Parte 26
Por el Padre Arnold Renz
LA ANTIGUA MISA TIENE INFINITAS GRACIAS
J: Si se tuviera nuevamente los treinta y tres signos de la cruz, que por otra parte están en relación con la vida de Cristo, todo está calculado por adelantado. Es Jesús el que ha organizado todo eso por medio del Espíritu Santo, por el Papa, por su Iglesia. Es El el que lo ha querido. Si se restableciese todo eso, desde el "Asperges me" hasta la oración a San Miguel Arcangel, y se celebrase la misa como Cristo lo ha querido...no quiero decirlo.
E: ¡Di la verdad, Judas Iscariote, tienes que decirla, por orden de la Santísima Virgen! ¡Lucifer, no tienes derecho a molestarle! ¡Tienes que irte!
J: ...entonces se salvaría millones de almas, que no están salvadas, que van a su perdición eterna. El mal proviene de la misa, principalmente de la misa. Había una oleada de bendiciones en la misa, cuando se leía convenientemente. La misa es el factor principal.
La misa y la comunión es lo más grande que hay para vosotros los católicos. Todos los místicos, todas las apariciones de la Santísima Virgen, tienen que cederle el paso. La Santa Misa tiene un valor infinito, un valor inimaginable. El propio Cristo sube al altar con toda la plenitud de gracias que odiamos tanto. En una misa que todavía se celebra bien, tenemos que huír. Tenemos que huír desde el principio, desde el "Asperges me". Hablando figuradamente, lo único que podemos hacer es mirar temerosamente por una rendija. Por el contrario, en la misa moderna, podemos regodearnos completamente, hasta que... No quiero decirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario