Festejar Halloween
puede ser rendir una alabanza al diablo el cual, si es adorado, aunque sea por
una noche piensa que puede reclamar derechos sobre la persona.
Entonces no nos asombremos si el mundo parece ir hacia un cataclismo y si los consultorios y psiquiatras pululan con niños con insomnio, vándalos hiperactivos, de jóvenes obsesionados y depresivos y potenciales suicidas.
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