MIL MÁXIMAS DE DON BOSCO
ESTUDIO
442 Estudio, trabajo, oración: he aquí tu lema que te conservará bueno. (IX, 160).
443 La finalidad de sus estudios era: hacerse digno de su vocación y habilitarse para la instrucción de la juventud. (I, 4).
444 Quien no tiene temor de Dios, deje los estudios porque trabaja de balde. (IV, 746).
445 En la ciencia natural se encuentra la ciencia sobrenatural; la virtud consiste en hallar el modo de ponerla en práctica. (VI, 363).
446 Medios para salir bien en los estudios: primero, temor de Dios; segundo, no perder nunca ni un minuto de tiempo, frenar la fantasía; tercero, habituarse a no seguir adelante, mientras no se haya entendido bien lo que antecede; cuarto, vencer la dificultad que se encuentra en el estudio de los autores; quinto, acordarse y recurrir a Jesús y a María con cualquier jaculatoria, este es el medio más eficaz; sexto, ocuparse exclusivamente en lo que se refiere al estudio; séptimo, recurrir siempre a la protección de María. (VII, 817-25-57).
447 La noche se hizo para descansar. Excepto en casos de urgencia, después de cenar, no se hagan trabajos intelectuales. (I, 318).
448 La moralidad es el lazo que une la santidad y el estudio, y que es al mismo tiempo su fundamento.
HUMILDAD
449 Haced todo el bien que esté a vuestro alcance, pero sin ostentación; la violeta aunque esté escondida, se descubre por su fragancia. (XVIII, 860).
450 Sé siempre agradecido q quien te dé avisos. (XI, 17).
451 La falta de humildad es siempre perjudicial para la unidad de un colegio; por el amor propio de un superior éste caerá en ruinas. (VI, 389).
452 Si poseemos las ciencias sin la humildad, no seremos nunca hijos de Dios, antes bien, hijos de aquél que es padre de la soberbia: el demonio. (III, 614).
453 Aunque no digas siempre todo lo que sepas, da a entender bien lo que dices. (III, 614).
454 Sobre Dios piensa según te dicte la fe; de tu prójimo, según te inspire la caridad, de ti, con humildad. De Dios habla siempre con veneración; del prójimo, como quisieras que hablaran de ti; de tu persona, habla con humildad o mejor calla. (III, 614).
455 La falta de modestia en el hablar, indica falta de criterio. (III, 615).
456 Habla poco de los demás, y menos de ti mismo. (III, 617).
457 Más bien que disculparte de tus defectos, procura enmendarte de ellos. (III, 617).
458 La virtud que se debe inculcar de una manera particular a los estudiantes, es la humildad; porque un estudiante soberbio es un pobre ignorante. (IV, 747).
459 A las almas santas, es mucho más penoso, revelar los dones con que Dios les ha favorecido, que hablar de sus propios defectos. (V, 209).
460 El amable y humilde, será siempre querido de todos, de Dios y de los hombres. (VI, 102).
461 La gracia de Dios triunfa siempre donde encuentra una humilde obediencia. (VIII, 174).
462 Si buscamos nuestra propia gloria, vendrá el descontento, la división y el desorden. (VI, 375).
463 NO soy nada más que lo que valgo delante de Dios. (VII, 375).
464 Por la paz en casa, hazte humilde y tolerante. (VII, 509).
465 No te ensoberbezcas jamás por lo que sepas. Cuanto más sabe uno, más se convence, que es un ignorante. (VII, 581).
466 Todo individuo en casa no sea sino un instrumento que trabaja según los planes de Dios, sin ninguna otra esperanza en la tierra. (VII, 795).
467 Una persona de talento mediocre, pero virtuoso y humilde, hace mucho más bien que un sabio soberbio. (VIII, 931).
468No te fíes mucho de tus propias fuerzas; puedes caer como San Pedro. (X, 9).
469 Ninguno se gloríe de aquello que sabe y de lo que hace; cada uno haga lo que pueda sin ostentación. (XI, 394).
470 Haced lo que podáis, Dios hará lo que nosotros no podemos hacer. Confiad siempre en Jesús Sacramentado y María Auxiliadora y veréis lo que son milagros. (XI, 395).
471 La pureza es el premio de la humildad. (XII, 8).
472 Cuando en cualquier circunstancia se refieren a nuestra pobre persona como humilde instrumento del Señor que quiere servirse de nosotros, diremos siempre: por la gracia de Dios se ha hecho esto y por lo tanto, sólo a Él todo honor y gloria. (XII, 512).
473 Recordad siempre que Don Bosco no fue otra cosa que un mísero instrumento en las manos de un artista habilísimo y Omnipotente, que es Dios; por lo tanto a Dios todo honor y gloria. (XVI, 290).
474 Yo creo, que si el Señor hubiese encontrado un instrumento más vil y más débil que yo, se hubiese servido de él para cumplir sus obras. (XVIII, 587).
INFIERNO
475 Si no puedes soportar una chispa de fuego en la mano, la ligera llama de una vela, ¿Cómo podrás sufrir aquellas llamas por toda la eternidad?. (BAC. 693).
476 El mayor tormento de los condenados en el infierno es, el pensar que han perdido el cielo por haber pasado en la ociosidad la mayor parte del tiempo, que Dios les había dado para salvarse. (BAC. 681).
477 El sacerdote nunca va solo, ni al cielo ni al infierno. (Lemoyne, 101).
478 Uno de los más graves errores de la pedagogía moderna es, no querer hablar de las máximas eternas, sobre todo de la muerte y del infierno. (II, 214).
479 Los que se dejan vencer por las pasiones, sorprendidos por la muerte y sepultados entre las llamas eternas del infierno, gemirán desesperados: ¡insensatos de nosotros, nos equivocamos!. (II, 363).
480 Son más numerosos los condenados que se confesaban, porque aún los malos, alguna que otra vez se arrepienten, pero son en mayor número los que no se confiesan bien. (VI, 903).
481 Las causas principales de tantas condenaciones, son: malas compañías, malos libros y costumbres perversas. (IX, 182).
482 La causa por la cual la mayoría de la gente se condena, es la falta del firme propósito de enmienda en sus confesiones. (X, 56).
JUVENTUD
483 La salvación del alma depende ordinariamente de la juventud. (BAC. 669).
484 Si tus padres u otras personas de autoridad, quisiesen desviarte del camino a que Dios te llama, recuerda, que antes se debe obedecer a Dios que a los hombres. (BAC. 680).
485 El lazo principal que el demonio tiende a la juventud, es el ocio, origen funesto de todos los vicios. (BAC. 681).
486 Mis queridos jóvenes, no os recomiendo penitencia, ni disciplinas, sino Trabajo, Trabajo, Trabajo. (IV, 216).
487 El que lleva mala vida en su juventud, continúa generalmente así hasta la muerte, yendo a parar inevitablemente en el infierno. (BAC. 669).
488 Hay tres clases de compañeros: unos buenos, otros malos, y otros, en fin, que no son ni lo uno ni lo otro. Debéis procurar la amistad de los primeros; ganaréis mucho huyendo completamente de los segundos; en cuanto a los últimos, tratadlos cuando os sea necesario, evitando toda familiaridad. (BAC. 682).
489 El alma juvenil es su período de formación necesita experimentar la influencia benéfica, la dulzura que puede darle la comprensión sacerdotal. (XVI, 169).
490 No pienses que vives en este mundo para divertirte, enriquecerte, comer, beber y dormir, como los animales privados de razón; pues el fin para el que has sido creado, es infinitamente más noble y más sublime, esto es: para amar y servir a Dios en esta vida y así salvar tu alma. (BAC. 686).
491 El más valioso sostén de la juventud es el Sacramento de la Comunión y la Confesión. (XI, 145)
492 Créanmelo, quien es devoto del Santísimo Sacramento, es decir, que va con frecuencia a hacer santas comuniones y visitas a Jesús en el Tabernáculo, ése tiene una prenda segura de su eterna salvación.
493 La juventud dejada a su suerte, si no encuentra comprensión a su debido tiempo, será azote para la sociedad, e irá a llenar las cárceles. (XIII, 184).
494 En la comunión frecuente se encuentra luz, fuerza y santidad. (XVI, 182).
495 Los hábitos adquiridos en la juventud, por lo general, duran toda la vida. (III, 607).
496 Es muy difícil arrancar un vicio que se haya adquirido en la juventud. (XII, 585).
497 Cuando oigáis algún sermón, tratad de recordarlo durante el día; y en la noche, antes de acostaros, detenéos un instante a reflexionar sobre lo que habéis oído. De esa manera sacaréis gran provecho para vuestra alma. (BAC. 673).
498 Los consejos de tus superiores sean reglas de tus acciones. (IX, 35).
499 La familiaridad con malos compañeros os expone a graves peligros. (II, 395).
500 Se llama mal compañero, aquel que de alguna forma os da ocasión de ofender a Dios. (XIII, 800).
501 El arma más peligrosa que utiliza el demonio en contra de las personas consagradas al Señor, es la juventud. (IX, 922).
502 Un joven perezoso, indisciplinado, será un joven desgraciado. (VII, 599).
503 Los jovencitos son la delicia de Jesús y María. (XVIII, 862).
504 Si comenzáis a ser buenos desde la infancia, lo seréis mientras viváis en el mundo. (BAC. 669).
505 Los niños son como un precioso depósito que Dios nos ha confiado. (XI, 390).
506 Antes de los doce años no hay niños malos, después de los dieciocho, ya es muy difícil reformarlos de sus vicios. (IV, 736).
507 He consagrado mi vida a la juventud, porque de su educación depende la felicidad de una nación. (XII, 700).
508 Temor de Dios y frecuencia de Sacramentos: he aquí lo que obra milagros entre la juventud.
(XI, 221).
LECTURA
509 No leáis cualquier clase de libros, escoged los convenientes a vuestra edad, dejad los que pueden ser peligrosos para vuestra salud moral. (XII, 149).
510 No leáis libros de cuya moralidad no estéis seguros, sin antes consultar a quien os pueda dar un justo criterio. (XII, 149).
511 Si estima vuestra fe, si apreciáis la salud del alma, no leáis ningún libro, si antes no fuera aprobado por el confesor o por otra persona conocida y de acrisolada piedad, observad esto bien. (VII, 292).
512 El veneno es menos dañino para la juventud que los libros malos. En nuestros días, son más peligrosos aún porque abundan los disfrazados de religiosidad. (VII, 292).
513 Huid de las lecturas malsanas como de la peste. (III, 176). 514 ¡Si supierais qué semilla tan funesta dejan las malas lecturas en el corazón de la juventud!. (V, 373).
515 Para conservar la pureza, guardáos de toda clase de lecturas malas; también de las indiferentes, pues pueden ser de peligro para vuestra alma. (VI, 8).
516 Para leer es preciso tener las siguientes normas: primero, no se lean otros libros hasta que no hayan cumplido los deberes de escuela; segundo, no se lea nada antes de haber consultado al propio maestro o a otras personas capaces, para no perder tiempo en leer libros inútiles o reprobables. (VII, 828).
517 Jamás leáis un libro, de cuya bondad no estéis seguros, sin solicitar opinión de quien pueda dar un criterio adecuado. (XII, 149).
518 La primera impresión que recibe la mente vírgen y tierna de la juventud, dura toda la vida; por eso, los libros inconvenientes son la causa principal de su ruina. (XVII, 197).
519 Para lograr que nuestras publicaciones sirvan de antídoto contra los malos libros, os ruego y suplico, que améis vosotros mismos las publicaciones de vuestros hermanos, alejándoos de todo sentimiento de envidia y desprecio. (Circular, Nov. de 1884). 509).