Sinopsis:
Los cristianos deben cambiar su forma de tratar a los homosexuales, aunque ello no signifique desconocer que la Biblia condena el ejercicio de la homosexualidad.
Rev. 8 de Agosto de 2010
Es hora de reconocer que los cristianos hemos cometido graves errores al tratar el tema de la homosexualidad. Para empezar, lo hemos tratado de una forma que a veces puede permitir el ejercicio de la violencia contra los homosexuales, violencia que no necesariamente es física (aunque por desgracia a veces lo es), sino que puede ser expresada en chistes de mal gusto y en expresiones que no tienen la menor caridad. Jesús vivió en medio de prostitutas, explotadores, en fin, sin que tal cosa supusiera que toleraba el pecado, por el contrario, siempre estuvo atento a ellos al tiempo que les predicaba la conversión, y además no los rechazó. ¿Por qué nosotros no hacemos lo mismo? Como suelen decir los profesores de teología: si los cristianos rechazan a los pecadores, ¿quién les llevará el mensaje de conversión? Y en materia de violencia extrema, debe recordarse que Dios no quiere la muerte del pecador, sino que cambie y viva (Ez 18, 23). Por otra parte, hemos rechazado el ejercicio de la homosexualidad, al tiempo que no condenamos igualmente y con la misma energía al sujeto que gasta su dinero en placeres mientras su familia pasa hambre, para dar solamente un ejemplo. Eso significa que debemos repensar la actitud respecto de la homosexualidad. Nótese que en ningún caso el pecador es aislado u objeto de burlas. Hay que insistir: Jesús vivió entre ellos, tanto si eran llamados "pecadores" por los contemporáneos, como si eran pecadores contra Dios (lea sobre qué es pecado), pues de otra forma no habrían sido llevados a la conversión. El pecado no es querido por Jesús, no le es irrelevante.
"Vete y en adelante no vuelvas a pecar." (Juan 5, 11)
Sentado lo anterior, es decir, que el mensaje no puede ser un repudio sino en cambio una reflexión, revisemos brevemente el mensaje de la Biblia sobre el ejercicio de la homosexualidad.
"No te acostarás con un hombre como se hace con una mujer: esto es una cosa abominable." (Lv 18, 22)
Eso era lo que se leía en el Antiguo Testamento. Sin embargo, muchas cosas variaron con Jesús, quien actualizó muchas reglas previstas en los códigos legislativos antiguos, como el amor hasta el enemigo, que no estaba previsto en algunos de esas normas (ver Mt 5, 43-45). Entonces hay que preguntarse, ¿Se mantuvo la prohibición de acostarse con parejas del mismo sexo en el Nuevo Testamento? Sí.
"Incluso reemplazaron al Dios de la Gloria, al Dios inmortal, con imágenes de todo lo pasajero: imágenes de hombres, de aves, de animales y reptiles. Por eso Dios los abandonó a sus pasiones secretas, se entregaron a la impureza y deshonraron sus propios cuerpos. Cambiaron la verdad de Dios por la mentira. Adoraron y sirvieron a seres creados en lugar del Creador, que es bendecido por todos los siglos: ¡Amén! Por esto Dios dejó que fueran presa de pasiones vergonzosas: ahora sus mujeres cambian las relaciones sexuales normales por relaciones contra la naturaleza. Los hombres, asimismo, dejan la relación natural con la mujer y se apasionan los unos por los otros; practican torpezas varones con varones, y así reciben en su propia persona el castigo merecido por su aberración." (Rm 1, 25-27)
Se ha querido desvirtuar lo que dice Pablo sobre la homosexualidad y las parejas gay, como si Pablo cuando hablara de matrimonio no estuviera hablando expresamente de una pareja de hombre y mujer (leer Efesios 5, 2-31) para no volver a hablar de la condena expresa a la homosexualidad acabada de citar. Pero el discurso de los que defienden el ejercicio de la homosexualidad no solamente es falto de verdad, sino que además oculta hechos como que la homosexualidad puede revertirse (ver "Muchos homosexuales que creían que no había otra opción están casados y con hijos" en el site de la National Association for Research and Therapy of Homosexuality NARTH).
¿Habla la Biblia de valores morales? Desde luego:
"Por lo demás, hermanos, fíjense en todo lo que encuentren de verdadero, noble, justo y limpio, en lo que es fraternal y que reconforta, en todos los valores morales que merecen alabanza." (Fil 4, 8)
Que quede bien claro. Las advertencias en la Biblia no son solamente contra quienes practican la homosexualidad, sino también contra quienes aprueban tales prácticas. De ellos dice San Pablo:
"Conocen las sentencias de Dios y saben que son dignos de muerte quienes obran de esa forma. Pero no solamente lo hacen, sino que aprueban a los que actúan de igual modo." (Rm 1, 32)
La mención a la muerte no es un llamado a la violencia contra los homosexuales, sino una advertencia de muerte espiritual., como la de los primeros padres en el jardín del Edén:
"Y Yavé Dios le dio al hombre un mandamiento; le dijo: “Puedes comer todo lo que quieras de los árboles del jardín, pero no comerás del árbol de la Ciencia del bien y del mal. El día que comas de él, ten la seguridad de que morirás.” " (Génesis 2, 16-17)
No se olvide que los primeros padres violaron este mandato, pero Dios no los mató, sino que por ellos entró la muerte del mundo. Ese es el sentido. Pablo invoca como armas la justicia, ninguna otra.
"Procedemos con integridad, conocimiento, espíritu abierto y bondad, impulsados por el Espíritu Santo y el amor sincero, con las palabras de verdad y con la fuerza de Dios, con las armas de la justicia, tanto para atacar como para defendernos. " (2 Co 6, 6-7)
Es inaceptable por tanto cualquier violencia contra los homosexuales, o contra cualquier otro. Queda claro así el tema de que la mención de la muerte no es un llamado a la agresión. El mandato es de amor.
Siguiendo con el tema de la homosexualidad, advierte el Catecismo de la Iglesia Católica:
"La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves, la Tradición ha declarado siempre que 'los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados'. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso." (número 2357)
La homosexualidad no es pecado por sí misma, pero sí lo es siempre su ejercicio. Pablo condena las relaciones entre hombres indicando que es un pecado "que va contra la doctrina sana" ("los que tienen relaciones sexuales entre hombres" dice en 1 Tm 1, 10).
"Las personas homosexuales, como los demás cristianos, están llamadas a vivir la castidad. Si se dedican con asiduidad comprender la naturaleza de la llamada personal de Dios respecto a ellas, estarán en condición de celebrar más fielmente el sacramento de la penitencia y de recibir la gracia del Señor, que se ofrece generosamente en este sacramento para poderse convertir más plenamente caminando en el seguimiento a Cristo." ("LA IGLESIA Y LA ATENCIÓN PASTORAL A LOS HOMOSEXUALES Carta de la Congregación para la doctrina de la fe (1986)")
Hay quienes se atreven a sostener que la homosexualidad no es condenada por la Biblia, negando los textos expresos sobre el tema. En el caso del episodio de Sodoma y Gomorra (Gn 19), incluso sostienen que el ejercicio de la homosexualidad no fue el gran pecado de Sodoma. Pero dice la carta de Judas:
"De igual modo sentenció a Sodoma, Gomorra y las ciudades vecinas que se entregaban a la prostitución y se dejaban llevar por sus instintos; éstas son ahora una advertencia del fuego eterno. Ahora, sin embargo, estos hombres se dejan llevar por locuras parecidas: envilecen sus cuerpos y desprecian a las autoridades celestiales." (Jd 1, 7-8, leer también los versos 17-21))
Recordemos que el Antiguo Testamento se lee a la luz del Nuevo Testamento, por eso cualquier pasaje dudoso debe aclararse con tal luz (para entender mejor Gn 19, leer "¿Cuál fue el pecado de Sodoma?" en este site) . Lo mismo que en los tiempos bíblicos (tanto del AT como del NT), los que promueven el homosexuales y todos los pervertidos se han vuelto descarados, y se enorgullecen de sus pensamientos perversos, tal como delató Isaías:
"Su rostro descarado los denuncia y, como Sodoma, muestran sus pecados en vez de esconderlos. ¡Ay de ellos que han preparado su propia ruina! " (Is 3, 19)
Recientemente, el ataque contra el cristianismo se ha vuelto más sofisticado. Ahora se pretende desvanecer la masculinidad y la feminidad mediante la ideología "del género". Lee sobre este punto en "La ideología de género, sus peligros y alcances", texto que comienza de la siguiente manera:
"Se ha estado oyendo durante estos últimos años la expresión "género" y muchos se imaginan que es solo otra manera de referirse a la división de la humanidad en dos sexos, pero detrás del uso de esta palabra se esconde toda una ideología que busca precisamente hacer salir el pensamiento de los seres humanos de esta estructura bipolar. Los proponentes de esta ideología quieren afirmar que las diferencias entre el varón y la mujer, fuera de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija que haga a unos seres humanos varones y a otros mujeres. Piensan más bien que las diferencias de manera de pensar, obrar y valorarse a sí mismos son el producto de la cultura de un país y de una época determinados, que les asigna a cada grupo de personas una serie de características que se explican por las conveniencias de las estructuras sociales de dicha sociedad."
También debes leer "Ideología de género: Primer blanco, la Familia".
Hay que estar atentos a que no ocurra lo que critica San Pablo en efesios 4, 19:
"Después de perder el sentido moral se han dejado llevar por el libertinaje y buscan con avidez toda clase de inmoralidad."
Por último, invito a leer la biografía de San Carlos Luanga, mártir con otros ugandeses por haber advertido hasta las últimas consecuencias al entonces rey de Uganda (1886) del pecado en que incurría por ejercer la homosexualidad.
Para leer un estudio más extenso sobre Biblia y homosexualidad, sugiero leer: "A la Sombra de Sodoma: ¿Dice la Biblia Realmente lo que Pensábamos Acerca de la Homosexualidad?" del dr. Greg Bahnsen.
En cuanto a la homosexualidad frente a la ciencia, no sobra que todo el mundo comience a enterarse cómo salió la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, cosa que no sucedió científicamente sino mediante violencia de grupos progay (ver el estudio de César Vidal sobre este punto y también las páginas 410 y 411 de "Psychiatry in Law/law in Psychiatry" de Ralph Slovenko, y también "Homosexuality and American psychiatry: the politics of diagnosis", pgs. 101 y siguientes, de Ronald Bayer).
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