¿QUÉ ES EL VÍA CRUCIS?
"Vía crucis" son dos palabras latinas cuyo significado podría traducirse como "camino de la cruz". Condenado a muerte y cargado del madero, que había de ser el instrumento de nuestra redención, Jesús hizo este itinerario de dolor desde el pretorio de Pilato hasta el monte Calvario (Mt 27, 22-61; Mc 15; Lc 23; Jn 19). Era el primer Viernes Santo.
Hoy, el recuerdo entrañable de estos momentos de la vida de Jesús se han convertido en oración. El Via crucis es, para muchos cristianos, un ejercicio piadoso lleno de contenido y de cariño agradecido. Consiste en seguir espiritualmente este mismo trayecto, deteniéndose ante 14 escenas o estaciones para meditar los sufrimientos de Jesucristo y unirse interiormente con Él.
Nuestro propósito es ofrecer un instrumento, no sólo para la oración vocal, sino que pueda ayudar a la meditación personal, a la reflexión sobre el misterio de la redención y sobre todo al diálogo intimo con el Señor. Intenta ser un medio para la oración personal o comunitaria, sobre todo en momentos fuertes en que la Liturgia nos invita a asociarnos a la Pasión del Señor, por ejemplo en los viernes de Cuaresma, o el Viernes Santo.
El Via crucis, que aquí proponemos, no contiene las "estaciones tradicionales", sino las que siguió el Papa Juan Pablo II por primera vez en 1991 en el Via Crucis que cada año se celebra el Viernes Santo en el Coliseo Romano.
Las "estaciones" están tomadas de los relatos evangélicos de la Pasión, y han sido suprimidas las que carecían de referencia bíblica precisa.
¿CÓMO SE REZA EL VÍA CRUCIS?
Para ayudar a vivir con fruto estos momentos de especial trato con Jesús, en cada una de las estaciones hemos preparado un esquema concreto:
* enunciado de la estación;
* presentación o monición que encuadra la escena;
* texto evangélico correspondiente, con la cita de los lugares paralelos;
* comentario al pasaje de la Escritura;
* oración que pretende tener un tono de súplica.
Cuando rezamos el Vía Crucis, después del enunciado de cada una de las estaciones, se puede decir:
V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque con tu santa Cruz redimiste al mundo
Después se suele rezar un Padrenuestro y un Avemaría.
Finalmente, antes de comenzar la siguiente estación, y para mover nuestro espíritu de penitencia, de reparación, de asociarnos a la redención de Cristo, podemos decir:
V/ Señor pequé.
R/ Ten piedad y misericordia de mi.
NUESTRA DISPOSICIÓN INICIAL
Vamos a comenzar este rato de oración siguiendo el Via crucis. Acompañamos a Jesús en el camino que recorrió hasta llegar al Calvario. Queremos seguir los pasos del Hijo de Dios que, con su muerte, y su resurrección nos obtuvo la Vida para siempre.
Para poder profundizar y entender la Pasión del Señor, es necesario tener en cuenta estos tres elementos:
* un hecho: "padeció", "sufrió", "murió",
* una finalidad: "por nosotros", "por nuestros pecados", "por nuestra salvación",
* un móvil: "el amor a nosotros", "la obediencia y amor al Padre".
Jesús pasó por el mundo haciendo el bien. Mostró el rostro del amor de Dios a todos los hombres. Toda su vida fue de entrega amorosa, pero quiso rubricarlo de tal forma que no dejara lagar a dadas, y así lo manifestó en los últimos momentos de su vida: "habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo" (Jn 13, 1), hasta no poder más. Si no hay mayor prueba de amor que "el dar la vida por los amigos" (Jn 15, 13), Él nos ha demostrado que es el mejor amigo: padeció y se entregó por nosotros, por ti y por mi.
Nos disponemos a acompañar a Jesús en su camino hacia el Calvario. Estamos llenos de agradecimiento por su amor a nosotros, y al mismo tiempo nos duele haberle hecho sufrir tanto con nuestros pecados. Con estos sentimientos nos preparamos en unos momentos de silencio y oración.
ORACIÓN PREPARATORIA
Jesús, estamos aquí ante Ti, dispuestos a acompañarte en este camino de amor y sufrimiento redentor. Queremos meditar los acontecimientos que viviste tan intensamente y por amor a nosotros: desde la oración del huerto hasta tu muerte y sepultura. Nuestros pecados han sido la causa de tanto dolor. Por eso, te pedimos perdón y prometemos no ofenderte más.
María, Tú que siempre estuviste cerca de tu Hijo, ayúdanos a "tener los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús". Tú, que permaneciste fiel al pie de la cruz, muéstranos el camino de la fidelidad.
(Continua con "Las Estaciones")
FUENTE: EWTN
No hay comentarios:
Publicar un comentario