FRASES PARA SACERDOTES

"TODO LO QUE EL SACERDOTE VISTE, TIENE UNA BATALLA ESPIRITUAL". De: Marino Restrepo.

Una misa de campaña en medio de las bombas


Al césar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Así como este Santo sacerdote quiero decir que primero sirvamos a Dios y después, a los hombres.

SAGRARIO EN EL CENTRO DE LA IGLESIA (QUE ES LA CASA DE DIOS)


Debacle actual y antecedentes

Antes de todo comentario es necesario partir de algunos axiomas e información para que todo lo que diga resulte más claro, y también para ver dónde se ha ido gestando el estado de apostasía actual. 

Estos son:


Infalibilidad

-Los Papas no son ni infalibles, ni impecables. Pecan, se equivocan como todo el mundo. Una opinión, por ejemplo, sobre una teoría climática queda en eso y puede ser rebatida, puesta en duda, no aceptada. Incluso en materia teológica puede haber error. La infalibilidad papal, como dogma que viene del Primer Concilio Vaticano, se refiere sólo y exclusivamente cuando el Papa se pronuncia solemnemente proclamando una verdad de fe o de costumbre (moral) en acto definitivo ex Cathedra, es decir en tanto Maestro y Pastor Supremo, sucesor de Pedro. Bajo esas determinadas condiciones es que obliga a la aceptación y obediencia de toda la Iglesia. En esas circunstancias quien se opone queda automáticamente excomulgado o sea deja de participar de la comunión eclesial. En la práctica esos pronunciamientos están circunscriptos a la proclamación de dogmas.


El Espíritu Santo no elige a los Papas

-Tampoco son elegidos por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo inspira a los electores pero luego ellos libremente deciden. Dios actúa por las causas segundas. Sostener lo contrario sería caer no sólo en el error sino en la blasfemia en los casos de Papas inmorales y hasta Antipapas, que en ningún modo puede ser atribuida su elección ni tampoco la guía al Espíritu Santo.


Magisterio

-Además del Magisterio extraordinario que es el caso de la infalibilidad Papal y de Concilios aprobados por el Papa –exclusivamente en materia de fe y de moral-, está el magisterio ordinario, que en ciertos pronunciamientos podría ser pasible de error y por tanto de enmienda. Con las nuevas comunicaciones hay que decir que también hay un magisterio -no infalible pero que como todo magisterio repercute en la credibilidad de los fieles- hecho de gestos, de imágenes, declaraciones espontáneas y entrevistas. En cuanto a repercusión este se está demostrando –para bien o para mal- el más seguido y eficaz. Eficaz porque estamos ante una cultura icónica hecha de imágenes y en la que se lee muy poco, generalmente titulares. Por tanto lo que el Papa dice en una entrevista, las fotos y tomas televisivas o videos resultan indebidamente ser la línea matriz de un pontificado.


CV II pastoral y consecuencias

-El Concilio Vaticano II ha sido el primer Concilio no dogmático de la historia de la Iglesia. Se autodefinió como pastoral y por eso no hay pronunciamientos dogmáticos vinculantes ni anatemas. Es también por primera vez donde se habla de necesidad de diálogo con el mundo y se lo promueve.
-Por lo tanto –no siendo un Concilio dogmático- en línea de principio cualquier documento, siendo el Concilio de índole pastoral, es susceptible de crítica e incluso de eventual revisión. En tal sentido críticas y algunas serias, no han faltado contra documentos como la declaración Nostra Aetate sobre la relación de nuestra Iglesia con las demás religiones y el decreto Unitatis Redintegratio que se refiere al ecumenismo, es decir a la relación de la Iglesia Católica con los otros cristianos. Pero, también se han criticado ciertos puntos de Lumen Gentium, que es Constitución Dogmática, uno de ellos el 8 donde dice que la única Iglesia de Cristo ”subsiste en” la Iglesia Católica. En las discusiones internas se había propuesto “es”, que era el modo correcto de manifestar la verdad pero luego optaron por un vago “subsiste en”. Quizás ese aparezca como un punto menor aunque no lo sea porque va demostrando una cesión en la verdad para no afectar a otros. Sin embargo, las críticas más fuertes son a los otros anteriores documentos y a Gaudium et Spes, precisamente Constitución pastoral. Se la definió como el Anti Syllabus. Se recuerda que el Syllabus fue lanzado por el Beato Papa Pío IX ante distintas herejías que venían de las corrientes modernistas y que allí fueron condenadas. Posteriormente el Papa san Pío X escribió la Encíclica Pascendi Dominici Gregis, la que sigue siendo, pese a los años, muy pero muy actual y que por eso deberíamos leer. El mismo Pío X definió al modernismo como el compendio de todas las herejías. Denunciaba entonces que el enemigo no había que buscarlo fuera sino dentro de la misma Iglesia.


Algunos errores modernistas de ayer y de hoy

-Es muy recomendable leer los errores modernistas condenados por San Pío X en el decreto “Lamentabili sine exitu”. Recomendable porque muchos de esas herejías se toman por válidas y hasta se enseñan en Universidades Pontificas. Nihil novum sub sole. El decreto es de 1907 y entre muchas proposiciones condenadas están las siguientes:
“La Revelación, que constituye el objeto de la fe católica, no quedó cerrada con los Apóstoles” (proposición n. 21)
“Se puede admitir que el Cristo que nos muestra la historia es muy inferior al Cristo que es objeto de la fe”. (n.29)
La primera es la que ahora sostienen los progresistas cuando afirman que hay una evolución del dogma en cuanto a comprensión siendo lo fijado susceptible de ser cambiado de acuerdo al actual entendimiento y circunstancia.
En cuanto a la proposición condenada que compara como si fueran dos sujetos diferentes un Cristo histórico con lo que de él se enseña como objeto de fe, hoy tal herejía ha sido superada en radicalidad por los a sí mismos llamados “exegetas”, muy renombrados ellos y profesores de Biblia en seminarios y universidades. A las conjeturas elevadas por estos personajes a categoría de verdades, salió al encuentro el Papa Benedicto con su libro “Jesús de Nazaret” mostrando que el “Jesús de la historia” es el mismo que “el Cristo de la fe”. Los racionalistas modernistas dicen, en cambio, que poco podemos saber del verdadero Jesús de la historia porque –sostienen- los Evangelios son muy tardíos y producto de la elaboración de comunidades las que han creado el Cristo de la fe. En pocas palabras, todo un invento. Como se comprenderá, siendo esto lo que se enseña en muchos seminarios y hasta universidades pontificias, se necesita una fe madura para no sucumbir y caer sino en la incredulidad al menos en el escepticismo. El efecto que tiene todo el modernismo es devastador porque lleva al colapso de la fe. Este junto con la liturgia que fuera reformada después del Concilio son los elementos que más han contribuido a la apostasía general.
Otra de las proposiciones condenadas fue la siguiente: “La Resurrección del Salvador no es propiamente un hecho histórico, sino de orden meramente sobrenatural, ni demostrado ni demostrable, que la conciencia cristiana fue poco a poco derivando a partir de otros hechos” (n.36).
La diferencia es que ahora son más contundentes que hace 100 años en negar la Resurrección como hecho histórico.
Y otras dos más: “La verdad no es más inmutable que el hombre mismo, ya que con él, por él y en él evoluciona” (n. 58).
“Cristo no enseñó un determinado cuerpo de doctrina aplicable en todo tiempo y a todos los hombres, sino que más bien inició un movimiento religioso adaptado o adaptable a los diversos tiempos y lugares” (n.59).
Formas de expresar el relativismo ahora imperante y la llamada evolución del dogma.


Pero ¿qué es en definitiva el modernismo?

San Pío X lo llama la síntesis o el compendio de todas las herejías donde se encuentran la filosofía naturalista, el inmanentismo, el racionalismo que se manifiesta en devaluación de los sacramentos hasta su desacralización, en la negación de toda sobrenaturalidad, por tanto de los milagros, de la Resurrección de Cristo, de la divinidad de Cristo, de la virginidad perpetua de María. Y si a veces no lo dicen con todas las letras lo ponen de tal modo que la deducción es inmediata. Todo entonces lleva a negar la autenticidad y fidelidad de los Evangelios y los dogmas. Modernismo es también indiferentismo religioso por el que todas las religiones son equivalentes y todas válidos caminos de salvación. Es negación del primado del Papa y, en cambio, necesidad de sinodalidad y de democracia. Modernismo es negación de la Iglesia Católica Apostólica como la única y verdadera Iglesia de Cristo; equiparación del sacerdocio ministerial con el bautismal; libre examen de las Escrituras o sea rechazo del Magisterio, todo eso así como otras herejías protestantes que se derivan.


Modernismo en el CVII

-Precisamente esas corrientes modernistas y neo modernistas se infiltraron en el Concilio y lo que ayer estaba condenado de pronto se vio casi como doctrina oficial. El Concilio, que había empezado de una manera terminó de otra porque grande fue la influencia de la llamada Nouvelle Théologie que arremetía contra toda la escolástica y cuyos exponentes principales fueron Yves Congar, Danielou, Chenu, Teilhard de Chardin. Entre ellos también estaba Henri de Lubac pero de otra estatura teológica, según mi pobre criterio, más elevada.
Lo que sigue fue escrito por un testigo de esos acontecimientos: Ralph M. Wiltgen SVD en su libro El Rin desemboca en el Tíber. Historia del Concilio Vaticano II, quien ha mostrado documentadamente cómo la influencia protestantizante llegó a Roma desde los países bañados por el Rin (Alemania, Austria, Suiza, Francia y Holanda) y de la vecina Bélgica. “Los cardenales y teólogos de estos seis países –afirma y documenta el Padre Wiltgen– consiguieron ejercer un influjo predominante sobre el Concilio Vaticano II”.
Así a los teólogos franceses se sumaban Karl Rahner y Schylebeeckx. En definitiva, todos ellos venían a barrer toda la teología anterior. La brecha que se abrió fue de serias consecuencias que –después de un período de relativa contención, la de los últimos pontificados- ahora se ha profundizado y el proceso de demolición de la fe acelerado.


El Concilio de los medios

-En el aula conciliar había penetrado la cultura del mundo a la que se sumaba la prensa que daba prioridad a los modernistas. Las entrevistas, declaraciones y ruedas de prensa y comentarios de teólogos y obispos modernistas a quienes los medios de comunicación fomentaban, consiguieron que la difusión acerca del Concilio tuviese una impronta modernista. Tanto que Benedicto habló de un Concilio de los medios que no era el real pero que se impuso y dictó los acontecimientos que se siguieron. Aunque se acusa de la debacle a la influencia de los medios hubo documentos de influencia modernista. No es descabellada la denuncia que la constitución Gaudium et Spes fuera una reconciliación total de la Iglesia con el mundo moderno. Tal reconciliación implicaba que la Iglesia renunciaba al Evangelio y rompía con el Magisterio apostólico. Seguramente tales consecuencias estaría fuera de la voluntad de los padres conciliares, pero no es menos cierto que las ambigüedades del texto se prestaba y presta a tales interpretaciones y consecuentes deducciones.
-Juan Pablo II y Benedicto intentaron frenar la corriente destructora y en gran parte lo lograron. Ahora es el cambio de agujas y la aceleración de lo que se gestó en los sesenta. (Sería por eso que la Santísima Virgen en Fátima había pedido que se diera a conocer la tercera parte del secreto en 1960. Juan XXIII consideró que podía ser producto de la imaginación de Sor Lucía y no lo dio a conocer, dejando para el futuro que algún otro Papa lo hiciera. También será por eso que no habiéndose dado a conocer, la Santísima Virgen vuelva a aparecerse en Garabandal, justo en los años del Concilio, entre el 61 y el 65 y dé ese tremendo segundo mensaje que –según quien leyó el tercer secreto- se refiere a lo que no se dio a conocer en el 2000 y que complementa Akita). Cuando los hombres callan el Cielo habla y hablarán hasta las piedras.


Lenguaje ambiguo. El llamado espíritu del Concilio

-Algunos aducen que los progresistas modernistas invocan un vago “espíritu del Concilio” para justificar sus herejías. Sin embargo, lo cierto es que el Concilio sin afirmar las verdades de fe como lo hicieron todos los anteriores Concilios en 2000 años de historia de la Iglesia, apelando al diálogo para no imponer la verdad y, sobre todo, utilizando a veces un lenguaje ambiguo en los documentos les abrió el camino a los modernistas y a sus herejías.


Ambigüedades deliberadas

-Hubo en los textos del Concilio ambigüedades puestas deliberadamente, es decir con non sanctas intenciones. Dicho por quien fuera perito, o sea experto teológico nombrado, el P. Schillebeeckx: “hemos empleado frases ambiguas y sabemos cómo las interpretaremos en el futuro”. Es que el Concilio había empezado con una buena intención, con un programa que luego fue, en un golpe de mano, echado por la borda. Y allí se metieron esos peritos que asistían a los obispos, todos de corte modernista, algunos de la Nouvelle Théologie, este mismo Schillebeeckx que posteriormente fue llamado al orden repetidas veces por Roma por sus tesis heréticas sobre la virginidad de María, la Resurrección del Señor y otras muchas más. Para más datos Shillebeeckx fue el principal autor del herético Catecismo holandés. También estaba en el grupo de expertos el inefable Hans Küng y el joven Ratzinger, quien mucho más tarde abjuraría de todas esas tesis modernistas. Esa táctica de usar lenguaje ambiguo que se entienda según el gusto de quien lo interpreta es, por principio, antievangélica. El Señor dijo que tu hablar sea si, si y no, no, que el resto viene del Maligno. Pero, no sólo, sino sobre todo maliciosamente
sibilina.


¿Dialogar?

-Ahora bien, en ninguna parte de los Evangelios y del Nuevo Testamento se habla de dialogar con el mundo sino de convertirlo anunciando el Evangelio. “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda criatura. El que crea y será bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado” Mc 16:15-16. ¿Quién se atreve hoy a decir esto? ¿Dónde se escucha esto en la Iglesia? ¿No se dice acaso que no hay que hacer proselitismo y sí respetar las demás creencias? Arguyen que no hay que imponer nada a nadie. ¿Y quién impone? Anunciar no es imponer. Anunciar la salvación es el mayor acto de misericordia que podamos imaginar. ¡Como si el anuncio fuera compulsiva exigencia de conversión! La exigencia es para quien cree en Cristo como Salvador, para la verdadera Iglesia, ésa que lleva en sí san Pablo cuando dice: “Ay de mí si no anuncio el Evangelio! (Cf. 1 Co 9: 17). Dirá en ese pasaje de su primer carta a los corintios que siendo libre se hizo esclavo de todos para ganar a todos. Para ganarlos a la salvación.


Sí, al Evangelio se lo anuncia

El Señor no dio alternativas al anuncio porque no las hay. Es por la predicación que se llega a la verdad de la fe.
“El que invoque el nombre del Señor será salvo. Ahora, ¿Cómo invocarán a Aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en Aquel de quien no han escuchado hablar? ¿Y cómo van a sentir hablar sin que haya alguien que lo anuncie?” (Rm 10: 13-15).

Post concilio. Influencias modernistas, gestos equívocos y equivocados

-Además a eso contribuyeron gestos e iniciativas equívocas como el beso de Juan Pablo II al Corán (como si fuera Palabra de Dios, cuando sólo se besa la Sagrada Escritura y en particular el Evangelio) o el encuentro de Asís de 1986 con todas las religiones. Y así aparecieron animistas con sus ritos en las iglesias de Asís, un Buda sobre un sagrario, etc. No se puede dudar de la buena intención de un Papa santo como Juan Pablo II que buscaba asociar a las demás religiones a la paz y la convivencia pacífica entre ellas. Sin embargo fue un grave error que le fuera señalado por Cardenales como el gran Cardenal Giacomo Biffi y también por el mismo Ratzinger. Lástima que, pese a ser crítico con ese encuentro, 25 años más tarde y ya como Papa, Benedicto XVI permitiese la reedición de Asís, por más que tuviera algunos atenuantes. La única respuesta a ese aparente desdecirse es que grandes deben haber sido las presiones internas. Grandes las otras fuerzas exteriores, al punto que –unas y otras- posteriormente lo obligaran a renunciar. Esos gestos de acercamiento, esas iniciativas, por buenas que sean las intenciones, llevaron y llevan a la confusión de los fieles, a pensar que todas las religiones son buenas, que en todas hay algo de verdad. Se entra así por el plano inclinado donde al final lo mismo da una religión que otra, cada una tiene su verdad pero ninguna la tiene por completo, etc. Y se llega al sincretismo y a negar a Cristo como Verdad absoluta y por tanto a toda la Revelación en la única salvación de Jesucristo.


Semillas del Verbo e interpretación errada. Sacrilegios

-Y sí, cierto es que el Concilio dijo que en otras culturas y religiones había semillas del Verbo –frase acuñada por san Justino- (Lumen Gentium, Ad Gentes, Gaudium et Spes, Nostra Aetate) que conducían a Cristo, pero la idea que la mayoría entendía era la de utilizar todo lo bueno y verdadero que pudiera haber en otras religiones para encauzarlo en una acción, esto no estaba así puesto explícitamente, misionera. Sin embargo, todo eso se ha venido desvirtuando al punto de llegar a un sincretismo e indiferentismo religioso. Una religión vale la otra, lo importante es amarse (lo del video de Francisco sobre todos somos hijos de Dios y Dios es el mismo para todos). O bien todas conducen a la salvación.

-Una prueba evidente de cómo un error lleva a otro igual o peor y al sacrilegio es el del cometido en Fátima, con la presencia y anuencia del Rector del Santuario, P. Guerra y del Obispo del lugar, cuando en el altar de la capelinha, donde apareció la Santísima Virgen (el llamado altar del mundo), hinduistas llevaron a cabo su ritual tomando a María como una diosa. Cuando fueron llamados al orden, Obispo y Rector, ellos se escudaron diciendo que seguían el espíritu de Asís y así salvaron la piel. Esta es una muestra palpable de cómo se introduce la herejía en el Cuerpo de la Iglesia y en este caso, pese a las bonísimas intenciones, todo vino de la confusión introducida por un Papa santo como lo fue Juan Pablo II.


La Iglesia se ha ido “protestantizando”

-Por ejemplo, eso lo vemos ya en los documentos del Concilio cuando el Papa Pablo VI tuvo que intervenir luego de redactada la Lumen Gentium, mediante una Nota explicativa previa que aludía al capítulo 3. Por medio de un texto ambiguo se pretendía relativizar el dogma de la Infalibilidad, proclamado por el Vaticano I. El texto estaba imbuido de una eclesiología (concepto de Iglesia) protestantizada la cual disminuía la autoridad del Papa en vistas a una sinodalidad (colegialidad) en la que el Papa se igualaba a los demás obispos. Y algo de eso se está ahora cocinando.

-Ya casi al final de su vida Pablo VI advertía a su amigo Jean Gitton que la Iglesia iba por un camino de protestantización y que llegaría el día en que se vería reducida a un pequeño resto. Y también decía, con amargura, esperábamos una primavera después del Concilio y vino un crudo invierno. Y muy conocida es su frase que por alguna grieta de la Iglesia había penetrado el humo de Satanás.
La referencia exacta de la charla con su amigo Gitton, el filósofo, es “Hay una gran perturbación en este momento en el mundo y en la Iglesia, y lo que está en cuestión es la fe. Ahora me ocurre repetir aquella frase oscura de Jesús en el Evangelio de san Lucas: “Cuando el Hijo del hombre vuelva, ¿encontrará aún la fe en la tierra?”… A veces releo el Evangelio del fin de los tiempos y constato que emergen en este momento algunos signos de este fin. ¿Estamos próximos al fin? Esto jamás lo sabremos. Hay que estar siempre prontos, pero puede aún durar mucho tiempo. Cuando considero al mundo católico, lo que me llama la atención es que dentro del catolicismo parece a veces predominar un pensamiento de tipo no católico, y puede ocurrir que este pensamiento no católico mañana se vuelve el más fuerte. Pero jamás representará el pensamiento de la Iglesia. Es preciso que subsista un pequeño rebaño, por más pequeño que sea”. Pablo VI en conversación con su amigo Jean Guitton, a fines de su pontificado, en 1977.

-Estamos ante lo que el entonces Cardenal Karol Wojtlyla definió como el enfrentamiento final entre la Iglesia y la anti Iglesia. Sugestivamente lo dijo en un Congreso Eucarístico, el de Filadelfia, en 1976. Sí, porque en esta lucha la Eucaristía es el centro del ataque por más que no lo parezca. ¿Qué estaba al final en juego en el Sínodo de la Familia? ¿No era acaso el acceso a la Eucaristía de los divorciados vueltos a unir?

-De hecho Lutero destrozó todo lo cristiano: los dogmas, negando su posibilidad; la fe, devaluándola a mera opinión; las obras buenas, negando su necesidad; la Escritura, desvinculándola de Tradición y Magisterio; la vida religiosa profesada con votos, la ley moral objetiva, el culto a los santos, el Episcopado apostólico, el sacerdocio y el sacrificio eucarístico, y todos los sacramentos, menos el bautismo…

-En octubre de 1995 el Cardenal primado de Holanda, Adrianus Simonis, denunciaba en una entrevista concedida a la revista 30 Días: “La situación de la Iglesia es hoy dificilísima. Puede uno preguntarse si no está en acto, en el mundo occidental, una sedicente segunda Reforma (protestante) […] Esta segunda Reforma me parece aún más peligrosa que la primera”. Él sabía muy bien de qué hablaba, baste recordar el herético catecismo holandés.


Concepción protestante de la Eucaristía

Para destruir la fe hay que apuntar al corazón de la Iglesia Católica, de su vida espiritual, de su razón primera de ser y eso se logra minando el dogma de la presencia real y substancial y banalizando la celebración, es decir atacando la liturgia.

-Ya en 1965, al final del Concilio, circulaban teorías como la transignificación y la transfinalización sobre la Eucaristía que pretendiendo dar una forma nueva y más entendible al dogma de la transubstanciación en realidad lo que hacían era minar la fe en la presencia real del Hijo de Dios en el augusto sacramento. Tuvo que salir al paso Pablo VI con su encíclica Mysterium Fidei. Tales teorías heréticas eran las mismas opiniones de Lutero dichas con otras palabras.

-En la misma línea de desacralizar y banalizar la Eucaristía se inserta la comunión en la mano. En Argentina como en todos los demás países de América e incluso los latinos de Europa se introdujo el indulto forzadamente y dolosamente –como lo hace notar el Obispo ahora emérito de San Luis, Mons. Juan Rodolfo Laise- sobre poblaciones católicas que deseaban seguir comulgando como siempre. y llega a decir, demostrándolo, que la reintroducción de la Comunión en la mano no es otra cosa que el triunfo de una desobediencia. “Desobediencia gravísima ante todo porque se trata de la Eucaristía, luego porque implica la resistencia abierta a una directiva clara, explícita y sólidamente fundamentada del Papa Pablo VI; por su extensión universal; y porque quienes no obedecieron no fueron sólo fieles o sacerdotes, sino en muchos casos obispos y hasta Conferencias Episcopales enteras; gravísima, porque no solamente permaneció impune sino que obtuvo un éxito rotundo; gravísima, en fin, porque ha logrado que su carácter de desobediencia permaneciese oculto, haciendo que se crea, al contrario, que se estaba adoptando una propuesta venida de Roma. Por todo esto creemos poder afirmar que la introducción y difusión por todo el mundo de la práctica de la Comunión en la mano constituye la más grave desobediencia a la autoridad papal de los últimos tiempos”.

Sin embargo, es tan grande el poder de algunas Conferencias Episcopales y también el hecho que la desacralización se extendió de tal manera y ganó los ánimos de las personas que quitarla, para muchos sino para la mayoría, es quitarles un derecho(¡!!). Como si nosotros no tuviésemos no el derecho sino el deber de reverenciar, respetar y adorar al Señor en la Eucaristía. Derecho es el de Dios de ser tratado con santo temor y reverencia a su majestad. Me consta, porque lo escuché directamente de boca de los dos últimos Prefectos del Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, que querrían volver a la comunión de rodillas y en la boca pero no pueden. Esta es la triste realidad. La pregunta entonces es ¿cómo se ha podido llegar a esto? La respuesta es obligada: porque nunca en la Iglesia se ha tolerado la difusión de errores y abusos tan ampliamente.

Si antes, con Juan Pablo II y Benedicto no fue posible revertir la situación ahora lo es mucho menos. Se admite dar la comunión a quienes están en situación permanente de pecado mortal olvidando las palabras de san Pablo: «Quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Examínese, por tanto, cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y beba del cáliz; porque el que come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación»”
Mons. Schneider comenta en una entrevista: “Que Cristo, bajo las especies eucarísticas, haya llegado a ser hoy en día el más débil, vulnerable, indefenso y deshonrado en la Iglesia es un claro y lamentable síntoma de hasta qué punto se han deteriorado el amor y la fe plena en la Eucaristía y la Encarnación. Ciertamente, la esencia del protestantismo consiste en rechazar la plena verdad de la Encarnación con todas sus consecuencias: la visibilidad de la Iglesia, la vida de sacramentos, la realidad y grandeza de la Presencia Eucarística, las características encarnativas de la liturgia. La crisis actual de la Iglesia se manifiesta principalmente en estas dos actitudes: una espiritualidad gnóstica y un naturalismo horizontal, cuya raíz está en el antropocentrismo, el cual por su parte es un rasgo típico del protestantismo”.

La confusión no es católica. Es, en cambio, la nota propia de las comunidades cristianas protestantes. En ellas la confusión y la división son crónicas, congénitas, pues nacen inevitablemente del libre examen y de la carencia de Autoridad apostólica.

El papa León X, en la bula Exurge Domine (1520), condena esta proposición de Lutero: «Tenemos camino abierto para enervar la autoridad de los Concilios y contradecir libremente sus actas y juzgar sus decretos y confesar confiadamente lo que nos parezca verdad, ora haya sido aprobado, ora reprobado por cualquier Concilio» (n. 29: DS 1479).

Partiendo de esas premisas, una comunidad cristiana solamente puede llegar a la confusión y la división. Este modo protestante de acercarse a la Revelación pone la libertad por encima de la verdad, y así destruye la libertad y la verdad. Hace prevalecer la subjetividad individual sobre la objetividad de la enseñanza de la Iglesia, y pierde así al individuo y a la comunidad eclesial. Es éste un modo tan inadecuado de acercarse a la Revelación divina que no se ve cómo pueda llegarse por él a la verdadera fe, sino a lo que nos parezca. No se edifica, pues, la vida sobre roca, sino sobre arena.


La fe católica

Lo más grave de Lutero fue hacer añicos la roca que sostiene todo el edificio cristiano: la fe en la enseñanza de la Iglesia apostólica. Y lógicamente todo el edificio se viene abajo.
La fe teologal cristiana es cosa muy distinta, esencialmente diferente, de la libre opinión de un parecer personal. Como enseña el Catecismo, «por la fe, el hombre somete completamente su inteligencia y su voluntad a Dios… La Sagrada Escritura llama ´obediencia de la fe` a esta respuesta del hombre a Dios que revela (cf. Rm 1, 5; 16, 26)» (143).
La fe cristiana es, en efecto, una «obediencia», por la que el hombre, aceptando ser enseñado por la Iglesia apostólica, Mater et Magistra, se hace discípulo de Dios, y así recibe Sus «pensamientos y caminos», que son muy distintos del parecer de los hombres (Is 55, 8)” [63].


La nueva Iglesia

-Para los modernistas –y en esto coinciden con sus oponentes tradicionalistas- a partir del Concilio nace una nueva Iglesia. Los primeros para justificar todos los cambios y herejías y los segundos para denunciarlos y no aceptar en bloque al Concilio Vaticano II, origen de la revolución en la Iglesia. Frente a ellos Benedicto habla de una hermenéutica de la continuidad, entre el pre y el post Concilio. Y emprende, sin resultado positivo porque no fue secundado, una reforma de la reforma litúrgica como camino corrector para poner nuevamente las cosas en su lugar, ya que en la liturgia que se fue imponiendo a partir del Concilio, él ve la devastación de la fe. A este punto necesario es aclarar que nada tiene que ver lo que se hizo en liturgia con el Concilio porque la Constitución sobre la liturgia, Sacrosantum Concilium, pide, por ejemplo, mantener el latín. El quitar el sagrario del medio y las imágenes incluso de la Santísima Virgen, la celebración “versus populum”, la comunión en la mano, todo se hizo apelando a un difuso “espíritu del Concilio” y a misteriosas “razones pastorales”.
Cómo no pensar que la visión profética de la Beata Anne Catherine Emmerich y la enseñanza del Catecismo se apliquen a este tiempo?

-“Vi la Iglesia de San Pedro y allí una gran cantidad de hombres que trabajaban para cambiarla, pero también vi otros que la reparaban. Filas de personas maniobradoras, ocupadas en este doble trabajo, se extendían por el mundo entero y yo quedé sorprendida de la unidad con que se hacía todo eso”. “Todos trabajan en la demolición, hasta los eclesiásticos”: Visión de la Beata Anna Catherine Emmerich en la octava de Navidad de 1819 (Cap. XXV, Tomo II, página 164).


Catecismo de la Iglesia Católica:

675 Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el “Misterio de iniquidad” bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Te 2, 4-12; 1Te 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22).

676 Esta impostura del Anticristo aparece esbozada ya en el mundo cada vez que se pretende llevar a cabo la esperanza mesiánica en la historia, lo cual no puede alcanzarse sino más allá del tiempo histórico a través del juicio escatológico: incluso en su forma mitigada, la Iglesia ha rechazado esta falsificación del Reino futuro con el nombre de milenarismo (cf. DS 3839), sobre todo bajo la forma política de un mesianismo secularizado, “intrínsecamente perverso” (cf. Pío XI, “Divini Redemptoris” que condena el “falso misticismo” de esta “falsificación de la redención de los humildes”; GS 20-21).

677 La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (cf. Ap 19, 1-9). El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia (cf. Ap 13, 8) en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal (cf. Ap 20, 7-10) que hará descender desde el Cielo a su Esposa (cf. Ap 21, 2-4). El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal tomará la forma de Juicio final (cf. Ap 20, 12) después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa (cf. 2 P 3, 12-13).


Antecedentes inmediatos

Aumento de la desobediencia y grupo para el poder
-Las desobediencias a los Papas, la oposición de Conferencias episcopales enteras a la Humanae Vitae de Pablo VI, los grupos de presión protestatarios sobre todo en el norte de Europa, acaudillados por figuras como Hans Küng, que debió padecer Benedicto XVI, la sorda resistencia al Motu proprio Summorum Pontificum, que motivó una apesadumbrada carta suya al entero episcopado mundial… son apenas algunos de los hitos más salientes que se desencadenaron a partir de la forzada renuncia (por motivos gravísimos decía así Benedicto cuando dimitía, motivos gravísimos que nunca fueron aclarados cuáles eran).

–La corriente modernista progresista o liberal, como se la quiera llamar, era capitaneada al interno de la jerarquía desde la época de Juan Pablo II por el Arzobispo de Milán Cardenal Carlo Maria Martini. El mismo Martini que según declaraciones del Cardenal Daneels y de lo escrito en sus memorias recientemente publicadas, era el mentor principal del llamado grupo San Gaal o San Galo (porque se reunían en ese convento suizo) -información por otra parte confirmada por Mons. Gänswein en la reciente presentación de un libro sobre el Papa Benedicto- grupo que, según siempre Daneels, se llamaba a sí mismo “la mafia”. Ese grupo del que participaban además de Martini y Daneels los cardenales Kasper, Lehmann, Silvestrini, Basil Hume y el obispo holandés Van Luyn, tenía como candidato para el Papado a Bergoglio –contando con su anuencia- quien podría “modernizar” radicalmente a la Iglesia. Estaban preparados para imponerlo tras la muerte de Juan Pablo II y en el 2005 casi lo consiguieron. Cuando fue elegido Ratzinger no dejaron de actuar. Arremetieron nuevamente luego de la inesperada y misteriosa renuncia de Benedicto, el mismo Benedicto que en su primera Misa había dicho “No permitan que por miedo retroceda ante los lobos”.

Estos algunos de los antecedentes, ahora la agudización y culminación del proceso porque con Francisco han venido todos los que hasta ayer habían sido malamente contenidos. Hoy vuelven los Kasper, los Küng y toda la parafernalia ecumenista con la comunidad de Bosé y su mentor Enzo Bianchi a la cabeza, miembro de la heterodoxa escuela de Bolonia, también con otros miembros en puestos importantes y la comunidad de Sant’Egidio y el “espíritu de Asís”.


A modo de conclusión.

Después de todo esta larga y no exhaustiva pero sí necesaria introducción paso con algunos ejemplos al tema central. Ciertamente a lo que está ahora ocurriendo en la Iglesia, desde hace tres años a esta parte, se le puede encontrar antecedentes. Como se suele decir “de aquellos polvos estos lodos”.Todo aquel aluvión de fines de los años 60 y de la década del 70 que no había podido ser contenido por la debilidad del Papa Pablo VI, que tanto lo hizo sufrir, fue en parte, y sólo en parte, detenido por Juan Pablo II pero ya antes de su muerte y especialmente cuando fue elegido Benedicto como su sucesor arremetió con fuerza arrolladora.

El error y la herejía fueron introducidos subrepticiamente, como en la parábola del sembrador en la que otro siembra la cizaña cuando el sembrador duerme. Esa cizaña que logró meter el modernismo (es el mejor de los términos y ese encierra el de progresismo, neomodernismo) fue penetrando a partir de textos anodinos del Concilio y sobretodo de la interpretación que se quiso hacer del mismo Concilio. Para cada nueva doctrina y reforma litúrgica se apelaba a un vago “espíritu del Concilio” y a razones pastorales. Los esfuerzos de los Papas por medio de grandes documentos magisteriales poco pudieron contra la corriente de tanta herejía sostenida por la prensa laicista y anti católica y, lo que es peor, por las publicaciones de sedicentes teólogos y maestros de espiritualidad que se vendían y venden y publicitan en librerías llamadas católicas. Allí están en primera fila, en escaparates herejes como Anthony de Melo, Anselm Grün (uno que cambia Cristo por Freud en libros de auto ayuda), Pagola y muchos otros. Por otra parte los esfuerzos de esos buenos Papas que produjeron documentos de grandísimo valor como Veritatis Splendor, Humanae Vitae, Familiaris Consortio, Dominus Jesus, Mysterium Fidei, etc. no estuvieron ellos exentos de errores como el caso de Asís. Pues ahora, el modernismo se presenta triunfante con Francisco.

A partir de marzo de 2013 la Iglesia se ve gobernada por
Hablar y escribir ambiguo. Eso es lo que campea en Francisco, un lenguaje ambiguo que cada uno lo interpreta como quiere. La Amoris Laetitia en lugar de aclarar todas las discusiones y enfrentamientos de los dos Sínodos de la familia (dicho sea de paso algo totalmente inédito, tener un sínodo preparatorio para otro sínodo) dejó todo en aguas de borraja. Y sobre el Sínodo y cómo fue maniobrado hay testimonios y mucho por decir. No sólo no aclara situaciones fijando pautas ni defiende la indisolubilidad del matrimonio, sino que introduce el relativismo moral condenado por Juan Pablo II. Cada sacerdote debe decidir y peor aún, cada Conferencia Episcopal de acuerdo con las usanzas e idiosincrasia del lugar con el resultado que se rompe la unidad de la Iglesia y así también la catolicidad. Las notas características de la Iglesia son el ser “una, santa, católica y apostólica”. Pues ya con eso no es una si cada uno interpreta cuestiones de moral en modo diferente y hasta contrario, ni tampoco católica que es la universalidad, porque no en todas partes será la misma doctrina, la misma enseñanza, la misma moral.

En este mismo orden de cosas de hablar ambiguo, polivalente, oscuro, incompleto se insertan esas frases que han impactado tanto a los medios y que muchos repiten. Entre ellas la de la Iglesia como hospital de campaña para una humanidad enferma. Sin embargo, en este tiempo es la Iglesia la primera que tiene que sanar y volver urgentemente a la fe y defenderla como también defender la moral. Es en la Iglesia que hay enfermos terminales a quienes hay que atender. Al mundo hay que ir a asistirlo, sanarlo pero si adentro no hay médicos sino sólo enfermos nada bueno se podrá hacer. Parecido se presenta el mandato de “ir a las periferias”. Claro que la misión de la Iglesia es ir al mundo y también ahora a los propios católicos descristianizados, católicos sólo de nombre, pero para convertirlos a Cristo. Por eso, para ir a las periferias se está olvidando lo más importante: a las periferias hay que llevar a Cristo, no a una fe enferma, no a nosotros mismos. No se trata de asistencialismo sino de salvación ante todo de almas y de asistencia de cuerpos, unidos al alma, es decir del hombre en su integridad. De qué sirve al hombre ganar esta vida si luego pierde la vida eterna?

En una de esas entrevistas aéreas dijo Francisco que los católicos no somos conejos, en alusión a los que tienen una gran prole. Un pequeño detalle: sin gran prole no tendríamos una santa Catalina de Siena (hija número 25) ni un venerable Cardenal Eduardo Pironio (hijo número 21).

Negación de la evangelización como lo que es: anuncio de la Verdad. En la entrevista con Scalfari, propietario y director del diario La Repubblica, aludiendo a la evangelización la llama tonto proselitismo. Ver también el video https://youtu.be/LZDP3xkZA2c donde contradice el mandato del Señor de Mc 16:15-16 y las palabras de Pablo Rm 10: 13-15; 1 Co 9:16; 1 Co 1:21 y lo que nos relatan los Hechos de los Apóstoles en Hch 9:19-22; Hch 17:1-3; Hch 18:4; 18:9-11; Hch 19:8; Hch 20: 18-21..;27.

donde presenta a todos como hijos de Dios donde lo que importa es simplemente creer en el amor. El gran teólogo, Padre Ignace de la Potterie escribió: “La filiación divina no es el resultado automático garantizado por la pertenencia al género humano. La filiación divina es siempre un don gratuito de la gracia, no puede prescindir de la gracia donada gratuitamente en el bautismo y reconocida y acogida en la fe”

En efecto, está clarísimo en el Evangelio de san Juan, en el mismo prólogo, donde dice: “A quienes lo recibieron (Jesucristo) les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios, a aquellos que creen en su nombre, los cuales ni de la sangre, ni de voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre sino de Dios han sido generados” (Jn 1:12-13)

Nuestra certeza es que no hay otro Salvador del mundo fuera de Jesucristo y que por él nos volvemos hijos de Dios. En cambio para Bergoglio se puede ser hijo de Dios sin necesidad de Cristo ya que musulmanes, animistas, todos son “hijos de Dios”. Por cierto que en la célebre entrevista a La Repubblica (del 1 de octubre 2013) había dicho que “no existe un Dios católico”, típica frase equívoca, por lo que muchos se preguntan él vicario de quién es y qué Iglesia guía.

Además en el video antes citado resulta que lo importante es creer en el amor. Cabe preguntarse qué es el amor para un budista o para un musulmán o un judío practicante. Quien revela el verdadero rostro de Dios es Jesucristo y qué significa amar. Él, sólo Él, nos manda amar a los enemigos.

Hay otro video en el que afirma explícitamente que todas las religiones llevan igualmente a Dios. En el min 4.30 dice, hablando a un grupo de musulmanes: “Compartir…Los que son cristianos con la Biblia, los musulmanes con el Corán, con la fe que han recibido de sus padres, siempre los ayudará a ir adelante. Compartir también la propia fe…porque uno solo es Dios, el mismo…ha hablado de un modo, de otro, pero ir adelante…” El video en cuestión es

Para Francisco, como dijo en una de las primeras entrevistas lo más urgente y preocupante es la juventud sin trabajo, sin meta. En ningún momento menciona lo que tiene que ser la preocupación mayor de cualquier Papa, la pérdida de la fe, la apostasía general. El suyo es humanismo donde al centro está el hombre y no Dios. Es humanismo antropocéntrico, y ese humanismo es falso porque ignorando a Dios va contra el mismo hombre.

El primer protagonista en el video es él: “Ayúdenme”. A continuación lo dice con todas las letras: poner en el centro a la persona humana. No a Dios. Como en todos esos videos también en éste la cruz pectoral (que significativamente no tiene al Crucificado sino al Pastor) está oculta. Es casi inevitable vincular esta hegemonía de lo humano con CEC 675 ya comentada.


Menosprecio a la Eucaristía

A la par del magisterio ordinario expresado en documentos está el otro hecho de imágenes que, como fue dicho, en una cultura icónica donde no se lee o poco o sólo titulares, cuenta mucho.
-En ese orden de cosas se manifiesta el tratamiento a la Eucaristía: no arrodillarse durante la celebración. Se intenta explicar aduciendo a un problema en la columna. Problema que parece no contar cuando se arrodilla ante protestantes para que recen por él o cuando se inclina doce veces en los lavatorios reformados de pies de los Jueves Santos.
-Además, en todos sus años nunca ha hecho la procesión del Corpus Domini.
-No participa del Congreso Eucarístico Nacional de Italia siendo el Obispo primado de Italia. Es la primera vez que un Papa niega su participación.
-Reforma litúrgica herética del Jueves Santo incluyendo en el lavatorio de pies a no creyentes, creyentes de otras religiones, mujeres y travestis y esto en desmedro de la memoria de la institución de la Eucaristía y del sacerdocio.
-Admisión a la comunión de quienes viven en situación de pecado mortal.




Medidas inmisericordes de gobierno

Todas están dirigidas hacia un mismo lado, contra lo que significa ortodoxia.
-Entre ellas la inmediata defenestración del Cardenal Burke del Tribunal de la Signatura Apostólica, o sea la cabeza de la Iglesia de todos los tribunales eclesiásticos.

-La demolición de la comunidad modelo, llena de vocaciones de ambos sexos, Franciscanos de la Inmaculada. Para la medida blitz fue excusa que algunos dentro de la comunidad masculina se habían quejado que la única Misa que se celebraba era la latina del rito antiguo. Eso bastó para mandar un comisariado, y en un abuso de poder hacer lo mismo con la rama femenina donde no había habido ninguna queja, para poner en el comisariado una religiosa progresista.

-Remoción del Obispo de Ciudad del Este, Paraguay, Mons. Livieres, bajo la acusación de romper la unidad del episcopado. En Ciudad del Este había ocho capillas de adoración perpetua y un seminario modelo fundado por este obispo. Por supuesto, había “roto” la unidad cuando, con pleno derecho como obispo, había fundado su propio seminario donde la enseñanza era de acuerdo a la sana ortodoxia de la fe y la moral católica, en oposición hasta aquel momento del único seminario paraguayo. En una carta a Francisco le dice “que Dios el perdone lo que ha hecho”. Poco tiempo después Mons. Livieres falleció.

Ahora, mediante la Constitución Apostólica “Vultum Dei quaerere” está arremetiendo contra las comunidades femeninas de clausura obligándolas a formar federaciones. A todas.


Unidad o diversidad según convenga

Triste es ver que en ciertos casos lo que dice debe prevalecer es la unidad y otras la diversidad. Diversidad en la colegialidad, como ejemplo lo de AL sobre las conferencias episcopales que deben decidir según cada país cómo obrar en el caso de parejas irregulares que quieran acceder a la comunión. Alemania y Filipinas ya han determinado que están a favor de dar la comunión a todos (es decir a favor del sacrilegio) mientras las de África y Polonia se oponen. Esa diversidad rompe la unidad de la Iglesia en algo fundamental que es la moral.
En cambio la unidad defendida en el caso paraguayo es a daño de la verdad y del bien de la Iglesia.


Sínodo de la familia.

Comienza con la promoción de Kasper en la primera audiencia pública cuando recomienda su libro y dice, de este teólogo de ideas y propuestas heréticas, que es uno que hace teología de rodillas. Luego, lo nombrará único relator en el Consistorio preparatorio del Sínodo. Un sínodo en dos partes (¡!!). Del primer sínodo sale una relación intermedia escandalosa donde se ponen puntos que no se habían debatido en la sala. Tan escandalosa fue que el Cardenal Müller gritó “Vergogna!” y que el relator Cardenal Erdö, pese a ser considerado un progresista no quiso leerla y dirigiéndose a Mons. Bruno Forte, lo conminó a hacerlo ya que él –descubrió el Cardenal- era el autor. Forte es uno de los colaboradores muy cercanos a Francisco. Al final terminó todo en indefinición con un tema central, escogido por Kasper con el acuerdo de Francisco sobre el caso de parejas irregulares que desean comulgar. Caso totalmente marginal. El final de la historia es la Exhortación Post Sinodal “Amoris Laetitia” de Francisco y ese capítulo VIII que le piden cardenales, teólogos, filósofos, que lo anule porque es herético y va contra toda la enseñanza de la Iglesia. Algunos le piden que quite lo que va contra la doctrina de la Iglesia, como por ejemplo donde Familiaris Consortio de JP II (n. 84) confirmaba la praxis, fundada sobre la Sagrada Escritura, de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados vueltos a casar y la Amoris Laetitia lo hace posible. Cambio de doctrina, por otra parte, oculto en notas (como las 329, 336 y 351) y no explícitamente formulado como debería haber sido. Piden que las notas heréticas sean quitadas y las ambigüedades explicadas. No hay respuesta a Cardenales como Caffarra y a todos los Cardenales firmantes de aquella carta que la prensa calificó de complot. ¡Vaya complot uno en el que hay firmantes que salen a cara descubierta para pedir aclaraciones y rectificaciones por el bien de la Iglesia y la salvación de las almas!

Maltrato a quienes se oponen y defienden la doctrina de siempre en materia de uniones y Eucaristía.
Los descalifica tratándolos de fariseos, duros de corazón, Y lo hace repetidas veces en sus homilías de Santa Marta. Como alguien dijo:”Lanzar epítetos gruesos contra quienes son ortodoxos no es buena señal de apacentar el rebaño”.

Eso en cuanto al tratamiento verbal y luego en los hechos remueve a todo aquel que esté en contra de sus posturas modernistas.

Laudato Si

Es un capítulo aparte donde se parte de una teoría sobre el calentamiento global más que discutida porque en el ámbito científico está desacreditado el factor humano como principal responsable. La Iglesia no debe nunca tomar parte de una teoría científica porque es Maestra de fe y de costumbres no de ciencia positiva. Este es un doloroso aprendizaje que los Papas siguieron luego de Galileo. El calentamiento global por causa del hombre, teoría más que discutida descartada por quienes mantienen una posición totalmente objetiva en la ciencia, sirve a quienes quieren limitar la población mundial: abortistas, anticoncepcionistas, teoría de gender, etc. y que ideológicamente pertenecen al Nuevo Orden Mundial. Provoca confusión al mencionar expresamente a la Carta de la Tierra, símbolo del neopaganismo propulsado por la O

NU y los poderes hegemónicos del NOM. En LS 175 propicia un gobierno mundial y cita al Papa Benedicto fuera de contexto. En LS 236 llega a decir que el Señor llega a nosotros desde dentro de la materia ignorando por completo la transubstanciación. En el 98 dice que Jesús estaba en plena armonía con la creación y da como ejemplo el episodio cuando calma la tempestad y todos se admiran, cuando no se trata de simple armonía sino de sujeción de la creación a quien es Dios. Además de estos errores hay mucho más y todo imbuido de ecologismo. Y como derivación colateral la infame proyección animalista ecologista sobre la Basílica de san Pedro, la más importante de la catolicidad. Y nada menos que en el día de la Inmaculada Concepción de María. Una verdadera afrenta. Eso sí, pagada por los grandes del Nuevo Orden Mundial.


Principios del Papa

Que él menciona repetidamente y sobre todo en AL y en LS. Por ejemplo, “el tiempo es superior al espacio”. “El todo es superior a las partes”. etc- Estos fueron últimamente rebatidos por sacerdotes profesores de filosofía. Aparentemente inofensivos estos principios pueden revelarse peligrosos. Decir que el todo es mayor que las partes, lo cual desde luego no es cierto como principio universal, es más bien un postulado que él hace, decir eso equivaldría a decir que las religiones juntas son más que la católica sola y eso es sincretismo e indiferentismo religioso.




Material hay para no acabar. Ahora mismo está arremetiendo contra la vida contemplativa femenina con la Vultum Dei quaerere, una constitución apostólica. Los monasterios de clausura han sido el puntal que sostiene a la Iglesia.

Sólo expuse los que vinieron a mi memoria. Lo muy preocupante es que todos los, llamémosle así, equívocos apuntan para la misma dirección: la destrucción de la fe y a la desacralización de los sacramentos, y a un humanismo en cuyo centro está el hombre, no Dios, que se erige en religión universal. En pocas palabras todo se dirige, y rápidamente, a la demolición de la Iglesia.

La Iglesia es la Casa de Dios, y no la “casa del pueblo” como se pretende desde una “eclesiología” inmanentista y horizontal. Sin embargo la praxis, cada vez más extendida, es que muchos Templos católicos se parecen cada vez más a edificios civiles porque el comportamiento de los que acuden no tiene el respeto (ni el cariño) debido a Jesús Sacramentado cuya presencia es Real en el Sagrario. Así, vemos con tristeza como cada vez más se dan estos comportamientos en nuestras Iglesias: – Se entra y no se saluda al Santísimo en el Sagrario – Se forman conversaciones y corrillos antes de Misa – No se cuida el vestido que debía ser propio en un recinto sagrado (sobre todo en estaciones de calor) – Los teléfonos móviles suenan y….lo que es peor: se atienden y se conversa dentro del Templo – Cuando la Misa acaba el corrillo se convierte en “clamor”……y se hace imposible rezar ni siquiera oraciones vocales – Muchos fieles acuden a rezar ante imágenes del Señor, María, y Santos…..pero no saludan al Santísimo Podrían darse más ejemplos…..pero estos cinco son representativos y suficientes, y seguro que son muy “familiares” a la mayoría de los lectores. Y ésto ¿porqué sucede?…..¿qué ha sucedido sobre todo en las últimas décadas para que se haya llegado a esta degradación que ya parece “normal”? Pues habría, y hay, muchas respuestas. Respuestas sobre la falta de formación, a ausencia de la misma, la influencia del protestantismo en la Iglesia Católica, la secularización interna en el clero católico, la presión del ambiente en su reinante falta de educación….etc. Si, son todas ciertas. Pero yo quiero señalar una CAUSA que estimo muy directamente relacionada con que la Iglesia no sea asumida como “Casa de Dios”. Y esa causa es que, precisamente, HEMOS DESPLAZADO A DIOS DEL LUGAR PREFERENTE que es, sin duda, el Centro del Templo. Es decir: la causa de esta progresiva falta de respeto en la Iglesia, englobando a todas las señaladas, está en el desplazamiento del SAGRARIO hacia capillas laterales. Cuando el Sagrario está en el centro de la nave, la evidencia de DIOS presente realmente se hace, valga la redundancia, mucho más evidente. De ese modo cuando un fiel entra en la Iglesia se encuentra en seguida con el Sagrario y, o bien se santigua o se arrodilla (o ambas cosas) porque asume que acaba de entrar en la Casa de Dios. Cuando desplazamos el Sagrario del centro a las capillas laterales, sucede que dentro del recinto hay como una “división” de zonas. Una zona “mayor” donde está en Sagrario (donde hay que mantener silencio y más respeto) y otra zona “menor” que es el resto del recinto donde ya se puede uno “relajar más”. Cuando el Sagrario está en el centro sucede lo contrario: la mayor parte del recinto impone silencio y respeto, y, si hay necesidad de hablar o de atender otra cosa, se buscan rincones alejados del Sagrario para hacerlo. Y es más lógico que en una Iglesia lo tenga más fácil quien vaya a REZAR que quien vaya a charlar o simplemente no tenga devoción alguna. En conclusión: el Sagrario en el centro manifiesta de la mejor forma posible que la Iglesia es la casa de Dios. 

El Sagrario en su lugar 




El sagrario definitivamente es lo más sagrado que se puede encontrar en nuestro Templos. Es el lugar por excelencia donde Jesús Eucaristía es reservado para la comunión fuera de la Misa, y para el culto y adoración de los fieles. Por cierto, ¡como falta en muchos lugares fomentar la adoración al Santísimo Sacramento del altar!.

Pero, ¿cuál debe ser su lugar? Y me hago la pregunta, porque tristemente en muchos Templos el sagrario ha sido relegado a un rincón. Sí, a un rincón, dejándole el lugar principal, el del centro del presbiterio, a la silla donde se sienta el sacerdote. ¿Quien es más importante? ¿Cristo Eucaristía o el Sacerdote? No hace falta responder la pregunta, todos sabemos la respuesta, entonces, ¿porqué hemos desplazado el Sagrario del centro del altar?, del lugar donde todos los fieles pueden mirarlo y adorar a Cristo, para ponerlo a un lado, como relegado, como si fuera un estorbo. Desgraciadamente, eso ha sucedido porque a muchos sacerdotes se les ha olvidado que el centro de nuestra celebración Eucarística es Cristo y no ellos, y han querido robarle el lugar al sagrario colocando su silla en ese lugar. Nuevamente, más de las improvisaciones de aquellos que entendieron mal el Novus Ordo Missae.

Conviene hacer referencia a las normas litúrgicas vigentes: El Código de Derecho Canónigo, establece en el Canon 938 que “El sagrario, en el que se reserva la santísima Eucaristía, estará colocado en una parte noble de la iglesia u oratorio destacada, dignamente adornada, apropiada para la oración.”. De lo anterior se desprende que podría estar en una capilla anexa y no en el altar principal. Pero sino existe Capilla anexa, ¿de donde han entendido algunos que lo conveniente es colocar el sagrario a un lado y la silla de quien preside en el centro del altar? Vuelvo a la misma pregunta ¿Quién es más importante, Cristo, o el que celebra? ¿Con quién nos vamos a encontrar en la Misa, con Cristo o con el Sacerdote?

No hace falta mayor conclusión, en mi humilde opinión, sino existe Capilla Sacramental (capilla del Santísimo), el lugar del sagrario debería ser en el Centro del Presbiterio, y no relegado a un lado, porque definitivamente el Centro del Presbiterio es el lugar “más noble”.

Por último les dejo un párrafo de la EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL SACRAMENTUM CARITATIS DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI:

“Sobre la importancia de la reserva eucarística y de la adoración y veneración del sacramento del sacrificio de Cristo, el Sínodo de los Obispos ha reflexionado sobre la adecuada colocación del sagrario en nuestras iglesias.[196] En efecto, esto ayuda a reconocer la presencia real de Cristo en el Santísimo Sacramento. Por tanto, es necesario que el lugar en que se conservan las especies eucarísticas sea identificado fácilmente por cualquiera que entre en la iglesia, también gracias a la lamparilla encendida. Para ello, se ha de tener en cuenta la estructura arquitectónica del edificio sacro: en las iglesias donde no hay capilla del Santísimo Sacramento, y el sagrario está en el altar mayor, conviene seguir usando dicha estructura para la conservación y adoración de la Eucaristía, evitando poner delante la sede del celebrante. En las iglesias nuevas conviene prever que la capilla del Santísimo esté cerca del presbiterio; si esto no fuera posible, es preferible poner el sagrario en el presbiterio, suficientemente alto, en el centro del ábside, o bien en otro punto donde resulte bien visible. Todos estos detalles ayudan a dar dignidad al sagrario, cuyo aspecto artístico también debe cuidarse. Obviamente, se ha tener en cuenta lo que dice a este respecto la Ordenación General del Misal Romano.[197] En todo caso, el juicio último en esta materia corresponde al Obispo diocesano.


FUENTE: contranewage.blogspot.com

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