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¿QUE DICEN LOS SANTOS RESPECTO A LOS SACERDOTES?


GRAVEDAD DE LOS PECADOS DEL SACERDOTE


Harto conocido es esto del sacerdote y la obligación que sobre él pesa, como sacerdote, de servirle y amarla, después de tantos favores de Dios recibidos. Por esto, “cuanto mejor conoce la enormidad de la injuria, hecha a Dios por el pecado, tanto crece de punto de gravedad de su culpa”. 
( San Gregorio)


Todo pecado del sacerdote es pecado de malicia como lo fue el pecado de los ángeles, que pecaron a plena luz. “Es un ángel del Señor, es pecado contra el cielo. Peca en medio de la luz, por lo que su pecado, como se ha dicho, es pecado de malicia, ya que no puede alegar ignorancia, pues conoce el mal del pecado mortal, ni puede alegar flaqueza, pues conoce los medios para fortalecerse, si quiere y si no lo quiere, suya es la culpa: Cuerdo dejó de ser para obrar bien [Salmo 35, 4]. 
(San Bernardo)


“Pecado de malicia, es el que se comete a sabiendas; y en otro lugar afirma que “todo pecado de malicia es pecado contra el Espíritu Santo. 
(Santo Tomás)


No se (le) perdonará ni en este mundo ni en el venidero [Mt 12, 32]; y quiere con ello significar que tal pecado será difícilmente perdonado, a causa de la ceguera que lleva consigo, por cometerse maliciosamente. (San Mateo)


Nuestro Salvador rogó en la cruz por sus perseguidores diciendo: Padre, perdónalo porque no saben lo que hacen [Lc 23, 34]; y esta oración no vale a favor de los sacerdotes malos, sino que, al contrario, los condena, pues los sacerdotes saben lo que hacen.


¡Ay, como se ha oscurecido el oro, ha degenerado el oro mejor! [Lam. 4, 1]. 
(Jeremías)


Este oro degenerado, es precisamente el sacerdote pecador, que tendría que resplandecer de amor divino, y con el pecado se trueca en negro y horrible de ver, hecho objeto de honor hasta el mismo infierno y más odioso a los ojos de dos que el resto de los pecadores. 
(Cardenal Hugo)


“El Señor nunca es tan ofendido como cuando le ofenden quienes están revestidos de la dignidad sacerdotal”. 
(San Juan Crisóstomo)


Lo que aumenta la malicia del pecado del sacerdote es la ingratitud con que paga a Dios después de haberlo exaltado tanto. El pecado crece de peso y proporción de la ingratitud. 
(Santo Tomás)


“Nosotros mismos, por ninguna ofensa nos sentimos tan heridos como la que nos infieren nuestros amigos y allegados. 
(San Basilio)

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