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LOS SUEÑOS DE SAN JUAN BOSCO - PARTE 49 -


UNA VISITA A LOS DORMITORIOS



SUEÑO 56.—AÑO DE 1866.

(M. B. Tomo VIII. págs. 314-315)

Una carta de un ex alumno llamado Agustín Semeria, a [Beato] Miguel Don Rúa, fechada en Liguria en 1883, dice entre otras cosas:

Era el año del Señor de 1866, unos quince días antes de la fiesta de San José; [San] Juan Don Bosco nos contó lo siguiente:

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Soñé que me encontraba en la cama y que se presentaba un individuo o fantasma con una lámpara encendida en la mano, diciéndome: —[San] Juan Don Bosco ¡levántate inmediatamente y ven conmigo!

Sin temor alguno, bajé del lecho, me vestí y me encaminé detrás de aquel individuo el cual no permitió ni
por un solo momento que le viese el rostro. Me hizo atravesar varios dormitorios por el centro del pasillo a cuyos lados estaban las camas de los jóvenes entregados al descanso. Al pasar me di cuenta de que sobre algunos lechos había unos gatos agarrados a los hierros con las patas de atrás y con las de delante en actitud de arañar el rostro de los muchachos dormidos.

Yo seguía siempre detrás de aquel fantasma, el cual se detuvo finalmente comenzando a dar vueltas alrededor de la cama de un joven que estaba profundamente dormido. También yo me detuve y le pregunté por qué hacía aquello. El me contestó: —Para la fiesta de San José este joven debe venir conmigo.

Yo comprendí que el muchacho indicado moriría para aquella fecha. Entonces, pregunté a mi guía con tono
resuelto: —Necesito saber quién eres y en nombre de quién hablas. El me dijo nuevamente: —Si quieres saber quién soy: ¡Mira!

Y desapareció él y la linterna, de forma que me quedé a oscuras. Entonces me dispuse a ir nuevamente a mi lecho, pero en el camino tropecé no sé si con un baúl o con otra cosa y me desperté.


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Hecha esta narración, [San] Juan Don Bosco explicó que aquellos gatos en actitud de arañar a los jóvenes que dormían tranquilamente, significan los enemigos de nuestra alma, que están siempre a nuestro alrededor para hacemos caer si estamos en gracia de Dios o para destrozarnos si estamos en desgracia, cuando el Señor, cansado de nosotros, lo permitiese.

Conocí —añadió el [Santo]— a aquel que según me dijo el desconocido tenía que morir para ¡a fiesta de San José; pero no diré a nadie quién es para no causar demasiado espanto. Veremos si este sueño se realiza.

Entretanto, estemos todos preparados a bien morir. A los que vengan a confesarse conmigo les diré algo en particular.

Pasada la festividad de San José nos dijo que precisamente el día 19 de marzo, un joven del Oratorio había muerto en su pueblo natal.

En la Crónica del Oratorio se lee: "El 19 de marzo de 1866 muere Simón Lupotto, a los dieciocho años de edad.

Por su extraordinaria piedad fue siempre de edificación para sus compañeros. Frecuentaba con gran devoción los Santos Sacramentos; participaba con gran recogimiento de las funciones religiosas; era un enamorado de Jesús Sacramentado; cuando rezaba parecía un San Luis. Soportó con heroica resignación su larga enfermedad".

Según la predicción de [San] Juan Don Bosco, Simón Lupotto fue a pasar la fiesta de San José, del cual era muy devoto, a su lado en el Paraíso.


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