FRASES PARA SACERDOTES

"TODO LO QUE EL SACERDOTE VISTE, TIENE UNA BATALLA ESPIRITUAL". De: Marino Restrepo.

Una misa de campaña en medio de las bombas


Al césar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Así como este Santo sacerdote quiero decir que primero sirvamos a Dios y después, a los hombres.

TIEMPO DE CUARESMA - HISTORIA Y SIGNIFICADO

¿Cómo y cuándo empieza a vivirse la cuaresma? ¿por qué 40 días? ¿por qué la imposición de la ceniza?



La celebración de la Pascua del Señor, constituye, sin duda, la fiesta primordial del año litúrgico. De aquí que, cuando en el siglo II, la Iglesia comenzó a celebrar anualmente el misterio pascual de Cristo, advirtió la necesidad de una preparación adecuada, por medio de la oración y del ayuno, según el modo prescrito por el Señor. Surgió así la piadosa costumbre del ayuno infrapascual del viernes y sábado santos, como preparación al Domingo de Resurrección.

Los primeros pasos

Paso a paso, mediante un proceso de sedimentación, este período de preparación pascual fue consolidándose hasta llegar a constituir la realidad litúrgica que hoy conocemos como Tiempo de Cuaresma. Influyeron también, sin duda, las exigencias del catecumenado y la disciplina penitencial para la reconciliación de los penitentes.

La primitiva celebración de la Pascua del Señor conoció la praxis de un ayuno preparatorio el viernes y sábado previos a dicha conmemoración.

A esta práctica podría aludir la Traditio Apostolica, documento de comienzos del siglo III, cuando exige que los candidatos al bautismo ayunen el viernes y transcurran la noche del sábado en vela. Por otra parte, en el siglo III, la Iglesia de Alejandría, de hondas y mutuas relaciones con la sede romana, vivía una semana de ayuno previo a las fiestas pascuales.

En el siglo IV se consolida la estructura cuaresmal de cuarenta días

De todos modos, como en otros ámbitos de la vida de la Iglesia, habrá que esperar hasta el siglo IV para encontrar los primeros atisbos de una estructura orgánica de este tiempo litúrgico. Sin embargo, mientras en esta época aparece ya consolidada en casi todas las Iglesias la institución de la cuaresma de cuarenta días, el período de preparación pascual se circunscribía en Roma a tres semanas de ayuno diario, excepto sábados y domingos. Este ayuno prepascual de tres semanas se mantuvo poco tiempo en vigor, pues a finales del siglo IV, la Urbe conocía ya la estructura cuaresmal de cuarenta días.

El período cuaresmal de seis semanas de duración nació probablemente vinculado a la práctica penitencial: los penitentes comenzaban su preparación más intensa el sexto domingo antes de Pascua y vivían un ayuno prolongado hasta el día de la reconciliación, que acaecía durante la asamblea eucarística del Jueves Santo. Como este período de penitencia duraba cuarenta días, recibió el nombre de Quadragesima o Cuaresma.


¿Por qué inicia un miércoles?

Cuando en el siglo IV, se fijó la duración de la Cuaresma en 40 días, ésta comenzaba 6 semanas antes de la Pascua, en domingo, el llamado domingo de "cuadragésima". Pero en los siglos VI-VII cobró gran importancia el ayuno como práctica cuaresmal. Y aquí surgió un inconveniente: desde los orígenes nunca se ayunó en día domingo por ser "día de fiesta", la celebración del día del Señor. Entonces, se movió el comienzo de la Cuaresma al miércoles previo al primer domingo de ese tiempo litúrgico como medio de compensar los domingos y días en los que se rompía el ayuno.

Dicho miércoles, los penitentes, por la imposición de la ceniza, ingresaban en el orden que regulaba la penitencia canónica. Cuando la institución penitencial desapareció, el rito se extendió a toda la comunidad cristiana: este es el origen del Miércoles de Ceniza o "Feria IV anerum".


¿Por qué la ceniza?

La imposición de cenizas marca el inicio de la cuaresma en la que los cristianos católicos nos preparamos para celebrar la Pascua con cuarenta días de austeridad, a semejanza de la cuarentena de Cristo en el desierto, también la de Moisés y Elías.

Las cenizas nos recuerdan:
El origen del hombre: "Dios formó al hombre con polvo de la tierra" (Gen 2,7).
El fin del hombre: "hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho" (Gn 3,19).
Dice Abrahán: "Aunque soy polvo y ceniza, me atrevo a hablar a mi Señor" (Gn 18,27).
"todos expiran y al polvo retornan" (Sal 104,29)

La raíz de la palabra "humildad" es "humus" (tierra). La ceniza es un signo de humildad, nos recuerda lo que somos.

Las cenizas, como polvo, son un signo muy elocuente de la fragilidad, del pecado y de la mortalidad del hombre, y al recibirlas se reconoce su limitación; riqueza, ciencia, gloria, poder, títulos, dignidades, de nada nos sirven.

En el Antiguo Testamento la ceniza simboliza dolor y penitencia que era practicada para reflejar el arrepentimiento por los pecados cometidos:

"Por eso me retracto, y me arrepiento en el polvo y la ceniza." (Job 42,6)

"Ellos harán oír su clamor a causa de ti, y gritarán amargamente. Se cubrirán la cabeza de polvo y se revolcarán en la ceniza." (Ez 27,30)

"Un hombre de Benjamín escapó del frente de batalla y llegó a Silo ese mismo día, con la ropa desgarrada y la cabeza cubierta de polvo." (1 Sam 4, 12)

"Al tercer día, llegó un hombre del campamento de Saúl, con la ropa hecha jirones y la cabeza cubierta de polvo. Cuando se presentó ante David, cayó con el rostro en tierra y se postró." (2 Sam 1, 2)

"¡Cíñete un cilicio, hija de mi pueblo, y revuélcate en la ceniza, llora como por un hijo único, entona un lamento lleno de amargura! Porque en un instante llega sobre nosotros el devastador." (Jer 6, 26)

"Gemid, pastores, y clamad; revolcaos en ceniza , mayorales del rebaño; porque se han cumplido los días de vuestra matanza y de vuestra dispersión, y caeréis como vaso precioso." (Jer 25, 34)

"En tierra están sentados, en silencio, los ancianos de la hija de Sion. Han echado polvo sobre sus cabezas, se han ceñido de cilicio. Han inclinado a tierra sus cabezas las vírgenes de Jerusalén." (Lam 2, 10)

"Cuando llegó la noticia al rey de Nínive, se levantó de su trono, se despojó de su manto, se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza." (Jonas 3, 6)

"Cuando Mardoqueo supo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y ceniza, y salió por la ciudad, lamentándose con grande y amargo clamor." (Ester 4, 1)

El mismo Señor Jesús declara que si la buena nueva es proclamada, lo es para que nos arrepintamos y convirtamos al Único y Verdadero Dios, a Él que es el CAMINO, VERDAD Y VIDA:

¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros que se hicieron en vosotras se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se hubieran arrepentido en cilicio y ceniza. (Mt 11, 21; Lc 10,13)

La costumbre de imponer la ceniza se practica en la Iglesia desde sus orígenes. En la tradición judía, el símbolo de rociarse la cabeza con cenizas manifestaba el arrepentimiento y la voluntad de convertirse: la ceniza es signo de la fragilidad del hombre y de la brevedad de la vida.

Al inicio del cristianismo se imponía la ceniza especialmente a los penitentes, pecadores públicos que se preparaban durante la cuaresma para recibir la reconciliación. Vestían hábito penitencial y ellos mismos se imponían cenizas antes de presentarse a la comunidad. En los tiempos medievales se comienza a imponer la ceniza a todos los fieles cristianos con motivo del Miércoles de Ceniza, significando así que todos somos pecadores y necesitamos conversión. La cuaresma es para todos.

Las cenizas se obtienen al quemar las palmas (en general de olivo) que se bendijeron el anterior Domingo de Ramos. Se debe aclarar que no tendría sentido recibir las cenizas si el corazón no se dispone a la humildad y la conversión que representan.


Como se imparten las cenizas

La bendición e imposición de la ceniza tiene lugar en la misa, después de la homilía. En circunstancias especiales, por ejemplo, cuando no hay sacerdote, se puede hacer sin misa, pero siempre dentro de una celebración de la Palabra.

Las cenizas son impuestas en la frente del fiel, haciendo la señal de la cruz con ellas mientras el ministro dice las palabras Bíblicas: "Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás", o "Conviértete y cree en el Evangelio".

Las cenizas son un sacramental. Estos no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia los sacramentales "preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella" Catecismo (1670 ss.).

¿Y por qué cuarenta días?

El significado teológico de la Cuaresma es muy rico. Su estructura de cuarentena conlleva un enfoque doctrinal peculiar.

En efecto, cuando el ayuno se limitaba a dos días -o una semana a lo sumo-, esta praxis litúrgica podía justificarse simplemente por la tristeza de la Iglesia ante la ausencia del Esposo, o por el cli­ma de ansiosa espera; mientras que el ayuno cuares­mal supone desde el principio unas connotaciones propias, impuestas por el significado simbólico del número cuarenta.

En primer lugar, no debe pasarse por alto que toda la tradición occidental inicia la Cuaresma con la lectura del evangelio de las tentaciones de Jesús en el desierto: el período cuaresmal constituye, pues, una experiencia de desierto, que al igual que en el caso del Señor, se prolonga durante cuarenta días.

En la Cuaresma, la Iglesia vive un combate espiritual intenso, como tiempo de ayuno y de prueba. Así lo manifiestan también los cuarenta años de peregrinación del pueblo de Israel por el Sinaí.

Otros simbolismos enriquecen el número cuarenta, como se advierte en el Antiguo y Nuevo Testamento. Así, la cuarentena evoca la idea de preparación: cuarenta días de Moisés y Elías previos al encuentro de Yahveh; cuarenta días empleados por Jonás para alcanzar la penitencia y el perdón; cuarenta días de ayuno de Jesús antes del comienzo de su ministerio público. La Cuaresma es un período de preparación para la celebración de las solemnidades pascuales: iniciación cristiana y reconciliación de los penitentes.

Por último, la tradición cristiana ha interpretado también el número cuarenta como expresión del tiempo de la vida presente, anticipo del mundo futuro. El Concilio Vaticano II(cfr. SC 109) ha señalado que la Cuaresma posee una doble dimensión, bautismal y penitencial, y ha subrayado su carácter de tiempo de preparación para la Pascua en un clima de atenta escucha a la Palabra de Dios y oración incesante.

El período cuaresmal concluye la mañana del Jueves Santo con la Misa Crismal -Missa Chrismalis- que el obispo concelebra con sus presbíteros. Esta Misa manifiesta la comunión del obispo y sus presbíteros en el único e idéntico sacerdocio y ministerio de Cristo. Durante la celebración se bendicen, además, los santos óleos y se consagra el crisma.

En resumen, el tiempo de Cuaresma se extiende desde el miércoles de Ceniza hasta la Misa de la cena del Señor exclusive. El miércoles de Ceniza es día de ayuno y abstinencia; los viernes de Cuaresma se observa la abstinencia de carne. El Viernes Santo también se viven el ayuno y la abstinencia.

¿Cómo se fija la fecha de la Pascua?

Para el cálculo hay que establecer unas premisas iniciales:
La Pascua ha de caer en domingo.

Este domingo ha de ser el siguiente al plenilunio pascual (la primera luna llena de la primavera boreal). Si esta fecha cayese en domingo, la Pascua se trasladará al domingo siguiente para evitar la coincidencia con la Pascua judía.

La luna pascual es aquella cuyo plenilunio tiene lugar en el equinoccio de primavera (vernal) del hemisferio norte (de otoño en el sur) o inmediatamente después.

Este equinoccio tiene lugar el 20 o 21 de marzo.

Se llama epacta a la edad lunar. En concreto interesa para este cálculo la epacta del año, la diferencia en días que el año solar excede al año lunar. O dicho más fácilmente, el día del ciclo lunar en que está la Luna el 1 de enero del año cuya Pascua se quiere calcular. Este número -como es lógico- varía entre 0 y 29.

Es un cálculo complejo, que mejor se lo dejamos a los expertos.

De Catholic Net
con fuentes en primeroscristianos.com y blogdeapologeticacatolica.blogspot.com

INICIO DEL TIEMPO DE CUARESMA - "Arrepiéntete y cree en el Evangelio "


En la tarde del miércoles 2 de marzo se llevó a cabo la Eucaristía y posterior imposición de Cenizas a los fieles asistentes en la capilla Santa Gema Galgani de Nuevo Chorrillo de Arraiján.

La celebración estuvo a cargo del padre Juan Pedro Tuanamá.

El Miércoles de Ceniza se celebra el 2 de marzo como inicio del tiempo de Cuaresma, un periodo de preparación para la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazareth.

Hoy Miércoles de Ceniza iniciamos el tiempo de Cuaresma y con la imposición de la ceniza, el padre Tuanamá,  nos recuerda que somos polvo y en polvo nos convertiremos  pero que en el momento de nuestra muerte ese polvo debe resucitar así como nuestro Señor Jesucristo fue el primero. El tiempo de Cuaresma es un tiempo de penitencia, arrepentimiento, ayuno y mortificación.

DE LA AUTORA - PARA LOS QUE BUSCAMOS LA SANTIDAD


En relación con la noticia del sacerdote asesinado en Vietnam mientras confesaba.

Asesinan a puñaladas a joven sacerdote mientras impartía la Confesión


El sacerdote Dominico Joseph Tran Ngoc Thanh fue asesinado a puñaladas el sábado 29 de enero mientras impartía la Confesión en una iglesia en la ciudad de Dak Mot, ubicada en el municipio Vietnamita de Kontum.

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A medida que se acerca la venida del Señor, la persecución contra los cristianos católicos será peor porque Satanás sabe que se le termina el tiempo y está furioso. Con la triste y dolorosa noticia de la muerte del sacerdote dominico Joseph Tran Ngoc Thanh en Vietnam el 29 de enero de 2022 se nos confirma una vez más esta verdad. -- Qué el Señor lo tenga en la gloria pues estaba actuando In Persona Christi en el sacramento de la confesión. --

Su muerte sirva de ejemplo a todos los sacerdotes que, ignorando los pedidos de la Iglesia de confesar en el confesionario, mueble abierto en medio de la Iglesia, insisten en confesar en la Sacristía a puertas cerradas alegando que los fieles quieren es privacidad, pero los pedidos y ordenes de la iglesia son para cumplirlos de lo contrario estamos en desobediencia.

Ignoro el lugar de la Iglesia donde nuestro querido sacerdote Joseph estaba confesando, pero sí sé que la Sacristía, aunque no es un lugar sagrado en el sentido canónico porque no es bendecida ni consagrada junto con la Iglesia NO es el confesionario, además si se confiesa a puertas cerradas aquí es más peligroso para atentados como este a cualquier sacerdote.

La sacristía si no es un lugar sagrado es casi sagrado pues es solo para guardar todo lo relacionado con los Vasos Sagrados que se utilizarán en el Santo Sacrificio, vestidos y ornamentos litúrgicos y para las oraciones del sacerdote. Hay testimonios de almas en el purgatorio, de monaguillos, sacerdotes, monjas, que están allí por las irreverencias o por tratar las cosas Sagradas o todo lo relacionado con la segregación de la Santa Misa en forma vana o como si fueran cosas naturales.

El padre Pío cuenta casualmente una de estas anécdotas de un monje servidor del altar. Por lo menos por  respeto a los ángeles, debemos tratar todo lo del Señor con reverencia y con sentido eterno. Cada cosa en la Iglesia tiene un ángel custodiándolo. Si los sacerdotes insisten en confesar aquí, deben hacerlo con la puerta abierta o con una puerta de vidrio que se vea a través siguiendo los consejos y ejemplos que casualmente hace Don Bosco en el libro “Castidad” (P. Eliecer Salesman).

Nuestro Señor se queja mucho de los horrendos pecados ocultos que se cometen contra Él en estos Santos lugares y que han provocado a muchos sacerdotes abandonar el sacerdocio. En diversas ocasiones los mismos demonios han declarado en exorcismos que la eliminación de los confesionarios, de los reclinatorios, de sonar las campanas de la Iglesia, etc. ha sido su logro, ha sido por un querer del infierno (Advertencias del Más Allá a la Iglesia Contemporánea).

Por siglos los sacerdotes confesaron o utilizaron el confesionario (Santo Cura de Ars, padre Pío de Pietrelcina, Don Bosco, …), ¿Porqué no seguir sus ejemplos? Además no usando el confesionario, sino la sacristía a puertas cerradas significa que tenemos más respeto humano que temor a Dios. 

Las personas tibias y quizá alejadas de Dios pensarán que esta meditación es exagerada, muy radical, anacrónica, algo del pasado pero si solo los santos entran al cielo, ¿entonces cómo estamos viviendo el día de hoy que es el único que tenemos? Escalando peldaños hacia el cielo o bajando peldaños al abismo?

Blog Sacerdote Eterno 


LA CASTIDAD MEDITADA POR MARINO RESTREPO -

 




Hace como diez años escuché por primera vez este audio de la castidad meditada por el señor Marino Restrepo, no se cuántas veces más lo he escuchado desde entonces, pues aunque aquí es ofrecido a unos frailes, la castidad también es para todos. 

Qué importante de vida o de muerte son cada uno de los puntos explicados por el señor Marino en esta charla. 

Nada ni nadie soy para aconsejar a un consagrado o a un sacerdote pero si el señor Marino Restrepo. Ruego a todo sacerdote consagrado o seminarista que escuche detenidamente estos consejos y mensajes eternos y radicales pues el cielo es solo para los fieles a Dios, los valientes. El Señor no nos pediría algo que es imposible de hacer " Sean santos como mi Padre es Santo". 

ORACIÓN PARA SALVAR 1000 ALMAS DEL PURGATORIO

ORACION DE LOS CIEN REQUIEM



2 Macabeos 12, 46
“Es, pues, un pensamiento santo y saludable el rezar por los difuntos a fin de que sean libres de las penas de sus pecados.”

Oración para salvar 1000 almas del Purgatorio cada vez que se rece.


Nuestro Señor le dijo a la gran Santa Gertrudis que la siguiente oración salvaría 1000 almas del Purgatorio cada vez que se rezara:

“Oh Padre Eterno, os ofrezco la más preciosa Sangre de vuestro Divino Hijo, Jesús, unido a las Misas celebradas hoy alrededor del mundo, por todas las Santas Almas del Purgatorio.-Amen”


Recomendación: Hacer esta oración, por lo menos dos veces, para sacar, dos veces, la cantidad de almas del Purgatorio. Después de la oración, pídale a las almas libradas del Purgatorio que oren por sus intenciones. La Santísima Virgen nos asegura que si hacemos estas oraciones, “¡Podremos liberar muchas, pero muchísimas Almas!”

Para las Almas del Purgatorio, las Santas Llagas son un verdadero Tesoro de Tesoros.

Modo de practicar esta devoción

almas del purgatorio (ft img) 2

Para hacer este ejercicio, cada no puede servirse de un rosario común de cinco decenas, recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, o sea la centena de Réquiem.

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Se pronuncia el misterio: Concédeles Señor el descanso eterno. Y brille para ellas la luz perpetua.

(10 veces)

En latin: Requiem aeternam dona eis. Domine et lux perpetua leceat eis.

Al final de cada decena: Almas santas,, almas del purgatorio, oren a Dios por mi y yo pedire al Padre les de la gloria del paraiso.. Amén

Padre Eterno os ofrecemos la Sangre, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José por la remisión de nuestros pecados, la libertad de las Almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores. Amén


PRIMERA DECENA

Te ofrezco, mi adorado Jesús, en ayuda de las Almas del Purgatorio, los méritos de tus padecimientos y dolores sufridos, por nuestra redención. Y comienzo contemplando la Sangre que trasudó de tu cuerpo, por la tristeza y la angustia que te asaltó en Getsemaní.

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…almas santas…..Padre eterno.

SEGUNDA DECENA:

Te ofrezco, mi adorable Jesús, por las Almas del Purgatorio, la inmensa aflicción que te oprimió el corazón al ver que Judas, discípulo Tuyo, por Ti amado y favorecido, se hizo perseguidor, y con beso sacrílego te traicionó para entregarte en manos de crueles enemigos
Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.


TERCERA DECENA:


Te ofrezco, mi adorado Jesús, pro las Almas del Purgatorio, la admirable paciencia con la que soportaste tantos ultrajes de esa vil soldadesca que te condujo de Anás a Caifás, de Pilato a Herodes, el cual para mayor desprecio, te impuso la vestidura de los locos, entre las burlas y los agravios del pueblo, y te envió al gobernador romano……

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.


CUARTA DECENA:


Te ofrezco, mi adorable Jesús, por las Almas del Purgatorio, la amargura que perturbó tu Espíritu, cuando por los judíos fuiste pospuesto por Barrabás, sedicioso y homicida. Luego atado a la columna, Tú, el Inocente y el Justo, fuiste golpeado con innumerables azotes, sin piedad alguna……

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.


QUINTA DECENA:

Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las Almas del Purgatorio, la humillación que toleraste, cuando, para tratarte como falso rey, pusieron sobre tus hombros un manto de púrpura, te dieron por cetro una caña y ciñeron tu cabeza con la corona de espinas, y así Pilato te presentó al pueblo diciendo: “¡He aquí al Hombre!”

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.


SEXTA DECENA:


Te ofrezco, mi adorable Jesús, por las almas del Purgatorio, la piadosa compasión y el dolor profundo que sentiste cuando, con tanta violencia, fuiste separado de tu amadísima madre, que había venido a encontrarte y abrazarte.

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.

SÉPTIMA DECENA:


Te ofrezco, adorado Jesús mío, por las almas del Purgatorio, los inauditos tormentos padecidos cuando, extendido sobre la cruz tu ensangrentado cuerpo, fuiste horriblemente traspasado por clavos en las manos y en los pies, y elevado en el ignominioso patíbulo.

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria….…almas santas…..Padre eterno.


OCTAVA DECENA:

Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, la ardiente sed que padeciste en este tiempo de Calvario, sed de agua, pero también de almas que calmen tan cruel agonía y por la cual recibes tan solo vinagre e ingratitudes.

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.


NOVENA DECENA:

Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, las angustias y las penas que durante tres horas continuas soportaste suspendido de la cruz, y las contracciones que sufriste en todos tus miembros, acrecentadas por la presencia de tu dolorida madre, testigo de semejante desgarradora agonía.

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.


DECIMA DECENA:

Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, la desolación que oprimió a la Virgen Santísima asistiendo a tu muerte, y el pesar de su tierno corazón, acogiéndote exánime entre sus brazos cuando fuiste bajado de la cruz.

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria……almas santas…..Padre eterno


Acabadas las diez decenas, orar: SALMO 129


IMPLORACIÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA/ De profundis

Desde lo hondo a Ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz;
Estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿Quién podrá resistir?
Pero de Ti procede el perdón, y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor, espera en su Palabra;
Mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora;
Porque del Señor viene la Misericordia, la redención copiosa;
Y él redimirá a Israel de todos sus delitos.

PARA TERMINAR:

Señor Jesús: Por los méritos de tu Santísima Pasión y Muerte, compadécete de nuestros hermanos difuntos. Amén.

ORACIÓN PARA LAS ALMAS DEL PURGATORIO:

Dios omnipotente, Padre de bondad y de misericordia, apiadaos de las benditas almas del Purgatorio y ayudad a mis queridos padres y antepasados.

A cada invocación se contesta: ¡Jesús mío, misericordia!

Ayudad a mis hermanos y parientes.
Ayudad a todos mis bienhechores espirituales y temporales.
Ayudad a los que han sido mis amigos y súbditos.
Ayudad a cuantos debo amor y oración.
Ayudad a cuantos he perjudicado y dañado.
Ayudad a los que han faltado contra mí.
Ayudad a aquellos a quienes profesáis predilección.
Ayudad a los que están más próximos a la unión con Vos.
Ayudad a los que os desean más ardientemente.
Ayudad a los que sufren más.
Ayudad a los que están más lejos de su liberación.
Ayudad a los que menos auxilio reciben.
Ayudad a los que más méritos tienen por la Iglesia.
Ayudad a los que fueron ricos aquí, y allí son los más pobres.
Ayudad a los poderosos, que ahora son como viles siervos.
Ayudad a los ciegos que ahora reconocen su ceguera.
Ayudad a los vanidosos que malgastaron su tiempo.
Ayudad a los pobres que no buscaron las riquezas divinas.
Ayudad a los tibios que muy poca oración han hecho.
Ayudad a los perezosos que han descuidado tantas obras buenas.
Ayudad a los de poca fe que descuidaron los santos Sacramentos.
Ayudad a los reincidentes que sólo por un milagro de la gracia se han salvado.
Ayudad a los padres que no vigilaron bien a sus hijos.
Ayudad a los superiores poco atentos a la salvación de sus súbditos.
Ayudad a los pobres hombres, que casi sólo se preocuparon del dinero y del placer.
Ayudad a los de espíritu mundano que no aprovecharon sus riquezas o talentos para el cielo.
Ayudad a los necios, que vieron morir a tantos no acordándose de su propia muerte.
Ayudad a los que no dispusieron a tiempo de su casa, estando completamente desprevenidos para el viaje más importante.
Ayudad a los que juzgaréis tanto más severamente, cuánto más les fue confiado.
Ayudad a los pontífices, reyes y príncipes.
Ayudad a los obispos y sus consejeros.
Ayudad a mis maestros y pastores de almas.
Ayudad a los finados sacerdotes de esta diócesis.
Ayudad a los sacerdotes y religiosos de la Iglesia católica.
Ayudad a los defensores de la santa fe.
Ayudad a los caídos en los campos de batalla.
Ayudad a los sepultados en los mares.
Ayudad a los muertos repentinamente.
Ayudad a los fallecidos sin recibir los santos sacramentos.
Dadles, Señor, a todas las almas el descanso eterno.
Y haced lucir sobre ellas vuestra eterna luz.
Que en paz descansen.
Amén.

 

ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO

Dulcísimo Jesús mío, que para redimir al mundo quisisteis nacer, ser circuncidado, desechado de los judíos, entregado con el beso de Judas, atado con cordeles, llevado al suplicio, como inocente cordero; presentado ante Anás, Caifás, Pilato y Herodes; escupido y acusado con falsos testigos; abofeteado, cargado de oprobios, desgarrado con azotes, coronado de espinas, golpeado con la caña, cubierto el rostro con una púrpura por burla; desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y levantado en ella, puesto entre ladrones, como uno de ellos, dándoos a beber hiel y vinagres y herido el costado con la lanza. Librad, Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores como habéis padecido por nosotros, a las almas del Purgatorio de las penas en que están; llevadlas a descansar a vuestra santísima Gloria, y salvadnos, por los méritos de vuestra sagrada Pasión y por vuestra muerte de cruz, de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en la posesión de aquel Reino, adonde llevasteis al buen ladrón, que fue crucificado con Vos, que vivís y reináis con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

VISITA AL CEMENTERIO

Yo me postro sobre esta tierra donde reposan los restos mortales de mis queridos padres, parientes, amigos, y todos mis hermanos en la fe que me han precedido en el camino de la eternidad.
Mas ¿que puedo hacer yo por ellos? ¡Oh divino Jesús, que padeciendo y muriendo por nuestro amor nos comprasteis con el precio de vuestra sangre la eterna vida; yo se que vivís y escuhais mis plegarias y que es copiosísima la gracia de vuestra redención.
Perdonad, pues oh Dios misericordioso, a las almas de estos mis amados difuntos, libradlas de todas las penas y de todas las tribulaciones, y acogedlas en el seno de vuestra Bondad y en la alegre compañía de vuestros Ángeles y Santos para que, libres de todo dolor y de toda angustia, os alaben, gocen y reinen con Vos en el Paraíso de vuestra gloria por todos los siglos de los siglos. Amén.


MENSAJE DE NUESTRA MADRE A UN ALMA (mexico)

“Hay que pedir mucha oración por las sufrientes almas del purgatorio a quienes Visito con frecuencia y quienes requieren de vuestras oraciones para ser liberadas.

De igual manera, Mis Pequeños, que ellas necesitan de vuestras oraciones vosotros necesitáis que ellas intercedan por vosotros.

Son tantas las almas que se condenan por no tener quien interceda por ellas, que os pido, Mis Pequeñitos, no os quedéis ociosos ni un momento sino ofrecer sacrificios, ayunos y penitencias por la Conversión de los pobres pecadores.

Haced caso de lo que os Dice Vuestra Santísima Madre María Reina del Cielo y de los Ángeles todos que es por Vuestra propia salvación y santificación todo lo que vuestra Bendita Madre os solicita.

Os lo repito: no os quedéis ociosos ni un instante sino orad a tiempo y a destiempo, interceded por vuestros hermanos a toda hora que todo Bien que hagáis por un hermano, lo estaréis haciendo por vosotros mismos.

No lo olvidéis.

Que no lleguéis ante El Trono Sacrosanto con vuestras manitas vacías en obras de Misericordia: Orad por los vivos y difuntos que vuestro costalito de Regalos a El Cielo se irá llenando así para que tengáis qué presentar Ante El Trono de Dios.

Os Amo y os espero en Mi Inmaculado Corazón para cuidar por vosotros y no olvidéis Consagrar vuestras Familias y moribundos a San José.

Después escucho: “La Oración de los cien requiems”

Rezadas así diez decenas con las invocaciones al final de cada una de ellas, se tiene completos los cien requiem de esta devoción.

(León XIIII concedió a cada requiem 50 días de indulgencia por cada cien requiem ,y el santo Padre Clemente x1 dio 100 dias de indulgencia por el rezo de del salmo De profundis y cien requiem;e indulgencia plenaria si se reza durante un ano bajo las condiciones de rigor)


¿COMO PODEMOS AYUDAR A LAS ALMAS DEL PURGATORIO?

La preocupación de sufragar por las almas del Purgatorio no es sólo un deber de justicia y de caridad, es también un gran beneficio, porque las almas del Purgatorio están muy agradecidas por los alivios que les damos y nos protegen.

Si nosotros con el sufragio rogamos por ellas, ellas ciertamente responden rezando por nosotros. Sus plegarias son muy eficaces, porque son santas y nos procuran beneficios inmensos, tanto para nuestra vida corporal como espiritual

Por las almas del purgatorio

Entre las obras de sufragio por las almas del Purgatorio, hay tres que tienen un efecto maravilloso: La oración, la Santa Misa y las Indulgencias.

La Oración:

Es como un refrigerio que de nuestra alma sube hacia el cielo. También una simple invocación, una jaculatoria, un sacrificio, un acto breve de amor a Dios, tienen una eficacia extraordinaria de sufragio. Entre las oraciones que podemos rezar prevalecen: el «Oficio de los Difuntos», el Salmo 50, el Vía Crucis, y el Santo Rosario. A todas estas u otras oraciones hay que agregar la santa Confesión y Comunión; es necesario que en ocasión de la muerte de una persona querida, todos los pariente se confiesen y comulguen por el alma.

La Santa Misa:

Una sola Misa es para ellas de infinito valor. Los teólogos dividen en tres partes el fruto de la misa:

– Una parte va en beneficio de todos los miembros.

– Otra parte va en ventaja del Sacerdote que la celebra.

– La tercera parte va en provecho de por quien se celebra, y esta parte es aplicable a las almas purgantes. Pero no

basta celebrar una sola misa por los difuntos, es necesario hacer celebrar muchas.

La Misa no se divide en tres partes, estrictamente hablando, pero, lleva en sí tres formas del infinito tesoro de Jesús: La Iglesia, el Sacerdote y los Fieles Vivos o Difuntos.

Las Indulgencias:

La indulgencia es una remisión de una pena temporal, adeudada por los pecados, que la Iglesia concede bajo ciertas condiciones al alma en gracia, aplicándole los méritos y las satisfacciones abundantes de Jesucristo, de la Virgen y de los Santos, los cuales constituyen su tesoro y por lo cual anulan sobre la tierra en todo o en parte la deuda de un alma anulándola también en el cielo. Hay indulgencia «Plenaria» y «Parcial». Para ganar la indulgencia es necesario estar en estado de gracia y tener la intención de ganarla. Por la Comunión de los Santos podemos socorrer a los difuntos, la Iglesia nos da la facultad de aplicarles este inmenso tesoro de misericordia, reduciendo así sus penas que son la satisfacción de las culpas cometidas durante la vida presente.

Las indulgencias son tesoros espirituales con los cuales se perdona la pena temporal merecida por los pecados ya perdonados. Las indulgencias pueden aplicarse a nosotros o a las almas del purgatorio. El Papa Pablo VI, en 1967, dictó normas sobre las indulgencias. Cada día se puede ganar una sola indulgencia plenaria y sin límite las parciales.
Para ganar una indulgencia plenaria se necesitan cuatro condiciones
Confesión
Comunión
Orar por las intenciones del Sumo Pontífice (bastará un Padre nuestro y Ave María u otras oraciones por el Papa)

Exclusión de todo afecto al pecado

La confesión puede hacerse varios días o después de ganar la indulgencia. Conviene que la comunión se haga el mismo día. Con una sola confesión se pueden ganar varias indulgencias plenarias en diversos días. Para cada indulgencia plenaria se requiere una comunión especial.

Se gana indulgencia plenaria:
Visitando cualquier iglesia u orando por los difuntos el 2 de noviembre.
Igualmente visitando la iglesia parroquial en el día del titular. (Por ejemplo si usted se llama Ignacio, ir el 31 de julio).
El 2 de agosto por la «Porciúncula», visitando una iglesia.
Rezando el Santo Rosario en la iglesia o en familia.
Adorando al Santísimo Sacramento, a lo menos por media hora.
Leyendo la Sagrada Escritura a lo menos por media hora.
Haciendo el Vía Crucis.
El viernes Santo venere y bese la cruz en la solemne acción litúrgica.
Recitando la oración “A Jesús Crucificado” que se entrega a continuación, los Viernes de Cuaresma delante de un crucifijo.

Los viernes ante el Crucifijo

Los viernes de cuaresma los fieles cristianos pueden ganar indulgencia plenaria si rezan devotamente la oración a continuación, frente a un crucifijo, después de la Comunión.

El Enchiridion Indulgentiarum dice:
1. Se concede indulgencia plenaria al fiel cristiano que en cualquier viernes del tiempo cuaresmal después de la comunión recite piadosamente, ante la imagen de Jesucristo Crucificado la oración ‘Oh mi amado y buen Jesús…’;
2.Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que pronuncie cualquier fórmula piadosa legítimamente aprobada: en la acción de gracias después de la comunión (por ejemplo, Alma de Cristo, Oh mi amado y buen Jesús).


Oración a Jesú crucificado.

‘Oh mi amado y buen Jesús’
Miradme, Oh mi amado y buen Jesús,
Postrado ante Vuestra santísima presencia.
Os ruego con el mayor fervor, que imprimáis en mi corazón
vivos sentimientos de Fe, Esperanza y Caridad;
Verdadero dolor de mis pecados, y propósito firmísimo de enmendarme;
Mientras que yo, con todo el amor, y toda la compasión de mi alma,
Voy considerando Vuestras Cinco Llagas;
Teniendo presente aquello que dijo de Vos el santa profeta, David:
“Han taladrado Mis manos y Mis pies, y se pueden contar todos Mis huesos”.
(Salmo 21: 17-18)


FUENTE: www.reinadelcielo.org/

MENSAJES A MONSEÑOR OTTAVIO MICHELINI -



INTRODUCCIÓN

¿Por qué me ha escogido Dios?

¿Quién soy yo? Soy menos que un granito de polvo frente al universo, soy menos que una gotita invisible frente al océano, soy menos que un repugnante gusanillo que se arrastra en el fango de la tierra.

Soy un pobre sacerdote, entre tantos, el menos culto, el menos docto, el más desprovisto, un pobre sacerdote rico sólo en innumerables miserias de toda naturaleza.

¿Por qué me ha escogido Dios? Para que se entienda que yo no soy más que un pobre instrumento en Sus Manos, para que se entienda por todos que no soy más que una miserable pluma despuntada, mi misma caligrafía es símbolo de mi inconmensurable pobreza y nulidad.

¿Por qué me ha escogido Dios? Para confundir a los soberbios, hinchados de orgullo por su saber, que han llenado la Iglesia de errores y de herejías, envenenando a las almas. Sí, necedades, errores, herejías, sobre Dios, sobre la Iglesia, sobre la Santísima Virgen, sobre la Revelación. Dios es infinitamente sencillo y nos quiere sencillos y humildes.

“En verdad, en verdad os digo que si no os volvéis sencillos como estos pequeños, no entraréis en el reino de los cielos”.

Basta transformar las cosas simples en las cosas más complicadas, basta acuñar nuevos vocablos, nuevas palabras, para ostentar su saber y atraer sobre sí, de este modo, la atención de los otros. Estimo útil esta breve introducción, si no necesaria, para que se establezca, entre mí, instrumento, y los lectores a los que está dirigido este libro, ambos envueltos en un designio de amor de la Providencia Divina, un contacto espiritual que facilite la acción de la divina voluntad.

don Ottavio Michelini



PLAN DE LA OBRA

Confidencias de Jesús a un Sacerdote


PARTE 1ª TÚ SABES QUE YO TE AMO.

PARTE 2ª HIJITOS MÍOS, ¡ÁNIMO!

PARTE 3ª LÍBRANOS DEL MALIGNO.

PARTE 4ª NO SOY YO, HIJOS MÍOS, QUIEN HA QUERIDO ESTA HORA.

PARTE 5ª LA MEDIDA ESTÁ COLMADA, EL VASO SE DERRAMA.

PARTE 6ª LA HUMANIDAD EN EL UMBRAL DE SU LIBERACIÓN.




TÚ SABES QUE YO TE AMO



Confidencias de Jesús a un sacerdote




Parte 1ª

5 de Mayo de 1975



LOS QUIERO VIVOS.

Hijo mío, no me conformo con la adhesión poco más que formal de muchos sacerdotes míos.

Hijo, quiero de mis sacerdotes una participación activa en mi Redención.

Quiero a mis sacerdotes conmigo sobre el Calvario; muchos se niegan a seguirme en mi dolorosa subida.

A mis sacerdotes los quiero orantes y operantes Conmigo en la Eucaristía. Algunos no creen ni siquiera en mi presencia en los altares, otros me abandonan y se olvidan de Mí, otros, nuevos Judas, me traicionan.

¡Quiero a mis sacerdotes constructores de mi Reino en las almas, no devastadores de mi Reino!

Quiero de mis sacerdotes el amor, porque Yo los amo infinitamente desde la eternidad. Alma del amor es el sufrimiento: se ama en la medida en que se sufre. Pero hoy muchos huyen del sufrimiento, y por tanto, del amor.

Hijo, quiero a mis sacerdotes conscientes, responsables y conocedores de su papel en el Cuerpo Místico. Los quiero vivos, vibrantes de gracia, de fe, de amor y por tanto de sufrimientos.

¡Cuánto tiempo perdido, cuánto bien no realizado, cuántos obstáculos e impedimentos en mi Cuerpo Místico! Que despilfarro de lo sobrenatural... porque muchos, muchos no tienen como soporte sino sólo una escasa fe, esperanza y amor.

¡Pobres sacerdotes míos que caminan a tientas en la oscuridad! Los amo, quiero su conversión, hijo.

Por lo tanto ¿Te extraña entonces si te pido sufrir un poco y rezar por ellos?

Los quiero conscientes

—Jesús, hazme entender qué cosa quieres de nosotros, sacerdotes.

Ya te lo he dicho: os quiero conscientes de vuestra vocación. Yo os he escogido con especial predilección y amor.

Quiero a mis sacerdotes conscientes de su participación en mi Sacrificio, no simbólico sino real. Esto lleva consigo unión y fusión de su sufrimiento y el mío. No es formulismo exterior, sino estupenda y tremenda realidad: ¡la Santa Misa!

El sacerdote debe unirse a Mí en el ofrecimiento de Mí mismo al Padre. ¿Qué Misa es la del sacerdote carente de esta conciencia y convicción?

Piensa, hijo mío, ¡qué dignidad, grandeza y potencia he dado a mis sacerdotes! El poder de transubstanciar el pan y el vino en Mí mismo: en mi Cuerpo, en mi Sangre, en todo Yo mismo. En sus manos se repite cada día el prodigio de la Encarnación.

Los he constituido depositarios y dispensadores de los frutos divinos del Misterio de la Redención. Les he conferido el poder divino de perdonar o de retener los pecados de los hombres. Como a mi Padre putativo, los he constituido custodios míos sobre la tierra. Pero, para muchos, ¡qué diferencia entre el amor con el que me custodiaba San José y su descuido de Mí en el Sagrario!

Hijo, a mis sacerdotes he confiado la tarea de anunciar mi palabra. Pero ¿en qué modo se lleva a efecto esta importante tarea del ministerio sacerdotal? Lo dice la esterilidad en general que acompaña a la predicación.

A mis sacerdotes les está confiada la tarea de combatir contra las oscuras fuerzas del Infierno, pero ¿quién se cuida de hacerlo, de echar a los demonios? Para hacer esto se necesita tender a la santidad; así también para curar a los enfermos se necesitan oraciones mortificación.

Hijo mío, a mis sacerdotes los quiero santos porque deben santificar. No deben poner confianza, para su ministerio, en medios humanos como muchos lo hacen. No deben confiar en las criaturas sino en mi Corazón Misericordioso y en el Corazón Inmaculado de Mi Madre.

Los sacerdotes son verdaderos ministros míos pero, hecha excepción de pocos, no tienen conciencia de esta su posición.

Son mis embajadores, acreditados por Mí entre los hombres, las familias y los pueblos.


Van con el mundo

Los sacerdotes son realmente partícipes de mi eterno Sacerdocio. El sacerdote es protagonista, en el Cuerpo Místico, de grandes hechos y acontecimientos sobrenaturales.

Los sacerdotes deben ser hostias para darse e inmolarse por la salvación de los hermanos.

Es pecado gravísimo pensar en salvar las almas con los propios recursos humanos de inteligencia y de actividad. Toda actividad exterior del sacerdote que carece de fe, amor, sufrimiento y oración, es nula, es vana.

El sacerdocio es un servicio. El que sirve se diferencia del servido, no se identifica con las personas servidas. El sacerdote debe diferenciarse de las almas a él confiadas, como el pastor se diferencia de su grey.

Si los sacerdotes vieran la grandeza de su dignidad, la sublime potencia sobrenatural de la que están revestidos (como veía estas cosas San Francisco de Asís) tendrían para sí mismos y para sus hermanos sacerdotes un grande y devoto respeto.

Hijo, desgraciadamente algunos se buscan a sí mismos olvidándose de Mí. Otros muchos van con el mundo, aún sabiendo que el mundo no es de Dios sino de Satanás.

Algunos me traicionan, otros están demoliendo mi Reino en las almas, al sembrar errores y herejías. Otros están áridos por carencia de la savia vital del alma: el amor, cuya verdadera alma es el sufrimiento.

Debes por tanto, rezar y ofrecerte, con una correspondencia sensible a mis invitaciones, a la reparación, a la penitencia, a la oración para que todos mis sacerdotes se conviertan. Sí, se conviertan y cada uno tome su puesto en el Cuerpo Místico: ad majorem Dei gloriam[1] y por la salvación de las almas.


Renovación real

-A mi pregunta de que qué quería dar a entender precisamente al decir: "Quiero a mis sacerdotes orantes y operantes Conmigo en la Eucaristía", la respuesta ha sido ésta:

"¿Qué cosa he hecho y hago Yo en el sacrificio de la Cruz y de la Santa Misa? ¿Cómo he rezado al Padre? “Padre, si es posible pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”.

No olvides (como muchos olvidan) que el sacrificio de la Santa Misa es la real renovación del sacrificio de la Cruz.

En el sacrificio de la Cruz está mi oración al Padre unida al anonadamiento de mi voluntad, aniquilamiento total. Está el ofrecimiento total de Mí mismo con un acto de infinito amor y de infinito sufrimiento; está la inmolación de Mí mismo por las almas.

El sacerdote que se une, y que Yo quiero unido a Mí en este sufrimiento, participa más que nunca en mi Sacerdocio. Nunca es tan sacerdote como cuando hace esto Conmigo.


Despilfarro de lo sobrenatural

¡Cuántas Santas Misas privadas de esta alma vital, de esta unión íntima y fecunda!

El Sacerdote atestigua su amor a Dios y al prójimo en el acto más importante de su jornada cuando, responsablemente en unión Conmigo, se anonada a sí mismo en la ofrenda eficaz de su voluntad al Padre y acepta inmolarse por las almas por las que Yo incesantemente me inmolo.

O sea: el sacerdote en la Santa Misa debe darse realmente Conmigo al Padre para ser dado por el Padre a las almas.

Esto debe preceder a toda otra actividad del sacerdote, de lo contrario, es despilfarro de tiempo y de lo sobrenatural; de otro modo se vuelve estéril desde la raíz toda su actividad.

Hijo, si te hiciera ver cómo son celebradas muchas, muchas Santas Misas, te quedarías espantado hasta el punto de morir...

En este sentido te repito: quiero orantes y operantes a mis sacerdotes como Yo fui y soy; sólo así es como se hacen instrumentos, para sí y para los hermanos, de verdadera renovación espiritual.

¡Cuántas actividades inútiles, hijo mío, porque están privadas de su alma natural!


Continuará ... 


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EL HÁBITO UN DISTINTIVO PARA IDENTIFICAR A LOS SACERDOTES DEL SEÑOR -


Padre Joardin Martínez, superior de los padres paulinos y librería San Pablo
en Panamá. Párroco de la iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
en la Arquidiócesis de Panamá. De origen Nicaraguense.


El hábito sí hace al monje porque el sacerdote que usa su sotana o hábito está en obediencia  a lo que pide la Iglesia, la esencia del sacerdocio es el amor, fidelidad y obediencia. 

El  joven sacerdote Joardín Martínez es un testigo y testimonio del Señor. 

Que alegría encontrar sacerdotes así, que reflejan lo que son, sacerdotes del Señor escogidos desde la eternidad.

EL HOMBRE DEBERÍA TEMBLAR

EL HOMBRE DEBERÍA TEMBLAR
San Francisco de Asís