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ABUSOS LITURGICOS: LOS MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIÓN





Directrices de la intrucción Redemtionis Sacramentum sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía.


El ministro extraordinario de la Comunión me parece que es uno de los aspectos liturgicos donde más abusos se cometen debido a la forma que son elegidos. Que muchas veces simplemente se abre la puerta para que las personas laicas se ofrezcan como voluntarias sin conocer siquiera si están bautizadas o confirmadas o si hicieron su primera comunión, si están casadas o si viven divorciadas con otra persona.

Muchas veces nada de esto se verifica, simplemente se abre la puerta y el que quiera se inscribe y punto. Y otro de los abusos comunes es el exagerado uso que se hace de ellos. Muchas veces, incluso sustituyen al sacerdote que se sienta tranquilamente a contemplar como alguien más hace su trabajo. En otras ocasiones, aunque el sacerdote esté dando la comunión, el número de ministros extraordinarios es exagerado.

Veamos que dice REDEMPTIONIS SACRAMENTUM al respecto. Dice así en el #154.

"[154.] Como ya se ha recordado, «sólo el sacerdote válidamente ordenado es ministro capaz de confeccionar el sacramento de la Eucaristía, actuando in persona Christi». De donde el nombre de «ministro de la Eucaristía» sólo se refiere, propiamente, al sacerdote. También, en razón de la sagrada Ordenación, los ministros ordinarios de la sagrada Comunión son el Obispo, el presbítero y el diácono, a los que corresponde, por lo tanto, administrar la sagrada Comunión a los fieles laicos, en la celebración de la santa Misa. De esta forma se manifiesta adecuada y plenamente su tarea ministerial en la Iglesia, y se realiza el signo del sacramento.


[155.] Además de los ministros ordinarios, está el acólito (A verdad pensabas que iba a decir, está el ministro extraordinario, ¡No!) instituido ritualmente, (No el monaguillo) que por la institución es ministro extraordinario de la sagrada Comunión, incluso fuera de la celebración de la Misa. Todavía, si lo aconsejan razones de verdadera necesidad, conforme a las normas del derecho,el Obispo diocesano puede delegar también otro fiel laico como ministro extraordinario, ya sea para ese momento, ya sea para un tiempo determinado, recibida en la manera debida la bendición (Del Obispo).  Sin embargo, este acto de designación no tiene necesariamente una forma litúrgica, ni de ningún modo, si tiene lugar, puede asemejarse la sagrada Ordenación. Sólo en casos especiales e imprevistos, el sacerdote que preside la celebración Eucarística puede dar un permiso ad actum (es decir, para este acto).

Es decir por ejemplo, si definitivamente llega muchísima gente más de lo que el sacerdote esperaba y que el mismo solo no podrá dar la comunión, puede en ese momento, solo para esa ocasión, solo para esa Misa, sólo para esa vez, decirle a esa persona "auxílieme a distribuir la Comunión). Ahora son ministros extraordinarios, pero no son ministros extraordinarios de la Eucaristía, mucho menos ministros de la Eucaristía porque estos son los sacerdotes. ¿Cuál es el nombre verdadero y correcto? El #156 dice que este ministerio se extiende conforme a su nombre en sentido estricto. Este es Ministro Extraordinario de la sagrada Comunión. Repito, el nombre es Ministro Extraordinario de la Sagrada Comunión, pero no dice el documento Ministro especial de la sagrada Comunión, ni Ministro extraordinario de la Eucaristía ni Ministro Extraordinario de la Sagrada Eucaristía. Con estos nombres, es ampliado indebida e impropiamente su significado. 

Hay ocasiones en que de plano no se deba o no se pueda pedir a alguien que auxilie a distribuir la Comunión. Dice el número #157 lo siguiente: 


[157.] Si habitualmente hay número suficiente de ministros sagrados, también para la distribución de la sagrada Comunión, no se pueden designar ministros extraordinarios de la sagrada Comunión. En tales circunstancias, los que han sido designados para este ministerio, no lo ejerzan. (Es decir, si hay ministros extraordinarios pero un día es una Misa Concelebrada y hay doce sacerdotes en el Altar y hasta tres Obispos, ese día los ministros que están legítimamente instituidos para servir regularmente se sientan. Repito la última oración que leí del #157 y continua hasta el final - En tales circunstancias los que habían sido designados para este ministerio no lo ejerzan).  Repruébese la costumbre de aquellos sacerdotes que, a pesar de estar presentes en la celebración, se abstienen de distribuir la comunión, encomendando esta tarea a laicos.


Luego hay gente que se molesta conmigo cuándo al hablar de alguna irreverencia o de algún abuso litúrgico digo: por aquí tal persona está reprobada. Pues ven que no soy solo yo, es el Vaticano mismo, la congregación para la disciplina de los Sacramentos reprueba la costumbre de los sacerdotes que se sientan a ver como otro hace su trabajo distribuyendo la Comunión. 


El #158 dice así: 


[158.] El ministro extraordinario de la sagrada Comunión podrá administrar la Comunión solamente en ausencia del sacerdote o diácono, cuando el sacerdote está impedido por enfermedad, edad avanzada, o por otra verdadera causa, o cuando es tan grande el número de los fieles que se acercan a la Comunión, que la celebración de la Misa se prolongaría demasiado.  Pero esto debe entenderse de forma que una breve prolongación sería una causa absolutamente insuficiente, según la cultura y las costumbres propias del lugar.


Esto de que la Misa se prolongue demasiado sería por ejemplo si se celebra en una parroquia los domingos una Misa cada hora y si el sacerdote solo diera la comunión y la Eucaristía se prolongara y no pudiera terminar la Misa y ya fuera el momento de comenzar la otra. En este caso, por supuesto que se prolonga demasiado. Pero si se celebra cada tres horas como en algunas parroquias y la distribución de la Eucaristía se va a prolongar diez minutos no pasa nada.  Pero es en este caso,que no se debe emplear ministros extraordinarios por diez minutos. Sabías tu que en los países de África tengo bastante sacerdotes que son amigos míos. Ellos me cuentan que la Misa de los Domingos allá duran tres horas o más porque simplemente la distribución de la Eucaristía les toma hasta hora y media porque lo hacen ellos solos. Es el Día del Señor. Entonces, en ¿donde está nuestra mente y dónde está nuestro corazón cuando queremos ya irnos? Irnos, acabar... perdón, me exacerbé.

Dice el #159:


[159.] Al ministro extraordinario de la sagrada Comunión nunca le está permitido delegar en ningún otro para administrar la Eucaristía, como, por ejemplo, los padres o el esposo o el hijo del enfermo que va a comulgar.


Digamos que soy un ministro que está legítimamente instituido por el Obispo para ejercer este ministerio extraordinario de manera regular y me enfermo y no puedo asistir. ¿No podría ir mi esposa en mi representación? ¿No puedo llamar por teléfono a otro ministro de los que están en la lista y decirle que me cubra? Tampoco puede un laico ponerse a hacer calendarios de voluntarios que se han inscritos por su propia cuenta y asignarlos como esta persona mejor considere. Hay que recordar que es en todo caso, si se necesitan para esa sola ocasión, el sacerdote debe pedirle a alguien que ayude en esa ocasión. 

Y si se va a hacer de manera regular es el Obispo, el que tiene que dar este cargo. Un laico no tiene que estar detrás de todo esto. Y este documento REDEMPTIONIS SACRAMENTUM es más que claro! 



CAPILLA SANTO CRISTO CRUCIFICADO - CORONADO, CHAME, PANAMÁ


Misa de Santa María - Sábado 25 de Junio de 2016

En esta entrada de "Nuestra Iglesia" presento a la capilla Santo Cristo Crucificado ubicada en el área de Coronado, distrito de Chame, Provincia de Panamá Oeste. Esta capilla fue remodelada recientemente por voluntarios fervorosos, en su mayoría extranjeros. Al final la Santa Misa a la cual asistí, el padre Raul Gómez hizo la exposición del Santísimo llevandolo luego en un recorrido por todo el interior de la Iglesia.





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Fotos



















Fotos y video Narcisa Olayvar

IMPORTANCIA DEL USO DEL USO DEL VELO DENTRO DE LA IGLESIA



Por casi 2000 años las mujeres católicas se han cubierto la cabeza con un velo antes de entrar a la Iglesia o en cualquier momento cuando están presentes ante el Santísimo Sacramento del Altar.

Muchos dicen que el uso del velo ya no es requerido por ley en la Iglesia.


Veamos cuánta verdad hay en esto. 

Al concluir el II concilio del Vaticano los medios de comunicación internacional publicaron falsamente la noticia de que el uso del velo ya no era mandatorio en la Misa. A partir de ese momento las mujeres católicas en números cada vez mayores abandonaron esta bella tradición e incluso la han repudiado. 

En varias ocasiones en declaraciones de prensa por parte de voceros del Vaticano en los años que siguieron al concilio se aclaró consistentemente que el uso del velo continuaba siendo obligación.

Sin embargo el clero, incluyendo Obispos y Arzobispos en su mayor parte evitaron el tema, ya fuese porque aprobaban lo que estaba ocurriendo o por evadir entrar en conflicto por causa de ello.

En el código del derecho canónico de 1983 el uso del velo no se mensionó. Nótese que no se eliminó explícitamente su uso, simplemente no se incluyó ningún canon similar o que reemplazara el canon 1262 de la ley de 1917.

Ya para el momento en donde se escribe este nuevo código casi nadie utilizaba el velo en la Misa en abierto desafío e incumplimiento de la ley que hasta ese momento había estado vigente.

El canon 1262 de la ley de 1917 antes mencionado lee: Hombres en una iglesia o fuera de una iglesia mientras asistan a los ritos sagrados tendrán la cabeza al descubierto.

Sin embargo las mujeres tendrán su cabeza cubierta, estarán vestidas con modestia, especialmente cuando se acerquen a la Mesa del Señor.

Si fuese acaso por ausencia de este canon o alguno que lo reemplace en la ley de 1983, que no hay necesidad ni obligación de usar el velo en la Iglesia entonces por ese mismo razonamiento será que entonces ¿las mujeres también pueden ir a Misa vestidas de cualquier manera? O será acaso que ¿los hombres ahora si pueden usar sombrero en la iglesia?

El uso del velo en la iglesia no solamente era requerimiento de la ley como lo contemplaba la ley de 1917, además es una costumbre centenaria inmemorial de la Iglesia Católica, ya que las mujeres están usando el velo en la Iglesia desde su mismo principio.

Es cierto que muchas dejaron de usarlo antes de 1983 en abierto desafío y en falta a la ley de la iglesia para entonces vigente.

Y después de 1983 no es más que otra capitulación al movimiento que los modernistas han impuesto a la Iglesia, al igual que las faldas cortas de las monjas, como los sacerdotes sin sotana y como la Comunión de pie y en la mano en vez de rodillas y en la lengua.


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El uso del velo es una costumbre centenaria e inmemorial de la Iglesia Católica como podemos ver en la primera carta de San Pablo a los Corinthios en el capítulo II.

Según San Pablo nosotros nos colocamos el velo para que la gloria de Dios y no la nuestra sea el foco de atención en la alabanza a Dios y como signo externo de reconocimiento, sumisión y autoridad a Dios y de respeto a la presencia de los santos ángeles en la divina Liturgia.

El velo es un símbolo tan relevante para la mujer católica como la sotana al sacerdote y el hábito a la monja.

El uso del velo en la Iglesia mas que un asunto disciplinario es una costumbre con un profundo significado teológico. 

La noción de liberación que proclama el mundo moderno es ir contra todo aquello que llama a una disciplina. 

Poco a poco la mujer católica se ha dejado influenciar por la que dicta el mundo. El abandono del uso del velo ha contribuido a la perdida de reverencia a la que estamos obligados al estar en la Iglesia. Esto ha traído una insensibilidad a lo que es Sagrado, es una táctica del demonio infiltrarse en cosas aparentemente pequeñas para socavar la reverencia que se debe a la presencia de Cristo en la Iglesia.

Progresivamente se ha visto como se ha pasado de no usar el velo en misa a usar ropa inapropiado y muchas veces indecente. Ya sea por ser muy ajustada o muy reveladora el cuerpo de la mujer: cero reverencia, todo justificando comodidad y sensualidad.

Esta falta falta de pudor ante el Santísimo Sacramento ha sido consistentemente ignorada y permitida por muchísimos sacerdotes.

El punto es que el velo refleja el orden divino invisible y lo hace visible.

Con el desuso del velo manifestamos la desaprobación de ese orden que Dios estableció entre Dios, el hombre y la mujer.

¿Ahora pensemos qué otra cosa en la antigüedad era tapada con un velo? El Arca de la Alianza era cubierta en el lugar más santo del templo y en la Misa qué es lo que está velado, cubierto hasta el Ofertorio? El Cáliz que contiene la preciosa Sangre de Cristo y entre una Misa y otra qué está cubierto? El Cimborrio en el Tabernáculo.

Estos vasos de vida son velados porque son Santos. Y ¿quién mas está cubierta con un velo? ¡Nuestra Santísima Madre, la Virgen María! 

Imitándola a ella usando el velo afirmamos como mujeres, que somos vasos de vida también.


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VIDEO

¿Usar el velo de nuevo?




LA SANTA MISA EXPLICADA POR EL PADRE PIO - en video -






La Santa Misa explicada por Padre Pio.

(Testimonio del P. Derobert, hijo espiritual del P. Pío)


Él me había explicado poco después de mi ordenación sacerdotal que celebrando la Eucaristía había que poner en paralelo la cronología de la Misa y la de la Pasión. Se trataba de comprender y de darse cuenta, en primer lugar, de que el sacerdote en el Altar es Jesucristo. Desde ese momento Jesús en su Sacerdote, revive indefinidamente la Pasión.

Desde la señal de la cruz inicial hasta el ofertorio es necesario reunirse con Jesús en Getsemaní, hay que seguir a Jesús en su agonía, sufriendo ante esta "marea negra" de pecado. Hay que unirse a él en el dolor de ver que la Palabra del Padre, que él había venido a traernos, no sería recibida o sería recibida muy mal por los hombres. Y desde esta óptica había que escuchar las lecturas de la misa como estando dirigidas personalmente a nosotros.

El Ofertorio, es el arresto. La Hora ha llegado...

El Prefacio, es el canto de alabanza y de agradecimiento que Jesús dirige al Padre que le ha permitido llegar por fin a esta "Hora".

Desde el comienzo de la Plegaria Eucarística hasta la Consagración nos encontramos ¡rápidamente! con Jesús en la prisión, en su atroz flagelación, su coronación de espinas y su camino de la cruz por las callejuelas de Jerusalén teniendo presento en el "momento" a todos los que están allí y a todos aquellos por los que pedimos especialmente.

La Consagración nos da el Cuerpo entregado ahora, la Sangre derramada ahora. Es místicamente, la crucifixión del Señor. Y por eso el San Pío de Pietrelcina sufría atrozmente en este momento de la Misa.

Nos reunimos enseguida con Jesús en la Cruz y ofrecemos desde este instante, al Padre, el Sacrificio Redentor. Es el sentido de la oración litúrgica que sigue inmediatamente a la Consagración.

El "Por él, con él y en él" corresponde al grito de Jesús: "Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu". Desde ese momento el Sacrificio es consumado y aceptado por el Padre. Los hombre en adelante ya no están separados de Dios y se vuelven a encontrar unidos. Es la razón por la que, en este momento, se recita la oración de todos los hijos: "Padre Nuestro....."

La fracción del Pan marca la muerte de Jesús.....

La intinción, el instante en el que el Padre, habiendo quebrado la Hostia (símbolo de la muerte...) deja caer una partícula del Cuerpo de Cristo en el Cáliz de la preciosa Sangre, marca el momento de la Resurrección, pues el Cuerpo y la Sangre se reúnen de nuevo y es a Cristo vivo a quien vamos a recibir en la comunión.

La bendición del Sacerdote marca a los fieles con la cruz, como signo distintivo y a la vez como escudo protector contra las astucias del Maligno....

Se comprenderá que después de haber oído de la boca del P. Pío tal explicación, sabiendo bien que él vivía dolorosamente esto, me haya pedido seguirle por este camino...lo que hago cada día...¡y con cuánta alegría!. 

Gloria in Excelsis Deo

Gloria in excélsis Deo
Et in terra pax homínibus bonae voluntátis.
Laudámus te.
Benedícimus te.
Adorámus te.
Glorificámus te.
Grátias ágimus tibi propter magnam glóriam tuam,
Dómine Deus, Rex cæléstis, Deus Pater omnípotens.
Dómine Fili unigénite, Jesu Christe.
Dómine Deus, Agnus Dei, Fílius Patris.
Qui tollis peccáta mundi, miserére nobis.
Qui tollis peccáta mundi, súscipe deprecatiónem nostram.
Qui sedes ad déxteram Patris, miserére nobis.
Quóniam tu solus Sanctus.
Tu solus Dóminus,
Tu solus Altíssimus, Jesu Christe,
Cum Sancto Spíritu in glória Dei Patris. Amen.


FUENTE: Video y texto youtube.com/user/MariaDJesus

SAN JUAN BAUTISTA "La verdad no se negocia"


No tuvo miedo a recriminar en público la conducta del rey Herodes Antipas, aun arriesgándose al arresto y a morir decapitado por un capricho.




Catequesis de Benedicto XVI

En su catequesis a el Papa subrayó que «Juan el Bautista testimonió con su sangre la fidelidad a los mandamientos de Dios, sin ceder o dar marcha atrás, cumpliendo su misión hasta el final».

A diferencia de los mártires cristianos de siglos sucesivos, la autoridad política no había pedido a Juan el Bautista que renegase de su fe, sino que simplemente dejase de recriminar la conducta del rey. Según el Papa, su negativa a callarse o a mentir es un ejemplo para todos pues «la verdad es la verdad, y no hay compromisos».


Texto completo de la catequesis del Papa:

Queridos hermanos y hermanas

En este último miércoles del mes de agosto, se recuerda la memoria litúrgica del martirio de san Juan Bautista, el precursor de Jesús. En el Calendario Romano, es el único Santo del que se celebra tanto su nacimiento, el 24 de junio, como su muerte, por medio del martirio. La de hoy, por lo tanto, es una memoria que se remonta a la dedicación de una cripta de Sebaste, en Samaria, donde, ya a mediados del IV siglo, se veneraba su cabeza. El culto se extendió luego en Jerusalén, en las Iglesias de Oriente y en Roma, con el título de Degollación de san Juan Bautista. En el Martirologio Romano, se menciona un segundo hallazgo de la preciosa reliquia, transportada, para la ocasión, a la iglesia de S. Silvestre en Campo Marzio, de Roma.

Estas pequeñas referencias históricas nos ayudan a comprender cuán antigua y profunda es la veneración de san Juan Bautista. En los Evangelios se destaca muy bien su papel, con relación a Jesús. En particular, san Lucas narra su nacimiento, su vida en el desierto y su predicación. Y san Marcos nos habla de su dramática muerte, en el Evangelio de hoy. Juan el Bautista comienza su predicación en la época del emperador Tiberio, en el 27-28 d. C. Y la clara invitación que dirige a las personas que acudían a escucharlo, es la de preparar el camino para acoger al Señor, allanando los senderos y nivelando los caminos desparejos de la propia vida, a través de una conversión radical de corazón (cfr. Lc 3, 4).

Pero el Bautista no se limita a predicar la penitencia, sino que, reconociendo a Jesús como "Cordero de Dios", que vino para quitar el pecado del mundo (Jn 1, 29), tiene la profunda humildad de indicar a Jesús como verdadero Enviado de Dios, haciéndose a un lado, para que Él pueda crecer, ser escuchado y seguido. Como último acto, el Bautista testimonia con su sangre su fidelidad a los mandamientos de Dios, sin desmayar o dar marcha atrás, cumpliendo hasta el fondo su misión. San Beda, monje del siglo IX, en sus homilías, dice así: "Por [Cristo] dio su vida, a pesar de que no recibió la orden de renegar a Jesucristo, sino sólo la de callar la verdad. Y puesto que no calló la verdad, murió por Cristo, que es la verdad "(Hom. 23: CCL 122, 354). Precisamente, por amor a la verdad, no pactó y no tuvo miedo de dirigir palabras fuertes a los que habían perdido el camino de Dios.

Ahora veamos a esta gran figura, su fortaleza en la pasión, su resistencia contra los poderosos. Nos preguntamos ¿de dónde nace esta vida tan recta, tan coherente, gastada de forma tan plena por Dios y para preparar el camino a Jesús? La respuesta es simple: de su relación con Dios, de la oración, que es el hilo conductor de toda su existencia. Juan es el don divino que sus padres, Zacarías e Isabel habían invocado durante mucho tiempo (cfr. Lc 1,13), un gran don, humanamente inesperado, porque ambos eran de edad avanzada e Isabel era estéril (cfr. Lc 1,7), pero es nada imposible para Dios (cfr. Lc 1:36).

El anuncio de este nacimiento se produce precisamente en el lugar de la oración, en el templo de Jerusalén, es más sucede cuando a Zacarías le toca el gran privilegio de entrar en el lugar más sagrado del templo para hacer la ofrenda del incienso al Señor (cfr. Lc 1, 8-20). También el nacimiento del Bautista está marcado por la oración: el canto de alegría, de alabanza y de agradecimiento que Zacarías eleva al Señor y que rezamos todas las mañanas en los Laudes, el «Benedictus», exalta la acción de Dios en la historia e indica proféticamente la misión del hijo Juan: preceder al Hijo de Dios hecho carne para prepararle los caminos (cfr. Lc 1, 67-79). Toda la existencia del Precursor de Jesús está alimentada por la relación con Dios, en particular, el período transcurrido en regiones desiertas (cfr. Lc 1, 80), regiones desiertas que son lugar de la tentación, pero también lugar en el que el hombre siente su propia pobreza porque está privado de los apoyos y las seguridades materiales, y comprende que el único punto de referencia sólido es Dios mismo. Pero Juan Bautista no es sólo hombre de oración, de contacto permanente con Dios, sino también una guía hacia esta relación con Dios. El Evangelista Lucas refiriendo la oración que Jesús enseña a los discípulos, el «Padrenuestro», anota que la petición es formulada con estas palabras: «Señor enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos» (cfr. Lc 11, 1).

Queridos hermanos y hermanas, celebrar el martirio de san Juan Bautista nos recuerda también a nosotros, cristianos de nuestro tiempo, que no se puede descender a negociar con el amor a Cristo, a su Palabra, a la Verdad. La Verdad es verdad y no hay componendas. La vida cristiana exige, por decirlo de alguna manera, el «martirio» de la fidelidad cotidiana al Evangelio, es decir, el valor de dejar que Cristo crezca en nosotros y sea Él quien oriente nuestro pensamiento y nuestras acciones. Pero esto sólo puede suceder en nuestra vida si la relación con Dios es sólida. La oración no es tiempo perdido, no es robar espacio a las actividades, incluso a las apostólicas, sino que es exactamente lo contrario: sólo si somos capaces de una vida de oración fiel, constante y confiada, será el mismo Dios quien nos dará la capacidad y la fuerza para vivir de modo feliz y sereno, para superar las dificultades y testimoniarlo con valor. Que san Juan Bautista interceda por nosotros, a fin de que sepamos conservar siempre la primacía de Dios en nuestra vida.


FUENTE: padrepatricio.com


LA FE ES UN DON GRATUITO




Reflexiones Fe

Por: P. Eusebio Gómez Navarro 


A veces se tienen tesoros que no somos capaces de valorar, la fe es un gran tesoro, las dificultades ponen a prueba nuestra fe, y de nada sirve una fe muerta sino viva.


La fe es gratuita y la respuesta también es libre. La fe es un gran tesoro. Tenemos tesoros que no somos capaces de valorar. Es como el que tiene una avioneta arrumbada en un oscuro garaje, llena de polvo y telarañas, que nunca ha usado. La avioneta está ahí sin sospechar lo que es. Cree que es un trasto más del garaje, como la estantería llena de botes o ruedas viejas. Y un día viene alguien y la saca, la limpia, le engrasa el motor, le llena el depósito de gasolina, arranca… y ¡a volar!

¿Os imagináis lo que sentiría la avioneta si fuese capaz de sentir? Creo que lo más grande no sería la emoción de notar el viento de frente con fuerza o de ver pasar a gran velocidad los bosques, los montes y las colinas desde lo alto…, sino descubrir de repente lo que en realidad era, aquello para lo que fue creada… ¡Para volar!

Existe además la fe religiosa, la fe en Dios, en Jesús. El creyente vive de la fe. Vivir la fe es más importante que hablar de ella, y quien oye hablar de ella sin fe, no descubre nada, es como un ciego al que le explican cómo es la luz. Jesús no hace muchas preguntas a sus oyentes, no les exige admitir verdades, sino que les dice: ¿Creéis que puedo hacer esto? ¿Os fiáis de mí? . ¿Por qué no me creéis? ; etc.

Muchas personas, cuando les preguntamos si creen, nos hablan de una fe apoyada en el ambiente, en la tradición: Siempre se ha hecho así; Mi familia ha sido siempre católica…. Y reducen su fe a los sacramentos, que tienen más un tinte social que de expresión de fe. Y sin embargo, sabemos que la auténtica fe cristiana brota de una experiencia de Dios, exige creer en Él y una respuesta personal. No basta con creer lo que otros digan, ni siquiera con creer a los curas.

Queremos que la fe sea un seguro de vida ante el dolor o ante los problemas. Ser creyente supone asumir todos los valores personales, familiares y sociales con su realidad actual y sus expectativas de futuro. Jesús no imponía nada, invitaba a seguirlo. Es verdad que a nadie adulaba o pretendía engañar con falsas promesas. Habla de las exigencias del seguimiento, pero en cualquier caso uno es libre de aceptar. Y quien lo siga tendrá la alegría del que ha encontrado un gran tesoro.

Quien tiene fe, ve a Dios en todos los acontecimientos y en todas partes. La fe no es visión, no es conocimiento ni seguridad. La fe es vivir con la firme convicción de que estamos en manos de Dios, que es a la vez Amor y Poder. La fe es desprendernos de nuestras ansiedades y temores, de nuestras dudas y desesperaciones. La fe es un salto, un impulso, un intento, un no aferrarse a las seguridades. La fe es un don, no se gana a puños. Jesús mandará a sus discípulos a dar testimonio de su fe, a anunciar lo que habían visto, oído y vivido (1 Jn 1, 1-4).

La fe, como la esperanza y el amor, puede crecer o perderse. Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. ¿Cómo crecer en la fe? Respirando el amor y el poder de Dios.

A veces somos víctimas del miedo, de la duda, de la inseguridad… Y a nuestra mente se asoman pensamientos negativos: no soy…, no puedo…, no quiero. Y esto nos debilita la fe, nos roba las fuerzas y nos quita la paz. La fe se conoce, se profundiza, se defiende, se alimenta y se transmite. Se alimenta con la Palabra de Dios, con la oración, con la confesión periódica, con la eucaristía. El cristiano debe defenderla sin miedo, propagarla y testimoniarla.

La fe es un don gratuito que nos ha hecho Dios. Dios nos amó primero (1 Jn 4, 19). Nosotros hemos de acogerla, cultivarla, hacer fructificar esos talentos. La fe es un don que exige una respuesta humana.

A veces esta respuesta resulta difícil, ya que en muchos momentos nos encontramos en situaciones complicadas que no sabemos cómo resolver, o en momentos difíciles de asumir, o en circunstancias duras, y la vida no es fácil: una enfermedad o la muerte de un ser querido… Cuando las cosas van mal, tendemos a hundirnos, a ponernos tristes, y es entonces cuando deberíamos confiar más en Dios, en los momentos de duda, por la noche, cuando estés cansado y desanimado, cuando aparentemente nada tiene sentido y te sientes confuso y frustrado.

Aunque no sepas adónde lleva el camino, dondequiera que estés y sientas lo que sientas, ¡Dios lo sabe! Y no temas, porque Jesús es tu luz y tu fuerza. Yo soy la luz, el que me sigue no andará en tinieblas (Jn 12, 46).

La fe es un tesoro que hemos recibido de Dios, de la Iglesia y de nuestra familia. Y que algunos no han sabido o no han querido conservar y engrandecer. Sin ella no nos salvamos (Mc 16,16). Según san Juan, la fe consiste en creer en Jesucristo (Jn 3, 15);en recibirlo (1, 12); en escucharlo (5, 40), en seguirlo (8, 12); en permanecer en Él (15, 4-5), en su palabra (8, 31), en su amor (15, 9). Y así es como por la fe conocemos a Dios. Creer en El evangelio es condición indispensable para entrar en el Reino (Mc 1, 15).

La fe en Jesús realiza milagros (Mt 13, 58), sana y salva (Mc 5, 34). Por eso sin la fe es imposible agradar a Dios (Hb 11,6), y quien persevera en ella, obtendrá la vida eterna(Mt 10,22). Por supuesto que nadie está obligado a creer, es un acto libre y amoroso que sólo el hombre es capaz de hacer.

Lo que la Escritura nos dice es que Dios nos llama, pero sin coaccionar a nadie. Es la fe la que nos lleva a abandonarnos en las manos de Dios, pues sabemos de quién nos fiamos, Y dejamos nuestra suerte en sus manos, seguros y ciertos de que su bondad y misericordia nos acompañan todos los días de nuestra vida.


Las dificultades ponen a prueba nuestra fe y esperanza. La fe nos da nuevos ojos, para ver con los ojos de la fe a Jesús como lo vieron los discípulos. Guiarse por la fe es confiar en Dios, creer en lo que dice y hace. La fe compromete nuestra vida con lo que creemos.

No sirve una fe muerta, sino viva (St 2,14-26), por las obras y no por la fe se justifica la persona (St 2,24). Y la fe tiene que estar encarnada en el aquí, en nuestra historia. Es una pena ver como en pueblos cristianos se da una gran incoherencia. Para que sea viva necesita alimentarse de la palabra, de la oración y sacramentos y fortificarla en la vida.

El crecimiento de la fe es un proceso, como lo es el amor y la esperanza. 


FUENTE: es.catholic.net/

MENSAJES DE MEDJUGORJE - 25 de Junio de 2016 -


Mensajes de Nuestra Señora Reina de la Paz en Medjugorje

Al inicio Nuestra Señora regularmente da sus mensajes sólo a los videntes, y a través de ellos a todos los fieles. A partir del 1 de marzo de 1984, Nuestra Señora comienza a entregar regularmente sus mensajes todos los jueves a la comunidad de parroquial de Medjugorje, y a través de ella, al resto del mundo. Puesto que algunas cosas que el Señor había deseado se cumplieron, como lo afirmó Nuestra Señora , a partir del 25 de enero de 1987, Nuestra Señora da sus mensajes a todo el mundo los 25 de cada mes Esto aún continúa.

Mirjana Dragicevic-Soldo, Ivanka Ivankovic-Elez y Jakov Colo tuvieron apariciones diarias hasta 1982, 1985, y 1998 respectivamente. Desde entonces, la Virgen se les aparece una vez al año y les da un mensaje. Debido a que el trabajo sobre los archivos está aún en curso, no estamos en condiciones de publicar los mensajes otorgados antes de 1995.


(http://www.medjugorje.ws)

Mensaje 25 de junio de 2016


“Queridos hijos! Den gracias a Dios conmigo por el don de poder estar con ustedes. Oren, hijitos, y vivan los Mandamientos de Dios para que sean felices en la Tierra. Hoy, en este día de gracia, deseo darles mi bendición maternal de paz y de amor. Intercedo por ustedes ante mi Hijo y los invito a perseverar en la oración para que con ustedes pueda realizar mis planes. Gracias por haber respondido a mi llamado. ”






IGLESIA EN ARRAIJÁN FESTEJA EL DÍA DEL PADRE


Con una Santa Misa en la Iglesia San Nicolás de Bari, se festejó el Día del Padre el pasado domingo 19 de Junio. Los asistentes, gran parte de la comunidad devota de Arraiján en especial de los papás y sus hijos que escucharon la lectura del Evangelio - san Lucas (9,18-24) - y la Eucaristía de parte del cura Párroco Jorge Estrada Rodriguez.

Al final de la Eucaristía, el coro San Nicolás de Bari dedicó "A mi Viejo", una serenata a los padres presentes en el templo. 

En esta nota parte de la Misa en el video junto a algunas imágenes de la celebración.






Fotos de los orgullosos papás arraijaneños






Video y fotos Narcisa Olayvar



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Este es el origen del festejo del Día del Padre

La tradición de festejar la paternidad tiene más de 100 años. Te contamos la historia

El tercer domingo de junio es un día de celebración. En esta fecha se honra la paternidad y la influencia del hombre en la vida de sus hijos, por tal motivo muchísimos papás alrededor del mundo son festejados.

Para la Iglesia católica europea el Día del Padre se conmemoraba el mismo día que a San José, es decir, el 19 de marzo, pero esta fecha se convirtió en el Día del Hombre. 

La celebración del Día del Padre, como lo conocemos hoy, se remonta al siglo pasado, cuando Sonora Smart Dood, hija del veterano de guerra estadounidense Jackson Smart, escuchó un sermón en la iglesia sobre el Día de la Madre y consideró que era importante también reconocer la labor de la paternidad.

Sonora admiraba mucho a su papá pues él se había encargado del cuidado de sus seis hijos luego de que su esposa falleciera durante el sexto parto, por esa razón esta joven consideraba imperioso crear una fecha que pusiera en alto el papel del hombre y la importancia que tiene en la vida de sus hijos.

Esta joven no dudó mucho tiempo en ir al ministerio de Spoke, Whashington, para hablar sobre el tema y propuso como fecha para esta celebración el 5 de junio, mismo día del cumpleaños de su padre; sin embargo, el ministerio estableció el tercer domingo de junio como el Día del Padre. 

Dato curioso: el primer día del padre se festejó el 19 de junio 1910.

Aunque esta celebración inició en el poblado de Spokane, Whashington, años más tarde se popularizó en todo Estados Unidos. 

Fue hasta 1966 cuando el presidente Lyndon B. Johnson decretó oficialmente el tercer domingo de junio como Día del Padre. 

En muchos países del mundo adoptaron la misma fecha que Estados Unidos para celebrar la paternidad; sin embargo, en España, Italia, Portugal, Bolivia y Honduras, prefirieron quedarse con la fecha del 19 de marzo.

Fuente de la nota anexa: nuevamujer.com 

ADVERTENCIAS DEL MAS ALLÁ A LA IGLESIA CONTEMPORANEA

PARTE 8

Por el Padre Arnold Renz


El sacerdote predicador y su auditorio



E:  ¡Di la verdad por orden de la Santa Virgen, Judas Iscariote, di lo que ella quiere decirnos por tu mediación!

J:  A mucha gente le falta la humildad. A la mayoría de los sacerdotes de hoy en día, les falta la humildad, porque si tuvieran humildad, no serían tan cobardes. Si la tuviesen, osarían levantarse con los buenos, y con todo lo que ellos deberían representar, aún corriendo el riesgo de que se les humillase. Es por ahí por donde podemos cogerlos, ahí podemos cogerlos. Muchas cosas dependen de esa virtud. La humildad se escribe en letras muy pequeñitas, tan pequeñitas que apenas si se pueden leer. Ya hay muy poca gente que la escriba, y poquísima la escribe en grandes caracteres, la virtud de la humildad.  Naturalmente, si ya no se predica sobre ella, ¿cómo quieren ustedes que la gente aprenda la humildad o las otras virtudes? ¿Dónde encuentran la materia, dónde encuentran la inspiración, el buen espíritu que debería reinar, si no en los sermones?  Un gran Santo ha dicho: "Cuando el demonio quiere apoderarse de alguien, no le deja ir a los sermones". Pero a los sermones de hoy en día, el demonio puede dejar tranquilamente que vaya la gente (ríe a carcajadas insidiosamente).

E:  ¡Di la verdad en nombre de la Santísima Virgen, y cesa de reír!

J:  Porque son más bien anécdotas o elucubraciones conciliarias, lo que dice allí delante, o se portan más como un conferenciante, (ríe a carcajadas) que como un predicador. A pesar de ello la gente está pendiente de sus labios. ¿Pero cuánto durará esto?


J: Están pendientes de sus labios , y creen sin dudar todo lo que dice, porque es sacerdote, y ha obtenido su misión del obispo.  El lo dice, lo lee cada domingo, no desde lo alto del púlpito, sino desde abajo, naturalmente, para que naturalmente la gente...eso también es algo...(vuelve a reír fuertemente).

J: Un sacerdote tiene (apenas si puede hablar, como si se estuviera ahogando)... no quiero decir eso.

E:  ¡Fuera de aquí, Lucifer!  ¡No tienes derecho a hacer daño!  ¡No tienes derecho a impedir a Judas! ¡Judas, di la verdad en nombre de...!

J:  Un sacerdote tiene más eficacia si habla desde el púlpito, que desde abajo, ante un micrófono. Antes, los sacerdotes tenían una mayor eficacia, cuando hablaban desde lo alto del púlpito, con su propia voz, que hoy en día con cincuenta altavoces.

E:  ¡Di la verdad, toda la verdad, por orden de la Santísima Virgen, y solamente la verdad; di lo que Ella quiere decir por tu mediación Judas Iscariote!

J:  Es así, esa es toda la astucia de la cuestión. Cuando la gente estaba obligada a mirar hacia el púlpito, -y hasta cierto punto es moral que se mire al que habla- no veían todos los sombreros, y todos los cabellos, y todas las chaquetas y todas las corbatas.  Estaban obligados a fijar sus ojos en la boca, o por lo menos en la cabeza del predicador.  Ahora eso ya no existe.  Miran hacia delante, y los otros los distraen.

E:  ¡Di la verdad, de parte de la Santa Virgen!  Lucifer no debe estorbarte.

J:  Esa es toda la astucia, que se han organizado las cosas de forma que los sacerdotes ya no hablen desde lo alto del púlpito.  Se trata de una cuestión capital, es una gran ventaja para nosotros que hablen delante en la iglesia.  Se trata de algo que ha sido arreglado por nosotros; también esto es lo que nosotros queríamos. Lo hemos conseguido. Lo conseguimos todo. Si, ahora, conseguimos todo, absolutamente todo lo que queremos, absolutamente todo lo que queremos. (ríe triunfalmente).  

E:  ¡Di la verdad, solamente la verdad, por orden de la Santa Virgen, y Lucifer no debe interrumpirte, Judas Iscariote!  !Habla en nombre de...!

J: Nosotros llegamos a conseguir, y hemos conseguido, que hasta las mujeres -quienquiera que fuese- puedan ir a la misa con trajes descuidados, sin que ningún sacerdote las echase. Al contrario, hay sacerdotes que dicen que hay que practicar el amor al prójimo...

E:  ¡Habla!  ¡Di la verdad, en nombre de...!

J:  Hay que practicar el amor al prójimo. Que no se debe juzgar por los vestidos de la gente, aunque no sean buenos (risa mal intencionada), que lo que hay que hacer es considerar los sentimientos del corazón, etc.

E:  ¡Di la verdad en nombre de la Santa Virgen, solamente la verdad!

J:   Antes era mejor. Entonces, una persona semejante -podríamos decir una persona fracasada- era expulsada de la iglesia por el sacerdote. Antes existía el orden. Pero hoy puede entrar cualquier "puerco" (ríe descaradamente).

E:  ¡Di lo que la Santísima Virgen te encarga decir, Judas Iscariote, solamente la verdad, solamente lo que la Santísima Virgen quiere decir por tu mediación!

J:  Lo que pasa entonces, es lógico, si se encuentran un par de personas en la iglesia. (cesa de hablar)

E:  ¡Continúa diciendo la verdad en nombre de...!

J:  Si se encuentran en la iglesia unas cuantas personas de esta clase, las cabezas se vuelven de derecha a izquierda, y hacia delante y hacia atrás, y se vuelven y estiran los cuellos para ver mejor lo que quieren ver (ríe fuertemente).  Y de esta forma, desaparece también la oración (ríe descaradamente).

E:  ¡Di la verdad en nombre de...!

J:  Entonces la oración se cuelga de un clavo o de un caza-moscas (ríe irónicamente).

E:  ¡En nombre de la Santa Virgen, di lo que quiere decir la Santa Virgen!

J:  Con eso, la oración ni siquiera puede agitarse en el caza-moscas, lo más que puede hacer es agitarse en las redes del sexo. (esa de hablar).

E:  ¡Di la verdad en nombre de...!











CRECE EL USO DE LA SOTANA ENTRE LOS JÓVENES DE MADRID


Cada vez son más los seminaristas que piden recibir las órdenes sagradas vestidos con hábito talar, la forma de vestir “especialmente oportuna” para los sacerdotes, según Benedicto XVI.

Aunque el Código de Derecho Canónico, sobre las vestiduras de los sacerdotes, es claro en su canon 284: “Los clérigos han de vestir un traje eclesiástico digno, según las normas dadas por la Conferencia Episcopal y las costumbres legítimas del lugar”, Benedicto XVI fue más allá en el directorio sacerdotal:


En una sociedad secularizada y tendencialmente materialista, donde tienden a desaparecer incluso los signos externos de las realidades sagradas y sobrenaturales, se siente particularmente la necesidad de que el presbítero —hombre de Dios, dispensador de Sus misterios— sea reconocible a los ojos de la comunidad, también por el vestido que lleva, como signo inequívoco de su dedicación y de la identidad de quien desempeña un ministerio público[247]. El presbítero debe ser reconocible sobre todo, por su comportamiento, pero también por un modo de vestir, que ponga de manifiesto de modo inmediatamente perceptible por todo fiel, más aún, por todo hombre[248], su identidad y su presencia a Dios y a la Iglesia.

El hábito talar es el signo exterior de una realidad interior: «de hecho, el sacerdote ya no se pertenece a sí mismo, sino que, por el carácter sacramental recibido (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1563 y 1582), es “propiedad” de Dios. Este “ser de Otro” deben poder reconocerlo todos, gracias a un testimonio límpido. […] En el modo de pensar, de hablar, de juzgar los hechos del mundo, de servir y de amar, de relacionarse con las personas, incluso en el hábito, el sacerdote debe sacar fuerza profética de su pertenencia sacramental, de su ser profundo»[249].

Por esta razón, el sacerdote, como el diácono transeúnte, debe[250]:

a) llevar o el hábito talar o «un traje eclesiástico decoroso, según las normas establecidas por la Conferencia Episcopal y según las legitimas costumbres locales»[251]. El traje, cuando es distinto del talar, debe ser diverso de la manera de vestir de los laicos y conforme a la dignidad y sacralidad de su ministerio; la forma y el color deben ser establecidos por la Conferencia Episcopal, siempre en armonía con las disposiciones de derecho universal;

b) por su incoherencia con el espíritu de tal disciplina, las praxis contrarias no se pueden considerar legítimas costumbres[252] y deben ser removidas por la autoridad competente[253].

Exceptuando las situaciones del todo excepcionales, el no usar el traje eclesiástico por parte del clérigo puede manifestar un escaso sentido de la propia identidad de pastor, enteramente dedicado al servicio de la Iglesia[254].

Además, el hábito talar —también en la forma, el color y la dignidad— es especialmente oportuno, porque distingue claramente a los sacerdotes de los laicos y da a entender mejor el carácter sagrado de su ministerio, recordando al mismo presbítero que es siempre y en todo momento sacerdote, ordenado para servir, para enseñar, para guiar y para santificar las almas, principalmente mediante la celebración de los sacramentos y la predicación de la Palabra de Dios. Vestir el hábito clerical sirve asimismo como salvaguardia de la pobreza y la castidad.


Según ha podido saber INFOVATICANA de fuentes de toda solvencia, entres los jóvenes sacerdotes de Madrid ha crecido exponencialmente en los últimos años el uso del hábito talar, lo que comunmente se conoce como sotana.

Desde el Concilio Vaticano II, en la diócesis de Madrid, se perdió el uso de la sotana. Poco a poco, y sobre todo desde el viaje de Juan Pablo II a Madrid en los 80, se fue retomando el uso de la vestimenta clerical, pero en los últimos años se ha producido un florecimiento del uso de la sotana.

Sin ir más lejos, en la próxima ordenación diaconal, que va a tener lugar dentro de dos fines de semana, varios de los ordenandos han comunicado a sus formadores que van a optar por vestir con sotana. Otros optarán por llevar clergyman negro y los menos vestirán camisa gris con alzacuellos.


FUENTE: hinfovaticana.com/

"CAMINAR CON LOS PADRES DE LA IGLESIA" - ENTREGA 1






Lecturas espirituales para el crecimiento en la fe

Con notas biográficas, comentarios de textos, índice de autores y tabla de lecturas para tiempos litúrgicos.



A los Delegados de la Palabra de Dios, catequistas, coordinadores y líderes comunitarios católicos de Nicaragua.

Equipo Teyocoyani
Acción Ecuménica para la Capacitación y Reflexión Teológica.
De la Rotonda de Metrocentro 150 mts. abajo
Teléfono 2786438 e-mail: teyocoya@tmx.com.ni

Diagramación: Elida Herrera

Ilustraciones: Hermanitas de Jesús

Con licencia eclesiástica
de Mons. David Zywiec O.F.M. Cap.



Presentación

Comemos a diario para renovar nuestras fuerzas y, si no lo hacemos, nuestros cuerpos se debilitan. Asimismo, si no alimentamos nuestro espíritu, lo más seguro es que nuestra relación con Dios poco a poco se enfríe. Un libro como éste viene a alimentar nuestra fe y fortalecer nuestra relación con Dios y por eso agradezco su publicación al Equipo Teyocoyani.

Nuestra Iglesia Católica tiene casi dos mil años de historia. Durante tan largo tiempo millones de hombres y mujeres bautizados en Cristo han vivido la nueva vida de la santidad. De entre ellos algunos han escrito sus reflexiones sobre nuestra fe y nuestra relación con Dios, y tales escritos y reflexiones constituyen un verdadero tesoro de la Iglesia. Y ahora, ¡usted tiene una hermosa porción de ese tesoro en sus manos!

Aquí encontrará usted los nombres de varios autores; algunos de ellos – como el de San Jerónimo- le resultará familiar, pero otros talvez únicamente los haya visto en el almanaque o en el calendario litúrgico el día de sus fiestas – nombres como los de San León Magno, San Isidoro de Sevilla o San Gregorio de Nisa. Pero, ¿quiénes fueron? ¿Qué hicieron? ¿Qué enseñaron? Este libro proporciona una introducción a sus vidas y permite saborear algunos de sus escritos.

La mayor parte de estos autores vivieron en los primeros siglos de la Iglesia, ya hace más de mil años y pertenecen a los llamados Padres de la Iglesia. Son importantes por su ejemplo de vida cristiana y sus profundas reflexiones sobre la Palabra de Dios y las consecuencias que acarrea. Pueden por eso todavía animarnos y enseñarnos muchas cosas importantes. Seguramente ya habremos experimentado que miembros de nuestras comunidades salen a veces con reflexiones bonitas y oraciones espontáneas que nos animan. Son el fruto del Espíritu Santo vivo en medio de nosotros. Este mismo Espíritu ha estado siempre con la Iglesia de Cristo y al entrar ahora en contacto con las vidas y escritos de los santos Padres, podremos apreciarlo aún más.

¿Para quiénes es este libro? Se dirige a todo cristiano deseoso de profundizar su conocimiento de nuestra fe en Jesucristo. Este es un libro para cristianos que buscan un sólido alimento espiritual y desean mejorar su relación con nuestro buen Dios y dar testimonio de su Reino de vida, amor y justicia. 

¿Cómo podría utilizarse este libro? En forma semejante a como usamos la Biblia: leyéndolo con frecuencia y en forma meditativa, dejándolo conducirnos a la oración. Nuestra oración nos llevará entonces a comprometernos más con Dios y con la misión de la Iglesia en nuestra sociedad nicaragüense. Así nos acercaremos más a Dios y Dios vendrá a nosotros y obtendremos frutos de vida y esperanza para Nicaragua.

La Biblia es la Palabra de Dios que nos conduce a Jesucristo y que nos guía a Dios Padre en el Espíritu Santo. Los escritos y las vidas de los santos Padres de la Iglesia nos llevarán a entender con mayor profundidad la Palabra de Dios y la vida según el Espíritu de Dios. Son como una fuente de agua clara y fresca en la montaña: ¡bebamos de ella con alegría, y, bebamos con frecuencia!



Monseñor David Zywiec, O.F.M.Cap.

Bilwi, Región Atlántica Norte

13 julio de 2006, memoria de San Enrique, rey


1.- Congregación para la Enseñanza Católica, Instrucción sobre los Padres de la iglesia en la formación sacerdotal, 30-XI-1989, n. 18 y 39.


Palabras al lector

¿Quiénes son los “Padres de la Iglesia”?

Por medio de este libro que tienes en tus manos podrás escuchar la voz de los Padres de la Iglesia.

En el siglo II explicaba San Ireneo de Lión: “Cuando alguien recibe la enseñanza de labios de otros, es llamado hijo de aquél que le instruye, y éste, a su vez, es llamado padre suyo”.

A partir del siglo cuarto el título de Padres o santos Padres, se reservó sin embargo para ciertos maestros que no sólo habían enseñado fielmente el mensaje evangélico y apostólico, sino que vivieron santamente. Para ser reconocidos como Padres de la Iglesia, unieron en su persona la santidad de vida con la rectitud de doctrina y la antigüedad.

Como Pablo, ellos también tuvieron la dicha de engendrar pueblos enteros en Cristo: “Aunque hayan tenido diez mil maestros en Cristo, no tendrán muchos padres, porque sólo yo les he engendrado en Jesucristo por medio del Evangelio” (1 Cor 4, 15).

La época de los Padres de la Iglesia abarca los primeros siete siglos de la era cristiana; fueron mayoritariamente obispos, sacerdotes y monjes (aunque también hubo laicos importantes) que desarrollaron aspectos esenciales de la doctrina católica. “Son ellos, en efecto, los que delinearon las primeras estructuras de la Iglesia junto con los contenidos doctrinales y pastorales que permanecen válidos para todos los tiempos...Son muchas veces especialistas de la vida espiritual, que comunican lo que han visto y gustado en su contemplación de las cosas divinas; lo que han conocido por la vía del amor” 1



¿Cuál es el propósito de este libro?


De entre los abundantes y ricos escritos de los Padres de la Iglesia hemos seleccionado aquí algunas páginas sencillas, profundas y llenas de actualidad.

Para procurar una mayor comprensión, hemos adaptado su lenguaje a nuestra forma de hablar y expresarnos.

Nuestro propósito ha sido proveer a los laicos de Nicaragua interesados en profundizar su espiritualidad, con un libro de lecturas selectas de los Padres, que nutra y alimente su fe.

Nos guía el deseo pastoral de divulgar entre el mayor número posible de líderes comunitarios católicos este maravilloso tesoro que son los Padres de la Iglesia. Y confiamos en que esta obra llegue -a través de la red de Delegados y Delegadas de la Palabra de Dios- hasta los lugares más remotos de nuestro país.

Para nosotros, cristianos y cristianas, la Biblia es nuestro libro de cabecera y a ella recurrimos siempre que queremos entrar en contacto con Dios. Pero generalmente desconocemos las riquezas de la gran tradición de nuestra fe. Estas páginas te permitirán asomarte a un mundo nuevo, donde podrás meditar las palabras de algunos de los más grandes maestros que ha tenido la Iglesia Católica en su historia después de los apóstoles.

Los Padres de la Iglesia “fueron, después de los apóstoles, como dijo justamente San Agustín, los sembradores, los regadores, los constructores, los pastores y los alimentadores de la Iglesia, la cual pudo crecer por su acción vigilante e incansable. Para que la Iglesia continúe creciendo es indispensable conocer a fondo su doctrina y su obra que se distingue por ser al mismo tiempo pastoral y teológica, catequética y cultural, espiritual y social en un modo excelente y, se puede decir, único con respecto a cuanto ha sucedido en otras épocas de la historia.” 2

2.- Congregación para la Enseñanza Católica, Instrucción sobre los Padres de la
iglesia en la formación sacerdotal, n. 47.


En este libro ofreceremos información básica sobre la vida de los Padres, para que podamos acercarnos humanamente a esos antiguos teólogos y maestros espirituales.


Orientaciones para su uso

Te ofrecemos aquí textos selectos de los santos Padres de la Iglesia en forma de lecturas espirituales, para cuando tengas un rato libre y desees recogerte en oración y meditación. Son textos breves, a lo sumo de tres páginas. Cuando los leas te sugerimos acompañarlos de la lectura bíblica señalada al principio, de forma que medites siempre cada pasaje seleccionado en referencia a la misma Sagrada Escritura.

Leer este libro será como hacer en tu propia casa un retiro espiritual. Los temas han sido ordenados en forma de capítulos y siguen una secuencia que podrás ir valorando a medida que avances en su lectura. Sus páginas son para que las saborees y rumies en actitud reposada y orante: podrás leerlas y releerlas a lo largo de tu vida, sacando siempre de ellas fruto y provecho, tal y como lo haces ya con las de la Sagrada Escritura.

Cada pasaje seleccionado se introduce por un breve comentario que sirve de puente entre el lejano pasado y nuestra situación actual: a veces simplemente refuerza lo dicho por un Padre de la Iglesia con explicaciones adicionales o referencias bíblicas, otras alude a situaciones del presente, que destacan la validez de estos antiguos textos; por último, también señala la continuidad existente entre el magisterio de los Padres de la Iglesia y el de los últimos Papas.

Al entrar en contacto directo con las palabras y enseñanzas de los Padres de la Iglesia, sentirás que te invade un fervor nuevo y experimentarás en tu corazón un ardiente deseo de seguir y amar a Jesucristo. Aprenderás asimismo a valorar la oculta corriente de gracia que atraviesa la vida sacramental de la Iglesia y querrás vivirla en forma de fraternidad cristiana.

San Benito, maestro de la Europa cristiana, de quien tomó su nombre Benedicto XVI, exhortaba: Quien tenga prisa por avanzar en su vida cristiana tiene a su disposición las enseñanzas de los santos Padres de la Iglesia, que, si se ponen en práctica, nos llevan a la madurez en Jesucristo.



¿De dónde sale este libro?

La mayoría de los textos recogidos en este libro fueron tomados de las lecturas propuestas por la Iglesia Católica a sus sacerdotes y religiosos para su meditación espiritual. Se trata de una selección de textos de los Padres de la Iglesia realizada después del Concilio Vaticano II por grandes especialistas y considerada la mejor hecha hasta hoy por nuestra Iglesia.

Semejante riqueza rara vez llega sin embargo a manos de los laicos, e incluso aquellos mismos para quienes está destinada, no siempre la aprovechan.

Nuestro aporte personal ha consistido en seleccionar y ordenar algunas de esas magníficas páginas, dándole preferencia a aquellas que podían ser más significativas y relevantes de cara a la situación pastoral de Nicaragua.

Excepcionalmente incluimos también pasajes de maestros cristianos posteriores a la época de los Padres, tales como Tomás de Aquino, Anselmo de Canterburgo o Bernardo de Claraval, por ser fieles continuadores de su espíritu.

Para cumplir su objetivo y lograr amplia divulgación, este libro debía ser no sólo breve, sino también quedar al alcance del bolsillo de quienes cuentan con muy poco dinero para libros. Por lo tanto tuvimos que concentrarnos en algunos aspectos esenciales, sin pretender abarcarlos todos.

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¿POR QUÉ LA APOSTASÍA?







Aquí me voy a dar garrote yo mismo. Pido disculpas a mis hermanos sacerdotes, a mis hermanos sacerdotes y a todos porque tengo que decirlo, no puedo callarlo.

¿De dónde viene? ¿Porqué Satanás está reinando en el pecado? ¿Porqué nos está acabando y destruyendo? ¡Porqué!.

Ya no es pecado vivir en adulterio, ya no es pecado abortar, ya no es pecado robar, ya no es pecado hablar de la gente. Solamente es una debilidad humana... - 'Padre, yo tengo mi esposa y otras dos viejas pero así somos los hombres débiles'...

¡Porque no es pecado hasta nosotros los sacerdotes pecar! Y la gente ya suplica que los sacerdotes se casen... Le dije a un sacerdote compañero mío "mi hermano, si el matrimonio fuera la solución para el sacerdote, entonces por qué los casados cometen adulterio? La solución es volver la mirada a Dios". 

¿Dónde está ese Jesús que hoy nos dice igual que a Pedro 'ven a Mí'  En la Eucaristía estamos yendo a adorar a Jesús.

Allí viene otro pecado que quiero nombrar - y que quiero pedir perdón a mis hermanos sacerdotes -. El gran sacrilegio que es para mí, muchísimo más grave que un aborto. Es muchísimo más grave el sacrilegio que un aborto. En el aborto hay un ser humano pero en el Santísimo Sacramento del Altar está Jesús con su Cuerpo, con su Sangre, con su Alma, con su Divinidad; con toda la Potencia de Dios y con toda la humanidad. Dios con toda su Pureza y toda su Santidad sin ninguna mancha de pecado. 

Y para que ese Jesús estuviera y permaneciera entre nosotros Dios eligió hombres que fueran escogidos de entre los hombres para ofrecer el sacrificio por ellos y para que intercedieran. Dios eligió hombres como un don, un misterio maravilloso. Seres capaces de transformar, de pedir a Dios que por la gracia del Espíritu Santo convierta un pedazo de pan y un poco de vino en Dios. Dios se hace presente en medio de nosotros. ¿Con cuánto amor y respeto debe tenerse el Santísimo Sacramento del Altar?

El Santo Cura de Ars decía que el Santísimo Sacramento del Altar es lo más grande. Una señora le dijo - Padre le voy a comprar una casulla para llevar a la Parroquia -  y el le contestó: a Cristo lo mejor, sino no me dé nada! 

Los vasos sagrados, los vasos sucios. Vasos de porcelana, vasos de barro ... para mí eso es sacrilegio. Los corporales. Los purificadores sucios, el mantel sucio ... eso es no amar a Dios sobre TODAS LAS COSAS.

De allí viene el mal. Cómo es posible que ustedes coman el Cuerpo de Cristo en la mano, se lo lleven a sus casas; eso es sacrilegio. Entrar al templo las mujeres descotadas, con minifaldas, el celular sonando... eso es sacrilegio. Hemos sido apóstatas de la fe. 

Me decía un padre "a ver explíqueme ¿porqué dar la comunión en la mano es tan grave? ¡porque para mí no lo es!".

"Mire Padre, consagrar significa separar"

Consagramos unos vasos sagrados para celebrar la Eucaristía. Esos vasos no se pueden utilizar ni para tomar agua, ni se pueden utilizar para otra cosa porque se comete sacrilegio. Si un vaso de oro o un vaso de metal es tan importante y si un trapo es tan importante y no lo puedo utilizar en otra cosa ¿Cuánto más la persona consagrada?

Nosotros los sacerdotes fuimos consagrados, apartados, separados únicamente para el servicio de Dios y tenemos la potestad de tomar el Cuerpo de Cristo porque fuimos consagrados y ninguna mano no consagrada, para mí, no lo puede tomar. Eso es para mí. 

De allí viene el gran sacrilegio, la gran apostasía: la falta de amor y respeto a Jesús Eucaristía a llevado a que Satanás tome al mundo y lo haga pecado. ¿Cómo va a haber temor de Dios si el Santísimo Sacramento está en el Altar y pasamos como nos da la miserable gana? ¿Cómo va a ver temor de Dios si lo agarramos en la mano y nos los llevamos? ¿Cómo va a haber temor de Dios si los que debemos enseñar no enseñamos?

En 'equis' parroquia que no nombro me invitaron a una plática y casi me salgo a la hora de la Comunión. (luego en la Santa Misa) ¿Cómo es posible que dos mujeres con unos 'shorts' que se les salía media nalga, tacón y una blusita así ... estuvieran diciendo ¡Cuerpo de Cristo! ¡Cuerpo de Cristo!

Echaba chispas... ¿Dónde está el respeto a Jesús? 

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