John Curry vio a la Virgen cuando tenía 5 años… y a San José… y a San Juan Evangelista. Pero no sería el único vidente. También los vieron otros 14 paisanos en su pueblo natal, Knock (Irlanda).
Después, con 25 años de edad emigró para trabajar en Estados Unidos como obrero ferroviario. Luego, en su vejez, ya con más de 60 años, fue acogido en una casa de las Hermanitas de los Pobres y ayudaba en misa. También estaba encargado de recoger el comedor cada día.
-“Vaya, veo que usted se llama John Curry y es irlandés… ¿No conocerá Knock, donde la Virgen se apareció? ¿No conocerá al John Curry que se le apareció la Virgen?”- le preguntó una de las hermanas consagradas de la casa que por esos días estaba precisamente leyendo sobre la aparición.
-“Ese John Curry es el que ayuda en misa, con usted, cada mañana en esta casa”- le respondió Curry y luego, divertido por el suceso, lo escribió en una carta.
John Curry, el niño que vio a la Virgen, murió en 1943 con 68 años. Era el último de los videntes de Knock. Nació pobre, vivió pobre y murió pobre. Lo enterraron en una fosa sin lápida, en un cementerio comunal propiedad de las Hermanitas de los Pobres en Long Island.
En el silencio está el mensaje… y el milagro
Knock es una aparición peculiar: muchos testigos y ningún mensaje. La Virgen va acompañada, de su esposo y de su hijo-tutor, Juan, el nuevo hombre de la casa, entregado por Jesús al pie de la Cruz: “Hijo, ahí tienes a tu Madre; Madre, ahí tienes a tu hijo”, le dijo. Durante dos horas, bajo la lluvia, ellos estuvieron allí.
En el santuario de Knock explican que el mensaje no son palabras, el mensaje es la presencia. Y buscando esa gracia que se expande poderosa en el silencio del alma, llegó a Knock Marion Carroll hace treinta años. Enferma de Esclerosis Múltiple.
“Hace treinta años … Marion fue sanada aquí en el Santuario de Nuestra Señora. Hoy, la Iglesia reconoce formalmente que esta curación no admite ninguna explicación médica y se une en oración, alabanza y acción de gracias a Dios”, afirmó el arzobispo de Tuam, Michael Near, este 1 de septiembre en cuya diócesis se encuentra el Santuario de Knock.
En el momento del anuncio y entre el enorme número de peregrinos se encontraban la propia Marion Carroll, su marido Jimmy, sus dos hijos y sus cinco nietos.
Completamente paralizada
Marion (imagen adjunta) tiene en estos momentos 68 años, treinta más que aquel septiembre de 1989 cuando peregrinó a Knock y fue llevada en una camilla debido a la esclerosis múltiple que sufría. Allí pidió a la Virgen que la curara e inmediatamente todos los síntomas de la enfermedad desaparecieron.
Esta mujer relata al Catholic News Service cómo vivió aquel día en el que fue curada en este santuario mariano. Recuerda perfectamente que tuvo que ser llevada en una camilla durante aquella peregrinación diocesana porque estaba “completamente paralizada”.
“Yo era doblemente incontinente, estaba ciega de un ojo y tenía muy poca vista en el otro. No podía comer ni hablar bien, y tenía epilepsia”, cuenta Carroll. Además, explica que sentía cómo se iba muriendo, no por la esclerosis múltiple, sino por todas las complicaciones secundarias que provoca esta enfermedad, y especialmente por las infecciones renales persistentes.
Una brisa susurrante
Una vez dentro del santuario, y tras rezar ante la Virgen, se produjo la bendición de los enfermos y el entonces obispo de Ardgah, monseñor O´Really, la bendijo con la custodia que portaba el Santísimo Sacramento mientras ella estaba en su camilla.
Esta mujer recuerda que “cuando me bendijo, tuve una hermosa sensación, fue algo magnífico, y luego una brisa susurrante me dijo que si abría las sujeciones de la camilla podría levantarme y caminar”.
Tras la Eucaristía, la entonces joven Marion fue trasldada en su camilla al centro de descanso y de cuidados San Juan en Knock. Ya allí los médicos y las enfermeras quedaron extrañados por la insistente petición de la mujer para que abrieran su camilla. Una enfermera le dijo tiempo después que accedió a ello para que se “tranquilizara”.
“Mi curación en Knock no me pertenece”
Sin embargo, tan pronto como pudo estar sin las sujeciones de la camilla pudo bajar las piernas al suelo. “Me puse derecha y no me sentí agarrotada” a pesar de los años de parálisis, afirma. Además, recuperó la voz perfectamente al igual que el movimiento de los brazos.
Marion confiesa: “Mi curación en Knock no me pertenece. Este es un regalo especial para que la gente sepa que Jesús y María están allí”. En estos momentos, esta mujer colabora activamente en su parroquia, cuida enfermos en el santuario mariano y también acompaña a los moribundos.
Por su parte, el padre Richard Gibbons, rector de de Knock, ha explicado que el anuncio de la curación milagrosa se ha producido “después de muchos años de investigación por parte de un comité médico establecido por el santuario de Knock para examinar el caso, y es esta es la primera curación oficial en los 140 años de historia del santuario”.
La carta de un médico especialista en Aparato Digestivo al comité declaraba que “independientemente de si su condición es orgánica o psicológica, la tremenda mejora desde el momento de su visita a Knock es inexplicable”. Y además añadía que “mi sensación es que su mejoría es muy poco probable que se pueda explicar por la sabiduría médica convencional”.
Material publicado en la web www.portaluz.org obtenido en las fuentes Catholic News Service, Cari Filii y agencias
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