El llamado a la vida religiosa sacerdotal es un
llamado a la santidad nada más. Todo cristiano está llamado a entender que todo
es Gracia y, que nosotros tenemos que darle el fiat a nuestra Salvación,
tenemos que darle el fiat a nuestra conversión. Yo tengo que decirle sí a mi
santidad.
El que busca los votos, el que se va a consagrar,
pues se consagró ¿a qué? ¡Se consagró a la Santidad!
Si yo busco eso tengo que tener en cuenta una cosa: yo tengo que darle el sí a eso, esa llegada a los votos es la llegada al culmen de su fiat. Primero se consagra a su decisión, hay que tomar esa decisión interiormente para dar el fiat en la consagración.
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