¿Cómo viven esta experiencia en su oración?
SER TOMADOS
El primer paso debe dar inicio a una oración generosa donde tomemos conciencia de que no somos nosotros los protagonistas, sino más bien es Dios el que toma la iniciativa. No hemos elegido nosotros a Dios primero, no hemos sido nosotros los que hemos decido dedicar un tiempo a la oración. Es el Espíritu Santo quien nos mueve, nos impulsa a querer estar con Él, a entrar en su presencia.
No nos damos libremente, con nuestra voluntad, sino más bien “somos tomados” por Dios y su amor, somos acogidos en su corazón y puestos en su presencia. Nuestra oración es una respuesta a esta iniciativa, es un “dejarse tomar”.
Este ser tomados por Dios nos puede llenar de temor y hacernos pensar: “no soy digno de que entres en mi casa, no estoy vestido dignamente para entrar en tu presencia”. La tentación de querer ser nuevamente los protagonistas en la oración puede volver: “cuando esté listo rezaré”, nos decimos; “yo elijo cuando tengo que rezar; ahora no puedo, vivo en pecado; Dios no me puede escuchar”.
Ser tomados es una bendición porque en esta acción Dios, que todo lo sabe, nos invita a confiar en Él, y así nos lleva a experimentar el amor incondicional. No soy yo el que camino en la oración hacia Dios, es Él mismo como Buen Pastor quien camina conmigo en sus hombros. Soy tomado, cargado, mimado y sanado por esos hombros que más tarden cargarán con la cruz en mi lugar.
“Señor, yo quiero ser tomado en la oración. No permitas que sea ciego a esta experiencia de tu amor. Déjame sentir tu mano que se extiende con cariño cuando hago silencio y acepto tu presencia. Que con humildad me abandone a tu presencia para dejarme hacer como María”. Quiero ser cargado y tomado por tu amor. Quiero en silencio disfrutar de tu alegría y sostén”
FUENTE: servicocatholicohispano.wordpress.com
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