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ACERCA DE LA VOCACIÓN - PARTE 2 -




4.Principales enemigos

Los principales enemigos en materia de seguirlo a Cristo en la entrega total suelen ser los padres carnales. De ahí que enseñe en términos generales San Juan Crisóstomo: "Cuando los padres impiden las cosas espirituales, ni siquiera deben ser reconocidos como padres"17.

Santo Tomás respecto a esta cuestión responde: "Así como 'la carne tiene tendencias contrarias a las del espíritu' según dice el Apóstol (Gal 5, 17), también los amigos carnales son contrarios al progreso espiritual. Así, se lee en Miqueas (7, 6): 'Los enemigos del hombre están en su propia casa'". Por eso dice San Cirilo, comentando a San Lucas (9, 61): 'Esta preocupación por avisar a los suyos deja entrever la división del alma, pues informar a los parientes y consultar a gentes contrarias a la justa estimación de las cosas indica un ánimo poco esforzado y retraído'. Por eso respondió el Señor: 'Nadie que ponga su mano en el arado y vuelva su vista atrás es apto para el reino de Dios' (Lc 9, 62). Y mirar hacia atrás es buscar dilación para poder volver a su casa y consultar con los suyos"18.

La vocación es una flor tan delicada que mucho debe cuidarse. San Alfonso, preguntándose qué se requiere en el mundo para perder la vocación, responde: "Nada. Bastará un día de recreo, un dicho de un amigo, una pasión poco mortificada, una aficioncilla, un pensamiento de temor, un disgusto no reprimido. El que no abandona los pasatiempos debe estar convencido de que indudablemente perderá la vocación. Quedará con el remordimiento de no haberla seguido, pero seguramente no la seguirá..."19. ¡Nada!...en el mundo o también en un seminario o convento donde no reina el espíritu de Cristo, sino el espíritu del mundo, no el Israel espiritual, sino el Israel carnal. Porque "el mundo no puede recibir el Espíritu de la Verdad, porque no le ve ni le conoce”20. Los que se quejan por no tener vocaciones deberían hacer examen de conciencia sobre ellos mismos, teniendo en cuenta lo que enseñan los santos en materia de vocaciones, y analizarse para ver si no son los principales causantes de la esterilidad vocacional. ¡Son muchos los que parecen tener un DIU en el alma!

5. Dudas sobre la vocación

Sigue enseñando Don Bosco: "El que se consagra a Dios con los santos votos hace uno de los ofrecimientos más preciosos y agradables a su divina majestad. Pero el enemigo de nuestra alma, comprendiendo que con este medio uno se emancipa de su dominio, suele turbar su mente con mil engaños para hacerle retroceder y arrojarle de nuevo a las sendas tortuosas del mundo. El principal de estos engaños consiste en suscitarle dudas sobre la vocación, a las cuales sigue el desaliento, la tibieza y, a menudo, la vuelta a este mundo, que tantas veces había reconocido traidor y que, por amor a Jesucristo, había abandonado.

Si, por acaso, amadísimos hijos, os asaltare esta peligrosa tentación, respondeos inmediatamente a vosotros mismos que, cuando entrasteis en la Congregación, Dios os había concedido la gracia inestimable de la vocación, y que si ésta os parece ahora dudosa es porque sois víctimas de una tentación, a la que disteis motivo, y que debéis despreciar y combatir como una verdadera insinuación diabólica. Suele la mente agitada decir al que duda: Tú podrías obrar mejor en otra parte: Responded vosotros al instante con las palabras de San Pablo: Cada uno en la vocación a que fue llamado, en ella permanezca (1 Cor 7,20). El mismo Apóstol encarece la conveniencia de continuar firmes en la vocación a que cada uno fue llamado: Y así os ruego que andéis como conviene en la vocación a que habéis sido llamados, con toda humildad y mansedumbre, con paciencia (Ef 4,1s). Si permanecéis en vuestro instituto y observáis exactamente las reglas, estáis seguros de vuestra salvación.

Por el contrario, una triste experiencia ha hecho conocer que los que salieron de él las más veces se engañaron. Unos se arrepintieron, perdiendo la paz para siempre; otros cayeron en grandes peligros, y hasta hubo alguno que llegó a ser piedra de escándalo para los demás, con gran peligro de su salvación y de la ajena.

En tanto pues, que vuestro espíritu y vuestro corazón se hallen agitados por las dudas o por alguna pasión, os recomiendo encarecidamente que no toméis deliberación alguna, porque tales deliberaciones no pueden ser conformes a la voluntad del Señor, el cual, según dice el Espíritu Santo, no está en la conmoción (1 Re 19,11). En estos trances os aconsejo que os presentéis a vuestros superiores, abriéndoles sinceramente vuestro corazón y siguiendo fielmente sus avisos. Sea cual fuere el consejo que ellos os dieren, practicadlo y no erraréis; que en los consejos de los superiores está empeñada la palabra del Salvador, el cual nos asegura que sus respuestas son como dadas por él mismo, diciendo: 'Quien a vosotros oye, a mí me oye' (Lc 10,16)".

6. Conclusión

Cada vocación es una obra maestra de Dios. El divino orfebre, quien desde la eternidad ha elegido a determinados hombres y mujeres para su servicio, desde mucho tiempo antes de que hubiéramos decidido seguirlo más de cerca, nos va preparando a través de los padres y madres que nos da, de los demás familiares, por la educación, por los dones, talentos, carácter y temperamento, circunstancias y acontecimientos, etc. La misma decisión vocacional es un maravilloso filigrana de la gracia. Los que ignoran, desconocen o niegan que la vocación a la vida consagrada consiste principalmente en el llamado interior: "...voces interiores del Espíritu Santo...el impulso de la gracia ... por inspiración del Espíritu Santo ..."21, a pesar de toda la propaganda exterior vocacional que puedan hacer, desalentarán, demorarán, trabarán, e incluso, en lo que de ellos dependa, impedirán que los candidatos concreten la vocación. Pues, quien busca impedir la vocación o quien no la decide, se le aplica lo de Santo Tomás: "quién detiene el impulso del Espíritu Santo con largas consultas, o ignora o rechaza concientemente el poder del Espíritu Santo"22.

En el fondo siguen vivas dos herejías: la de Joviniano en Roma (+406) que equiparaba el matrimonio a la virginidad; y la de Vigilancio en la Galia (370-490) que equiparaba las riquezas a la pobreza. Ambas herejías tienen un común denominador: ¡apartar a los hombres de lo espiritual esclavizándolos a las cosas terrenas!. Es lo que Satanás hace por medio de hombres carnales, impedir que los hombres sean "transformados en vista a la vida eterna"23.

El malvado intento de querer, de mil maneras y con toda astucia, alejar a los hombres y mujeres de la vida religiosa tiene un antecedente en la actitud del Faraón que reprendió a Moisés y a Aarón que querían sacar de Egipto al pueblo elegido: "¿Cómo es que vosotros...distraéis al pueblo de sus tareas?" (Ex. 5, 4).

De manera particular, en esta época gnóstica, que busca reducir el cristianismo de acontecimiento a idea24, tarea en la que está empeñado el llamado progresismo cristiano, se vacían los seminarios y noviciados, porque los jóvenes no se sienten demasiado movidos a entregar su vida por una idea, pero sí por una Persona. El nominalismo formalista, el abandono del ser, no entusiasman a nadie y son infinitamente aburridos. Esto es análogo a lo de aquel párroco que hizo la procesión del Corpus sin llevar el Corpus, porque Cristo está en el pueblo. O sea, Cristo sin Cristo y el pueblo adorándose a sí mismo. Seminarios y noviciados vacíos porque se olvidaron del Acontecimiento, se olvidaron de Cristo y adoran sus ideas acerca de Cristo; pero siguen aferrados a las mismas a pesar de constatar sus frutos nocivos.

No solamente muchos tratan de impedir las vocaciones a la vida consagrada, sino, lo que es peor, muchos de los responsables no saben cuáles son las causas de la falta de vocaciones, ni cuales son las causas de las defecciones. A veces, incluso, se convierten en ocasión de defección cuando argumentan que hubo falta de vocación, pero, ¿acaso, cuando la Iglesia llama por medio del obispo o del superior religioso, no está por ese mismo acto confirmando que se está frente a una verdadera vocación divina?. Enseña San Pablo, y es de fe, que: "Los dones y la vocación de Dios son irrevocables" (Rom 11, 29). Y así, los responsables, por ignorancia crasa o supina, son incapaces de poner remedio.
Si no se solucionan estos problemas será muy difícil la Nueva Evangelización. Pensar que pueda haber Nueva Evangelización sin evangelizadores, es tan absurdo como el vaciamiento gnóstico de la procesión del Corpus sin Corpus. Por eso decía Juan Pablo II en Santo Domingo: "condición indispensable para la Nueva Evangelización es poder contar con evangelizadores numerosos y cualificados. Por ello, la promoción de las vocaciones sacerdotales y religiosas... ha de ser una prioridad de los obispos y un compromiso de todo el pueblo de Dios"25.

R.P. Carlos Miguel Buela, V.E.



1 Santo Tomás de Aquino, S.Th., 2-2, q.189, a. 10: "...derogat Christo...". 
2 Santo Tomás, Contra la pestilencial doctrina de los que apartan a lo hombres del ingreso a la religión, Ed. Desclée, Buenos Aires, 1946, p. 80: "...iniuriam facit Christo...".
3 De verb. Dom., serm. 100, c.2; ML 38, 604.
4 Cf. nota 1.
5 Artículo citado, ad 1.
6 Obras fundamentales, ed.BAC, Madrid, 1979, 2da. edición, pág. 644, (resaltado nuestro).
7 Op.cit. (resaltado nuestro).
8 Confesiones, l. VIII, c.11.
9 Artículo citado, ad 3, (resaltado nuestro): "...est irracionabilis"
10 Idem.
11 Super Mt, Homilía 14; MG 57, 219; cf. Santo Tomás, S.Th, 2-2, q. 189, a. 10.
12 Op.cit., pp. 644-645.
13 Contra la pestilencial doctrina..., pp. 95-96: "Pero aún suponiendo que el mismo Demonio incite a entrar en religión, siendo esto de suyo una obra buena y propia de ángeles buenos, no hay ningún peligro en seguir en este caso su consejo... Con todo se debe advertir que si el Diablo -y aún un hombre- sugiere a alguien entrar en religión para emprender en ella el seguimiento de Cristo, tal sugestión no tienen eficacia alguna si no es atraído interiormente por Dios...Por consiguiente sea quien fuese el que sugiere el propósito de entrar en religión, siempre este propósito viene de Dios".
14 Op.cit.
15 Op.cit.
16 Op.cit.
17 Op.cit., p. 646.
18 S.Th., 2-2 q.189 a.10, ad 2.
19 Op.cit., pp. 647-648.
20 Cf. Jn 14, 17)
21 Op.cit., pp. 83-84.
22 Op.cit., p. 87.
23 Op.cit., p.16.
24 Cf. Vox Verbi,1 de abril de 1996, Año 3, nº 60, pp. 30-32.
25 Discurso inaugural en Santo Domingo el 12 de octubre de 1992, nº 26; citado en Documento de Santo Domingo, Conclusiones, nº 82.


FUENTE: vocaciones.org.ar

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