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En 1962 sucedió uno de los hechos más extraordinarios de las apariciones marianas, una vidente recibió la comunión de San Miguel Arcángel en la boca ante decenas de personas e incluso se fotografió.
Y ante el pedido insistente de las videntes de que la Virgen que se aparecía diera una señal visible para todos, les comunicó qué en un determinado día, al momento de que Conchita recibirá la comunión en su lengua, todos la verían con sus ojos y la visión de esta hostia visible se anunciaría con 15 días de anticipación.
Fui así que providencialmente sin estar informados de esto, cayeron al pueblo de Garabandal tres hermanos de la orden Hospitalaria de San Juan de Dios.
EL MOTIVO DE LOS HERMANOS DE HOSPITALARIOS DE SAN JUAN DE DIOS POR IR A GARABANDAL
Estos hermanos fueron motivados por el conocimiento de que Nuestra Señora bendecía con reverencia los sacramentales de las personas, que le ofrecían los videntes, como rosarios, medallas, escapularios, cruces, anillos de boda, etc.
Pero sobre todo, que las niñas que en ese momento que estaban en el éxtasis,tenían una habilidad extraña que les permitía devolver el objeto directamente al propietario sin saber de quién era el objeto presentado, porque todos los objetos se ponían arriba de una mesa, entonces las niñas los tomaban, le pedían a la Santísima Virgen que los bendijera uno a uno y luego se los devolvían al propietario, sin haber identificado previamente de quién era cada uno.
Incluso más adelante, en la última aparición que fue el 13 de noviembre de 1965, la Virgen hizo una promesa al besar los artículos que estaban en la mesa, dijo que para quienes utilizarán los objetos con fe y devoción, Jesús realizaría grandes prodigios.
El lector debe saber que la región de Cantabria en Asturias padeció fuertemente la Guerra Civil Española, siendo una plaza dominada por el comunismo, y que le había sido prohibido a la población llevar consigo Rosarios medallas y otros símbolos cristianos, aunque hubieran sido transmitidos de generación en generación, en una zona que era profundamente católica.
Pueblito de San Sebastión de Garabandal
Pues bien, antes de cada aparición se instalaban pequeñas mesas en el lugar de la aparición donde la gente ponía los objetos religiosos para ser bendecidos por la Virgen y luego de bendecidos, eran entregados uno a uno a sus dueños por la videntes, sin haberse equivocado jamás.
Incluso se comentó que una vez en la mesa se colocó un objeto cuadrado envuelto que no tenía apariencia de objeto religioso. El objeto permaneció en el lugar y posteriormente Nuestra Señora reveló diciendo “esto pertenece a mi hijo”, aclarando que eran hostias consagradas que había sido transportadas en secreto por barco durante la Guerra Civil.
Ante todo esto, era tal el sentido de maravilla que despertaba, que la gente lloraba y se desmayaba, y eso fue lo que atrajo más a estos hermanos de San Juan de Dios.
Se ha considerado que más de 1000 sacerdotes y religiosos asistieron a las apariciones de Nuestra Señora del Carmen de Garabandal, pero el testimonio que vamos a relatar de los tres hermanos de la orden San Juan de Dios es importante porquees el único caso que se conoce en qué San Miguel Arcángel dio la comunión en forma visible a videntes y que besó los escapularios que llevaban los religiosos, en este caso los tres Hermanos.
LOS TRES HERMANOS LLEGAN AL PUEBLO DE GARABANDAL
Hace más de 50 años tres Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios subieron hasta un remoto pueblo de montaña del que habían oído decir que pasaban cosas sobrenaturales, y no sabían que iban a ser parte de una experiencia maravillosa.
Cuando llegaron en taxi ese día los hermanos encontraron un montón de gente que estaba esperando subir a Garabandal y entre Ellos encontraron un médico catalán a quién le preguntaron qué opinaba como psiquiatra de las cosas que estaban sucediendo y él contestó:
“Para mí yo creo que todo es sobrenatural, pero ustedes suban, vean y juzguen. Para mi las videntes creo que son niñas totalmente normales”.
A la que vieron primero fue a Mari Cruz porque el taxi paró cerca de su casa. La niña se encontraba cosiendo con su hermana mayor, le pidieron hablar con ella y la niña accedió.
Los hermanos la definen como una chica muy tímida qué respondía algunas preguntas y otras no, y a veces contestaba con una sonrisa.
Luego les dijeron que subía Jacinta por una calle.Jacinta los saludó según ellos con una sonrisa angelical y las respuestas a las preguntas fueron similares a los de Maricruz
Sacaron algunas fotos y hablaron con gente que estaba por ahí concluyendo que la gente les tenía verdadera simpatía, creían en el hecho extraordinario de las apariciones y los diálogo con la Virgen.
Al punto que varios de ellos que eran de otros lugares estaban varios días sin comer y sin dormirpara ser participes de los hechos excepcionales que estaban transcurriendo Garabandal.
Y les alertaron que se quedarán esa noche para ver algo excepcional, pero no sabían de qué se trataba aún.
Fue así que fueron a los pinos de Garabandal y se sentaron a tomar un bocadillo de los cuatro que llevaban.
Para sorpresa apareció Conchita, una niña de unos 12 años, con otras niñas más chicas.
Parroquia de San Sebastian de Garabandal
Charlaron un rato largo y le invitaron con el bocadillo que les sobraba pero Conchita les dijo “no puedo porque tengo que comulgar”. Y reafirmó no puedo comer porque “dentro de dos horas voy a comulgar aquí” eran las 10:30 en punto.
En la conversación la niña habló naturalmente de las cartas del Padre Pío, del envío de cartas a la gente sin saber su dirección, del cariño que la virgen tenía hacia todos e incluso de las correcciones que les hacía la Virgen cuando escribir mal las palabras.
Los Hermanos registraron algo que para ellos fue muy importante: el comentario de la niña de que la Virgen se preocupaba no solamente del bien espiritual de la gente sino también del bien material, por ejemplo del dolor de cabeza así como de todas las cosas que las madres se preocupan respecto de sus hijos.
Testimonian los tres hermanos de San Juan que desde ese momento comenzaron a ver a la virgen mucho más real cada día.
CONCHITA COMULGA POR MANOS DEL ÁNGEL Y EN FORMA VISIBLE
Luego vino la parte más extraordinaria cuando Conchita comulgó junto a ellos.
El relato de los hermanos dice lo siguiente:
“Conchita dio unos pasos, nos miró y en esto se cae de rodillas. Un fuerte golpe como si fuera de una rigidez de muerto, digamos así. Comenzó a extasiarse, girando la cabeza hacia atrás de una manera extraordinaria.
Nosotros, asustados los tres, caímos de rodillas. Nos entró un santo temor y un santo gozo que no se puede explicar”.
El hermano Juan Bosco registró en sus notas:
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“Aún de rodillas y en la misma postura, la chica hizo la señal de la cruz muy despacio y con devoción. Ella dijo unas palabras en voz baja y suavemente golpeó el pecho tres veces. Ella estaba orando en éxtasis.
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Cuando la oración terminó, abrió su boca, sacó la lengua como en la recepción de la Comunión, retiró la lengua y cerró la boca lentamente.
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Dos de nosotros escucharon el leve ruido que provenía de ella, algo que tragaba.
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Mantuvo esta posición y hemos escuchado su voz baja, audible, pero no pudimos escuchar para comprender suficientemente las palabras.”
Luego de que comulgo se acercó a los hermanos de San Juan y comenzó hablar con el Angel y a tocar a los Hermanos, esto es lo que es los testimonian:
“Yo me asusté, de rodillas, sin poderme levantar, me retiré arrastrándome de rodillas para que la niña no me tocara.
Yo notaba alguna cosa misteriosa, pero la niña insistía hasta que tomó el Escapulario del hábito.
Entonces yo, con las manos cruzadas encima del escapulario, hice fuerza para que la niña no levantara el escapulario porque yo notaba que lo alzaba hacia el cielo.
Sin saber qué era aquello ni qué no era, comencé a hacer fuerza pero fue inútil porque la niña levantó mi escapulario como si fuera un cáliz, con una devoción extraordinaria lo elevó a cierta altura, unos segundos en el aire, lo dejó caer suavemente, musitó unas palabras y se acercó a otro compañero.
La niña siempre sin mirar a la persona sino a una cosa, a una imagen invisible, se acercó de rodillas lo mismo al otro compañero, hizo el mismo ademán, habló unas palabras, dejó el escapulario y volvió al otro compañero.
Pero el tercer compañero, mas frio, hizo un lío con los tres Escapularios del hábito para ver si la niña presentaba el mismo escapulario dos veces. Sin mirar más que a la imagen que ella veía en el cielo, dejó el Escapulario besado, uno y otro y se quedó con el Escapulario que no había presentado.
Hizo el mismo ademán, después de unos instantes la niña siguió extasiada, se hizo la señal de la cruz como yo nunca lo he visto, estuvo unos instantes más y en esto el éxtasis había pasado”.
Una vez que estos hechos terminaron los Hermanos abordaron a Conchita haciéndole algunas preguntas; este es el testimonio:
— ¿Por qué cogiste los Escapularios y por qué los elevabas al Cielo?
— Me los pidió el Angel para besarlos.
— ¿Has hablado con el Angel?
— Sí.
— Y ¿qué te ha dicho? ¿Te dijo algo de nosotros?
— El Angel ya sabía que estaban ustedes aquí y me ha dicho que he venido yo aquí porque estaban ustedes y también me dijo que el Señor y la Virgen están contentos con ustedes.
— ¿Te ha dicho algo para cada uno?
— Sí, me ha dado un mensaje para cada uno.
— Pues dínoslo.
— No, que tengo que decírselo primero a la Virgen, porque el Angel me dice que lo diga antes a la Virgen.
— Entonces nos los dirás.
— Sí, sí, ya se los diré.
Los pinos de Garabandal
— ¿Y tú sabes de quién era el primero de los Escapularios que presentaste?
— El primero era del hermano Luis.
— ¿Y el segundo?.
— Del hermano Miguel.
— ¿Y el tercero?.
— Del hermano Juan.
— ¿Cómo viste al Angel?.
— Con vestido azul, alas rosa y el pelo un poco largo con las puntas rizadas hacia arriba.
Al decir esto, ella misma hizo el ademán sobre su cabello para hacer la descripción más gráfica.
Durante la conversación, tanto antes como después del éxtasis, continuamente nos llamaba “padres”. Le indicamos que éramos “hermanos”.
Al oir esto ella exclamó:
— ¡Ah!, por eso el Angel me dijo “los hermanos”.Entonces yo le dije que no eran hermanos míos y el Angel se sonrió.
También otro hecho extraordinario es que los hermanos llevaban una máquina fotográfica que les permitió tomar varias fotografías, pero nadie recuerda haber tomado una foto de Conchita comulgando pero esa es la foto que salió de la cámara de los hermanos: la foto de la cara de Cobchita mientras tiene la hostia en la boca.
UNA CARTA POSTERIOR
Posteriormente acompañaron a Conchita de regreso al pueblo junto con varias otras personas y le preguntaron sobre el mensaje que le había dado la virgen le preguntaron si era grave y Conchita dijo que no es Bueno.
Y Conchita quedó comprometida de escribírselo y mandárselo por correo, y un par de meses después uno de los hermanos recibió un correo de Conchita con el mensaje.
El correo decía que según la Virgen la copa estaba rebosando, que la virgen quería mucho al mundo y que quería evitar un gran castigo, y que rezaramos todos mucho, sobre todo por los religiosos y los sacerdotes.
Finalmente otra cosa que les llamó la atención a los tres hermanos fue la elevación espiritual extraordinaria con que hablaba la niña que entonces tendría 12 años, quién apenas sabía leer y escribir.
FUENTE: forosdelavirgen.org/
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