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OREMOS POR NUESTROS SACERDOTES


Debemos tener mucha compasión, amor y orar muchísimo por nuestros sacerdotes y por los consagrados



Sabías que las tentaciones del ser común como nosotros son hechas por las almas malditas que son el ejército raso del diablo?  Y que las tentaciones del consagrado, el que tiene los tres votos son hechas directamente por ángel caído?  Y sabes por qué?  Porque ellos tienen las armas más poderosas contra del diablo. El Demonio los detesta porque  son otros Jesús.


Tomás de Kempis en Imitación de Cristo nos enseña que: “Algunos son gravemente tentados contra la fe en este sacramento pero esto no es culpa de ellos sino del enemigo. Muchas veces es muy conveniente al siervo de Dios en padecer estas tentaciones pues no tienta el demonio a los pecadores a quienes ya tiene seguros sino que tienta y atormenta de diversas maneras a los fieles y a los devotos”.


Santo Tomás observa que “es un honor ser atacado por el demonio, puesto que tiene especial inquina contra los santos”.


Oremos devotamente por nuestros sacerdotes ya que Nuestro Señor le dijo a Concepción Cabrera de Armida:


"Hay que angelizar al mundo sacerdotal primero y por las irradiaciones de su pureza, salvar las otras almas”.


"Llamen a los ángeles de la guarda de los sacerdotes para que angelicen esas almas porque ángeles deben ser los que suben al altar”.


"No se pide lo suficiente por los sacerdotes, porque creen que están fuera de toda tentación y libres de pasiones; y para esto, al iniciar mi Corazón esta reacción santa y de más perfección en los míos, quiero almas que se dediquen con fervor, con ahínco y sin cansarse, a pedir noche y día por Mis sacerdotes”.


"Quiero que en cada Misa se renueve con la mente el ofrecimiento por mis sacerdotes caídos o en peligro de caer”.


"Necesitan mucho mis sacerdotes de auxilios preventivos; hay corazones débiles en los que Satanás trabaja con más insistencia para hacerlos caer y necesitan de esas gracias que el Espíritu Santo da a quien con humildad y confianza se las pide.


Pero no solo quiero que los sacerdotes necesitados las piden, sino que haya almas consagradas a pedir esas gracias preservativas”.


De la Autora.

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