Carta II
A LA MADRE DE SAUMAISE, DIJON
Sentimientos de respetuoso afecto y agradecimiento. Su único consuelo sufrir, sobre todo humillaciones.
¡Viva + Jesús!
10 de Julio 1678.
Mi muy respetable Madre:
Deseo que el fuego sagrado consuma nuestros corazones sin obstáculo, y haga de ellos tronos dignos de su amor. Tengo demasiada experiencia de su bondad para creer de _V. C. que mi silencio sea parte a hacerle dudar de mi afecto y respetuosa amistad para con V. C. Me tiene tan obligada de tantas maneras, que no puedo expresarlo con palabras; más que ellas, mi querida Madre, se lo dirá mi silencio.
Creo que ya sabe lo ocupación en que me ha puesto la obediencia. ¡Dios sea bendito en todas las cosas, puesto que nada puede estorbar el que seamos todas suyas! Sí, mi querida Madre, es muy bueno este Señor al manifestarse siempre tan bondadoso y misericordioso con su indigna esclava, no mirando a mis infidelidades y miserias, que le son harto conocidas. Ayúdeme a darle gracias por ellas y por los otros beneficios; el más apreciado de los cuales para mí, después de El mismo, es el inestimable tesoro de su Cruz, que me acompaña a todas partes, interior y exteriormente. Este es el único consuelo que tengo en la prolongación de la vida, que no tiene para mi nada de amable más que el sufrir, sobre todo las preciosas humillaciones que nos proporcionan el olvido y desprecio de las criaturas. ¡Qué felices son las almas favorecidas así en el servicio del Señor! A El le suplico cumpla en V. C. sus designios. No me olvido de V. C. delante de su bondad, ni tampoco de la muy respetable Madre Boulier, de la cual conservo muy particular estima (2).
Le ruego encomiende a nuestro Señor a las señoritas de Bisfrand que están muy afligidas por no tener noticias del Reverendo Padre de La Colombiere.
No sé si se habrá olvidado de indicarnos en vuestras cartas lo que nos ha prometido, o si no ha juzgado oportuno hacerlo. De cualquier modo que proceda conmigo, estaré siempre contenta y seré la misma para V. C. Esté persuadida de ello y créame toda suya en el amor sagrado (de Jesús).
D. S. B.
(2) La Madre Ana Serafina Boulier, consultada en diferentes ocasiones por la Madre de Saumaise, le había dado seguridad acerca de los caminos extraordinarios de la Hermana Margarita María.
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