FRASES PARA SACERDOTES

"TODO LO QUE EL SACERDOTE VISTE, TIENE UNA BATALLA ESPIRITUAL". De: Marino Restrepo.

Una misa de campaña en medio de las bombas


Al césar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Así como este Santo sacerdote quiero decir que primero sirvamos a Dios y después, a los hombres.

CUARESMA Y PREPARACIÓN PARA EL MISTERIO PASCUAL

Un camino de conversión, redención y esperanza


La Cuaresma es un tiempo litúrgico profundamente significativo dentro del calendario cristiano, un itinerario espiritual que nos conduce hacia la celebración más importante del año: el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Esta preparación no es solo un acto litúrgico, sino un proceso de conversión interior, de renovación de la fe y de configuración con Cristo crucificado y resucitado.


1. Relación entre la Cuaresma y el Misterio Pascual

La Cuaresma tiene su origen en la preparación de los catecúmenos para recibir el Bautismo durante la Vigilia Pascual. Con el tiempo, también se convirtió en una oportunidad para que todos los bautizados renovaran su fe mediante la penitencia, la oración y la caridad.

La Cuaresma, que inicia con el Miércoles de Ceniza, es un camino de cuarenta días que rememora los cuarenta días de Jesús en el desierto. Este trayecto no está aislado, sino orientado hacia un final glorioso: la Resurrección del Señor.

Por eso, la Cuaresma es inseparable de la Pascua. No se entiende como un tiempo de tristeza, sino como una oportunidad para que el corazón se convierta y se prepare para la alegría del triunfo de Cristo sobre la muerte.

> “Conviértanse y crean en el Evangelio” (Mc 1,15): este llamado que escuchamos al inicio de la Cuaresma es una invitación a reorientar la vida hacia el Misterio Pascual, para vivirlo con mayor plenitud.


2. El sentido redentor del sufrimiento y de la cruz

Uno de los aspectos más profundos de la Cuaresma es contemplar la Cruz de Cristo no como un símbolo de derrota, sino como instrumento de salvación.

Cristo abraza la cruz y da sentido al sufrimiento humano. En un mundo que muchas veces huye del dolor, el cristiano aprende a ver en él una oportunidad de ofrecer, redimir, acompañar, de unir sus dolores al de Cristo por amor.

> “El que quiera seguirme, que tome su cruz y me siga” (Mt 16,24)

La Cuaresma nos enseña que el sufrimiento, vivido en unión con Cristo, no es absurdo ni vacío, sino redentor. La cruz no es el final, sino el camino hacia la resurrección.

Por eso, este tiempo es propicio para acompañar a los enfermos, afligidos, y marginados, ayudándoles a descubrir el rostro sufriente de Cristo en sus vidas, y también a quienes se sienten espiritualmente fríos o distantes, para que regresen a la fuente de la misericordia.


3. Preparación pastoral para vivir la Semana Santa

Desde la pastoral, la preparación para la Semana Santa debe ser integral, profunda y vivencial. La comunidad debe vivir la Cuaresma como un tiempo de gracia, con acciones concretas que ayuden a interiorizar el misterio.

Temas centrales: tentación, transfiguración, conversión, luz, vida, resurrección *


4. Vivir la Pascua desde una Cuaresma bien celebrada

La Pascua no se improvisa. Se vive con gozo en la medida en que se ha recorrido con sinceridad el camino cuaresmal. Cada sacrificio ofrecido, cada acto de conversión y cada oración realizada en este tiempo, se convierte en semilla de vida nueva.

La meta es celebrar no solo un hecho histórico, sino una experiencia viva: Cristo resucitado en medio de su pueblo, renovando todo, haciendo nuevas todas las cosas.


* Ruta espiritual hacia la Pascua.

Pedagogía de Dios para la transformación del corazón creyente.

1. Tentación: La batalla interior y la fidelidad a Dios

El primer domingo de Cuaresma presenta a Jesús en el desierto enfrentando las tentaciones del demonio (cf. Mt 4,1-11). Es una escena que nos revela no solo la humanidad de Cristo, sino también su victoria sobre el mal.  

Todo cristiano, al igual que Jesús, es llamado a luchar espiritualmente. La tentación forma parte del camino, pero no tiene la última palabra. La clave está en aferrarse a la Palabra de Dios.  

> "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios."

En la vida diaria, esto se traduce en resistir todo aquello que nos aparta del amor, de la verdad, del bien. En Cuaresma, somos invitados a examinar nuestro corazón: ¿Qué me tienta? ¿Qué debilita mi fe? ¿Qué debo cambiar?


2. Transfiguración: Ver a Cristo en su gloria para seguirlo en la cruz

El segundo domingo nos lleva al Monte Tabor (cf. Mt 17,1-9). Allí, Jesús se transfigura ante Pedro, Santiago y Juan. Su rostro resplandece, su túnica se vuelve blanca, y se escucha la voz del Padre.

La Transfiguración es una anticipación de la gloria de la Resurrección. El Padre nos invita a escuchar al Hijo y seguirlo, incluso cuando el camino implique sufrimiento.

> "Este es mi Hijo amado, escúchenlo."

En la vida cotidiana, debemos aprender a descubrir los momentos de luz, de presencia divina, incluso en medio de la oscuridad. La Transfiguración nos da esperanza: después de la cruz, viene la gloria.


3. Conversión: Volver el corazón a Dios

El mensaje de Jesús es claro desde el comienzo: "Conviértanse y crean en el Evangelio" (Mt 4,17). La conversión no es solo dejar de hacer lo malo, sino transformar toda la vida hacia Dios.

Dios no quiere apariencia, sino sinceridad. El corazón arrepentido es lo que Él acoge con amor.

> "Rasguen su corazón y no sus vestiduras." (Joel 2,13)

En Cuaresma, debemos hacer una pausa sincera y preguntarnos: ¿Estoy viviendo como hijo(a) de Dios? ¿Necesito reconciliarme? Es tiempo de confesión, de perdón, de nuevos comienzos.


4. Luz: Cristo, luz del mundo, que disipa las tinieblas

El cuarto domingo (especialmente en el ciclo A) presenta la curación del ciego de nacimiento (cf. Jn 9). Jesús se proclama “Luz del mundo” y devuelve la vista física y espiritual.

Sin Cristo, caminamos a oscuras. Él es la luz que da sentido, verdad y orientación a nuestras vidas.

> "Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del mundo." (Jn 9,5)

¿Qué cegueras espirituales tengo? ¿Estoy dejando que Jesús ilumine mi historia? Cuaresma es tiempo para dejar que la luz de Cristo sane y transforme lo que estaba en sombra.


5. Vida: Jesús, Señor de la vida, resucita lo que está muerto

En el quinto domingo, Jesús se encuentra con Lázaro muerto desde hace cuatro días (cf. Jn 11). Con una palabra poderosa, lo devuelve a la vida.

Jesús es la resurrección y la vida, capaz de renovar todo lo que está muerto en nosotros: relaciones rotas, fe apagada, esperanza perdida.

> "El que cree en mí, aunque muera, vivirá."

¿Qué aspectos de mi vida necesitan revivir? ¿Qué cosas he dejado morir que Cristo quiere renovar? En la vida cristiana, siempre hay posibilidad de volver a empezar.


6. Resurrección: El triunfo del amor sobre la muerte

Todos los domingos de Cuaresma preparan nuestro corazón para la Resurrección. No es solo un hecho histórico, sino una experiencia espiritual actual: Cristo ha vencido y su victoria es nuestra esperanza.

La Resurrección de Jesús es el centro de la fe cristiana. Él no permanece en el sepulcro. Vive y nos llama a vivir también como hombres y mujeres nuevos.

> "¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?" (Lc 24,5)

Vivir la Pascua significa asumir una vida nueva. La Cuaresma nos purifica para que lleguemos a la Pascua renovados, transformados por el amor de Dios.

Un camino de luz hacia la Pascua

Del desierto a la montaña, de la ceguera a la luz, de la muerte a la resurrección, el itinerario espiritual cuaresmal no es teórico, sino profundamente existencial. Es el ascenso cuaresmal hacia la vida nueva. 

Como comunidad, estamos llamados a vivirlo personalmente y juntos: caminando con Cristo, escuchando su voz, dejándonos transformar por su Palabra, alimentándonos en los sacramentos, para finalmente celebrar con gozo la gran noche de la Pascua.


Oración final

Señor Jesús,
en este tiempo de Cuaresma
quiero seguir tus pasos con un corazón sincero.
Enséñame a comprender el valor de tu Cruz,
a aceptar el sufrimiento con fe,
a buscar la reconciliación y la paz.


Prepara mi alma para vivir tu Pasión con amor,
tu Muerte con esperanza,
y tu Resurrección con una alegría profunda.


Haz que esta Cuaresma transforme mi vida
y la de mi comunidad,
para que seamos testigos de tu amor redentor
y vivamos con gozo el misterio de la Pascua.

Amén.

EL HOMBRE DEBERÍA TEMBLAR

EL HOMBRE DEBERÍA TEMBLAR
San Francisco de Asís