Nada más glorioso y honorífico para un cristiano, que el llevar el nombre sublime de hijo de Dios, de hermano de Jesucristo. Pero, al propio tiempo, nada más infame que avergonzarse de ostentarlo cada vez que se presenta ocasión para ello. No, no nos maraville el ver a hombres hipócritas, que fingen en cuanto pueden un exterior de piedad para captarse la estimación y las alabanzas de los demás, mientras que su pobre corazón se halla devorado por los más infames pecados. Quisieran, estos ciegos, gozar de los honores inseparables de la virtud, sin tomarse la molestia de practicarla. Pero maravíllenos aún menos al ver a otros, buenos cristianos, ocultar, en cuanto pueden, sus buenas obras a los ojos del mundo, temerosos de que la vanagloria se insinúe en su corazón y de que los vanos aplausos de los hombres les hagan perder el mérito y la recompensa de ellas. Pero ¿dónde encontrar cobardía más criminal y abominación más detestable que la de nosotros, que, profesando creer en Jesucristo, estando obligados por los más sagrados juramentos a seguir sus huellas, a defender sus intereses y su gloria, aun a expensas de nuestra misma vida, somos tan viles, que, a la primera ocasión, violamos las promesas que le hemos hecho en las sagradas fuentes bautismales? ¡Ah, desdichados! ¿qué hacemos? ¿Quién es Aquel de quien renegamos? Abandonamos a nuestro Dios, a nuestro Salvador, para quedar esclavos del demonio, que nos engaña y no busca otra cosa que nuestra ruina y nuestra eterna infelicidad. ¡Oh, maldito respeto humano, qué de almas arrastras al infierno! Para mejor haceros ver su bajeza, os mostraré: 1.º Cuánto ofende a Dios el respeto humano, es decir, la vergüenza de hacer el bien; 2.° Cuán débil y mezquino de espíritu manifiesta ser el que lo comete.
FRASES PARA SACERDOTES
"TODO LO QUE EL SACERDOTE VISTE, TIENE UNA BATALLA ESPIRITUAL".
De: Marino Restrepo.
Una misa de campaña en medio de las bombas
Al césar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Así como este Santo sacerdote quiero decir que primero sirvamos a Dios y después, a los hombres.
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