No se si te has preguntado si alguna vez has orado por los sacerdotes, ofrecido un sacrificio, ofrecido una mortificación, privarte de algo u ofrecer una comunión por la santificación de los sacerdotes o si has orado o pedido al señor que nos conceda matrimonios y familias santas para que así tengamos muchos sacerdotes santos y perseverantes pues ya los semanarios en muchos países (principalmente Europa) están casi vacíos. Cuando entenderemos que parte de la comunión de los santos es orar y pedir al señor por nuestros sacerdotes?
Marino Restrepo dice que el sacerdote es tentado por los mismos ángeles que cayeron del cielo en la lucha contra San Miguel Arcángel. Mientras que nosotros los laicos somos tentados por las almas malditas.
Ayudar, cooperar, sostener espiritualmente a un sacerdote no es invitarlo al restaurante, al cine, a la fiesta del bautizmo o matrimonio, etc. Todo esto, no es más que mundanizarlo, entibiarlo, alejarlo de su vida de oración con Dios, es ayudarlo a coquetear con el enemigo, es acercarlo al adversario: el diablo que anda como león rugiente buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8)
Solo con estas cuantas cosas vemos el peso y la responsabilidad que
lleva cada sacerdote, entonces como no vamos a orar con el corazón por ellos?
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