enemigos al que había sacado poco antes de la cárcel. El P. Claret pidió que perdonaran al criminal. A pesar de todo sus enemigos siguieron sin perderle de vista.

Al cabo de seis años en Cuba un día le entregaron un despacho urgente del capitán general de La Habana en el que se le comunicaba que su Majestad la Reina Isabel II le llamaba a Madrid. Era el 18 de marzo de 1857.


APÓSTOL EN MADRID (1857-1868)

Confesor de la Reina y Misionero en la Corte y en España

Llegado a Madrid, supo el P. Claret que su cargo era definitivamente el de confesor de la Reina. Contrariado aceptó, pero poniendo tres condiciones: no vivir en palacio, no implicarle en política y no guardar antesalas teniendo libertad de acción apostólica. Tenía 49 años cuando regresó de Cuba. En los 11 años que permaneció en Madrid, su actividad apostólica en la Corte fue intensa y continuada. Pocas fueron las iglesias y conventos donde su voz no resonara con fuerza y convicción. Desde la iglesia de Italianos, situada en la actual ampliación de las Cortes y desde la iglesia de Montserrat, donde está situado actualmente el Teatro Monumental, desarrolló una imparable actividad. Principalmente se hizo notar en sus misiones al pueblo y en sus ejercicios al clero.Mientras acompañaba a la Reina en sus giras por España aprovechaba también para desarrollar un intenso apostolado. A primeros de junio de 1858 la real caravana rodaba por las llanuras de la Mancha, Alicante, Albacete, Valencia... Luego al noroeste de España: León, cuenca minera de Mieres y Oviedo, Galicia, Baleares, Cataluña, Aragón y Andalucía. El recorrido por el sur fue de un gran entusiasmo, que aprovechaba el confesor real para misionar por todas partes, llegando a predicar en un solo día 14 sermones: Córdoba, Sevilla, Cádiz, Granada, Málaga, Cartagena y Murcia. Más tarde otra vez por el norte: País Vasco, Castilla la Vieja y Extremadura. El Reino de Dios era anunciado y el pueblo respondía con generosidad.

Presidente del Monasterio de El Escorial

La Reina le nombró Presidente del Real Monasterio de El Escorial para su restauración, dado su lastimoso estado a raíz de la ley de exclaustración de 1835. Desempeñó este cargo desde el año 1859 hasta el año 1868. Corto tiempo, pero suficiente para dar muestras de su talento organizador. Se repararon las torres y alas del edificio, así como la gran basílica. Se restauraron el coro y los altares, se instalaron dos órganos, se adquirió material científico para los gabinetes de Física y laboratorios de Química, se restauró la destartalada biblioteca y se construyó otra nueva; se repoblaron los jardines, se plantaron gran cantidad de árboles frutales y de jardín. Con todo, el Arzobispo ponía anualmente en manos de la Reina un buen superavit. Parecía un milagro.Con la restauración material emprendió la espiritual. Creó una verdadera Universidad eclesiástica, con los estudios de humanidades y lenguas clásicas, lenguas modernas, ciencias naturales, arqueología, escolanía y banda de música. Estudios de Filosofía y Teología, con Patrística, Liturgia Moral y ciencias Bíblicas, lenguas caldaica, hebrea, arábiga, etc. Con la ayuda inestimable de su colaborador de Cuba, D. Dionisio González de Mendoza, hizo de este monasterio uno de los mejores centros de España. Y gracias a su afán recuperó su esplendor la octava maravilla del mundo.


Apóstol de la Prensa

"Antonio, escribe", -sintió que le decían Cristo y la Virgen-. Como una enorme y sensible pantalla de radar, Claret escrutaba continuamente los signos de los tiempos: "Uno de los medios que la experiencia me ha enseñado ser más poderoso para el bien es la imprenta, -decía-, así como es el arma más poderosa para el mal cuando se abusa de ella". Escribió unas 96 obras propias (15 libros y 81 opúsculos) y otras 27 editadas, anotadas y a veces traducidas por él. Sólo si se tiene en cuenta su extrema laboriosidad y las fuerzas que Dios le daba, se puede comprender el hecho de que escribiera tanto llevando una dedicación tan intensa al ministerio apostólico. Claret no era solamente escritor. Era propagandista. Divulgó con profusión los libros y hojas sueltas. En cuanto a su difusión alcanzó cifras verdaderamente importantes. Jamás cobraba nada de la edición y venta de sus libros; al contrario, invertía en ello grandes sumas de dinero. ¿De dónde lo sacaba? De lo que obtenía por sus cargos y de los donativos. "Los libros -decía- son la mejor limosna".El año 1848, como ya hemos dicho, había fundado la Librería Religiosa junto al Dr. Caixal, futuro obispo de Seo de Urgel, precedida por la Hermandad espiritual de los libros buenos, que durante los años que estuvo bajo su dirección hasta su ida a Cuba imprimió gran cantidad de libros, opúsculos y hojas volantes, con un promedio anual de más de medio millón de impresos. En el primer decenio de la fundación recibió la felicitación personal del Papa Pío IX. Aún sacerdote había fundado la Hermandad del Santísimo e Inmaculado Corazón de María, cuya finalidad era la de mantener permanentemente la difusión de los libros y que constituyó uno de los primeros ensayos de apostolado seglar activo por estar integrada por sacerdotes y seglares de ambos sexos.

Una de sus obras más geniales fue la fundación de la Academia de San Miguel (1858). En ella pretendía agrupar las fuerzas vivas de las artes plásticas, el periodismo y las organizaciones católicas; artistas, literatos y propagandistas de toda España para la causa del Señor. En nueve años se difundieron gratuitamente numerosos libros, se prestaron otros muchos y se repartió un número incalculable de hojas sueltas. He aquí algunos nombres de los que pertenecieron a ella según su principal biógrafo, el P. Cristóbal Fernández: el ministro Sr. Lorenzo Arrazola, los periodistas Carbonero y So y Ojero de la Cruz, el catedrático Vicente de la Fuente. Llegando su influencia a literatos de la talla de Ayala y Hartzenbusch.

Y fundó las bibliotecas populares en Cuba y en España, donde más de un centenar llegaron a funcionar en los últimos años de su vida. Bien merece el P. Claret el título de apóstol de la prensa.

Director espiritual y confundador
La obra más significativa del P. Claret fue la fundación de la Congregación de Misioneros Hijos del Corazón de María. Pero en la espléndida floración de nuevos institutos religiosos que se operó en el siglo XIX, fue el confesor real el más decidido colaborador que se encontraron casi todos los fundadores y fundadoras de su tiempo. Con la Madre París ya había fundado en Cuba el año 1855 el Instituto de Religiosas de María Inmaculada, llamadas Misioneras Claretianas, para la educación de las niñas.

Bajo su dirección espiritual se incluyen santa Micaela del Santísimo Sacramento, fundadora de las Adoratrices, y santa Joaquina de Vedruna, fundadora de las Carmelitas de la Caridad.

Intervino directa o indirectamente en otras fundaciones. Se relacionó con Joaquín Masmitjà, fundador de las Hijas del Santísimo e Inmaculado Corazón de María, con D. Marcos y Dña. Gertrudis Castanyer fundadores de las Religiosas Filipenses, con María del Sagrado Corazón fundadora de las Siervas de Jesús, con la Beata Ana Mogas fundadora de las Franciscanas de la Divina Pastora. Le encontramos con el beato Francisco Coll fundador de las Dominicas de la Anunciata. También tuvo parte en la fundación de las Esclavas del Corazón de María, de la M. Esperanza González. Y habría que añadir su influjo en la Compañía de Santa Teresa, Religiosas de Cristo Rey, etc.

Todas estas instituciones nacieron o germinaron gracias al P. Claret.

Un hombre santo
La suntuosidad cortesana no impidió al P. Claret vivir como el religioso más observante. Cada día dedicaba mucho tiempo a la oración. Su austeridad era proverbial y su sobriedad para las comidas y bebidas, admirable.Este era su horario: dormía apenas seis horas levantándose a las tres de la mañana; antes que se levantaran los demás tenía dos horas de oración y lectura de la Biblia, luego otra hora con ellos, celebraba su Eucaristía y oía otra en acción de gracias; desde el desayuno hasta las diez confesaba y luego escribía. Lo que peor soportaba era la hora de audiencia hacia las doce. Por la tarde predicaba, visitaba hospitales, cárceles, colegios y conventos.


Su pobreza era ejemplar

Un día se llevó un susto al llevarse la mano al bolsillo. Le pareció haber encontrado una moneda, pero enseguida se repuso, no era una moneda, sino una medalla. En una ocasión no teniendo otra cosa para poder auxiliar a un pobre empeñó su cruz arzobispal.

Claret era un verdadero místico. Varias veces se le vio en estado de profundo ensimismamiento ante el Señor. Un día de Navidad, en la iglesia de las adoratrices de Madrid, dijo haber recibido al Niño Jesús en sus brazos.

Privilegio incomparable del que fue objeto fue la conservación de las especies sacramentales de una comunión a otra durante nueve años. Así lo escribió en su Autobiografía: "El día 26 de agosto de 1861, hallándome en oración en la iglesia del Rosario de La Granja, a las siete de la tarde, el Señor me concedió la gracia grande de la conservación de las especies sacramentales, y tener siempre día y noche el santísimo sacramento en mi pecho".

Esta presencia, casi sensible, de Jesús en el P. Claret debió ser tan grande, que llegó a exclamar: "En ningún lugar me encuentro tan recogido como en medio de las muchedumbres".


Un hombre perseguido

No es de extrañar que un hombre de la influencia del P. Claret, que arrastraba a las multitudes, atrajera también las iras de los enemigos de la Iglesia. Pero las amenazas y los atentados se iban frustrando uno a uno, porque la Providencia velaba sobre él que se alegraba en las persecuciones. Fueron numerosos los atentados personales que sufrió en vida. La mayor parte frustrados por la conversión de los asesinos.Pero fue peor, con todo, la campaña difamatoria que se organizó a gran escala por toda España para desacreditarlo ante las gentes sencillas. Se le acusó de influir en la política, de pertenecer a la famosa camarilla de la Reina con Sor Patrocinio, Marfori y otros, de ser poco inteligente, de ser obsceno en sus escritos refiriéndose a su libro "La Llave de Oro", de ser ambicioso y aún de ladrón. Pero Claret supo callar, contento de sufrir algo por Cristo.

Ante el reconocimiento del Reino de Italia

El 15 de julio de 1865 el Gobierno en pleno se reunía en La Granja de San Ildefonso para arrancar a la Reina su firma sobre el reconocimiento del Reino de Italia, que equivalía a la aprobación del expolio de los Estados pontificios.El P. Claret ya había advertido a la Reina que la aprobación de este atropello era, a su parecer, un grave delito, y la amenazó con retirarse si lo firmaba. La Reina, engañada, firmó. Claret no quiso ser cómplice permaneciendo en la corte. Oró ante el Cristo del Perdón, en la iglesia de La Granja, y escuchó estas palabras: "Antonio, retírate".

Transido de dolor al verse obligado a abandonar a la Reina en aquella situación, se dirigió a Roma. Allí el Papa Pío IX le consoló y le ordenó que volviera otra vez a la corte. La familia real se alegró inmensamente de su retorno. Pero una nueva tempestad de calumnias y de ataques se desencadenó contra él. Se puede decir de Claret que fue uno de los hombres públicos más perseguidos del siglo XIX.


LOS ÚLTIMOS AÑOS (1868-1870)

Desterrado

El 18 de septiembre de 1868 la revolución, ya en marcha, era incontenible. Veintiún cañonazos de la fragata Zaragoza, en la bahía de Cádiz, anunciaron el destronamiento de la Reina Isabel II. Con la derrota del ejército isabelino en Alcolea caía Madrid, y la revolución, como un reguero de pólvora, se extendió por toda España. El día 30, la familia real, con algunos adictos y su confesor, salía para el destierro en Francia. Primero hacia Pau, luego París. El P. Claret tenía 60 años.

Los desmanes y quema de iglesias se prodigaron, cumpliéndose otra de las profecías del P. Claret: la Congregación tendrá su primer mártir en esta revolución. En La Selva del Campo caía asesinado el P. Francisco Crusats.

El 30 de marzo de 1869 Claret se separaba definitivamente de la Reina y se iba a Roma.


Padre del Concilio Vaticano I

El día 8 de diciembre de 1869 se reunían en Roma 700 obispos de todo el mundo, superiores de órdenes religiosas, arzobispos, primados, patriarcas y cardenales. Comenzaba el Concilio Ecuménico Vaticano I. Allí estaba el P. Claret.Uno de los temas más debatidos fue la infalibilidad pontificia en cuestiones de fe y costumbres. La voz de Claret resonó, ya con dificultad, en la basílica vaticana el 31 de mayo de 1870: "Llevo en mi cuerpo las señales de la pasión de Cristo, -dijo, aludiendo a las heridas de Holguín- ojalá pudiera yo, confesando la infalibilidad del Papa, derramar toda mi sangre de una vez".

Es el único Padre asistente a aquel Concilio que ha llegado a los altares.


El ocaso de sus días

El 23 de julio de 1870, en compañía del P. José Xifré, Superior General de la Congregación, llegaba el Arzobispo Claret a Prades, en el Pirineo francés. La Comunidad de misioneros en el destierro, en su mayoría jóvenes estudiantes, recibió con gran gozo al fundador, ya enfermo. Él sabía que su muerte era inminente. Pero ni siquiera en el ambiente plácido de aquel retiro le dejaron en paz sus enemigos. El día 5 de agosto se recibió un aviso. Querían apresar al señor Arzobispo. Incluso en el destierro y enfermo, el P. Claret tuvo que huir. Se refugió en el cercano monasterio cisterciense de Fontfroide. En aquel cenobio, cerca de Narbona, fue acogido con gran alegría por sus moradores.Su salud estaba completamente minada. El P. Jaime Clotet no se separó de su lado y anotó las incidencias de la enfermedad. El día 4 de octubre tuvo un derrame cerebral.

El día 8 recibió los últimos sacramentos e hizo la profesión religiosa como Hijo del Corazón de María, a manos del P. Xifré.

Llegó el día 24 de octubre por la mañana. Todos los religiosos se habían arrodillado alrededor de su lecho de muerte. Junto a él, los Padres Clotet y Puig. Entre oraciones Claret entregó su espíritu en manos del Creador. Eran las 8,45 de la mañana y tenía 62 años.

Su cuerpo fue depositado en el cementerio monacal con una inscripción de Gregorio VII que rezaba: "Amé la justicia y odié la iniquidad, por eso muero en el destierro".


Glorificado

Los restos del P. Claret fueron trasladados a Vic en 1897, donde actualmente se veneran. El 25 de febrero de 1934 la Iglesia le inscribió en el número de los beatos. El humilde misionero apareció a la veneración del mundo en la gloria de Bernini. Las campanas de la Basílica Vaticana pregonaron su gloria. Y el 7 de mayo de 1950 el Papa Pío XII lo proclamó SANTO. Estas fueron sus palabras aquel memorable día: "San Antonio María Claret fue un alma grande, nacida como para ensamblar contrastes: pudo ser humilde de origen y glorioso a los ojos del mundo. Pequeño de cuerpo, pero de espíritu gigante. De apariencia modesta, pero capacísimo de imponer respeto incluso a los grandes de la tierra. Fuerte de carácter, pero con la suave dulzura de quien conoce el freno de la austeridad y de la penitencia. Siempre en la presencia de Dios, aun en medio de su prodigiosa actividad exterior. Calumniado y admirado, festejado y perseguido. Y, entre tantas maravillas, como una luz suave que todo lo ilumina, su devoción a la Madre de Dios".



A JESUCRISTO

Haz, Señor, que ardamos en caridad
y encendamos un fuego de amor por donde pasemos;
qué deseemos eficazmente
y procuremos por todos los medios
contagiar a todos de tu amor.
Qué nada ni nadie nos arredre, Señor.
Qué nos gocemos en las privaciones.
Qué abordemos los trabajos,
qué abracemos los sacrificios.
Qué nos complazcamos en las calumnias
y alegremos en los tormentos.
Señor, qué no pensemos sino como seguir e imitar a Jesucristo
en trabajar, sufrir y procurar siempre y únicamente la mayor gloria tuya y la salvación de las almas. Amén
(Escrita por S. Antonio Mª Claret)



FUENTE: es.catholic.net


"A MIS SACERDOTES" DE CONCEPCIÓN CABRERA DE ARMIDA. CAP. LXXXI : Quiero reinar.


MENSAJES DE NUESTRO SEÑOR
 JESUCRISTO PARA SUS PREDILECTOS. 

(“A mis Sacerdotes” de Concepción Cabrera de Armida) 






LXXXI

AMOR Y SACRIFICIO










"Solo confié mi Iglesia al amor, como dije, a la promesa del amor. Sólo entregué mis ovejas a la triple promesa del amor humilde. Amo tanto a las almas, que sólo las doy cuando las cuida el amor divino, cuando las envuelve y las ampara el divino amor.

Y ¡claro está! el amor participa de la unidad, el amor es uno; y si se me ama a Mí, si este amor es puro, si es santo, si es verdadero, imprescindiblemente se ama al mismo tiempo a las  almas, en Mí y para Mí, y también en mis sacerdotes. Yo las amo en ellos por su transformación en Mí.

De tal manera me son queridas las almas, que vine con mi Sangre y con mi vida a conquistarles el cielo. Ahí en ellas está el reflejo de la Trinidad que me subyuga; y volvería a nuevos calvarios por salvar una sola. Y este santo celo quiero que tengan mis sacerdotes, que no les importen mil calvarios para salvarlass; pero este celo santo sólo puede nacer del amor y extenderse por el amor.

Sólo al amor confié Yo prendas tan queridas, repito. Solo al triple juramento de amor las entregué, las puse al amparo paternal, maternal y santo de mi Vicario en la tierra. Yo sé que amándome a Mí, se ama al prójimo; que amándome a Mí, como derivación inmediata y necesaria, se ama a las almas como si fuera Yo mismo; por eso es que en un solo mandamiento hice que se encerrara toda mi doctrina; en el amor puro, en el santo amor que repercute en todas las almas.

El Papa, como San Pedro, como todos los que son otros Yo y me representan a Mí en la tierra, tienen que amarme y amar en Mí a las almas como cosa mía, como si fuera Yo mismo en ellas. Y ciertamente como Dios estoy en ellas, vivo en ellas, porque las almas llevan el sello de mi Divinidad, un destello de Dios mismo.

El alma es un soplo y emanación purísima del mismo Dios, que lleva en sí misma el germen santo de la unidad. Las almas son bellas con la Belleza divina, y puras con la Pureza de Dios, y luminosas con la Luz. Salidas del amor, llevan consigo el amor como principio, y su horizonte y su fin no es otra cosa que el amor. Y por más que sus enemigos las arrastren, las enloden y las desorienten, ellas innatamente, instintivamente, tenderán al amor y no sacarán sus anhelos intensísimos, su sed de lo puro, de lo elevado, de lo santo, sino con el santo y divino amor.

Mi Vicario y sus delegados, Obispos y sacerdotes, forman un solo amor en el Espíritu Santo. La fecundidad del Padre es amor,  y es la que regala al Papa, a sus Cardenales y Delegados, Pastores y sacerdotes; todos participan de esa paternidad espiritual, que es amor. Por eso, el distintivo del Padre universal de la Iglesia en la tierra es al amor, es la solicitud amorosa por todas las almas, y debe ser también el de todos mis Pastores: gobernar por el amor, que es el Espíritu Santo, por la caridad, por la dulzura y no por el rigor,  por la paz, por la suavidad; pero también, en casos necesarios, por la energía que defiende al amor, con los derechos del amor que son divinos.

¡Si mi Iglesia es amor, porque es unidad, y en la unidad está el centro de la caridad, la sustancia del amor! El amor se derrama en el Pontificado por todas las arterias de la Iglesia que es madre, ¡Y las madres son amor! Y el Papa sin duda que me ama más o que debe amarme más que todo el mundo, porque lo asiste muy íntimamente el Espíritu Santo; y en su corazón, como en el Mío, caben todas las almas, todos sus hijos con sus dolores y sus lágrimas. Ese corazón está abierto siempre para aliviar, para bendecir, para conciliar, para unir, para perdonar.

La preocupación constante de mi Vicario en la tierra es conquistar al mundo paganizado para volverlo al centro de la unidad de la Iglesia, al centro de la Trinidad. Sus miradas son siempre de caridad, su solicitud es inagotable, y él carga con todas las cargas de cada Pastor, de cada sacerdote, de cada alma ante mi Padre celestial.

Pero, repito, un gran alivio será para él la transformación de los sacerdotes en Mí, realizada por el amor, por el Espíritu Santo, que es el amor increado, el foco eterno de la eterna unión.

Pues bien, para entregarles las almas a los sacerdotes, necesito asegurarme primero de su amor hacia Mí; y en la medida de su transformación, será la virtud que ellos comuniquen a las almas y el número de las que por su conducto se salven.

Dije antes que un sacerdote no puede ir solo al cielo, sino con el número de almas que me plugo concederle para que por su conducto se santificaran; y repito, el sacerdote debe amarme más que éstos, es decir, más que todos los que lo rodeen y estén a su cargo. Por tanto, el Papa me ama y me debe amar más que el mundo entero. Los pastores de almas me deben amar más que todo su rebaño; los Párrocos, más que todos sus feligreses, y los sacerdotes más que lo que abarquen el radio de almas que a su cargo estén. 

Mientras más me amen, es decir mientras más transformados estén en Mí, más almas que me glorifiquen les daré, más gloria en ellas me darán, y más mi Padre los amará.

¿No vemos cómo todo estriba en el amor? ¿cómo cimenté a mi Iglesia en esas dos grandes bases, en la humildad por el amor y en el amor?

No importa que aluna vez mis sacerdotes me hayan desconocido, me hayan ofendido y pospuesto a las cosas de la tierra, que me hayan negado como San Pedro. Mi corazón es infinitamente bueno; sabe olvidar, perdonar y ¡amar! ¡El amor que les tengo a mis sacerdotes es infinito! Pero pido correspondencia, y si su vocación en mi Iglesia es para salvar almas, deben amarme, deben poseer mi Espíritu, impregnarse de mi Espíritu, vivir de mi Espíritu, que es lo mismo que vivir del amor.

Pero amarme no consiste en sólo hacer actos de amor, sino en entregarse al amor sin condiciones, para las inmolaciones todas que exige el amor de Dios y el amor a las almas. Deben los sacerdotes, a mi imitación, ponerse a la disposición de mi Padre para todos los sacrificios; deben mortificarse, ser penitentes, sacrificarse, ofrecerse, hacerse hostias, convertirse en victimas.

Yo fui y sigo siendo Víctima expiatoria, y ellos lo serán. Yo abracé por amor todos los trabajos que traen consigo el apostolado y la salvación de las almas y ellos los abrazarán. Yo me dejé clavar voluntariamente por amor a mi Padre y a las almas en una Cruz, y ellos también lo harán, como mis primeros Apóstoles lo hicieron. Serán almas penitentes, repito, para suplir las deficiencias de las almas sensuales; serán almas inocentes, por la pureza de su vida, porque el dolor inocente y penitente salva.

Mis sacerdotes transformados en Mí vivirán con mi misma vida, inocente y dolorosa, pura, abnegada y siempre amante, y siempre haciendo el bien, y todos amor, que irá creciendo, creciendo en ellos, haciéndoles suave y dulce mi yugo y deliciosa cualquiera voluntad de mi Padre, aunque los crucifique.

Quizá algunos sacerdotes tiemblen ante la perspectiva de transformarse en Mí tal cual soy, amoroso, sí, pero doloroso también. Que no teman, porque Yo todo lo suavizo, lo endulzo, lo transformo y lo divinizo con el Espíritu Santo.

El amor es martirio, pero también el amor es Dios, es el Espíritu Santo, es la complacencia del alma amante que tiene su dicha sólo en aumentar mi gloria (accidental ciertamente), entregándose y dándome más y más almas, aunque le cuesten la vida.

Toda esa fortaleza, toda esa generosidad hasta el heroísmo, se le comunica al alma sacerdotal que se simplifica en Mí, que se transforma en Mí. Y es que entonces no es el hombre y sus inclinaciones y su debilidad natural la que obra, sino una virilidad divina -comunicada-la que lo impulsa por el amor al dolor, al sacrificio, al martirio mismo. Soy Yo en él, el Espíritu Santo en él, quien sustituye al hombre viejo, convirtiéndolo en santo, con el Santo de los santos.

Yo no engaño. La transformación, como he dicho, implica dolor, vencimiento, sacrificio, ¡muerte! Pero el amor es más poderoso que la muerte. ¡Yo morí de amor porque amaba! El Espíritu Santo me inclinó a la Cruz, y desde que la abracé voluntariamente, la cruz se convirtió en amor; y los martirios por amor no son martirios para el alma amante: ¡son amor, puro amor!

Dios sabe endulzar las amarguras de la Cruz.  Dios sabe realizar maravillosos contrasentidos haciendo gozar en el dolor. El amor domina lo que hay de tierra y de natural en el hombre, diviniza los sufrimientos y suaviza las penas; y todavía más: hace a las almas sobreabundar y dilatarse en gozo santo en la cima dolorosa del Calvario.

¡Oh, si todos mis sacerdotes, sin recelo y sin miedo, se entregaran a Mí, se transformaran en Mí, me amaran a Mí y en Mí a las almas, solo en Mí, serían felices, y Yo me vería glorificado con su confianza y la pagaría con las delicias infinitas de mi amor¡

Que me amen y que se inmolen en mi unión. Que se transformen en Mí tal cual soy, todo amor, todo dolor. Pero las penas pasan; y el peso de la gloria, en la consumación de la unidad en la Trinidad, será eterna".



LA MODA Y LA NUEVA ERA -




Por Marino Restrepo


La industria de la moda ofrece una variedad interminable de propuestas en las que gradualmente se ha hecho del cuerpo humano un verdadero culto a la sensualidad. No se trata de demonizar la moda, pero si de establecer parámetros donde la inmoralidad no debe reinar justificada en el cuidado y la estética que el hombre por naturaleza tiene con su cuerpo material.

Hay varios aspectos para considerar: el vestido es parte de una condición ligada directamente al pecado original. El ser humano fue creado sin malicia sobre su propia carne. En el momento de cruzar el territorio prohibido del árbol del bien y del mal, descubre su desnudez y Dios, al desterrarlo del Paraíso, lo cubre con pieles y le enseña a vivir con su propia malicia adquirida con el pecado, escondida a sus propios ojos.

De un lado, vemos cómo la naturaleza humana en su cuerpo material es hermosa y fue creada en un estado de pureza perfecto. Por otro lado, vemos cómo esa naturaleza se ha corrompido con el pecado original.

El diablo en su astucia maligna, trae elementos artísticos e intelectuales para realzar el estado de belleza y de pureza original del cuerpo material e incita al hombre a presentarse físicamente expuesto a su naturaleza original, como si nunca la carne se hubiese corrompido, alegando su belleza y la necesidad de admirarla sin complejos ni prejuicios en su estado de desnudez, con toda "naturalidad". Haciendo olvidar convenientemente al hombre de una realidad inevitable, en la que el pudor es materia escencial de una vida cristiana y comprometiéndolo con una sensualidad libidinosa que lo sumerge en un abismo de pecado de impureza.


He aqui el eco de la moda en la vida del hombre de hoy:

Satanás ha influenciado al hombre de hoy a penetrar un abismo de impureza tal que el homosexualismo y el lesbianismo son ingredientes escenciales en la moda. Desde estos dos elementos impuros y de ley animal bruta, se proyecta uno de los más grandes males a la humanidad.

Encontramos hoy un movimiento de moda gobernado en su mayoría por un cuerpo numeroso de homosexuales y lesbianas, los cuales han llevado su vida depravada a plasmarla artísticamente dentro del diseño y las propuestas del vestido.

Han corrompido el cuerpo humano en una forma execrable, que la mujer se ha convertido en objeto sexual de todo producto comercial. Le ha prostituído su imagen ante el hombre, vendiéndola como animal de consumo sensual, como diosa de los placeres carnales, como alimento de los apetitos y pasiones de la carne.

Presentándola seductora y agresiva, descubriéndole partes vitales de su cuerpo a los ojos del hombre, de una forma tan perversa que desata en la naturaleza del hombre una fuerza sensual que sólo se desahoga en los brazos de la promiscuidad. Llevando al homre a perder todo respeto por la naturaleza escencial y vital de la mujer, como es su vida interior, sus cualidades de madre, su fortaleza espiritual, todas sus cualidades femeninas innatas que la hacen una compañera ideal del hombre.

Eliminando la posibilidad de unirse a ela en un matrimonio donde los principios de la moral y la integridad espiritual son el centro de la relación y, en cambio, sumergiéndola en un estado de desventaja ante el hombre, la transforma en una compañera que principalmente representa un campo elemental de la naturaleza animal humana de la sexualidad.

Este mismo grupo de degeneración sexual gobierna la moda de hoy, ha introducido una masculinidad tan afeminada que por medio de los modelos de ropa interior masculina se ha presentado la juventud del cuerpo del hombre, con un aspecto de finales del imperio romano, débil, maquillado, con aretes y portando un lenguaje corporal totalmente afectado por la ropa vestida con un espíritu de mujer. Así como la mujer es representada como un cuerpo anoréxico, enfermizo, como un simple gancho de ropa, el hombre es representado como un gladiador sin fuerza, quien forrado en voluminosos músculos y perfecto torso, parece al final más como una mujer que porta un cuerpo masculino.

En la caída de un imperio humano que presenta todas las señales del final: "Los hombres parecerán más como mujeres y las mujeres como hombres". Creo que estamos ya en esos tiempos anunciados por los profetas de antaño.

Es muy común encontrar muchachos adolescentes con sus cejas depiladas y sus rostros maquillados en los colegios de hoy, usando aretes, colares y accesorios propios del uso de la mujer.

La influencia de este grupo depravado de induviduos diseñadores, maquilladores y comerciantes de ropa es tal, que la juventud femenina no se alcanza a enterar hasta dónde se ha expuesto a excitar al hombre con la forma de vestir. Pues la cultura homosexual ha producido la sensación de que ser "sexy" es lgo importante y necesario en la vida cotidiana de las relaciones humanas. Que la mujer tiene que estar "bella", esa belleza de que se habla es la de seducir con su forma de vestir a los hombres. Lo que la mujer no está observando con cuidado, es que al mismo tiempo que vestirse "sexy" la puede llevar a encontrar a un hombre que inicie una relación amorosa en serio, también está causando que los demás sean llevados a la excitación sexual con sólo verla pasar. Razón por la cual, la violación carnal se ha convertido en uno de los crímenes más comunes, y menos denunciados de hoy. Un hombre que se encuentre en un estado de embriaguez, o drogado, o desequilibrado mentalmente, no pensará dos veces en atacar sexualmente a una mujer que lo seduzca con su forma de vestir, pues lo tomará como un permiso, se sentirá autorizado en una forma subliminal pero muy directa.

Las inmoralidad es un pecado contra la pureza y por lo tanto trae consecuencias funestas porque no existe protección Divina sobre un comportamiento impuro.

En esto de la moda sobre lo cual se podrían hacer muchas más denuncias, se puede apreciar la simbología de la Nueva Era, la mitología de la sexualidad es proyectada en el vestido, en el maquillaje, en la smáquinas como los automóviles y la tecnología. Todos estos símbolos mágicos que están dirigidos exclusivamente a producir dinero, poder y placeres humanos, son parte de toda una red de brazos que están extendidos desde el mismo abismo de los infiernos.

Si bien es cierto que algunos de estos elementos forman parte de una herramienta de trabajo para la supervivencia diaria del hombre, lo que se quiere aclarar por medio de esta reflexión es el uso que se le está dando a todo este cuerpo de objetos sobre os cuales se proyectan estos vicios mencionados.

Cada cultura aporta su dosis de decadencia donde aflora la presencia de la inmoralidad y degeneración por medio de la moda. Inglaterra por ejemplo, ha contribuído de forma importante en la moda con brotes tales como los Bit Nicks al final de los aos cincuenta y principios de los sesenta. Al mismo tiempo que se importaba el Rock and Roll de América florecía la presencia de elementos excéntricos vestidos de negro y maquillados sus rostros de blanco, de un aspecto más bien tétrico y proyectándose por medio de una poesía que predicaba un rechazo total a todo lo establecido por la sociedad, envolviendo por ejemplo la práctica del suicidio como una forma de expresión artística de espírit nostálgico.

El "piercing" brote primitivista que ha sido propio de aborígenes de África y Sudamérica, fué implantado por las comunidades " punk", inglesas, las cuales originalmente se expresarn con la música y luego le unieron satanismo como consecuencia la automutilación de partes del cuerpo, como el piercing de la nariz, lengua, ombligo, el clítoris, los pezones y muchas otras partes del cuerpo humano. Todo esto dirigido más que nada a producir un impacto de choque y de escándalo en el corazón del prójimo, lo cual es el centro de la filosofía punk por llamarlo de alguna forma.

Acciones éstas por medio de las cuales ese grupo encuentra placer y desfogue a su espíritu de rebeldía. Esto se combina con actitudes violentas, entre las cuales se encuentra el castigo a ancianos y niños, espontáneo y sorpresivo, en las estaciones de trenes subterráneos y lugares públicos; con historias de asesinato en algunos casos. Durante los conciertos punk el deporte es agredires unos a otros escupiéndose y ejecutando toda clase de ofensas verbales y físicas. Dentro de toda esta influencia inglesa se palpa a través de los siglos la influencia del ocultismo, latente en todas las clases sociales, desde la nobleza hasta la clase obrera. Hoy podemos apreciarla en la popularidad de la obra Harry Potter que es una obra inglesa esotérica. Famosos músicos y actores británicos han participado de la consagración de su alma a Satanás por medio de la iglesia satánica más tenebrosa que está localizada en Liverpool hace más de 120 años.

Hoy encontramos un nuevo fenómeno en Inglaterra: los jóvenes filman ataques a transeúntes o personas desapercibidas a los cuales golpean con inmensa brutalidad hasta el punto de haberse registrado ya varios asesinatos. Estas filmaciones son luego presentadas en internet y algunas de ellas participan en concursos en los cuales se pueden ganar gruesas sumas de dinero, es algo así como: "Brutalidad Vrtual", esta moda ya se está propagando por muchos países entre los jóvenes.

La cultura norteamericana, incansabe pionera de la más escandalosa decadencia en la moda, contribuye en diferentes etapas con una buena dosis de oscuras propuestas: en los años cincuenta presenta la idolatrización de personajes de la música, de los cuales hace verdaderos dioses por medio de la publicidad más seductora y agresiva con la introducción comercial del rock and roll cuya cuna es la cultura afroamericana, la trasplanta al grupo anglosajón y presenta a Elvis Presley como el rey de ese grupo para luego entregarlo a los brazos de una muerte trágica con narcóticos.

Esta influencia de la música rock de origen afroamericano se esparce por toda la cultura americana e impregna el espíritu de los años sesenta, cuando en combinación con la guerra de Vietnam, se convierte en un movimiento conocido como hippismo que se concentra especialmente en San Francisco, California.

Este movimiento originalmente se ocupa de protestar contra la guerra injusta de Vietnam y promueve el rechazo al servicio militar obligatorio. Dentro de esta campaña se agrega la protesta contra la violación de los derechos humanos y civiles de los grupos étnicos como los negros, los hispanos, los asiáticos y otros, al crecer este movimiento en reuniones en plazas públicas tomaron auge y aspecto de martirio por la persecucón inmediata del gobierno. Se adopta la música para reunirse públicamente como espectáculo musical, lo cual les coloca dentro de un parámetro más legal que la protesta sola. El rock and roll aparece como el estilo ideal, porque en sí representaba también una forma revolucionara por ser algo nuevo con sus estridentes guitarras eléctricas distorsionadas y la presencia nera de la percusión afrocubana que lanzaba la música a una simensión en comunión con grupos étnicos discriminados, alienados y perseguidos por la comunidad blanca. Todo est en principio parecía ser una reacción justificada a la clara injusticia de la posición política y social del gobierno y la sociedad blanca americana. En medio de todo esto se estaba fraguando otr espíritu que subliminalmente viajaba por dentro de lo justo, trayendo la inyección de lo malo y oscuro espiritual. Este mismo movimiento termina por protestar contra las reglas morales y religiosas también y se enfrenta en contra del matrimonio y la familia, promoviendo la unión libre y desatando la liberación de sexos, se crean entonces las comunas donde se reúnen grupos de personas, hombres y mujeres que conviven íntimamete sin ningún compromiso personal diferente a una relación sexual casual entre los unos y los otros, en algunos casos en orgías.

Estas comunidades son visitadas más tarde con el vicio de la marihuana, luego el LSD y continúa la escala progresiva que parecía interminable en el uso de las plantas psicotrópicas como la mezcalina, el yajé del amazonas, los hongos alucinógenos, las anfetaminas y muchos más...
De una protesta meramente concerniente al pueblo americano, se convierte en una moda universal, abrzando la juventud del mundo entero ya no centrada en la guerra de Vietnam, sino en la proliferación de las drogas alucinógenas, y la revolución del vestido, las largas cabelleras y barbas de los hombres que aparecen con aspecto medieval; se multiplican las influencias agregándoles el oportunismo de las religiones paganas de oriente, las cuales infiltran a la juventud con filsofías del yoga y la meditación trascendental. Ahora esto se convierte en forma de vida, ha desaparecido e matrimonio y toda regla moral y religiosa es abolida. Se crea una nueva sociedad nacida en San Francisco, California, pero con brazos extendidos a toda la humanidad. Una sociedad de la muerte en todo aspecto. El pecado glamourizado en la forma más artística jamás imaginada y sólo posible por las manos del diablo.

En unos pocos años, el hippismo embriaga a la juventud mundial y sus propuestas en principio artísticas musicales se tornan cada vez en un espectro de magia, superstición y toda clase de prácticas ocultistas. Esta influencia es tan fuerte y variada que se desplaza por medio del cine, la televisión y la literatura abarcando varias generaciones.

Podemos con certeza decir hoy, que la familia humana ha vivido una revolución cultural drástica a partir de los años sesenta y que en vez de tender a moderarse en esa carrera a la decadencia moral, más bien se acelera hacia un abismo de la pérdida total de valores.

Con la caída del comunismo soviético y sin la presión de la guerra fría, viene un auge del mundo industrializado y el consumismo se disparó a los más altos niveles, convirtiendo la mayoría de la humanidad en una masa trabajadora eternamente sujeta a una economía esclavizante de la cual no parecen lograr la libertad en ningun momento, n a ninguna edad de sus vidas.

Las compañías multinacionales como se les conoce hoy, cada vez son menos porque se convirtieron en gigantescos pulpos de los que se desprenden más brazos y abarcan más territorio. Se consumen a sí mismas y dan un claro espectro de un nuevo orden mundial que sera estrictamente regido por una fuerza y poder económico del que pocos podrán estar fuera.

Estas fuerzas centralizadas en una, al final rigen a la humanidad entera controlando el comportamiento humano por medio de la publicidad, imponiendo la moda de acuerdo a las estrategias de su frío y calculado mercado. En esta forma se crea el nuevo orden mundial, el cual irremediablemente termina en un solo gobierno mundial.

No necesariamente todo este desarrollo industrial y tecnológico ha contribuído en forma algun a solucionar los problemas del hambre, l viviend, los medios de subsistencia o la salud de más de dos terceras partes de la humanidad.

La gente consume numerosos productos que le fueron vendidos por ósmosis. Sólo con la fuerza subliminal de la publicidad, que cada día es más sofisticada, la industria farmaceutica por un lado provee la medicina adecada para la solución o estabilización de graves diagnósticos médicos y, al mismo tiempo, comercializa una inmensa cantidad de productos fantasticos que lejos estan de ser la solución y por el contrario, se convierten en destrucción de la salud. Con una man sanan y con la otra matan.

La industria de la banca se ha convertido en el más serio elemento de la esclavitud. Masas inmensas de humanidad se levantan todos los días alrededor de la tierra a servir los intereses de esclavizantes sistemas de crédito del cual nunca se pueden liberar. Se podrían llenar página enteras sobre el macabro espectro de todo este cuadro oscuro del mundo de hoy, pero no se trata de escribir un tratado terrorífico para asustar a la humanidad. Si algo se busca al denunciar estos eventos, es crear una conciencia clara al católico fiel sobre donde está el enemigo y cómo actúa, para que viva una vida cristiana enfocada en un territorio claro, con un disernimiento sano y así le pueda dar a su existencia humana una vida sencilla y lejos de fantasías mundanas, Ofreciéndoles a sus familias y hermanos en la fe cristiana un testimonio grato, e iluminado en el vivir sujeto a la obediencia a Dios y no a las propuestas de una sociedad que perdió toda relación con El.



COMO DEBE VESTIR LA MUJER CATÓLICA?


"¡Ay de aquél que cause el escándalo!" (Math XVIII-7)

La modestia es una virtud que regula los movimientos del cuerpo, la vestimenta, los gestos y las palabras. Como fruto del Espíritu Santo, todo esto lo hace sin trabajo y como naturalmente, y además dispone todos los movimientos interiores del alma, como en la presencia de Dios. Nuestra espíritu, ligero e inquieto, está siempre revoloteando para todos lados, apegándose a toda clase de objetos y charlando sin cesar. La modestia lo detiene, lo modera y deja al alma en una profunda paz, que la dispone para ser la mansión y el reino de Dios: el don de presencia de Dios. Sigue rápidamente al fruto de modestia, y ésta es, respecto a aquélla, lo que era el rocío respecto al maná. La presencia de Dios es una gran luz que hace al alma verse delante de Dios y darse cuenta de todos sus movimientos interiores y de todo lo que pasa en ella con más claridad que vemos los colores a la luz del mediodía.

La modestia nos es completamente necesaria, porque la inmodestia, que en sí parece poca cosa, no obstante es muy considerable en sus consecuencias y no es pequeña señal en un espíritu poco religioso.


MODESTIA EN EL VESTIR

Quien es católico debe vivir como católico. La modestia es una virtud católica. La mujer católica debe vestir honestamente al igual que el hombre de fe. El vestido es para vestir y no para mostrar o sugerir. No deben usarse prendas ajustadas, con aberturas, con telas que se pegan al cuerpo, con transparencias, escotadas o cortas. Así, la mujer debe excluir de su guardarropa minifaldas, shorts o hot pants, blusas sin mangas (esto es: que no cubran los hombros y los brazos o con mangas muy cortas), vestidos o faldas que al sentarse no cubran toda la rodilla, blusas cortas que muestren la cintura o parte de ella, ropa escotada, etc. La inmensa mayoría de los pantalones para mujer son ajustados y no deben usarse. El hombre, por su parte, debe evitar también ropa ceñida, camisas abiertas o sin mangas, ropa transparente, etc.

Si la modestia debe privar en todas partes, mucho más debe prevalecer cuando se acude al templo que es la Casa de Dios.

La mujer debe considerar que -por norma general- la naturaleza masculina es más inclinada a reaccionar a la provocación sexual generada por prendas inmodestas, sin que de esto se excluya a la mujer. De ahí que el juicio femenino de lo que es provocativo al varón generalmente es errado y muy indulgente. Esto se evidencia en muchas partes, basta -por ejemplo- acudir a reuniones sociales y no se diga a una playa turística. Todo esto sin considerar a quienes por vanidad "visten" de manera intencional para provocar, que también son muchas (algo que se da también en algunos varones, aunque es más general entre ellas, pues los pecados prevalecientes en el hombre son más de otro tipo).

Lamentablemente, en esta época de "autodemolición" y crisis en la Iglesia, muchos de nuestros pastores -sacerdotes y obispos- son lo que la Sagrada Escritura llama "canes mudos", pues no previenen a su rebaño de los peligros. Así, en muchas partes ya no se instruye al pueblo sobre las excelencias y la necesidad de esta importante virtud. La omisión es una falta también, y en este caso es grave.

A continuación presentamos una serie de citas sobre la modestia cristiana en el vestir:


Nuestra Señora de Fátima, nos advirtió:
“Más almas se van al infierno por pecados de la carne (es decir, pecados en contra del 6o y 9o mandamientos) que por cualquier otra razón”. Nuestra Señora de Fátima le dijo a Jacinta, “Se introducirán ciertas modas que ofenderán gravemente a Mi Hijo”. Jacinta también dijo, “Las personas que sirven a Dios no deberían seguir las modas. La Iglesia no tiene modas; Nuestro Señor es siempre el mismo”.

La Biblia nos dice, “Asimismo oren también las mujeres en traje decente, ataviándose con recato y modestia, o sin superfluidad, y no inmodestamente con los cabellos rizados o ensortijados, ni con oro, o con perlas, o costosos adornos; sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que hacen profesión de piedad." (1 Tim. 2:9-10).

Las siguientes son algunas de las varias advertencias que la Iglesia Católica le ha dado a los fieles, para la protección de sus almas inmortales.


DECLARACIONES QUE HA HECHO LA IGLESIA SOBRE LA MODESTIA EN EL VESTIR

El Papa Benedicto XV escribió en su encíclica Sacra Propediem el 6 de Enero, 1921:

“Uno no puede deplorar suficientemente la ceguera de tantas mujeres de todas las edades y estaciones. Volviéndose tontas y ridículas por el deseo de agradar, no ven hasta qué grado la indecencia de sus vestimentas choca a cada uno de los hombres honestos y ofende a Dios. Anteriormente, la mayoría de ellas se hubiesen azareado por dichas ropas por la falta grave en contra de la modestia Cristiana. Ahora no es suficiente exhibirse en público; no les da miedo entrar en los umbrales de las iglesias, asistir al Santo Sacrificio de la Misa y aún portar el alimento seductor de la pasión vergonzosa al Santo Altar, en donde se recibe al Autor de la Pureza.”

Pío XI dio un mandato -el 12 de Enero de 1930- a la Sagrada Congregación del Concilio, que emitió instrucciones enfáticas a todos los obispos sobre la modestia en el vestir:
"Que los padres mantengan a sus hijas lejos de los juegos y concursos gimnásticos públicos; pero, si sus hijas son obligadas a asistir a dichas exhibiciones, que observen que van vestidas totalmente y en forma modesta. Que nunca permitan que sus hijas se pongan indumentaria inmodesta.”

De la carta en 1930 de la Congregación del Concilio:

“En virtud del apostolado supremo que ejerce sobre la Iglesia Universal por Voluntad Divina, nuestro Muy Santo Padre Papa Pío XI nunca ha dejado de inculcar, tanto verbalmente como en forma escrita, las palabras de San Pablo (1 Tim. 2:9-10), específicamente, ‘Mujeres... adornándose con recato y modestia … y que hacen profesión de piedad.’ Muy a menudo, cuando surgió la ocasión, el mismo Supremo Pontífice condenó enfáticamente la moda inmodesta de la vestimenta adoptada por las mujeres y niñas Católicas, moda que no sólo ofende la dignidad de las mujeres y va en contra de su adorno, sino conduce a la ruina temporal de las mujeres y las niñas y, lo que es todavía peor, a su ruina eterna, arrastrando miserablemente a otros en su caída. Por lo tanto, no es de sorprenderse que todos los Obispos y otros ordinarios, según es el deber de los ministros de Cristo, en sus propias diócesis deberían oponerse unánimemente a sus maneras licenciosas y promiscuas depravadas, a menudo soportando con fortaleza la mofa y burla en su contra por esta causa.”


El Papa Pío XII dijo en 1954:

“Ahora, muchas niñas no ven nada malo en seguir ciertos estilos desvergonzados (modas) como lo hacen muchas ovejas. Seguramente se ruborizarían si tan sólo pudiesen adivinar las impresiones que hacen y los sentimientos que evocan (excitación) en aquellos que las miran.” (17 de Julio, 1954).

El Papa Pío XII amonestó seriamente a las madres Cristianas:

“El bien de nuestra alma es más importante que el de nuestro cuerpo; y tenemos que preferir el bienestar espiritual de nuestro vecino a nuestra comodidad corporal… Si cierta clase de vestido constituye una ocasión grave y próxima de pecado y pone en peligro la salvación de su alma y de la de los demás, es su deber dejarlo y no usarlo… Oh madres Cristianas, si vosotros supierais qué futuro de ansiedades y penas, de vergüenza mal guardada que preparáis para vuestros hijos e hijas, dejando imprudentemente que ellos se acostumbren a vivir ligeramente vestidos y haciendo que pierdan su sentido de modestia, estaríais avergonzadas de vosotros mismas y temeríais el daño que os hacéis y el daño que estáis causando a estos niños, quienes el Cielo os ha confiado para que los criéis como Cristianos.” (Pío XII a los Grupos de Mujeres Católicas Jóvenes de Italia)


Los obispos canadienses escribieron en Mayo de 1946:

“El propio hombre no se escapa a la inclinación de exhibir su carne: algunos van en público, desnudos hasta la cintura, o en pantalones muy apretados o en calzonetas muy pequeñas. Así, cometen ofensas en contra de la virtud de la modestia. También pueden ser (convertirse en) una ocasión de pecado (en pensamiento y deseo).”


De la Asamblea Plenaria de Obispos de Brasil:

“Dejad que los sacerdotes insistan con fuerza que las mujeres usen vestimentas que expresen modestia... Dejad que las mujeres, en todo momento, pero especialmente, según lo enseña el Apóstol San Pablo, cuando estén en la Iglesia, se vistan con modestia. Si osan ingresar a la Iglesia vestidas inmodestamente, según lo ordena la Ley Canónica (Canon 1262, par. 2), sean sacadas en forma juiciosa y se prevenga que asistan en cualquier función que sea."
“Dejad que aquellas que van a recibir la Santa Comunión estén vestidas decentemente. Las mujeres que estén vestidas inapropiadamente han de excluirse del Sacramento, tal como lo instruye la Ley Canónica (Cánones 855 & 1262, par. 2).”

El Padre Pío, el sacerdote estigmatizado, quien llevó las heridas sangrantes de Cristo en su propio cuerpo desde 1918 hasta su muerte en 1968, rehusó otorgar la absolución a cualquier mujer que no llevase su falda muy por debajo de la rodilla. También insistió que las mujeres no usaran pantalones y no permitía que entrasen con ellos al templo. (Verificado por correo en el monasterio del Padre Pío. Dirección: Rev. J. P. Martin, San Giovanni Rotondo 71013 FG Italia). Ver -haz click-:"EL PADRE PÍO Y LAS MODAS".

La Sagrada Escritura dice: "¡Ay de aquél que cause el escándalo!" (Math XVIII-7). El escándalo es algo que hace tropezar al prójimo, que lo lleva a incurrir en pecado. La inmodestia atrae tentaciones, provoca malos pensamientos y malos deseos sexuales en otros. Excita la concupiscencia y después lleva, incluso, al prójimo a cometer actos impuros. El católico no debe vivir como todo el mundo y debe alejarse de ser causa de que otros ofendan gravemente a Dios. Quien provoca el pecado mortal, peca gravemente.

Y los pastores que se han convertido en canes mudos o los padres que cómodamente no educan a sus hijos en esta virtud, pecan también por su grave omisión.

Y no olvidemos que la modestia incluye no sólo la vestimenta, sino también los movimientos del cuerpo, las posturas, los gestos y las palabras. La modestia emerge de una actitud interior y exalta la femineidad, no la suprime. Le da honor y valer a la mujer. Y dignidad al caballero.

Finalmente, consideremos que la modestia en el vestir no supone mal gusto, sino debe procurarlo también. Quien carece de ese sentido, tiene mal gusto vistiendo honesta o inmodestamente. El buen gusto no implica necesariamente ropa costosa o telas muy finas.

Tomemos como ejemplo a la dulcísima Virgen María y a San José en esta necesaria virtud y demos testimonio de nuestra fe sin miedo alguno a las críticas y criterios del mundo, pues éste es uno de los tres enemigos del alma. No busquemos el límite en esta virtud, pues por lo general nos equivocaremos. Seamos siempre generosos con Dios y valientes ante el mundo y la sociedad, dando testimonio claro de nuestra fe.


FUENTE: contranewage.blogspot.com