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DE LA AUTORA - EL SACERDOTE ES COMO UNA VELA ENCENDIDA EN MEDIO DEL MAR

No se si te has preguntado si alguna vez has orado por los sacerdotes, ofrecido un sacrificio, ofrecido una mortificación, privarte de algo u ofrecer una comunión por la santificación de los sacerdotes o si has orado o pedido al señor que nos conceda matrimonios y familias santas para que así tengamos muchos sacerdotes santos y perseverantes pues ya los semanarios en muchos países (principalmente Europa) están casi vacíos. Cuando entenderemos que parte de la comunión de los santos es orar y pedir al señor por nuestros sacerdotes?

 Si tenemos algunos o muchos sacerdotes tibios, disminuidos espiritualmente, mundanos, con doble vida, indignos, etc. es casualmente porque no hemos hecho ni hacemos lo que tenemos que hacer, que no es más que cumplir con el primer mandamiento.

 Dice el padre Julio Scozzaro que el sacerdote es como una vela encendida en medio del mar.

 Jesús le dijo a Santa Faustina que el sacerdote es el manjar predilecto de Satanás.

 Marino Restrepo dice que el sacerdote es tentado por los mismos ángeles que cayeron del cielo en la lucha contra San Miguel Arcángel. Mientras que nosotros los laicos somos tentados por las almas malditas.

 Así como vamos, en un futuro no muy lejano no tendremos casi sacerdotes y mucho menos sacerdotes santos por pura negligencia nuestra y como solo ellos nos pueden administrar los sacramentos (Eucaristía), como podremos crecer espiritualmente y entrar en la gloria al desprendernos de este cuerpo?

 Pero tengamos mucho cuidado en la forma en que ayudamos al sacerdote pues por su consagración sacerdotal ya no es un hombre común, ya no se pertenece, ha muerto al mundo y por consiguiente debería estar separado del modernismo, del materialismo, etc.

 El sacerdote por su consagración es un ser semi-divino porque se reviste de Cristo, consagra el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre del Señor, nada mas con esto huyen y tiemblan los demonios!

Ayudar, cooperar, sostener espiritualmente a un sacerdote no es invitarlo al restaurante, al cine, a la fiesta del bautizmo o matrimonio, etc. Todo esto, no es más que mundanizarlo, entibiarlo, alejarlo de su vida de oración con Dios, es ayudarlo a coquetear con el enemigo, es acercarlo al adversario: el diablo que anda como león rugiente buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8) 

Solo con estas cuantas cosas vemos el peso y la responsabilidad que lleva cada sacerdote, entonces como no vamos a orar con el corazón por ellos?

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